En
2012 Roma continuó siendo ocupada por modernistas y liberales, como en 1988, y
Mons. Fellay quería que “creyéramos lo increíble,” a saber que la situación
cambió para bien. De hecho, después veremos que no es Roma la que ha cambiado,
sino el mismo Mons. Fellay el que ha cambiado. Porque
las apuestas ahí están realmente: lo que Roma prometió con estas negociaciones,
al final del acuerdo práctico es la “zanahoria”, pero el “palo” es ahora la
amenaza de nuevas sanciones si la Sociedad no acepta el Preámbulo Doctrinal. Entonces,
si Mons. Fellay continúa en la misma, vieja, posición doctrinal, eso es, la
posición de Mons. Lefebvre que solía ser, al menos, de alguna manera su propia
posición (al menos en las conclusiones) de Enero de 2012; la Sociedad sería
asegurada de continuar defendiendo la Tradición y la lucha contra los errores
conciliares con verdadera libertad.
(b) La opción de continuar.
Si
Mons. Fellay regresa al proceso de reconocimiento canónico, por la misma razón,
él acepta establecerse a sí mismo como un solicitante: estaría apelando
por un favor de Roma. Así, él estaría en una posición inferior en relación con
sus interlocutores y, consecuentemente, tarde o temprano, sucumbiría a las
demandas de Roma modernista; ¡no las suyas! [1] Esta
segunda opción, de continuar, implica que el Superior General
debe presentar a Roma, necesariamente, un nuevo documento doctrinal.
De
hecho, si él quería obtener la muy deseada regularización canónica a cualquier
precio, debió proceder como el Cardenal Levada le pidió, eso es, aceptando la
sustancia del Preámbulo Roma del 14 de Septiembre de 2011, un documento que él
ya había rechazado. Desde
que oficialmente declaró que el documento de Roma, de 2011, era inaceptable,
por el momento, él ya no podía abierta y honestamente tomarlo de nuevo.
Por
lo tanto la única solución que complacería a Roma, sería la de rescribir la
misma cosa, pero de una manera disfrazada y ambigua, para que todos, i.e.
Roma y los miembros de la Sociedad, queden satisfechos. En otras palabras, él
tendría que rescribir una nueva declaración doctrinal, pero conteniendo los
principios erróneos del Preámbulo de 14 de Septiembre de 2011, que sería
reformulado de una manera que lo haría aparecerse más tradicional.
¿Sabía
o no Mons. Fellay que Roma modernista demandaría algunas concesiones
doctrinales de él, si esperaba un reconocimiento canónico de ellos? Es
difícil creer que Mons. Fellay no previó esto. Especialmente porque no hubo un
acuerdo doctrinal al final de las discusiones doctrinales con Roma. Claramente,
para Roma, estas discusiones no tuvieron otro final más que el de “aclarar las
posiciones respectivas y sus motivaciones,” (Cf. Nota Preliminar) y nada más.
De
hecho, Roma esperó por el final de las discusiones doctrinales para introducir
las demandas doctrinales. Tarde o temprano, era inevitable que las autoridades
Romanas pedirían las concesiones doctrinales de la Sociedad. [2]
Pero, acaso, ¿tiene Mons. Fellay, como Roma, puntos doctrinales no-negociables?
¿Qué es más importante para él: un reconocimiento canónico o la fidelidad a la
doctrina?
(c) La decisión está hecha: ¡Continuemos!
Sabemos
cómo fue tomada la decisión final por Mons. Fellay:
-
Puso de lado su Preámbulo Doctrinal (DP2), fechado
el 30 de Noviembre de 2011; [3]
-
Presentó a Roma su Declaración Doctrinal (DD),
fechada el 15 de Abril de 2012, que fue sólo una ligeramente modificada y
“edición revisada” del Preámbulo Romano del 14 de Septiembre de 2011. [4]
Debemos
tener en cuenta que la primer reacción pública de Roma hacia la Declaración
Doctrinal de Mons. Fellay fue bastante favorable. De
hecho, el Padre Lombardi, cabeza de la Oficina de Prensa del Vaticano, comentó
en Radio Vaticano, el 18 de Abril de 2012, lo siguiente:
“Según testigos que lo han leído, esta respuesta
es muy diferente de la anterior… Se puede decir que ellos dieron un paso hacia
adelante, eso decir que la nueva respuesta es muy alentadora.”
Nótese
que el Padre Lombardi, ciertamente había visto la Declaración de Mons. Fellay,
y eso quiere decir que su testimonio tiene un carácter oficial, que menciona
tres veces su opinión positiva del documento. Así,
dos elementos oficialmente motivaron la decisión de Mons. Fellay para dar una
respuesta favorable a Roma, presentando su Declaración Doctrinal con fecha del
15 de Abril de 2012:
- Un elemento “positivo”: Mons. Fellay afirma
(equivocadamente) que hay “un cambio en la situación de la Iglesia con respecto
a la Tradición.” Este es precisamente el primer argumento que usa para
justificar la solicitud de un reconocimiento canónico por Roma y la
continuación de las discusiones en este sentido. Básicamente: si Roma ha
“cambiado,” ¡también nosotros debemos cambiar! La Sociedad debe poner en
práctica la “nueva posición hacia
la Iglesia oficial.”
- Un elemento “negativo”: el miedo de las posibles
sanciones por Roma. Este es un ejemplo de una típica manipulación. Mons. Fellay
dramatiza la situación y exagera el peligro de las sanciones de Roma para
justificar su elección. (Luego regresaremos a esto)
Nos
debemos cuestionar la seriedad de estas razones oficiales dadas por Mons.
Fellay para seguir adelante hacia un acuerdo con Roma.
La
muy-nombrada “mejoría” de la situación en Roma es claramente inexistente. Así como el miedo de las sanciones de Roma:
desde 1988 ellas no tuvieron efecto en la Sociedad. ¿Debemos temer por
sanciones que no nos importan?Por
lo tanto, las razones de Menzingen para comprometerse son falsas.
Una
cosa es segura: Mons. Fellay quiere, a cualquier precio, hacer un acuerdo
práctico con Roma y está tratando de justificarlo de cualquier forma que él
pueda, sin tacto. Para él, a pesar de sus negaciones, está claro que de ahora
en adelante, el acuerdo práctico precede a la defensa de la fe. Eso
explica por qué él haría serias concesiones doctrinales en su Declaración
Doctrinal del 15 de Abril de 2012.
Como
consecuencia, la Sociedad pagará un costo muy alto por la decisión que
ha tomado Mons. Fellay de presentar su Declaración Doctrinal.
[1] Recordamos que en este momento crucial, Mons. Fellay pidió a la
Sociedad rezar para ser protegidos de un “grave peligro.”
[2] Si comparamos la situación de Mons. Fellay de 2012 con la de Mons.
Lefebvre de 1988, podemos ver que Mons. Lefebvre estaba en una posición
superior durante sus negociaciones con Roma, por su amenaza de consagrar a un
obispo, que hizo mover al Papa y al Cardenal Ratzinger.
[3] Observemos
que siempre ha sido fácil para Roma conceder un reconocimiento canónico de la
Sociedad, (que no les costaría mucho…) siendo que la Sociedad aceptaría el
Concilio y sus reformas, que no son negociables.
[4] Veremos
que Mons. Fellay, en este nuevo documento, hizo serias concesiones
concernientes a la fe Católica. Veremos que este texto, aceptado inicialmente
por Roma, fue la base para preparar la firma del acuerdo con Mons. Fellay el 13
de Junio de 2012. Sin embargo, el acuerdo no fue firmado de último minuto por
razones que luego analizaremos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario