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martes, 7 de marzo de 2023

LA PERSECUCION COMUNISTA DE LA IGLESIA CATOLICA EN CHINA. ( PRIMERA PARTE)


Nota del E. En su momento hable de la Iglesia católica en Rusia en la actualidad, en ese artículo hable de la terrible realidad de la Iglesia católica en ese país. La Iglesia Católica no existe en Rusia en su lugar esta la Iglesia Ortodoxa cismática. Ahora me encuentro con otra terrible realidad en China en donde me he dado cuenta, por este escrito que cayo en mis manos, de la gran persecución comunista que sufre la Iglesia Católica en China, espero lo disfruten y recemos por los pocos católicos chino.

PRIMERO de octubre de mil novecientos cuarenta y nueve: el comunismo triunfa en China luego de treinta años de lucha encarnizada. A partir de ese momento, la Iglesia Católica se convierte en el blanco de una opresión que pronto habrá de transformarse en persecución.

No es la primera vez que los cristianos chinos sufren por su fe. Menos de cincuenta años atrás y tan solo durante el año de 1900, 191 misioneros y seis mil cristianos fueron masacrados por los bóxers, bajo las órdenes de la emperatriz Cixí. (1)

Pero, bajo el régimen comunista, la persecución toma una forma que sobrepasa a todas las anteriores: la esclavitud. Esclavitud de las almas, esclavitud que pretende someter a la Iglesia misma. Podemos imaginarnos la preocupación de los papas ante los acontecimientos que se desarrollan durante los años cincuenta en eáta nación del Lejano Oriente. De ahí que no sorprenda la asiduidad de las relaciones entre Roma y China. Vale la pena seguir las etapas de dichas relaciones.

Más allá de los datos históricos y fuera de las fronteras de China, ¿Cuál es el alcance de las reacciones de ambas potencias? Eso es lo que pretendemos descubrir en este pequeño trabajo. Comenzaremos por echarle un vistazo a la historia del comunismo en China. Después, estudiaremos las respuestas, las decisiones y las aclaraciones de Roma a lo largo de la evolución de la persecución. Finalmente, analizaremos las consecuencias de las distintas maneras de responder a dichas decisiones.

China, víctima del comunismo

Con el «Movimiento del 4 de mayo» de 1919, la juventud pequinesa se manifestó en contra de la ocupación nipona. Desde ese día, el comunismo fue penetrando poco a poco en China, aprovechándose de la guerra chino-japonesa que habría de marcar al país durante toda la primera mitad del siglo xx.

En 1927, el movimiento comunista chino estuvo a punto de ser derrotado gracias a la victoria del general Chiang Kai-Shek. Sin embargo, durante la Segunda Guerra Mundial, mientras el ejército de Chiang combatía desesperadamente para expulsar al invasor japonés con el apoyo de ingleses y estadounidenses, «los chinos experimentaron la desagradable sensación de verse infiltrados, a lo largo de miles de kilómetros cuadrados, por agentes comunistas obedientes a Moscú. El Partido Comunista de China, al borde de la derrota, había encontrado un nuevo aliado.

en la confusión de la guerra una oportunidad inesperada para un resurgimiento espectacular». ¿Cómo sucedió esto? «Roosevelt confiaba en sus expertos ibid. de Washington en asuntos del Lejano Oriente, quienes le aconsejaban en este tipo de cuestiones. Y el consejo de los “expertos” fue que, para apaciguar a los comunistas, Chiang debía integrar a algunos de ellos en el gobierno y formar una coalición. Era Roosevelt quien financiaba el ejército de Chiang, por lo que su opinión debía ser considerada; Chiang Kai-Shek no tuvo más remedio que aceptar».

En Yalta, la administración de las vías férreas de la Manchuria, las cuales constituían una pieza clave en la estrategia contra Rusia, le fue confiada a una compañía chino-soviética. «Una ibid., p.38 vez que Japón quedó fuera de la jugada, la conquista completa de China por parte de los comunistas fue simplemente una cuestión de meses».

El advenimiento de Mao Tse-tung

El primero de octubre de 1949, se proclamó la República Popular China. Las purgas comenzaron inmediatamente. «En un discurso de junio de 1957, Mao Tse-tung reconoció que, Actualmente entre octubre de 1949 y principios de 1957, más de ochocientas mil personas habían sido “liquidadas” por motivos políticos. ¡Así, sin más!».

Millones de «contrarrevolucionarios» fueron arrestados: algunos fueron ejecutados tras ser condenados por «tribunales del pueblo» en juicios sumarios en los que cualquiera podía denunciarlos públicamente. Otros fueron enviados a los campos de reeducación política.

La reforma agraria eliminó a los terratenientes y pulverizó la agricultura por completo. Se constituyeron cooperativas socializas en las que la tierra expropiada se repartía entre familias de campesinos pobres que no eran otra cosa que los trabajadores de la tierra. 140 hectáreas eran ocupadas por un promedio de 150 familias.

No obstante, estas ejecuciones sumarias (2), expropiaciones y crueldades no constituyeron el acto más grave del nuevo régimen. Ciertamente fueron cosas atroces, pero no fueron sino uno más de los medios para la instauración de un sistema mucho más terrible: la esclavitud moral.

«En tanto que esclavitud moderna, el comunismo es peor que la esclavitud antigua. Primero, porque esta última era un progreso, un relajamiento de las columbres encaminado a una toma de conciencia de los derechos de la persona: en lugar de masacrar a los prisioneros de guerra, se les perdona la vida a cambio de su trabajo. [...] Por otro lado, en la antigüedad, el esclavo era la propiedad personal de su amo: podía ser liberado, podía recibir un trato humano si tenía un amo humano. En el régimen comunista, el trabajador es esclavo de una colectividad, la carta dirigente del Partido, y aún más es esclavo del sistema ideológico, del cual esta carta es, ella misma, el instrumento y la víctima».

El Partido Comunista de China no constituía sino el 2 % de la población total. «Esto no es un fracaso del comunismo. Es su ejecución normal, adscrita a la teoría. El Partido Comunista que detenta el poder es una carta hermética de privilegiados que se reclutan por cooptación. No es una carta hereditaria,

sino sociológica. […] El Partido Comunista no es el pueblo, ni quiere serlo. El Partido Comunista es el organismo creado para dominar y explotar al pueblo. Si el pueblo pudiera ser el Partido, el Partido Comunista perdería su sentido y su razón de ser. El Partido Comunista es un sistema cerrado de dominación absoluta».

Muy pronto, las ejecuciones ya no fueron suficientes. Mao puso en práctica el lavado de cerebro. «¿De qué sirve, decía él, matar a los seres malvados? Siempre habrá más. La única solución, insistía, es curar el pensamiento: mejor que el cuerpo, podemos sanarlo. La experiencia prueba simplemente que los cerebros no han sido bien lavados. Debemos recomenzar y ampliar. Y esta purificación espiritual irá acompañada de un trabajo físico intenso que volverá humilde a la gente y destruirá su individualismo culpable».

El estallido de la persecución

El sistema de control e información de los engranajes sociales, incluso de los menores, tomó la forma de una persecución abierta en contra de la Iglesia Católica: desde el mes de agosto de 1950, el Comité Central del PCC (Partido Comunista de China) declaró que los cristianos eran una fuerza potencial de espionaje de las operaciones imperialistas 3.

A partir de 1951, los sacerdotes fueron arrestados en masa, se desataron campañas de difamación contra las religiosas, los sacerdotes extranjeros fueron expulsados. En ciertas provincias (por ejemplo, en Cantón), se gravó con un impuesto excesivo a todos los edificios religiosos: obispados, seminarios, templos, presbiterios...

En 1952, todos los misioneros católicos fueron expulsados, con excepción de un obispo estadounidense, monseñor James Edward Walsh, quien, de cualquier manera, fue falsamente acusado de ser un espía 4.

Muy pronto, a esta persecución de la esclavitud se sumó, para la Iglesia, el hecho de ser reducida al silencio: «La Iglesia puede decir que no acepta la ideología atea del comunismo. La Iglesia del silencio puede hablar de esto largo y tendido. Ello no le causa ninguna molestia al comunismo: está en conformidad con lo que el mismo comunismo dice y con lo que el comunismo quiere que se diga y se enseñe. Pero esta Iglesia está completamente sumida en el silencio porque no puede repetir y transmitir públicamente la enseñanza fundamental que se resume en las palabras de Pío XII: Rechazamos el comunismo como sistema SOCIAL, en virtud de la doctrina CRISTIANA.

»La Iglesia del silencio puede decir que cree en Dios, a condición de que no distraiga a sus fieles de colaborar en la edificación del régimen económico y social que es el fundamental propósito ateo del comunismo. [...]» “El comunismo es un ateísmo, pero es un ateísmo cuyo propósito particular no es destruir la fe principalmente a través de medios ideológicos (aunque también lo hace): su propósito particular es destruir la fe atacándola en el terreno de la organización social y la civilización (Divini Redemptoris, (3)».

 El Movimiento de las Tres Autonomías

Es difícil identificar el origen de este potente movimiento que tomó el nombre de Movimiento de las Tres Autonomías. Surgido hacia finales de 1950 con el apoyo de Su Dingyi, jefe del Departamento de Propaganda del PCC, este movimiento pretendía asegurar la independencia y supervivencia de las comunidades protestantes en China. Sus tres objetivos oficiales eran permitir que los protestantes se mantuvieran ellos mismos (rechazando financiamiento del extranjero), que se gobernaran ellos mismos (rechazando la dirección del extranjero) y que se propagaran ellos mismos (rechazando la difusión de la fe por parte del extranjero): de ahí el nombre de las tres autonomías. El principal dirigente del Movimiento fue un eminente ministro protestante, Wu Yaozhong, quien fue sospechoso de haber sido un miembro secreto del PC antes de la revolución de 1949. Hoy en día, se considera que el Movimiento de las Tres Autonomías es uno de los grupos protestantes más fuertes del mundo.

En realidad, el Movimiento estaba destinado a matar dos pájaros de un tiro: en primer lugar, alimentar entre los cristianos el sentimiento de hostilidad con respecto a las influencias extranjeras en materia religiosa y, en segundo lugar, «indigenizar» a las comunidades cristianas.

Los católicos vieron en la creación del Movimiento de las Tres Autonomías una potente arma que se erigía contra ellos.

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1. Bóxers es el nombre con el que se le conoce a la sociedad secreta china de los Puños de la justicia y de la concordia, quienes, en el siglo xix, fueron la vanguardia de la lucha contra la influencia occidental y el cristianismo en China. El 14 de julio de 1900, una coalición de fuerzas francesas, inglesas, alemanas, italianas, austríacas y rusas obligó a huir a la emperatriz Cixí junto con sus bóxers.

2. Se estima que Mao Tse-tung fue culpable de masacrar a casi sesenta millones de víctimas en China. Jean Madiran, La vieillesse du monde, NEL, 1966, pp. 46 &

- 3. Boyao Zhang, Crosses, hammers, and sickles: Sino-Vatican Relations between 1949 and 1989, McGill University 2015.

4. Cindy Yik-yi Chu, Chínese Catholicísm: An OverView, en Catholicism in China, 1900-present, Paígrave Macmillan, 2014.

Jean Madiran, op. cit., pp. 63 & 65

Pío XII, Radiomensaje de Navidad igs¡

5. Véase eéte tema en Beatrice K. F. Leung & William T. Liu, The Chínese Catholic Church in Conflid: 1949-2001, Universal Publishers, 2004, p. 95 & passim.

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