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viernes, 18 de noviembre de 2022

«Luz a los vivos por la experiencia de los difuntos (o almas del purgatorio)».


 

INTRODUCCION

 

Tomado del Manuscrito del Purgatorio

Este Manuscrito ha sido revisado por varios sabios Teólogos como no conteniendo nada contrario a las enseñanzas o a los dogmas de la Doctrina Católica. Le publicamos por demás como un documento puramente histórico y con todas las reservas prescritas por la Santa Iglesia, según el Derecho Urbano.

Autenticidad del Manuscrito

La autenticidad no deja duda. Resulta, en efecto, de testimonios ciertos y acordes debidamente comprobados que una Religiosa de un convento de V. Hermanas D. J. C., fallecida en el 11-V-1891, oyó de pronto cerca de sí prolongados gemidos. Espantada, exclamó:

—¡Oh! ¿Quién sois, pues? Me dais miedo, sobre todo no os aparezcáis a mí. Pero decidme quién sois.

A estas palabras nadie respondió, pero los lamentos y gemidos continuaron cada vez más cerca. En vano la pobre Hermana multiplicaba oraciones, comuniones, Viacrucis y rosarios; los gemidos no cesaban y permanecían siempre tan misteriosos. Al fin, el domingo, 15 de febrero de 1874, una voz bien conocida se dejó oír: «No tengáis miedo, no me veréis en mis sufrimientos. Soy la Hermana M. G., joven religiosa fallecida a los 36 años, el 22-XII-1871, víctima de su abnegación». Y el alma en pena hizo saber a su antigua compañera, de la que había con demasiada frecuencia despreciado en otro tiempo los consejos, que la multiplicaría sus visitas para ayudarla a santificarse porque entraba en los designios de Dios que fuese ella, Hermana D. J. C., quien por la santidad de su vida debía aliviar y finalmente libertar a la que en otro tiempo había ejercitado tanto su paciencia.

La respuesta estaba dada, pero no tuvo por efecto calmar a la que la había recibido. La Hermana M. D. J. C. suplicó a su visitadora que desapareciera y no volviese más. Pero inútil; le fue respondido que debía sufrir todo el tiempo querido por Dios lo que tanto temía.

Y así fue que durante varios años se establecieron entre el alma de Hermana M. G. y la Hermana M. D. J. C. las misteriosas relaciones que esta última dejó relatadas desde 1874 en el precioso manuscrito que tratamos de publicar.

Valor del Manuscrito

Su valor se funda o proviene de:

Primero, de la misma persona Hermana M. D. J. C. Todos los que la conocieron atestiguan unánimes, sin que haya una nota discordante, que esta Hermana no cesó jamás de practicar las virtudes cristianas y religiosas hasta el heroísmo.

Directora de pensionado, ejerció sobre sus educadoras tal influencia sobrenatural que todas las vigilantes, que son aún numerosas, la calificaban de Santa, confesando sencillamente que con sus palabras y acciones las impresionaba mucho más de lo que hubiera podido hacerlo y viven todavía de su recuerdo. Apresurémonos a añadir que todos los testigos de su vida reconocen con unanimidad conmovedora que estaba dotada del juicio más recto; en ella se reflejaba el entendimiento más vivo y cultivado, el más perfecto equilibrio y el mejor criterio.

En calidad jamás deseó los caminos extraordinarios; antes, al contrario, hizo todo lo posible por evitarlos. El manuscrito da fe de ello hasta el fin. La hermana, puesta en todo lo que se veía obligada a oír, alegaba que era diabólico, declarando que la contrariaba mucho salir de la vida común, ella que tanto deseaba ser como todo el mundo y pasar desapercibida. En fin, aunque protestando contra las visitas que recibía, Hermana M. D. J. C. aprovechó ampliamente para su adelanto espiritual. Sus notas de retiro son una segura garantía de ello, y sobre todo el testimonio unánime de todos aquellos que la conocieron y la han visto vivir y obrar.

Segundo, de la autoridad de los testimonios recibidos. En primer lugar, debemos declarar que la hermana M. D. J. C„ lo sabemos con certeza, tenía felizmente a su director, el R. P. Prisel, de los PP. de Pontigue, estando el Superior General de su congregación al corriente de todo cuanto la concernía. El señor Canónigo don Eloy, Superior del gran seminario de Bayona y promotor de la fe en los procesos canónicos para la Beatificación y Canonización de Santa Teresita del Niño Jesús; el señor Canónigo Santiez, censor oficial de libros en el Pontifical Reglamento de vida sacerdotal. Un eminente profesor de teología mística, cuyo anónimo debemos respetar por razones completamente independientes del asunto que nos ocupa, pero de quien podemos bien decir que sus hermosas obras merecieron estos elogios de Su Santidad Pío X. Los hombres ¡lustrados rinden impuesto homenaje a nuestra ciencia y a nuestra experiencia de 1908. Después de un maduro examen del Manuscrito, estos señores no han titubeado en declarar que no contenía nada contrario a la fe, nada que no estuviera perfectamente de acuerdo con los principios de la vida espiritual, en fin, que no fuera edificante.

 

Texto del Manuscrito

 

Madre Superiora está en el Cielo desde el día de su muerte porque sufrió bien y era muy caritativa. Si fueseis perfecta como Dios lo quiere, ¡cuántas gracias os concedería! Dios os quiere más santa que muchas otras.

El señor Cura L; está en el Purgatorio porque le gustaba demasiado dar ejercicios y predicar en todas partes... Eso estaba bien, pero descuidaba su Parroquia.

Dios recibirá lo que hagáis por todas las almas del Purgatorio como si lo hicieseis por una sola, con tal de qué dirijáis vuestra intención. El Vía Crucis es el mejor sufragio después de la Sarita Misa.

El silencio mayor bien guardado, porque yo con frecuencia he faltado a él.

No puedo dar ninguna señal exterior. Dios no lo permitiría, he sido demasiado culpable. Porque os hice sufrir D¡os quiere que seáis vos quien roguéis por mí. Podéis también decirlo a Hermano X, a quien también hice sufrir, y a Madre Superiora, a la que también hice sufrir... Si pudiera hacer decirme algunas Misas, algunos rosarios por mí... Vuestras meditaciones bien hechas, porque yo no hacía nada en ellas.

Vuestro oficio bien rezado, porque yo no lo hacía bien: Un gran recogimiento en todas partes, porque yo siempre llevaba la vista levantada para ver todo lo que no debía. Aspiraciones y una gran sumisión a Madre Superiora, a quien tanto hice sufrir. ¡Pobre Madre Superiora! (repitiendo estas últimas palabras diez o quince veces). ¡Ah, sí supierais lo que sufro! Rogad mucho por mí, os lo suplico, porque sufro extremadamente por todas partes. ¡Oh, Dios mío, ¡qué misericordioso sois! ¡Ay, no se figuran lo que es el Purgatorio!

Es preciso ser buena y tener compasión de las almas. ¡Es tan hermoso el Cielo! ¡Y tanta distancia del Purgatorio al Cielo! ¡Algunas veces nos llega como un eco los goces que gustan los bienaventurados en el Cielo! Pero es casi un castigo, porque nos procura una grande ansia de ver a Dios. En el Cielo la luz pura; en el Purgatorio, las profundas tinieblas.

Dios os ama más que a muchas otras. ¿No os ha dado pruebas de ello?

Madre E. está en el Cielo. Era una persona culta y muy interior. ¡Pero yo no soy el diablo! Soy Hermana G. Os molestaré hasta que esté en el Cielo. Después, a mi vez, rogaré por vos. Si bien ya puedo rogar desde ahora y lo haré todos los días. Veréis si las almas del Purgatorio son ingratas.

Las más culpables no ven a la Santísima Virgen. Cuando se libra un alma del Purgatorio, es un gran gozo, aún para el mismo Dios. Lo que habéis leído en los libros tocante a esto, es muy cierto. Tendré un poco de alivio el día de Pascua. Si vigiláis cuidadosamente sobre vos misma, Dios os concederá gracias que no ha concedido todavía a nadie. Podéis rezar vuestro Salterio por varias a la vez, con tal de que vuestra intención vaya dirigida como si pudierais rezarlo por cada una en particular y recibirán como si fuese dicho por cada una de ellas.

Hay en el Purgatorio una penitencia especial para las religiosas que han hecho sufrir a su Superiora. Para ésas el Purgatorio es terrible, vendrán conmigo y verán el castigo que sufrirán también.

1874. 24 de mayo, segundo domingo después de Pascua.

Id lo más a menudo que podáis mañana delante del Santísimo Sacramento. Como yo os acompaño, tendré la felicidad de estar cerca de Nuestro Señor. Sí, eso me alivia (Anunciación). Ahora estoy en el segundo Purgatorio. Desde mi muerte estaba en el primero, donde se sufre tan grandes dolores. También se sufre mucho en el segundo, pero mucho menos que en el primero. Sed siempre un apoyo para vuestra Superiora Mayor.

Estoy en el segundo Purgatorio desde el día de la Anunciación de la Santísima Virgen. También ese día la vi por la primera vez, porque en el primero no se la ve. Su visita nos anima, luego esta buena Madre nos habla del Cielo. Mientras la vemos, parecen disminuir nuestros sufrimientos. ¡Oh, si tengo deseos de ir al Cielo! ¡Ay!, qué martirio sufrir desde que conocemos a Dios.

Escuchad bien lo que voy a deciros. Dios tiene grandes gracias para concederos, quiere salvéis muchas almas. Si por vuestra conducta ponéis obstáculos a sus designios, tendréis que dar cuenta de todas esas almas que hubierais podido salvar. Es verdad que no sois digna de ello, pero puesto que Dios permite todo eso... Él es dueño de conceder sus gracias a quien quiere.

Hacéis bien en rogar y hacer rogar a San Miguel. En la hora de la muerte es una dicha haber tenido confianza en algunos Santos, a fin de que sean nuestros protectores cerca de Dios en aquel terrible momento. No temáis recordar a todas vuestras hijas las grandes verdades de la fe, las almas tienen necesidad con frecuencia de ser instruidas, ahora más que nunca. No viváis más que para Dios. Procurad su gloria en todas partes. ¡Cuánto bien podéis hacer en las almas! No hagáis nada más que por agradar a Dios. Antes de cada acción, recogeos un momento dentro de vos misma, para ver si lo que vais a hacer le será agradable. ¡Todo por vuestro Jesús! ¡Oh! ¡Amadle mucho! Sí, yo sufro, pero mi mayor tormento es no ver a Dios. Es un martirio continuo que me hace sufrir más que el fuego del Purgatorio.; Si más adelante llegáis a amar a Dios como Él quiere, experimentaréis un poco lo que es languidecer por el deseo de unirse al objeto amado: al buen Jesús. Sí, vemos algunas veces a San José, pero no con tanta frecuencia como a la Santísima Virgen.

Es preciso que os hagáis indiferente a todo lo que no sea Dios. He ahí cómo llegaréis a la cima de la perfección a que Jesús os llama. 

CONTINUARA...

1 comentario:

  1. Muchas gracias reverendo Sacerdote, que bien que nos hace este gran favor, de darnos a conocer tan valiosa información. DIOS lo bendice... Que hermosa enseñanza..a obrar bien. Con amor...y caridad.,

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