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sábado, 12 de junio de 2021

¿PUEDE LA IGLESIA CATOLICA EXCOMULGAR A UN PAPA POST MORTEM? SI Y DEBE HACERLO.

 

PAPA HONORIO 1

Nota. Los párrafos serrados entre corchetes son de autor de este escrito, por un lado, son aclaratorios y, por otro, dan a conocer la gravedad de los “acuerdos” que con el enemigo se hacen y, como siempre, terminan mal en esta materia y hacen referencia directa a la Neo Fraternidad. También podemos incluir en el mismo rango a la Fraternidad San Pedro, a la congregación de Sn Juan María Vianey de Campos Brasil entre otras. Donde queda comprobado la inutilidad de estas acciones y el mal tan grande que acarrea a la cristiandad. Renunciar a seguir a Nuestro Señor Jesucristo es recibir aquella lapidaria sentencia: “El que no está conmigo esta contra mí, y el que no amontona conmigo desparrama” regla suprema de discernimiento para tener en cuenta. Sellan estas reglas de discernimiento aquellas memorables palabras del Príncipe de los Apóstoles cuando los sacerdotes fariseos les prohibieron predicar en el nombre de Jesús, San Pedro dijo: “Es preciso obedecer a Dios antes que, a los hombres, sirvan estas advertencias para que comprendáis la posición de San Sofronio Obispo valiente que, en su tiempo, se enfrentó al Papa Honorio I.

A) INTERVENCION DIVINA EN LA CRISIS DE LA IGLESIA (C. 1)

 ¿Porque este título? ¿Fue elegido al azar o es algo providencial, para estos momentos? No hace mucho el mundo “católico” estuvo de fiesta porque, por fin, la Roma modernista y no la verdadera Roma Católica, “canonizó” a dos verdaderos promotores de la madre de todas las herejías, el Modernismo. Pero no fue motivo de alegría sino de profunda tristeza e impotencia para la verdadera Iglesia o, si se quiere, la Iglesia visible tan atacada y disminuida que a nuestros ojos parece que pareciera desaparecer de la faz de la tierra, pero nunca para quien las promesas se cumplen al pie de la letra porque es Dios la verdad absoluta, la omnipotencia y la justicia divina por excelencia, justicia que, sin duda, tarde o temprano se manifestara con todo su poder y grandeza. No tengo duda de eso.

Nuestro Señor en el pasado suscitó verdaderos defensores del catolicismo siempre que la esposa virginal de Nuestro Salvador, la Iglesia por Él fundada, se vio en peligros muy serios para defenderla de sus agresores físicos y morales. Sin embargo, lo sucedido el 27 de abril del presente año muchos podrán decir que no tiene parangón dentro de la Iglesia de siempre. Afortunadamente no es así, siempre la Providencia Divina tiene un as bajo la manga y lo muestra en su momento oportuno no antes ni después porque para Ella no existe el tiempo, según lo define Santo Tomas; “El tiempo es según un antes y un después” (quien esto acota es el autor o cuando menos el porta voz de los variados artículos que, sobre la pasión del Señor, hizo llegar para vuestra meditación en esta pasada semana Santa). Como dije más arriba hablando sobre las “canonizaciones” de estos dos portentos del liberalismo y modernismo actual dentro de la Iglesia ocupada, cuenta con un antecedente en el Papa Honorio de triste memoria que en el año del Señor 650 apoyó la herejía Monofisita arrastrando consigo a una parte considerable de la cristiandad de aquellos tiempos. ¿Cómo sucedió eso?, he aquí la historia estimado lector.  

1) Grandes méritos y cualidades del Papa Honorio

Vamos a referirnos al serio conflicto ocurrido en los tiempos del Papa Honorio siendo de capital importancia, sobre todo en este mes de abril de 2014, que todos los, clérigos y laicos tengan conocimiento de los medios extraordinarios que Nuestro Señor Jesucristo ha utilizado, para salvar a su Iglesia de sus peores crisis, incluso cuando todo parecía ya humanamente perdido. Este ejemplo fortalecerá a nuestros lectores en estos tiempos aciagos donde la herejía modernista, “madre y cloaca de todas las herejías”, como en su momento lo dijo San Pío X y les mostrara cuales han sido, en crisis tan graves como la actual que la venimos padeciendo desde 1960, los medios de salvación señalados por Dios. 

El Papa Honorio fue elegido por el clero y el pueblo de la ciudad de Roma, pues como es sabido en la elección del Papa ha habido en la Iglesia a través de su historia, distintos sistemas, todos los cuales han sido legítimos. Su Santidad el Papa Honorio I fue tan hábil político como Paulo VI y fue también magnífico administrador de los asuntos de la Iglesia, desplegó gran celo en la conversión de los habitantes de las islas Británicas continuando la obra de San Agustín, liquidó el cisma provocado por el Patriarca Fortunato que siguió los pasos del surgido en tiempos del Papa Virgilio, deponiendo de su cargo al mencionado jerarca cismático, y como lo han hecho la mayoría de los Papas, combatió las conspiraciones de los israelitas contra la Iglesia de Cristo, dirigiendo una carta al concilio de Toledo, muy elocuente a este respecto, y siendo también su epitafio que contenía las siguientes frases: “Judaicae gentis sub te est perfidia victa Sic unum Domini redis ovile nium”.

 2) La unidad de los cristianos, deseada por Cristo y por su Santa Iglesia

 Fue el noble fin de la unidas de los cristianos, el que en esta ocasión dio inicio a una crisis de gravísimas proporciones. La herejía de los “Monofisitas”, que afirmaban que siendo Cristo Nuestro Señor una sola persona, tenía también una sola naturaleza (La doctrina común de la Iglesia es afirmar con San Atanasio una persona y dos naturalezas: la divina y la humana en una sola persona Jesucristo), había sido ya condenada por la Santa Iglesia y vencida en la Cristiandad, quedando solamente algunos núcleos heréticos minoritarios, aunque de cierta fuerza, dirigida por los obispos aferrados a la herejía.

Esta lamentable situación hizo ver a todos la necesidad de hacer un esfuerzo supremo a favor de la unidad de los cristianos y de la Santa Iglesia, UNIDAD DESEADA POR EL MISMO CRISTO Y POR TODOS LOS QUE SOMOS FIELES A SU DOCTINA, DICHA UNIDAD ERA EN ESOS TRAGICOS MOMENTOS DE MAYOR URGENCIA EN VISTA QUE LA CRISTIANDAD SE HALLABA EN PELIGRO ANTE LA INVASION AL IMPERIO ROMANO DE ORIENTE por los persas, dualistas y paganos, que iban conquistando una tras otra las provincias del este de África cometiendo las atrocidades más horribles contra los cristianos y destruyendo las iglesias y monasterios. 

  3) Pero la unidad de los cristianos no debe intentarse adulterando o negando, la divina revelación para ceder a los caprichos de lo herejes de ese tiempo.

Ante el avance arrollador de los persas, la unidad de los cristianos ERA UN ASUNTO VITAL. Pero desgraciadamente, cuando este objetivo no se busca por los verdaderos caminos, en vez de obtenerse la anhelada unidad deseada, se ha provocado una mayor discordia y una desunión todavía mayor que la que existía cuando se inició el noble intento. Y eso fue lo que lamentablemente ocurrió en el caso que nos ocupa por traer a la unidad a ciertos núcleos heréticos, se provocó un cisma y una nueva hernia, que desgarró a la Santa Iglesia en el curso del siglo VI, y que provocaron MUCHO MAS DESUNION QUE LA QUE SE QUERIA SUPRIMIR.

Ante los avances inminentes de los persas, el emperador Heraclio, que acababa de tomar el trono, se encontraba desmoralizado ante una situación que agravaba, por el hecho de que los herejes monofisitas en Egipto habían facilitado los triunfos de los invasores persas. Entonces surgió el Patriarca Sergio de Constantinopla, como el hombre que trabajó incansablemente por inyectar ánimo al desmoralizado emperador y empujarlo a una acción eficaz, para defender al cristianísimo imperio, conduciéndolo un día a una Iglesia, según refiere la tradición, donde hablándole de Dios, le exigió el juramento de morir por la defensa de la cristiandad y el imperio; operándose con esto un cambio en Heraclio, que inició inmediatamente una serie de campañas victoriosas para recuperar los santos lugares y recobrar de los persas las vastas regiones que habían capturado, pero al mismo tiempo, movido el combativo Patriarca, por el imprudente celo de obtener la Unidad de los Cristianos, concibió la idea de que esta solamente podría conseguirse  mediante el dialogo (mediante el cambio de impresiones, negociaciones y términos que equivalen al dialogo actual de la Neo- Fraternidad empleando este término que más se adapta a nuestros tiempos), con los herejes y concesiones que hicieron a estos, mediante una fórmula de transacción llamada por él formula de conciliación, que parecía justificarse, ante el nuevo peligro de la invasión musulmana que se gestaba en el sur(Debemos acotar que primero fue el Vaticano II quien inicio estos diálogos inter religiosos con los actuales herejes y cismáticos, recomiendo el libro: “El Rin desemboca en el Tíber”)

ESO DE CREER QUE LA VERDAD REVELADA, PUEDE SER OBJETO DE DIALOGO, PARA REALIZAR CON ELLA TRANSACCIONES, como con cualquier asunto político, lejos de conseguir la unidad tan deseada, ha traído siempre, por castigo de Dios, nuevas herejías y todo género de males, ya que la verdad revelada por Dios no puede ser modificada por los hombres ni ser objeto de componendas. Dios ha castigado siempre estos gestos de debilidad o de oportunismo de algunos grandes jerarcas eclesiásticos, permitiendo que ocurran mayores conflictos a la Santa Iglesia, que aquellos que con estos diálogos y transacciones se querían liquidar, quizá para hacernos ver a todos que la Divina Revelación no puede ser objeto de componendas humanas ni se puede negociar como algo humano ignorando tendenciosamente su origen divino, “No hay unión entre la verdad y el error” ni entre “La luz y las tinieblas”

El patriarca Sergio, que demostró con hechos su gran celo por defender la Cristiandad, pensó que podría lograr la adhesión de los herejes monofisitas, a la Iglesia Católica, mediante el diálogo y concesiones mutuas que hicieron varias partes y la adopción de la fórmula de compromiso: que consistía en aceptar en Jesucristo una persona con dos naturalezas; la humana y la divina, pero una sola energía o voluntad (y aquí está el error) es decir, admitía solo la voluntad divina en detrimento de la voluntad humana cuando en realidad como Hombre-Dios. Contra este error el Concilio de Letrán declara: “Las dos voluntades están coherentemente unidas, es decir, la humana y la divina en virtud de sus dos naturalezas” (Dz 263) o “Si alguno, siguiendo a los criminales herejes, confiesa una sola voluntad de Cristo Dios nuestro y una sola operación, destruyendo la confesión de los Santos Padres y rechazando la economía redentora del mismo SALVADOR, sea condenado (Dz 265) “Si algún, siguiendo a los criminales herejes, no obstante haberse conservado en Cristo Dios en la unidad substancialmente las dos voluntades y las dos operaciones, la divina y la humana, y haber sido así piadosamente predicado por nuestros Santos Padres, confiesa contra la doctrina de los Padres UNA SOLA VOLUNTAD Y UNA SOLA OPERACIÓN SEA CONDENADO (Dz 266) La herejía consistió en negar en Cristo Dios las dos voluntades y las dos operaciones afirmando erróneamente una sola voluntad y una sola operación. Herejía a la que se denominó monotelita y la monofisita sostenía que la existencia de Cristo en una sola naturaleza y no dos y en esto consistía la herejía monofisita, podrían unirse a la ortodoxa, pero se incurrió en una más grave herejía, que en el fondo era el mismo monofisismo con otro aspecto. Y ocurrió que la famosa fórmula de transacción, si bien logró atraer a la mayoría de los monofisitas, fue insuficiente e inaceptable para otros.

 4)  Patriarcas y Obispos se adhieren a la herejía MONOTELITA que avanza sin resistencia entre el episcopado. 

 Lo más grave de todo, fue que el emperador Heraclio, sobre quien el Patriarca de Constantinopla tenía influencia decisiva, aceptó con gusto la llamada fórmula de reconciliación y la hizo suya, puso en su apoyo toda la fuerza imperial, siendo atraídos a la nueva herejía. la nueva herejía consistía en afirmar lo dicho renglones arriba en una solo VOLUNTAD EN Jesucristo y una sola operación esta era la DIVINA en detrimento de la humana.  Plegándose a las presiones del emperador y del Patriarcado un numero cada día mayor de obispos, entre ellos el Metropolitano de Laica, Atanasio de Antioquia, Faran de Arabia, y otros.

El patriarca Sergio logró que el emperador nombrara a Ciro de Fasis, para ocupar el Patriarcado de Alejandría, al quedar vacante este, con lo que los partidarios de la nueva herejía controlaban las sedes más importantes de oriente, tomando proporciones gigantescas esta nueva herejía, sin haber logrado la tan ansiada anhelada unidad de los cristianos, sino más bien, acrecentando la discordia y la división, en forma más aguda y peligrosa.

Desgraciadamente, como en el caso de la herejía arriana, fueron los obispos los primeros en claudicar y abrazar la nueva herejía arrastrando en su traición al clero de su diócesis, además, como en otras crisis de la Iglesia, lo primero que hicieron los jerarcas herejes fue la promoción de obispos herejes para que ocuparan las sedes vacantes y demás puestos claves. Clérigos herejes que contribuyeran a propagar la herejía; sin la menor resistencia de los obispos, faltando con esta acción, gravemente a sus deberes para con Dios. (¡Que enorme relación, parecido y que actualidad tiene esta herejía con la herejía modernista de nuestro tiempo actual!) En medio de esta tormenta, el Papa Honorio I, convencido de la necesidad de lograr la unidad de los cristianos, había sufrido el impacto de los argumentos del Patriarca de Constantinopla y se encontraba en actitud vacilante, sin condenar la nueva herejía, que era apoyada por la gran parte de la jerarquía y el silencio del Papa, iba controlando cada vez más a la cristiandad. (Silencio, complicidad, traición y convicción encontramos en los Pontífices con respecto a esta monstruosa herejía modernista a los Papas desde Juan XXIII hasta el actual Francisco, no nos engañemos Benedicto es tan hereje y aun mas que Francisco, como dice el dicho: “tan malo el pinto como el colorado)

En realidad, lo que provocaba las vacilaciones del Papa, eran motivos de alta política, pero relacionados íntimamente con la salvación de la cristiandad. Los mismos motivos que inspiraron al Patriarca Sergio y al emperador Heraclio, o sea, lograr a toda costa la unidad de los cristianos para impedir que una división interna facilitara el avance de los musulmanes, que de llevarse a cabo causaría un gran desastre al catolicismo. No se trata de justificar a un Papa sobre quien recayó tremenda excomunión de un santo Concilio Ecuménico, ratificada por un Papa Santo; sino simplemente hacer honor a la verdad histórica, la cual demuestra que los móviles de ese vicario de Cristo en la tierra fueron bien intencionados, aunque se hayan desencadenado en una actuación equívoca, que dio motivo justificado a un terrible anatema post mortem. 

 CONTINUARA...

 

 

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