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miércoles, 24 de junio de 2020

TRATADO DE LA CONFIANZA CRISTIANA CONTRA EL ESPIRITU DE PESIMISMO Y DESCONFIANZA Y CONTRA EL TEMOR EXCESIVO.


Jesús Abogado y Juez (Juan 12:47-48) - Mundo Bíblico: El Estudio ...

EL JUICIO PARTICULAR

IV. Faltar a la confianza en Dios, según los Padres, es una especie de idolatría.

2. Más los que están siempre agitados por la desconfianza y las inquietudes, mirando a Dios como un juez severo que solo tiene rigor y justicia y es inexorable en las menores faltas (como que si no buscase nada más ocasiones para perder a los hombres), se forjan también otro ídolo en sí mismos por la falsa idea que se forman del Dios verdadero, porque Él es muy diferente a como ellos se lo imaginan. Si es infinitamente justo, es también infinitamente bueno. Castiga, si, a los que perseveran en sus pecados, porque es justo; pero perdona a todos aquellos que se convierten, porque es bueno. Castiga y tiene misericordia; pero con esta diferencia, que castiga con repugnancia y porque le obligan a ello, y perdona, a nuestro modo de hablar, por su propio genio: De nostro justus, dice un Padre de la Iglesia, de suo misericors. No encuentra en sí, sino en nosotros, el porqué de su justicia; pero encuentra sino en sí y en fondo infinito de su bondad los motivos que le hacen ejercitar su misericordia: porque perdonando y teniendo misericordia es como luce de manera particular su omnipotencia. "Deus, qui omniptenctiam tuam parcendo maxime, et miserando manifestas[1]" ¡"Oh, cuán grande es la misericordia del Señor! Y su bondad en perdonar a los que se convierten a él, porque no todo se puede encontrar en los hombres[2]": Porque los hombres no son perfectos y, por lo tanto están llenos de defectos y pecados. "Tanto como el cielo se eleva sobre la tierra, otro tanto afirma su misericordia sobre los que le temen. Tanto como el oriente está separado del occidente, tanto ha alejado de nuestras iniquidades. Así como un padre tiene una tierna compasión de sus hijos, así el Señor se compadece de los que le temen; porque él mismo conoce la fragilidad de nuestro origen, y se ha acordado que nosotros somos polvo, pero la misericordia del Señor es ab aeterno, y se mantendrá eternamente sobre los que le temen[3]"
   3. Luego los que le temen y se esfuerzan en testificar su fidelidad, huyendo de todos aquellos pecados que matan al alma de un golpe, y que no obstante por los pecados, que los más justos no pueden enteramente evitar entre las tentaciones de esta vida, están con turbación, con espanto, con desconfianzas perpetuas; ¿no deben temer el forjarse un ídolo por la falsa idea que se forman del Dios verdadero? San Juan dice[4]: "que el que no ama, no conoce a Dios: es igualmente cierto decir, que el que no espera, no conoce a Dios. "Todos aquellos que no quieren convertirse a Dios, o que no estando ya convertidos no esperan en su misericordia, no le conocen: porque sin duda no permanecen en esta desconfianza, sino porque se representan a Dios como duro y severo, siendo a mi misma piedad, como duro e inexorable, el que está lleno de misericordia; como cruel y terrible, el que es infinitamente amable: y en esto la iniquidad, según la expresión del profeta, se miente a sí misma y se forma en lugar de Dios un ídolo que no es el mismo Dios[5]"



[1] In offic. Dom. 10 post Pentec.
[2] Eccles.,XVII, 28-29
[3] Psalm. 102
[4] Joann., IV, 8
[5] S. Bern., Serm. 58 in Cant.

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