30 000
soldados estadounidenses están desembarcando en varios países de la Unión
Europea sin observar las medidas sanitarias decretadas por los Estados
miembros de la UE. ¿El alto mando del ejército terrestre de Estados Unidos es
una banda de incompetentes que ponen en peligro inútilmente la vida de sus
soldados o será que estos ya están vacunados contra el coronavirus?
Nuremberg, 3 de marzo de 2020.
El ministro bávaro del Interior, Joachim Herrmann, recibe
–estrechándoles la mano, uno por uno– a los primeros soldados
estadounidenses que llegan a Europa para participar en el ejercicio
transnacional {Defender Europe 20}.
os
ministros de Defensa de los 27 países miembros de la Unión Europea –que cuenta
22 miembros de la OTAN– se reunieron el 4 y el 5 de marzo en Zagreb
(Croacia). El tema central de la reunión no fue cómo enfrentar la crisis del
coronavirus –para lo cual ya se decidió restringir todos los movimientos de la
población– sino cómo favorecer la «movilidad militar».
El
ensayo decisivo en ese sentido es el ejercicio Defender Europe 20 (Defensor de
Europa 2020), programado para los meses de abril y mayo. El secretario general
de la OTAN, Jens Stoltenberg, quien participó en esa reunión de la Unión
Europea, lo definió como «el mayor despliegue de fuerzas estadounidenses en
Europa desde el fin de la guerra fría».
Y ya
están llegando a Europa 20 000 soldados estadounidenses para participar en ese
ejercicio, que contará también con la participación de otros 10 000 militares
de Estados Unidos –que ya estaban desplegados en suelo europeo– y de 7 000
soldados de países miembros de la OTAN, según confirma el US Army Europe (las
fuerzas terrestres de Estados Unidos en Europa). Todos esos soldados «se
esparcirán a través de la región europea».
Las
tropas estadounidenses traerán 33 000 elementos de equipamiento militar, desde
su armamento personal hasta enormes tanques Abrams, lo cual implica el uso de
la infraestructura necesaria para garantizar el transporte de todo ese
material de guerra.
Sin
embargo, hay un problema, subrayado en un informe del Parlamento Europeo en
febrero de este mismo año:
«Desde
los años 1999, las infraestructuras europeas se han desarrollado únicamente con
objetivos civiles. Pero la movilidad militar se ha convertido nuevamente en
una cuestión clave para la OTAN. Como la OTAN carece de herramientas para
mejorar la movilidad militar en Europa, la Unión Europea, que sí cuenta con
las herramientas legislativas y financieras necesarias para hacerlo, desempeña
un papel indispensable.»
El
Plan de Acción sobre la Movilidad Militar, presentado en 2018 por la Comisión
Europea, prevé modificar «las infraestructuras que no están adaptadas al peso
o las dimensiones de los vehículos militares». Por ejemplo, si un puente no
puede soportar el peso de una columna de tanques, habrá que reforzarlo o
reconstruirlo. Siguiendo ese criterio, la prueba de carga del nuevo puente que
reemplazará el puente Morandi, que se derrumbó en Génova, tendrá que hacerse
con tanques Abrams, de 70 toneladas. Por supuesto, esas modificaciones
–inútiles para el uso civil– implican grandes gastos, gastos que los países
miembros tendrán que asumir… con una «posible contribución financiera de la
Unión Europea».
Por
consiguiente, la Comisión Europea ha previsto una primera asignación de 30 000
millones de euros, dinero que sale de los fondos públicos, o sea de nuestros
bolsillos. El Plan de Acción prevé además «simplificar las formalidades
aduanales para las operaciones militares y los transportes de mercancías
peligrosas de tipo militar».
El US
Army Europe solicitó el establecimiento de una «Zona Schengen militar», sólo que
la libertad de circulación no será para los civiles sino para los tanques de
guerra.
El
ejercicio Defender Europe 20 –según se dijo en la reunión de Zagreb– permitirá
«descubrir cualquier obstáculo a la movilidad militar y la Unión Europea
tendrá que eliminarlo».
La red
de comunicaciones terrestres de la Unión Europea será así puesta a prueba por
30 000 soldados estadounidenses que «se esparcirán a través de la región
europea» y que estarán exentos de las normas adoptadas contra el coronavirus.
Eso ya quedó confirmado en el video sobre la llegada a Baviera (Alemania), el
6 de marzo, de los primeros 200 soldados estadounidenses. En la región
italiana de Lombardía, a unos cientos de kilómetros, rigen las normas más
severas, pero en Baviera –donde se comprobó el primer contagio europeo de
coronavirus– los soldados estadounidenses que bajaban del avión estrechaban
las manos de los representantes de las autoridades alemanas y besaban a sus
compañeros sin máscaras. ¿Será que ya están vacunados contra el coronavirus?
También
cabe preguntarse, ¿qué objetivo tiene «el mayor despliegue de fuerzas
estadounidenses en Europa desde el fin de la guerra fría», supuestamente para
«proteger Europa de cualquier amenaza» –clara referencia a la «amenaza rusa»–,
cuando Europa está en crisis debido a la amenaza del coronavirus? (incluso hay
un caso de coronavirus en el cuartel general de la OTAN, en Bruselas).
Y, ya
que el US Army Europe anuncia que los «movimientos de tropas y de material en
Europa durarán hasta julio», surgen otras interrogantes: ¿Regresarán a Estados
Unidos los 20 000 soldados estadounidenses o se quedarán en Europa con todo
su armamento? ¿Resultará que el “defensor” es en realidad el verdadero
invasor de Europa?
Manlio
Dinucci
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