MONS. MARCEL LEFEBVRE
NOTA. Está
entrevista al Arzobispo Marcel Lefebvre la hubiera publicado la revista
Catholic Press en 1978 si la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados
Unidos no hubiese amenazado a su editor con la excomunión.
Catholic Press: Vd. ha debatido y
tomado parte en las deliberaciones del Concilio Vaticano II, ¿cierto?
Mons. Lefebvre: Sí.
Catholic Press: ¿No firmó ni aceptó
las decisiones de este Concilio?
Mons. Lefebvre: No. En primer
lugar, yo no he
firmado todos los documentos del Vaticano II a causa de las dos últimas actas.
El
primero, respecto a la “Religión y Libertad” (“La libertad religiosa”, que será publicado
como «Dignitátis Humánæ») no lo firmé. Tampoco firmé el otro, el de “La Iglesia en el
mundo contemporáneo”. Este segundo documento es, según mi opinión, el
más inspirado por el modernismo y el liberalismo.
Catholic Press: ¿Vd. es conocido no
solo por no firmar los documentos, sino por oponerse públicamente a ellos?
Mons. Lefebvre: Sì. En un libro que
he publicado en Francia acuso al Concilio de errores sobre estas
resoluciones, y he suministrado todos los documentos con los cuales ataco la posición
del Concilio, principalmente las dos resoluciones sobre las cuestiones de la
libertad religiosa y de “La Iglesia en el mundo contemporaneo” (Constitución
Conciliar «Gaudium et Spes»). (Nota._ este libro lo tengo en mi poder no
impreso sino escrito a mano y estoy trabajando para pasarlo a este tipo de
letra.)
Catholic Press: ¿Por qué Vd. está
contra estas deliberaciones?
Mons. Lefebvre: Porque estas dos
decisiones son inspiradas por una ideología liberal tal cual la describieron
los Papas de siempre, vale decir, una libertad religiosa entendida y promovida por los Masones,
los humanistas, los modernistas y los liberales.
Catholic Press: ¿Qué objeta de
ellos?
Mons. Lefebvre: Esta ideología dice
que todas las culturas son iguales, todas las religiones son iguales, y que no
existe una única fe verdadera Todo esto conduce al abuso y al error que es la libertad
de pensamiento. Todos
estos errores sobre la libertad, que han sido condenados en todos los siglos
por todos los Papas, ahora han sido aceptados por el Concilio Vaticano II.
Catholic Press: ¿Quién puso estas
decisiones particulares en el orden del día?
Mons. Lefebvre: Creo que fueron
algunos de los cardenales, asistidos por peritos teólogos, que adhieren a las
ideas liberales.
cardenal Agustín Bea
Catholic Press: ¿Quiénes, por
ejemplo?
Mons.
Lefebvre: El cardenal [Agustín] Bea (jesuita alemán), el cardenal [Leo] Suenens
(de Bélgica), el cardenal [Josef] Frings de la Alemania, y el cardenal [Franz] König [de
Austria]. Estos personajes ya se habían reunido y habían discutido estas resoluciones
antes del Concilio, y su preciso objetivo era el de hacer un compromiso con el
mundo secular, de
introducir las ideas ilustradas y modernistas en la doctrina de la Iglesia.
Card. Leo Suenens
Card. König
Catholic Press: ¿Quiénes eran los
Cardenales estadounidenses que sostenían estas ideas y resoluciones?
Mons. Lefebvre: No recuerdo ahora
sus nombres, pero no eran pocos. Aunque, una fuerza importante a favor de estas
resoluciones fue el padre Murray.
Catholic Press: ¿Se refiere Vd. al
padre John Courtney Murray
(jesuita)?
Mons. Lefebvre: Sí.
Catholic Press: ¿Qué rol desempeñó?
Mons. Lefebvre: Ha desarrollado un
papel muy activo en el curso de todas las deliberaciones y en la redacción de
estos documentos.
Catholic Press:¿Vd. le puso de
presente al Papa[Pablo VI] sus preocupaciones e inquietudes sobre tales
resoluciones?
Mons. Lefebvre:He hablado con el
Papa. He hablado en el Concilio. Hice tres intervenciones públicas, dos de las
cuales deposité en la secretaría. Por tanto había cinco intervenciones contra
estas decisiones del Vaticano II. De hecho, la oposición dirigida contra estas
decisiones fue tal que el Papa intentó establecer una comisión con el fin de
conciliar las partes opuestas en el interior del Concilio. En dicha comisión
debían hacer parte tres miembros, uno de los cuales era yo. Cuando los
cardenales liberales vieron que mi nombre estaba en esta comisión, fueron a buscar
al Santo Padre y le dijeron tajantemente que ni aceptarían esta comisión ni
aceptarían mi presencia en ella. La presión sobre el Papa fue tal que renunció
a la idea. Yo hice todo lo que estuvo en mi mano para detener estas decisiones,
que juzgo
contrarias y destructivas para la Fe Católica. El Concilio fue
convocado legítimamente, pero fue con el propósito de difundir todas estas ideas.
Catholic Press: ¿Hubo otros
cardenales que lo apoyaban a Vd.?
Mons. Lefebvre: Sí. Estaban el
cardenal [Ernesto] Ruffini de Palermo, el cardenal [Giuseppe] Siri de
Génova y el cardenal [Antonio] Caggiano de
Buenos Aires.
Catholic Press: ¿Hubo obispos que
lo apoyaban a Vd.?
Mons. Lefebvre: Sí. Muchos obispos
sostuvieron mi posición.
Catholic Press: ¿Cuántos obispos?
Mons. Lefebvre: Fueron más de 250
obispos. Incluso ellos se habían constituido en un grupo con el fin de defender
la verdadera Fe Católica (el Coetus Internationális Patrum).
Catholic Press: ¿Qué ha sido de
todos ellos?
Mons. Lefebvre: Algunos han
muerto; otros están dispersos por el mundo; muchos aún me apoyan en su corazón,
pero tienen miedo
de perder una posición que piensan puede serles útil en un momento posterior.
Catholic Press: ¿Alguno lo sigue
apoyando hoy (1978)?
Mons. Lefebvre: Sí. Por ejemplo,
el obispo Pintonello
de la Italia, y el obispo De Castro Mayer del Brasil. Muchos otros obispos y
cardenales a menudo me contactan para expresarme su apoyo, pero por el momento desean permanecer en el
anonimato.
Mons. Antonio de Castro Mayer
Catholic Press: ¿Qué hay con los
obispos que no son liberales, pero que se oponen a Vd. y lo critican?
Mons. Lefebvre: Su oposición es
basada sobre una idea imprecisa sobre la obediencia al papa. Es, quizás, una
obediencia en buena fe, que podría ser reconducible a la obediencia de los ultramontanos
del siglo pasado, obediencia que entonces era buena porque los Papas eran
buenos. Todavía
hoy hay una obediencia ciega que tiene poco que ver con la práctica y la adhesión
a la verdadera Fe Católica. En este momento es importante recordar a los Católicos
de todo el mundo que la obediencia al papa no es una virtud primaria. La jerarquía de la virtud
parte de las tres virtudes teologales de la Fe, Esperanza y Caridad, seguida de
las cuatro virtudes cardinales de Justicia, Templanza, Prudencia y Fortaleza. La obediencia es un derivado de la virtud
cardinal de la Justicia. Por tanto está muy lejos de ser clasificada como la
primera en la jerarquía de las virtudes. Algunos obispos no quieren dar la
menor impresión de desobedecer al Santo Padre. Yo entiendo cómo se sienten. Es claro
que es muy displicente, si no muy doloroso. A mí ciertamente no me gusta estar
en la oposición al Santo Padre, pero no tengo otra opción considerando qué viene para
nosotros desde Roma en el presente, quien está en oposición a la
Doctrina Católica y es inaceptable para los Católicos.
Catholic Press: ¿Sugiere que el
Santo Padre acepta estas ideas particulares?
Mons. Lefebvre: Sí. Lo acepta.
Pero no solo el Santo Padre. Es una tendencia general. Le he mencionado algunos
cardenales involucrados en estas ideas. A más de un siglo, las sociedades secretas, Illuminatis,
humanistas, modernistas y otros, de los cuales nosotros tenemos ahora todos los
documentos y pruebas, se estaban preparando para un Concilio Vaticano en el
cual habían infiltrado sus propias ideas para una iglesia humanista.
Catholic Press: ¿Cree que algunos
cardenales podrían ser miembros de tales sociedades secretas?
Mons. Lefebvre: No es una cuestión
muy importante, en este momento, si lo fueron o no. Lo que es importante y
grave es que, para todos los efectos, ellos
actuaron como si fuesen agentes o servidores de sociedades humanistas secretas.
NOTA._ Es muy triste y
lamentable que la Fraternidad,
desde la muerte de Mons. Lefebvre hasta nuestros días, haya seguido el camino
contrario al de su fundador, pues ni remotamente se ve un retorno de la Roma
modernista actual a la tradición bimilenaria de la Iglesia de siempre ni mucho
menos una defensa firme de la fe de siempre. Una obstinación de los superiores
de la congregación en tratar con esta Roma modernista que “excomulgo” al
fundador no la podemos imputar a una ingenua ignorancia, sino a una complicidad
culpable y deplorable dejando de lado su liberalismo recalcitrante fríamente premeditado
plagado del globalismo tan hartamente promovido por la Roma moderna.
Mons.
Lefebvre menciona lo siguiente cuando se le pregunta acerca de los Cardenales y
Obispos que lo apoyan, pero que, pero por el momento desean permanecer en el anonimato. En esta posición están varios sacerdotes en la actual
Fraternidad, no están de acuerdo en los procedimientos de sus superiores en relación
a Roma, pero
tienen miedo de perder una posición que piensan puede serles útil en un momento
posterior. Y cuando llegara ese
momento posterior? ¡Qué paradoja tan espantosa! porque de la misma manera
pensaron tanto Cardenales, como Obispos y sacerdotes, pero, una vez muertos,
nada pudieron hacer para hacer volver a la tradición a la Roma actual que
descaradamente es mucho mas modernista que antes. No se sinceramente que diran
a Nuestro Señor el dia que se presenten ante Él? Mons. Marcel Lefebvre muchas
veces nos llego a decir: “No quiero que el día de mi juicio
Nuestro Señor me diga: HAS CONTRIDO A DESTRIR MI IGLSIA” No tener en
cuenta esa acusación de nuestro Salvador en ese momento crucial para nuestra salvación
es verdaderamente TEMERARIO.
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