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martes, 31 de julio de 2018

LA ENTREVISTA PROHIBIDA AL ARZOBISPO MARCEL LEFEBVRE


MONS. MARCEL LEFEBVRE
NOTA. Está entrevista al Arzobispo Marcel Lefebvre la hubiera publicado la revista Catholic Press en 1978 si la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos no hubiese amenazado a su editor con la excomunión.

Catholic Press: Vd. ha debatido y tomado parte en las deliberaciones del Concilio Vaticano II, ¿cierto?
Mons. Lefebvre: Sí.
Catholic Press: ¿No firmó ni aceptó las decisiones de este Concilio?
Mons. Lefebvre: No. En primer lugar, yo no he firmado todos los documentos del Vaticano II a causa de las dos últimas actas.
El primero, respecto a la “Religión y Libertad” (“La libertad religiosa”, que será publicado como «Dignitátis Humánæ») no lo firmé. Tampoco firmé el otro, el de “La Iglesia en el mundo contemporáneo”. Este segundo documento es, según mi opinión, el más inspirado por el modernismo y el liberalismo.
Catholic Press: ¿Vd. es conocido no solo por no firmar los documentos, sino por oponerse públicamente a ellos?
Mons. Lefebvre: Sì. En un libro que he publicado en Francia acuso al Concilio de errores sobre estas resoluciones, y he suministrado todos los documentos con los cuales ataco la posición del Concilio, principalmente las dos resoluciones sobre las cuestiones de la libertad religiosa y de “La Iglesia en el mundo contemporaneo” (Constitución Conciliar «Gaudium et Spes»). (Nota._ este libro lo tengo en mi poder no impreso sino escrito a mano y estoy trabajando para pasarlo a este tipo de letra.)
Catholic Press: ¿Por qué Vd. está contra estas deliberaciones?
Mons. Lefebvre: Porque estas dos decisiones son inspiradas por una ideología liberal tal cual la describieron los Papas de siempre, vale decir, una libertad religiosa entendida y promovida por los Masones, los humanistas, los modernistas y los liberales.
Catholic Press: ¿Qué objeta de ellos?
Mons. Lefebvre: Esta ideología dice que todas las culturas son iguales, todas las religiones son iguales, y que no existe una única fe verdadera Todo esto conduce al abuso y al error que es la libertad de pensamiento. Todos estos errores sobre la libertad, que han sido condenados en todos los siglos por todos los Papas, ahora han sido aceptados por el Concilio Vaticano II.
Catholic Press: ¿Quién puso estas decisiones particulares en el orden del día?
Mons. Lefebvre: Creo que fueron algunos de los cardenales, asistidos por peritos teólogos, que adhieren a las ideas liberales.
cardenal Agustín Bea
Catholic Press: ¿Quiénes, por ejemplo?
Mons. Lefebvre: El cardenal [Agustín] Bea (jesuita alemán), el cardenal [Leo] Suenens (de Bélgica), el cardenal [Josef] Frings de la Alemania, y el cardenal [Franz] König [de Austria]. Estos personajes ya se habían reunido y habían discutido estas resoluciones antes del Concilio, y su preciso objetivo era el de hacer un compromiso con el mundo secular, de introducir las ideas ilustradas y modernistas en la doctrina de la Iglesia.
Card. Leo Suenens
Card. König 
Catholic Press: ¿Quiénes eran los Cardenales estadounidenses que sostenían estas ideas y resoluciones?
Mons. Lefebvre: No recuerdo ahora sus nombres, pero no eran pocos. Aunque, una fuerza importante a favor de estas resoluciones fue el padre Murray.
Catholic Press: ¿Se refiere Vd. al padre John Courtney Murray
(jesuita)?
Mons. Lefebvre: Sí.
Catholic Press: ¿Qué rol desempeñó?
Mons. Lefebvre: Ha desarrollado un papel muy activo en el curso de todas las deliberaciones y en la redacción de estos documentos.
Catholic Press:¿Vd. le puso de presente al Papa[Pablo VI] sus preocupaciones e inquietudes sobre tales resoluciones?
Mons. Lefebvre:He hablado con el Papa. He hablado en el Concilio. Hice tres intervenciones públicas, dos de las cuales deposité en la secretaría. Por tanto había cinco intervenciones contra estas decisiones del Vaticano II. De hecho, la oposición dirigida contra estas decisiones fue tal que el Papa intentó establecer una comisión con el fin de conciliar las partes opuestas en el interior del Concilio. En dicha comisión debían hacer parte tres miembros, uno de los cuales era yo. Cuando los cardenales liberales vieron que mi nombre estaba en esta comisión, fueron a buscar al Santo Padre y le dijeron tajantemente que ni aceptarían esta comisión ni aceptarían mi presencia en ella. La presión sobre el Papa fue tal que renunció a la idea. Yo hice todo lo que estuvo en mi mano para detener estas decisiones, que juzgo contrarias y destructivas para la Fe Católica. El Concilio fue convocado legítimamente, pero fue con el propósito de difundir todas estas ideas.
Catholic Press: ¿Hubo otros cardenales que lo apoyaban a Vd.?
Mons. Lefebvre: Sí. Estaban el cardenal [Ernesto] Ruffini de Palermo, el cardenal [Giuseppe] Siri de Génova y el cardenal [Antonio] Caggiano de Buenos Aires.
Catholic Press: ¿Hubo obispos que lo apoyaban a Vd.?
Mons. Lefebvre: Sí. Muchos obispos sostuvieron mi posición.
Catholic Press: ¿Cuántos obispos?
Mons. Lefebvre: Fueron más de 250 obispos. Incluso ellos se habían constituido en un grupo con el fin de defender la verdadera Fe Católica (el Coetus Internationális Patrum).
Catholic Press: ¿Qué ha sido de todos ellos?
Mons. Lefebvre: Algunos han muerto; otros están dispersos por el mundo; muchos aún me apoyan en su corazón, pero tienen miedo de perder una posición que piensan puede serles útil en un momento posterior.
Catholic Press: ¿Alguno lo sigue apoyando hoy (1978)?
Mons. Lefebvre: Sí. Por ejemplo, el obispo Pintonello de la Italia, y el obispo De Castro Mayer del Brasil. Muchos otros obispos y cardenales a menudo me contactan para expresarme su apoyo, pero por el momento desean permanecer en el anonimato.
Mons. Antonio de Castro Mayer
Catholic Press: ¿Qué hay con los obispos que no son liberales, pero que se oponen a Vd. y lo critican?
Mons. Lefebvre: Su oposición es basada sobre una idea imprecisa sobre la obediencia al papa. Es, quizás, una obediencia en buena fe, que podría ser reconducible a la obediencia de los ultramontanos del siglo pasado, obediencia que entonces era buena porque los Papas eran buenos. Todavía hoy hay una obediencia ciega que tiene poco que ver con la práctica y la adhesión a la verdadera Fe Católica. En este momento es importante recordar a los Católicos de todo el mundo que la obediencia al papa no es una virtud primaria. La jerarquía de la virtud parte de las tres virtudes teologales de la Fe, Esperanza y Caridad, seguida de las cuatro virtudes cardinales de Justicia, Templanza, Prudencia y Fortaleza. La obediencia es un derivado de la virtud cardinal de la Justicia. Por tanto está muy lejos de ser clasificada como la primera en la jerarquía de las virtudes. Algunos obispos no quieren dar la menor impresión de desobedecer al Santo Padre. Yo entiendo cómo se sienten. Es claro que es muy displicente, si no muy doloroso. A mí ciertamente no me gusta estar en la oposición al Santo Padre, pero no tengo otra opción considerando qué viene para nosotros desde Roma en el presente, quien está en oposición a la Doctrina Católica y es inaceptable para los Católicos.
Catholic Press: ¿Sugiere que el Santo Padre acepta estas ideas particulares?
Mons. Lefebvre: Sí. Lo acepta. Pero no solo el Santo Padre. Es una tendencia general. Le he mencionado algunos cardenales involucrados en estas ideas. A más de un siglo, las sociedades secretas, Illuminatis, humanistas, modernistas y otros, de los cuales nosotros tenemos ahora todos los documentos y pruebas, se estaban preparando para un Concilio Vaticano en el cual habían infiltrado sus propias ideas para una iglesia humanista.
Catholic Press: ¿Cree que algunos cardenales podrían ser miembros de tales sociedades secretas?
Mons. Lefebvre: No es una cuestión muy importante, en este momento, si lo fueron o no. Lo que es importante y grave es que, para todos los efectos, ellos actuaron como si fuesen agentes o servidores de sociedades humanistas secretas.
NOTA._ Es muy triste y lamentable que la Fraternidad, desde la muerte de Mons. Lefebvre hasta nuestros días, haya seguido el camino contrario al de su fundador, pues ni remotamente se ve un retorno de la Roma modernista actual a la tradición bimilenaria de la Iglesia de siempre ni mucho menos una defensa firme de la fe de siempre. Una obstinación de los superiores de la congregación en tratar con esta Roma modernista que “excomulgo” al fundador no la podemos imputar a una ingenua ignorancia, sino a una complicidad culpable y deplorable dejando de lado su liberalismo recalcitrante fríamente premeditado plagado del globalismo tan hartamente promovido por la Roma moderna.
Mons. Lefebvre menciona lo siguiente cuando se le pregunta acerca de los Cardenales y Obispos que lo apoyan, pero que, pero por el momento desean permanecer en el anonimato. En esta posición están varios sacerdotes en la actual Fraternidad, no están de acuerdo en los procedimientos de sus superiores en relación a Roma, pero tienen miedo de perder una posición que piensan puede serles útil en un momento posterior. Y cuando llegara ese momento posterior? ¡Qué paradoja tan espantosa! porque de la misma manera pensaron tanto Cardenales, como Obispos y sacerdotes, pero, una vez muertos, nada pudieron hacer para hacer volver a la tradición a la Roma actual que descaradamente es mucho mas modernista que antes. No se sinceramente que diran a Nuestro Señor el dia que se presenten ante Él? Mons. Marcel Lefebvre muchas veces nos llego a decir: “No quiero que el día de mi juicio Nuestro Señor me diga: HAS CONTRIDO A DESTRIR MI IGLSIA” No tener en cuenta esa acusación de nuestro Salvador en ese momento crucial para nuestra salvación es verdaderamente TEMERARIO.


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