Estados Unidos e
Israel han expresado su preocupación, por la presencia, cada día más creciente,
del Gobierno ruso en defensa activa de la República de Siria.
Apoyo político como miembro permanente del Consejo de Seguridad
de las Naciones Unidas (CSNU) junto a las coordinaciones y las continuas
reuniones con miembros del Gobierno sirio, como también el sostén y asistencia
militar, con decisiones que implican la entrega de material militar: despliegue
de modernos sistemas de defensa antiaérea y entrega de material aéreo y
blindados donde sobresale el avión Mig 31 y el potente tanque T-90.
EL
CONSTANTE DOBLE RASERO
Esa preocupación de la entidad sionista y su aliado
estadounidense, refleja el doble rasero permanente que ha jugado Occidente y
sus aliados tanto en Oriente Medio como en el Magreb, léase: Turquía, Arabia
Saudí y las monarquías árabes feudales del Golfo Pérsico - pues han sido ellos
los principales responsables de los procesos de desestabilización y objetivos
de fragmentación de la región. Sea esto en Siria, Irak, Yemen, Baréin, como
también la constante agresión contra el pueblo palestino.
Resulta una conducta, a lo menos paradójica, por parte de Washington,
formar una Coalición Internacional, supuestamente destinada a destruir a los
grupos takfiríes que operan en la zona y se le niegue esa posibilidad a los
Gobiernos de Rusia e Irán, que han dado pruebas más que suficientes, que han
sido ellos los verdaderos puntales de la lucha contra el terror que se abatió
sobre Oriente Medio. Sobre todo la República Islámica de Irán, cuyos esfuerzos
de apoyo contra la agresión terrorista han sido reconocidos por los Gobiernos
de Siria e Irak.
"¿Por qué los estadounidenses están combatiendo al EIIL –
Daesh en árabe - con sus jets y a los rusos deberían prohibirles eso?
Esto no tiene sentido”, cuestionó el enviado sirio ante la Organización de las
Naciones Unidas, Bashar al-Yafari, según consignó la Agencia de Noticias Sirias SANA.
El enviado sirio consideró la ayuda militar de Rusia al Gobierno de Damasco,
como parte de la cooperación de defensa que ha existido desde hace mucho
tiempo entre ambas naciones. La Federación Rusa, tras largos años fuera de
acción internacional directa, en materia de respaldo a sus aliados, ha
comenzado a moverse lentamente hacia el Mediterráneo oriental, teniendo como
eje, el apoyo sostenido al gobierno de Siria en su combate a las fuerzas
terroristas takfiries y la política de agresión contra el país levantino.
Rusia, en los últimos días, ha enviado a Siria unidades del
avanzado sistema de defensa aérea Pantsir-S1 - también conocido como SA-22 -
que es considerado uno de los sistemas de defensa antiaérea más modernos del
mundo. Diseñado para derribar misiles de crucero, aviones de guerra,
helicópteros e incluso drones con un alcance de hasta 800 kilómetros, con
gran movilidad y con cañones que se pueden operar automáticamente. Únase a ello
la presencia de miembros de las Fuerzas Armadas rusas, que deberán instruir al
Ejército Sirio en el uso de estos elementos y la decisión de ampliar su
presencia activa en la Base naval de Tartus y en la decisión de construir una
base militar en la región de Latakia.
Los avances en el plano de cooperación y apoyo militar tienen su
correlato en las tradicionales relaciones y acuerdos trabajados en la
denominada Comisión Intergubernamental ruso-siria, que en mayo del año 2014
ofreció importantes novedades en los sectores económico, financiero y militar,
que sustentan los actuales acuerdos. Primero, durante este año 2015 debería
quedar concretada la Comisión Económica Euroasiática, que va en la idea de
crear una zona de libre comercio con Unión Aduanera cuyos miembros sería Rusia,
Bielorrusia y Kazajstán, al cual se incorporaría Siria. En segundo lugar, la
Federación Rusa seguirá proporcionando a Siria armamento que esté autorizado
por el Consejo de Seguridad y en virtud de los acuerdos firmado entre ambos
países – que ha visto su actualización con la decisión de ampliar la base de
Tartus y la entrega de aviones de reconocimiento e imágenes satelitales para
uso militar. Finalmente, Rusia seguirá financiando los proyectos de
reconstrucción de Siria, de tal manera de tener prioridad en materias
relacionadas con el paso de gasoductos por su territorio y no tenga que vender
dichos derechos a empresas cataríes o saudíes.
Todas ellas decisiones que hacen mover las piezas de presión por
parte del gobierno de Obama, presionado por Republicanos, el Lobby Sionista y
el Complejo Militar Industrial estadounidense, que planea un nuevo paquete de
sanciones contra Rusia y sostener una política de presión a países de Oriente
medio para que cierren su espacio aéreo. Contra ese tipo de acciones, países
como Irán han autorizado a aviones provenientes de Rusia con ayuda humanitaria
al pueblo de Siria, a sobrevolar su territorio dando pruebas concretas que
tanto Moscú como Irán no abandonarán a la sociedad siria a manos del
terrorismo. Esas son acciones concretas, efectivas y que muestran quienes son
los que efectivamente están por combatir al terrorismo y quienes por usarlos
como herramientas de presión, para conseguir sus fines geoestratégicos.
Rusia está empeñada en ampliar su apoyo a Siria, en el marco del
gran peligro que representa para los propios intereses de la Federación Rusa,
la presencia y desarrollo de grupos takfiries, considerados por Moscú como una
amenaza a su seguridad nacional. Ello en el sentido que de Siria e Irak, esos
grupos pueden ampliar sus bases de operaciones en territorio ruso, considerando
en ello la fuerte presencia de terroristas chechenos en las filas de Daesh.
Unido a la conformación de una brigada internacional, que bajo el auspicio
turco anunció que trabajaría por retomar la Península de Crimea con base en la
ciudad ucraniana de Jerson, donde ya se encuentra un autoproclamado gobierno
provisional de Crimea en el exilio, con voluntarios provenientes de la propia
Ucrania, Chechecia, Uzbekistán, Azerbaiyán y de la región georgiana de
Meskhetia – junto a grupos Tártaros.
La presidenta del Consejo de la Federación del Parlamento ruso,
Valentina Matvienko, ha resaltado que ha sido Siria el país que ha ofrecido una
contribución significativa en la batalla real contra el terrorismo. Esto,
porque que las acciones de la denominada Coalición Internacional liderada por
Washington ha resultado un fracaso y que en esa realidad “Siria recibirá el
apoyo continuo de Rusia, pues acciones de los grupos terroristas que operan en
siria como Daesh y el Frente Al-Nusra constituyen una amenaza seria para la paz
y la seguridad en gran parte del mundo”.
En declaraciones efectuadas por la cancillería Rusa, la portavoz de este organismo María
Zarajova señaló que “Rusia continuará con su apoyo militar a
Siria en la lucha que libra contra los grupos terroristas como Daesh. Nunca
hemos ocultado que estemos proporcionando asistencia militar a las autoridades
sirias con el objetivo de combatir al terrorismo” respondiendo así a las
inquietudes expresadas por Washington respecto a una posible intervención rusa
en la agresión sufrida por la República de Siria que Moscú nunca ha
ocultado que esté proporcionando asistencia militar a Siria, consignado además, que la crisis migratoria es provocada por
la política destructiva de los Estados Unidos y de otros países de Oriente
Medio, tanto en Irak como en Siria.
ALIANZA
ESTRATÉGICA
La decisión rusa se enmarca en las tradicionales relaciones
políticas, militares y comerciales que ha tenido con Siria, instituidas desde
el año 1944 cuando establecieron relaciones diplomáticas. Este estrecho
contacto se intensificó bajo el gobierno de Hafez al-Asad y posteriormente con
Bashar al-Asad, su hijo. Relaciones que incluso ha permitido la ocupación de
instalaciones en el puerto de Tartus – situado 30 kilómetros al norte de El Líbano
– desde el año 1971. Complejo militar aún modesto, con unos cuantos cientos de
personal civil y militar, pero que tiene un enorme significado logístico y
simbólico, pues representa la única Base naval rusa fuera de su territorio.
Siria representa un aliado estratégico de Rusia en Medio Oriente
y ha sido así desde fines de los sesenta del siglo XX, representando un claro
contrapeso al poder israelí en la zona. En la década de los 80, en el ocaso de
la Ex Unión Soviética, Moscú y Damasco firmaron un acuerdo de amplia
cooperación en el ámbito militar, justo en momentos que asesores militares
rusos fueron expulsados de Egipto, tras la firma de los acuerdos de paz entre
Egipto e Israel, que significó también la salida de las Bases de Alejandría y
Mersa Matruh.
Los acuerdos entre Siria y la ex URSSS contemplaban el
suministro de armamento destinado a mantener el equilibrio estratégico con
Israel, que contaba con el apoyo irrestricto de Estados Unidos. Diez mil
asesores militares, técnicos y mano de obra calificada rusa trabajaban en Siria
en la construcción de grandes obras civiles. Tras el derrumbe de la URSS, Siria
perdió un valioso apoyo, que sólo vino a recobrar todo su esplendor cuando
Vladimir Putin asume el poder en Rusia a partir del año 1999 recuperando los
lazos comerciales, diplomáticos y militares con el objetivo de volver a
situarlo en el mapa de Oriente Medio. Desde ese momento, los programas de
desarrollo hidrocarburífero, industriales y militares tendrán un desarrollo
sostenido.
En ese marco, la Base de Tartus tiene un indudable fin
logístico, que permite mantener la flota rusa que opera en el Mar Mediterráneo,
constituyéndose, igualmente, en una alternativa en los mese de invierno a los
buques de la Flota del Mar Negro, que tiene su centro en la península de
Crimea. El año 2009 Tartus tuvo su primera modificación, para servir de
albergue a los Buques de propulsión nuclear, constituyéndose en una vía de
fácil desplazamiento tanto al Mar Rojo a través del Canal de Suez como al
océano Atlántico usando el mar Mediterráneo a través del Estrecho de Gibraltar.
Sumemos a ello el papel de reabastecimiento de la Flota
Rusa, prolongando el despliegue tanto en el Mediterráneo como su retorno
a Crimea. Estrictamente, Tartus no constituye una Base Naval de las
características logísticas, materiales, operativas y en número de efectivos, de
las que posee Estados Unidos en Nápoles – base de la VI Flota del Mediterráneo
– o aquella situada en Baréin como base de la V Flota del Golfo Pérsico- Tartus
lo que posee es un innegable potencial, tanto por su estratégica localización
en el Levante Mediterráneo como los firmes acuerdos alcanzados con Siria.
En virtud de los recientes acuerdos firmados entre los gobiernos
de Damasco y Moscú Tartus tendrá un nuevo proceso de ampliación de sus
instalaciones, un aumento de la dotación de militares enclavados en la zona e
incluso la posibilidad de construir una segunda base en la zona de Latakia, en
concordancia con la creación de una Comisión Militar Ruso-Siria, destinada a
enfrentar la amenaza de los grupos terroristas, que agreden desde el año 2011 a
Siria. Tal acuerdo ha significado, en lo inmediato, la concreción de la entrega
de aviones Mig 31 –Caza de Interceptación Aérea y escolta de bombarderos - de
una compra gestionada el 2007 - sistemas de misiles, aprovisionamiento militar
y el valioso apoyo logístico derivado del uso de imágenes satelitales, que
han ido cambiado el teatro de operaciones a favor del ejército sirio.
Junto a ello, Siria ha tenido que hacer frente a las andanzas de
una Coalición Internacional liderada por Estados unidos junto a Turquía,
Jordania, las reaccionarias monarquías del Golfo Pérsico y la participación de
la entidad sionista, que bajo la excusa de enfrentar a Daesh, se han
dedicado, mediante sus operaciones de bombardeo a destruir la infraestructura
económica e industrial siria, junto al robo descarado de sus riquezas
hidrocarburíferas por parte de las bandas terroristas, que las venden en los
mismos países que se supone deben atacar y destruir a Daesh.
El Representante Permanente de Rusia ante las Naciones Unidas,
Vitaly Churkin, sostuvo en el seno de las Naciones Unidas que “esos ataques
aéreos llevados a cabo por la denominada Coalición Internacional en Siria, no
perjudican las capacidades de la organización terrorista de Daesh y van en
contra del Derecho Internacional. Lo que está haciendo nuestros socios
occidentales en Siria se considera una grave violación del derecho
internacional, ya que justifican sus pasos con el artículo no. 51 de la Carta de
las Naciones Unidas en relación con el” derecho a la autodefensa", pero
están bombardeando al territorio de un Estado soberano sin la aprobación del
Gobierno correspondiente. Las actividades estadounidenses en Siria plantean
grandes interrogantes desde el punto de vista legal en el momento en que Rusia
proporcione su asistencia al Gobierno sirio respetando plenamente el derecho
internacional”.
A la par de estas declaraciones, el apoyo ruso se ha
intensificado en el plano militar como también en el político, anunciando a
través del embajador Churkin que Rusia presentará una propuesta, para formar
una coalición internacional para combatir las organizaciones terroristas tanto
en Siria como en Irak, la cual se discutirá en el marco de la Asamblea General
de las Naciones Unidas. Decisión que debe discutirse en virtud del fiasco
que representan las operaciones de bombardeo de una Colación internacional, que
no ha conseguido ninguno de los supuestos objetivos trazados para
destruir Daesh.
RUSIA
E IRÁN COMO OBJETIVOS PRINCIPALES
Tanto el Gobierno de Irak como
de Siria han cuestionado la efectividad de dichos bombardeos, que se unen a las críticas en foros
internacionales por parte de los gobiernos de Rusia e irán, que cuestiona el
proceder de dicha coalición por los daños estructurales que ha generado en las
infraestructuras de Siria. Mientras que los bombardeos de la llamada coalición
anti-EIIL no han logrado frenar el avance del EIIL – Daesh en árabe - y otros
grupos extremistas en Siria, ha sido el Ejército del Gobierno de Damasco el que
ha ocasionado grandes pérdidas en las filas de estas bandas extremistas,
apoyado por fuerzas de Hezbolá y grupos de voluntarios Chiíes. Labor donde el
apoyo iraní ha sido reconocido tanto por el gobierno iraquí como sirio.
250 mil muertos, un millón de heridos, 7.5 millones de
desplazados internos y 4 millones de refugiados, principalmente en países
vecinos y otras decenas de miles que tratan de llegar a Europa con toda la
tragedia de morir ahogados en el mediterráneo o asfixiados en camiones que los
transportan ilegalmente como animales. Son cifras escalofriantes, que revelan
la magnitud del desastre que occidente y gobiernos de la triada Riad-Tel
Aviv-Ankara han catalizado con el objetivo de derrocar a Bashar al-Asad y
convertir a Siria en una pieza más del tablero de intereses geopolítico,
avanzando en la idea de desintegrar al país, dividirlo en zonas serviles a los
intereses de las potencias occidentales y sus títeres regionales, generando así
un nuevo mapa donde los objetivos mayores siguen siendo cercar a la República
Islámica de Irán e impedir el desarrollo de Rusia hacia el mediterráneo,
estrechándolo entre fronteras donde los hechos de Ucrania, las acciones de
grupos takfirí en antiguas repúblicas soviéticas y la política de sanciones
aplicada contra el gobierno de Putin van encaminadas a debilitar a Rusia.
Para el régimen de Tel Aviv, los Halcones estadounidenses, sus
aliados turcos y de la Casa Al Saud, el objetivo de derrocar a Bashar
al-Asad, constituye uno de los puntales en el objetivo de un plan destinado a
tener libre tránsito aéreo y terrestre, para dominar el área de Oriente Medio y
así seguir presionando a Irán, que a pesar de la firma de los acuerdos
nucleares con el G5+1 tiene muy claro que el peligro de una agresión contra su
país es parte de los intentos generales de dominio de Estados Unidos y sus
socios. Y en ese plano, tales objetivos son también parte de una trama donde
otro de los blancos es Rusia. Esto, pues una eventual caída de
Siria dejaría a Moscú sin acceso al Mediterráneo.
Este apoyo sostenido de Rusia a la sociedad Siria – sin olvidar
en ello los tremendos esfuerzos que la república islámica de Irán ha desplegado
en apoyar la posibilidad de la paz en la región, así reconocido por la propia
ONU y los gobiernos de Irak y Siria - se entiende en la lógica de
enfrentar esos afanes de dominio, en todos los planos, sin temor y avalados por
lo que el propio derecho internacional permite en aras de defender un gobierno
legítimo, agredido por fuerzas externas sindicadas como terroristas.
El ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, el pasado
lunes 31 de agosto en un encuentro celebrado en Moscú junto miembros de
la oposición Siria ha pedido el fin de las demandas “irreales e ilógicas” que
insisten en la dimisión del presidente sirio, Bashar al-Asad. “Si
como condición previa para la lucha contra el terrorismo, eliminamos de la
ecuación esta demanda todo impracticable y contraproducente... podemos trabajar
de manera efectiva. Una de las condiciones clave para resolver la crisis es la
unidad de amplios sectores de la oposición siria sobre la plataforma
constructiva del diálogo con el gobierno, que debe incluir los
principales asuntos pendientes” declaró Lavrov quien reiteró el apoyo
a la soberanía y unidad de Siria.
Rusia ha sido uno de los aliados más firmes de Siria en todo
aquello que ha significado bloquear los intentos del Consejo de Seguridad,
impulsado por Washington, París y Londres – de imponer algún tipo de bloqueo
aéreo – una zona de exclusión área y área de protección de civiles – que
sirvieron de escusa para impulsar una intervención directa de la OTAN y fuerzas
militares extranjeras que terminaron derrumbado el gobierno del ejecutado
Muamar Gadafi y generando el actual estado de caso que vive el país
norafricano. Irán, por su parte ha dado a conocer en todos los foros
internacionales su decisión inquebrantable de apoyar política y militarmente a
Siria, en una postura firme y convencida, que sólo una solución política puede
cambiar la actual situación, como señaló el Presidente de la Asamblea Consultiva
islámica de Irán – Mayles – Alí Lariyan. A mediados de agosto el canciller Iraní
Mohamad Yavad Zarif, se reunió con su homólogo ruso, Serguei Lavrov, durante su
visita oficial a Moscú, capital de Rusia. En dicho encuentro, ambas partes
coincidieron en negociar para alcanzar un acuerdo de paz en Siria, fuera de
cualquier intervención militar y en la necesidad de restar cualquier tipo de
apoyo a las bandas terroristas.
El aumento de la presencia rusa en Siria permite asegurar al
Gobierno sirio queel Kremlin no abandonará a su aliado. Tanto Rusia como Irán han reiterado, en
múltiples ocasiones, que no abandonarán a Siria y apoyarán a esta nación árabe hasta que
consiga expulsar a todos los terroristas de su territorio. Y ello no implica que deban sumarse a una
Coalición Internacional de la cual el líder religioso iraní el Ayatolá Seyed
Ali Jamenei consideró “un privilegio la ausencia de
nuestro país de dicha Coalición, a pesar de la solicitud occidental pues
Washington lo que busca con ella es aumentar su presencia militar en Oriente
Medio”. Tanto Rusia como Irán tienen claridad que la agresión a
Siria es una agresión contra sus respectivos países y ello implica una defensa
justa y necesaria. El pueblo Sirio no está solo.
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