El evangelio esta tomado de San Juan con los
comentarios de los Santos Padres recopilados por Santo Tomas de Aquino en la
Catena AUREA
“Pero cuando viniera el Consolador que yo os enviaré del Padre, EL
Espíritu de Verdad que procede del Padre, les dará, testimonio de mí. Y
vosotros daréis testimonio porque estáis conmigo desde el principio. (XV,
V,26-27) Esto os he dicho para que no os escandalicéis. Os echarán de las sinagogas:
mas viene la hora en que cualquiera que, os Mate, pensará que hace servicio a
Dios. Y, os harán esto, porque no conocieron al Padre ni a mí. Más esto os he
dicho, para que cuando viniese la hora, os acordéis de ello, y que yo os lo
dije. No os dije estas cosas al principio porque estaba con vosotros”. (XVI,v. 1-4.)
Aclaración: La primera parte es pura teología
y quizá no se entienda para los que no tienen el hábito teológico, solo podría decirles
que se refiere a las misiones y las procesiones que se dan única y
exclusivamente en el seno trinitario. Para entender un poco mas es solo leer el
credo de la Misa
"Cuando viniere el Paráclito que yo enviaré,
etc., Él dará testimonio de mi".
(San Agustín.) Como si dijera: Me aborrecieron y
mataron a los que dieron testimonio de mí; pero será tal el testimonio que de
mí dará el Paráclito, que hará creer en mí a los que no me vieron; así como Él
dará testimonio de mí, así vosotros lo daréis en vuestros corazones y en
vuestra predicación; Él, inspirando y vosotros haciendo oír vuestra voz; porque
vosotros, que habéis estado conmigo desde el principio, podréis predicar lo que
conocéis, lo cual no hacéis ahora porque no tenéis aún la plenitud de aquel
Espíritu. La. caridad de Dio., difundida en vuestros corazones por el Espíritu
Santo, os dará valor para dar testimonio. El Espíritu Santo, dando testimonio y
mucho valor a los testigos, libró del temor a los amigos de Cristo, y convirtió
en amor el odio de sus enemigos que conocéis, lo cual no hacéis ahora porque no
tenéis aún la plenitud de aquel Espíritu. La. caridad de Dio., difundida en
vuestros corazones por el Espíritu Santo, os dará valor para dar testimonio. El
Espíritu Santo, dando testimonio y mucho valor a los testigos, libró del temor
a los amigos de Cristo, y convirtió en amor el odio de sus enemigos.
(DIDIMO.) El Espíritu Santo, quancuando viene se
llama consolador, tomando el nombre de los efectos qua produce; porque no solo
libra de toda perturbación a aquellos que encuentra dignos de sí, sino que les
infunde un gozo increíble; porque se apodera la alegría celestial del corazón
de aquellos en quien se alberga, Este Espíritu consolador, es enviado por el
Hijo, no por ministerio de los ángeles ni de los profetas, ni de los apóstoles,
sino que es enviado por la sabiduría y verdad de Dios, como conviene que sea enviado
el Espíritu de Dios que, posee una naturaleza indivisa con la misma sabiduría y
verdad: en efecto, el Hijo enviado por el Padre, no se separa ni divide de Él, permaneciendo en Él y teniéndolo en sí
mismo, así como el Espíritu Santo, enviado por el Rijo de la manera antes
dicha, no sale de parte alguna para trasladarse a otra porque así como el Padre
no se detiene en parte alguna, porque es sobre toda naturaleza corporal, del
mismo modo el Espíritu de verdad no se encierra en extensión de lugar, porque
es incorpóreo y superior a toda criatura racional.
(CRISOSTOMO.) No dijo Espíritu Santo, sino Espíritu
de verdad, para demostrar que es digno de fe: dice también que procede del
Padre, es decir, que conoce con toda certeza todas las cosas, del mismo modo
que hablando de sí mismo: "Porque conocí de dónde vengo y a dónde
voy".
(DIDIMO) Él pudo decir de Dios o del Todopoderoso,
pero nada de esto citó; sino que dijo del Padre
no porque el Padre sea otro que el Dios Omnipotente, sino porque el
Espíritu de verdad, según la propiedad e inteligencia del Padre, procede de Él.
Enviando, pues, el Hijo al Espíritu de verdad, le envía juntamente el Padre,
viniendo el Espíritu por la misma voluntad del Padre y del Hijo.
(TEÓFILO.) En otra parte dice que el Padre envía al Espíritu;
pero ahora al decir que Él lo enviará, demuestra la igualdad de poder. Pero
para que no se crea que Él se oponga al Padre enviando al Espíritu por un poder
distinto, añadió: "del Padre", como significando el consentimiento y
la cooperación del Padre. Cuando oyes que procede, no creas que la
procesión sea aquella misión extrínseca, por la cual son enviados los espíritus
administradores sino que llama procesión una propiedad diferente, excelente y
reservada, (misión intrínseca) atribuida sólo al Espíritu principal. Porque la
procesión es la consistencia original del Espíritu, de modo que no se debe entender
el proceder como equivalente al ser enviado, sino que proceder es lo mismo que
obtener del Padre la esencia natural.
(SAN AGUSTÍN.) Tal vez se le ocurra a alguno
preguntar si también el Espíritu Santo procede del Hijo; el Hijo es sólo del
Padre, y el Padre lo es sólo del Hijo, pero el Espíritu Santo no es Espíritu de
sólo uno, sino de los dos: alguna vez dice Jesucristo: "Espíritu de
vuestro Padre, que habla en vosotros", y dice el Apóstol: "Envió Dios
al Espíritu del Hijo a vuestros corazones", Creo que, por esto mismo, se
llama propiamente Espíritu, porque si se nos pregunta acerca de, cada una de
las Personas, no podemos sino llamar espíritu tanto al Padre como al Hijo. Este
nombre, pues, que corresponde a cada una de las personas y a todos en común,
convino que fuera dado a Aquél que no es ni el Padre ni el Hijo, sino la
mancomunidad de los dos. ¿Por qué, pues, no hemos de creer que también del,
Hijo procede el Espíritu Santo, siendo también Espíritu del Hijo Si no
procediera de Él no hubiera soplado sobre sus discípulos después de la
resurrección, diciéndoles: "Recibid el Espíritu Santo". Es necesario
creer que ésta es la virtud de que habló el evangelista: "Salía de Él una
virtud que a todos curaba". Si, pues, el Espíritu Santo procede del Padre
y del Hijo, ¿por qué dijo el Hijo: "del Padre procede?, sino por que
acostumbra a referir a Él lo que es también de Él mismo de quien es Él Por esto dijo: "Mi doctrina no es mía; sino
de aquel que me envió". Si, pues, se entiende como doctrina suya. la que, sin
embargo, dijo no ser suya, sino de su Padre, con cuánta mayor razón debe
entenderse que el Espíritu Santo procede de Él mismo, cuando dice "Del
Padre procede", sin añadir: no procede de mí. De allí le viene al Hijo el
ser Dios; de donde le viene el proceder de Él al Espíritu Santo. Por esto
también se explica, por qué no se dice que el Espíritu Santo nace, sino que
procede; porque si se llamara Hijo, seria forzoso considerarle como Hijo de los
dos, lo cual sería absurdísimo. Pues un hijo que nace de dos, nace de padre y
madre: pero lejos de nosotros el suponer semejante cosa entre Dios Padre y Dios Rijo; porque ni aun el
Hijo del hombre procede al mismo tiempo de padre y de madre; porque en el
instante en que procede del Padre en el seno materno, no procede entonces de la
Madre. El Espíritu Santo no procede del Padre en el Hijo y del Hijo en las
criaturas para santificarlas, sino que procede a un mismo tiempo del uno y del
otro; ni tampoco podemos decir que el Espíritu Santo no sea vida, siendo vida
el Padre y vida el Hijo; y por esto, así como el Padre tiene vida en sí mismo y
dio al Hijo que tuviera vida en sí mismo, así le dio que la vida procediera del
Rijo, como procede de Él.
(SAN AGUSTÍN.) Después de haberles prometido el
Espíritu Santo, cuya operación los convertiría en testigos, añadió: "Esto
os he dicho para que no os escandalicéis". Cuando
la caridad de Dios es infundida en nuestros corazones por el Espíritu Santo,
que nos ha sido dado, nace mucha paz en los que aman la ley de Dios, para que en
ellos no haya escándalo. Después, declarando lo que habrían de padecer, dijo:
"Os echarán de las sinagogas".
(CRISOSTOMO.) Ya habían dispuesto que si alguno
confesaba a Cristo fuese expulsado de la sinagoga.
(SAN AGUSTIN
, Qué daño les resultaba a los Apóstoles de que los expulsaran de las
sinagogas, si ellos las habían de dejar aunque nadie los despidiera Esto quiso
decir, que los judíos no recibirían a Cristo, de quien
los Apóstoles no se habían de separar; porque como no había otro pueblo de Dios
sino el que era de la estirpe de Abraham, si éste hubiera reconocido a Cristo no
hubieran existido otras iglesias que las sinagoga y por cuanto no creyeron,
¿qué restaba sino que los que permanecían alejados de Cristo, echaran de la
sinagoga a los que no dejaron a Cristo? Después de decirles esto, añadió:
"Pero se acerca la hora en que cualquiera que os mate, creerá que presta
un servicio a Dios". Cuyas palabras profirió como en sentido de consuelo
para aquellos que serían expulsados de las sinagogas.
¿Acaso la separación de las sinagogas, había de ser causa de tanto sentimiento
que prefirieran morir antes que vivir separados de los judíos? Lejos la
idea de que así se consternasen los que no buscaban la gloria humana, sino la de
Dios. He aquí el sentido de estas palabras: Ellos os echarán de las sinagogas,
pero no temáis la soledad, porque separados de la comunión de ellos reuniréis
tan gran número de creyentes en mi nombre, que temerosos ellos de que quede
desierto su templo y abandonados los sacramentos y todo lo de la antigua Ley,
os maten creyendo prestar un servicio a Dios, llevados de celo indiscreto por
la gloria de Dios y no según la sabiduría: esto debemos entender que fue dicho de
los judíos de quienes ya había dicho "Os echarán de las sinagogas".
Los testigos, esto es, los mártires de Cristo, si 'bien fueron muertos por los
gentiles, no creyeron éstos, sin embargo, que ofrecían un homenaje a Dios, sino
a sus dioses falsos, pero los judíos cuando matan a los predicadores de Cristo,
creen prestar un obsequio a Dios, juzgando que los que se convierten a Cristo
apostatan del Dios de Israel.
Éstos, pues, poseídos del fanatismo, no
guiados por la sabiduría, mataban a los creyentes, pensando hacer un servicio a
Dios.
(CRISÓSTOMO) Después procura consolarles, diciendo:
"Esto harán con vosotros, porque no conocieron al Padre ni a mí" como si dijera: Basta para
vuestro consuelo el saber que padecéis esto por mí y por mi Padre.
(SAN AGUSTÍN.) Para que no cogieran su ánimo
desprevenido y de improviso estos males, que, aunque habían de pasar pronto,
fueran causa de desaliento, para prevenirles continuó diciendo: "Os he dicho esto, para que, cuando llegare la hora de
ellos", ete.: la hora de ellos tenebrosa y
nocturna, pero la noche de los judíos, separada del día, no oscureció el de los
cristianos.
(
CRISÓSOSTOMO) También predijo esto por otro motivo, a saber, para que no
dijeran que no había previsto el porvenir: y esto significan las palabras "Acordaos que
os lo dije", y no pudieran alegar que sólo les había anunciado
lo que podía halagarles y porque no lo había dicho desde el principio, les da
esta razon: "Esto
no lo dije desde el principio, porque estaba con vosotros" estabais
bajo mi protección y podíais preguntarme cuanto quisierais, y sostenía yo toda
la lucha, por lo que era superfluo el deciros esto al principio, y si lo callé
no es porque me fuera desconocido.
(SAN AGUSTIN.) Pero hay otros tres evangelistas que
refieren que esto lo predijo antes de la cena, la cual concluida dijo esto,
como atestigua San Juan. Tal vez se resuelva esta cuestión con decir que
aquéllos refieren que esto lo dijo próximo a la pasión, o al principio cuando
estaba con ellos, pero San Mateo afirma
que, no sólo cercano a la pasión, sino que desde el principio había dicho esto.
¿Qué quieren decir, pues, estas palabras, "Esto
desde el principio no lo dije", etc., sino lo que aquí dice del Espíritu
Santo, que ha de venir sobre ellos, y ha de dar testimonio de los trabajos que
han de padecer Esto, desde el principio, no lo dijo porque estaba con ellos y
los consolaba con su presencia. Habiéndose, pues, de ausentarse, era
conveniente que dijera que vendría Aquél (el Paracleto) que, difundiendo en sus
corazones el Espíritu de caridad, predicarían con confianza la palabra de Dios.
(CRISOSTOMO) Les predijo
también que padecerían toda clase de aflicciones, pero no añadió que su muerte sería
considerada como culto tributado a Dios, que era lo que más podía aterrarles, o
bien porque había dicho antes lo que les harían sufrir los gentiles, añadió
aquí lo que harían los judíos.
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