CUESTION 55
ART. II.
ALGUNAS NOCIONES
PREVIAS
(continuación)
Naturaleza y origen de las especies
inteligibles
Angélicas
Siguiendo nuestro método de exposición sobre el tema, expondremos
primero la doctrina del doctor angélico y luego haremos un comentario sobre lo
expuesto sobre Santo Tomas. El santo doctor se pregunta: “Si los ángeles entienden por medio de las especies tomadas de las
cosas” A la cual responde: POR
OTRA PARTE, dice Dionisio que los ángeles
no toman de Dios su conocimiento de las cosas divisibles ni de las sensibles.
RESPUESTA. Las especies por las cuales
entienden los ángeles no están tomadas de las cosas, sino que les son
connaturales. La razón es porque la distinción y orden entre las substancias
espirituales se concibe en armonía con el orden y distinción, de las
corporales. En éstas ocurre que los cuerpos supremos tienen la potencia de su
naturaleza 'totalmente saturada por la forma, mientras que en los cuerpos
inferiores la potencia de la materia no está totalmente saciada por la forma,
sino que, bajo la acción de algún agente, adquieren unas veces una forma y
otras veces otra. A su vez, las substancias intelectuales inferiores, esto es,
las almas humanas, tienen la potencia intelectual naturalmente incompleta, que
se va completando sucesivamente en virtud de' que toman de las, cosas especies
inteligibles. Pero la potencia intelectiva de las substancias espirituales
superiores, o sea la de los ángeles, está por naturaleza repleta de especies inteligibles,
por cuanto posee especies inteligibles connaturales para entender todo lo que naturalmente
puede conocer. Afín con el de los cuerpos, por cuanto son formas de cuerpos;
por lo cual su mismo modo de ser les impone que obtengan Y esto mismo se echa de ver examinando el
modo de ser de estas substancias. Las espirituales inferiores, o sea las almas,
tienen un ser de los cuerpos y por los cuerpos su perfección intelectual, pues
si no es para esto, en vano se unirían a 'los cuerpos. En cambio las sustancias supremas, o sea los ángeles, están totalmente
desligadas de los cuerpos, puesto que subsisten de modo inmaterial y en estado
inteligible, y de aquí que consigan su perfección intelectual de un efluvio
inteligible por el cual reciben de Dios, junto con su naturaleza intelectual,
las especies de las cosas conocidas. Y
por esto dice San Agustín: las otro cosas que están por debajo de los ángeles
fueron creadas de tal manera que primero
fueron hechas en el, conocimiento de la criatura raciono y después en su género
propio.
Hay en el entendimiento humano, en orden al conocimiento natural actual
de las cosas, doble potencialidad, pues necesita primero tomar de los objetos,
mediante los sentí dos la representación de las cosas, y después, mediante la
actividad del entendimiento agente, formar del fantasma de la imaginación las
especies inteligibles, que hemos dicho son principio del conocimiento o medio
determinante que informa y actúa la facultad intelectiva para producir el acto
de entender. También en el entendimiento angélico es una potencia que para
conocer a las demás necesita de las imágenes o especies ininteligibles (a, 1),
Mas ¿seguirá el ángel en la producción del acto de entender el mismo proceso
que el entendimiento humano, teniendo que adquirir de las cosas por si mismo
las especies que lo representen, o será actuado de otro modo, sin adquirir por
si esas representaciones, que, sin embargo, ha de tener? ¿Cuál es, pues, el
origen y naturaleza de esas especies? En otro lugar, hablando el Angélico de
cómo el ángel conoce las cosas materiales, se expresa de este modo refiriendo
las opiniones entonces existentes: "Supuesto que los ángeles no conozcan las
cosas materiales por su propia esencia, sino por algunas representaciones, hay
tres opiniones acerca de esas representaciones, Pues algunos dicen que tales
representaciones, por las que conocen los ángeles, están tomadas de las mismas
cosas materiales…Otros dicen que el ángel no adquiere las especies por las que conoce
tomándolas de las cosas, pero que tampoco entiende por especies innatas, sino
que está en su poder conformar la propia esencia a cada cosa en presencia de la
misma, y que de tal captación se sigue el conocimiento de la cosa... Parece que
hay que afirmar lo que la tercera opinión afirma, la cual es más, común y más
verdadera, y es que los ángeles conocen las cosas materiales por
representaciones innatas" (De veritate, q. 8, a. 9)...
La respuesta del Doctor Angélico en este artículo de la SUMA es
categórica, y es que "las especies por las cuales entienden los ángeles no
están tomadas de las cosas, sino que les son connaturales..., que las reciben
de Dios junto con su naturaleza intelectual" (a. 2). Como en este punto nada
dice tampoco la divina revelación, la cual, como ya hemos visto, se limita a
afirmar de modo equivalente que los ángeles conocen las cosas, Santo Tomás,
además de apoyarse en las dos autoridades patrísticas por él preferidas, el
Seudo-Dionisio (Sed contra) y San Agustín (cuerpo del artículo y ad 1), busca
el fundamento racional de esta doctrina, primero en la comparación de la
perfección natural de los ángeles en el orden intelectual con la perfección
natural de los cuerpos celestes, argumento que en aquellos tiempos tenía cierto
valor, dadas las teorías entonces corrientemente admitidas; y en segundo lugar
prueba lo mismo por la comparación con el hombre.
Dios, acto purísimo, en quien no se da potencialidad alguna, tiene el
grado supremo - en la escala de las inteligencias, y respecto al conocimiento
de las cosas está siempre en acto segundo, no dependiendo en nada de ellas su
ciencia perfectísima. Mas el hombre ocupa el ínfimo lugar en la escala de las
inteligencias, pues su alma, aunque
inmaterial en sí misma y, por ende, intelectiva, se une naturalmente al cuerpo,
del cual depende tanto para constituir la naturaleza humana como para ejercer
ciertas funciones, debiendo por ello tomar su conocimiento de las cosas
sensibles y encontrándose de suyo en estado de pura potencialidad no sólo para
el acto segundo, sino también para el acto primero de la intelección, para el
que tiene que adquirir sucesivamente de los objetos las especies inteligibles
mediante los sentidos y la actividad del entendimiento agente. Pide, pues, la
gradación y armonía que hay en los seres del universo que los ángeles,
inteligencias intermedias entre Dios y el hombre, aunque estén en potencia en
orden al acto de la intelección actual de las cosas, no lo estén en orden a la
adquisición de sus representaciones, debiendo tenerlas infusas desde el primer
instante de su existencia, sin tener que abstraerlas de los objetos. Así lo
pide necesariamente la naturaleza angélica, en cuanto inteligencias perfecta, aunque
limitadas. Por lo que se refiere a los objetos materiales, juzgando por lo que
conocemos de la perfección de la naturaleza en los ángeles y por lo que sabemos
del entendimiento humano, deducimos que, siendo la esencia de los ángeles
perfectamente espiritual y completamente inmaterial, independiente intrínseca y
extrínsecamente de todo cuerpo, no pueden ellos en su operación propia, que es
el entender, tener dependencia alguna de lo que supondría necesariamente en los
mismos, unión natural a un cuerpo si tomasen las especies de las cosas
sensibles. Para tomar en el conocimiento las representaciones de los objetos
extrínsecos al que conoce, tiene éste que tener cuerpo; "por donde, para
que el entendimiento angélico recibiese alguna representación de las cosas
materiales, debería el ángel tener potencias sensitivas y estar naturalmente
unido a un cuerpo" (De veritate, q. 8, a. 9).
En cuanto a los objetos inmateriales, tampoco pueden los ángeles para
conocerlos tomar de ellos alguna representación, obteniéndola como fruto de su abstracción, ni
causada en su entendimiento por los otros seres inmateriales. La razón es obvia.
No puede formar en sí el ángel que conoce la representación tomándola del ser
inmaterial conocida, porque para ello necesitaría previamente conocer el objeto
sobre el que habría de ejercer su operación abstractiva, ya que el ángel no
puede obrar en aquello que no conoce, y antes que formase la especie no estaría
el otro ser inmaterial presente en él. Ni éste puede producirla en el
entendimiento del ángel que realiza el acto de conocer, porque nada puede obrar
donde no esté presente; y por eso, para poder un ángel producir una
representación inteligible suya en el entendimiento del otro, tendría que estar
dentro de dicho entendimiento con su misma substancia. Mas ninguna criatura
puede estar con su substancia en otro entendimiento ni ejercer allí
intrínsecamente alguna operación, sino sólo extrínsecamente, ya que sólo aquel
qué da el ser, es decir, Dios creador, que tiene poder intrínseco sobre el
ser" (II Sent., .8,q. uníca., a. 5 ad 3; 1 p., q.56, a. 2, dif. 3;
3." p., q. 8, a. 8 ad 1; q. 64; a. 1; cont. gent., lib. II, cap. 98; De
veritate, q. 8, a. 7), puede penetrar en el entendimiento y en la voluntad de
las criaturas. Po eso Santo Tomás, tratando de la iluminación de los ángeles,
dirá más adelante (l." p., q. 106, a. 1 ad 2) que no consiste en la infusión
de una nueva luz ni de nuevas especies (De veritate , q. 9, a. 1 ad 10). Se
llama aquí tres veces a esas especies inteligibles angélicas connaturales (a. y
ad 2), Y en la cuestión siguiente (a. 2) se dice que en cada uno de los ángeles
fueron impresas por Dios, en cuanto al ser inteligible, las semejanzas de todas
las cosas creadas. Infusas las llama también Santo Tomás en la cuestión 57 (a.
2). Y en otros lugares de sus obras afirma que son infusas (Quodlibet. VII, q.
1, a. 3;. De veritate, q. 8, a. 9), impresas (TI sent., disto 3, q. 3, a. 1 ad
2 yad 4; De veritate, 1. c., a. 7), i11/l1,(1,ta,s (De veritate, q. cit., aa. 7
y 9), recibidas (Quodlibet. 7, q. 1,a. 3; Como al ,liibro "De causis",
lect. 10), oonorecdas (Quodlibet. VII, q. 1, a.3), o que son como un efluvio inteligible
de Dios (1." p., q. 55, a, 2), derivadas de la esencia divina (L" p.,
q. 57, a. 2 ad 2), que dimanan inmediatamente de las razones eternas ejemplares
de Dios (De veriate, q. 8, a.9; TI Sent., dist, q. 3, a. 3).
El modo lo expone el Angélico de esta forma: "Así como de las
ideas eternas existentes en la mente divina proceden las formas materiales para
'dar su ser a las cosas, así también de Dios se derivan a la mente angélica las
representaciones de todas las cosas para el conocimiento de las mismas: de modo
que así el entendimiento del ángel excede al nuestro como una cosa formada
excede a la materia informe; por donde nuestro entendimiento se compara a un
lienzo en blanco, mas el entendimiento angélico se parece a un lienzo pintado o
a un espejo, en el cual están las imágenes de las cosas" (De veritat,e, q.
8, a. 9). Son, pues, estas representaciones de las cosas que Dios ha impreso en
los entendimientos angélicos cualidades como las que el entendimiento agente
humano forma de las de imágenes de los objetos exteriores, suministradas por
los sentidos externos y la fantasía, diferenciándose de ellas, en cuanto al
origen, ya que las angélicas fueron impresas directamente por Dios en los ángeles
al crearlos, mientras las nuestras son producto de la abstracción de nuestro
entendimiento agente. Así que las especies inteligibles angélicas ni son causadas
por las cosas ni son causa de las cosas, sino que son causadas por las ideas
divinas" que son a su vez causa ejemplar y eficiente de todo (a. 2 ad 1). Difieren
también de las nuestras esas representaciones por su universalidad y
perfección, ya que quien las causa inmediatamente es Dios, en quien las, cosas
tienen más verdad que en sí mismas, puesto que "los seres naturales son
verdaderos por cuanto alcanzan a tener semejanza con las especies que hay en la
mente divina" (1.0 p., q. 16, a. 1), de la que, como se ha dicho, dimanan
las especies inteligibles angélicas.
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