El
tiempo y la eternidad
INTRODUCCIÓN.
1. Qué dice la razón:
a)
La vida es corruptible, breve, temporal...
b)
El alma exige cosas grandes, inmortalidad, eternidad...
2. Qué dice la fe (véase el esquema anterior):
a)
Hay una vida temporal y otra eterna.
b)
La vida temporal se ordena a la eterna.
I.
EL TIEMPO
A) Naturaleza del tiempo
1.
Difícil de definir:
a)
"Si no me lo preguntan, lo sé: si me lo mandan explicar, no lo sé"
(San Agustín).
b)
Los filósofos dicen que es la medida del movimiento. Luego donde hay cambio, hay
tiempo. Es como una serpiente escurridiza: el pasado ya se fue, el presente se
escapa velozmente de las manos, el futuro no sabemos si vendrá...
2.
Nuestra vida en el tiempo:
a)
La vida es temporal, porque cambia: niñez, juventud, vejez...; goces y
tristezas...
b)
Por lo tanto, la vida termina: como la niñez da paso a la juventud, así la vejez
a la muerte. Antagonismo del cuerpo y del alma: el primero es corruptible: la
segunda inmortal.
c) Y
termina brevemente (Job. 14, 1; Eclo. 18, 8), "Toda carne es como hierba,
y toda su gloria como flor del campo. Sécase la hierba, marchítase la flor
cuando sobre ellas pasa el soplo de Yahvé" (Is. 40, 6-7). Preguntaron a un
filósofo qué era la vida; éste dio una vuelta y desapareció: quería indicar que
su nota más característica era la brevedad.
B) Valor del tiempo
1.
Los hombres sólo conoceremos toda la importancia del tiempo en el cielo o en el
infierno. Pero pensemos desde ahora que con él adquirimos:
a)
Nuestra salvación. ¡Si el buen ladrón hubiera muerto unas horas antes de
conocer a Cristo crucificado!
b)
Nuestros méritos. No hay cielo sin méritos, ni obras sin tiempo empleado en
practicarlas.
c)
Nuestro apostolado. Recuerda el bien que hizo San Vicente de Paúl en sus 84
años de vida. Nuestras actividades requieren tiempo.
2.
Meditemos en lo inseguro de la posesión del tiempo.
a)
El tiempo pasado. ¿Qué nos queda de los años pasados, del mes pasado, incluso
de lo que hicimos ayer? Un recuerdo borroso... nada.
b)
El presente: es móvil, huidizo. No puedes detenerle si te agrada, ni acelerarle
si te hastía.
c)
El futuro: es incierto. ¿Viviremos mañana? ¿Qué nos
traerá el próximo año?
traerá el próximo año?
II. LA ETERNIDAD
A)
Nuestro entendimiento es incapaz de comprender su naturaleza íntima Un rey
preguntó a Simónides qué era la eternidad. Este pidió un día para pensarlo;
pasado ese día pidió dos de prórroga ; después cuatro... y así en progresión...
A medida que pensaba más sobre ello, encontraba mayores dificultades para comprenderlo.
B)
Pero podemos conocerla de alguna manera
1.
Objetivamente: es la inmutabilidad, la incorruptibilidad, la inmortalidad de
una cosa. a) Inmutabilidad: no cambia. Del lado que caiga el árbol allí se
queda.
b)
Incorruptibilidad: no sufre alteración ninguna, no disminuye ni aumenta. Los
gozos o tormentos son siempre los mismos.
c)
Inmortalidad: sin fin, sobre el tiempo. "Si un condenado de cien en cien años
derrama una lágrima, y se recogen todas, ¿cuántos millones de años tardará en
igualar al océano? Y sin embargo, sólo ha empezado" (San Buenaventura).
2.
Subjetivamente: "La posesión total, simultánea y perfecta de una vida
interminable" (Boecio).
a)
Posesión total y perfecta de todos los bienes juntos. El alma, el cuerpo y los
sentidos tendrán agotada en el cielo su capacidad de felicidad.
b) O
de todos los males juntos. En el infierno, el alma y el cuerpo serán
atormentados y sufrirán en todas sus potencias y capacidades.
III. EL TIEMPO Y LA ETERNIDAD: REFLEXIONES
1. Resolvamos aprovechar
bien el tiempo presente.
a)
Es el único que está en nuestras manos.
b)
Todas nuestras obras actuales tienen una repercusión eterna. Nuestra
bienaventuranza o condenación están en función de nuestras acciones de la vida
presente.
c)
Cada momento presente puede ser el último y, por tanto, decisivo.
2. Redimamos el pasado. a)
Con la penitencia.
b)
Con el aprovechamiento del tiempo.
c)
Con las buenas obras cada vez más perfectas.
3. Rectifiquemos para el
futuro:
a)
Evitemos totalmente el pecado.
b)
No nos empleemos en naderías, bagatelas o frivolidades. No estemos ociosos.
c)
Ocupémonos en obras meritorias. Así el tiempo nos
adquirirá una eternidad feliz.
CONCLUSIÓN
1.
Los antiguos representaban a la ocasión como una diosa resbalando sobre una
rueda situada bajo sus pies (carácter transitorio del tiempo, la ocasión pasa
irremediablemente para no volver nunca), con la cabeza cubierta por una larga cabellera
(es decir, que no se la ve venir, y si se la ve sólo se puede coger por los
cabellos), y con la parte posterior de la cabeza calva (para indicar que una
vez que pasa no se la puede traer de nuevo).
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