Q. LIII
(CONTINUACIÓN)
Del
movimiento local de los Ángeles
De esto y de lo anteriormente afirmado según Santo Tomás: que, estando
el ángel en el lugar por la operación, cuando no obra en algún lugar no está en
lugar ninguno, siguese que, cuando el ángel deja de obrar en un lugar y no
aplica su virtud a ningún otro, o viceversa, cuando no la está aplicando a
ninguno y luego la aplica a uno, no se da propiamente movimiento, ni continuo
ni discontinuo. La referencia principal de donde se explico lo siguiente sigue siendo
el doctor Angélico que se expresa de esta manera: El ángel bienaventurado (Como más abajo diremos, aquí Santo Tomas
solo se vale de los ángeles en gracia no de los caídos o también llamados
demonios que ya han perdido la gracia) [24] puede
moverse localmente. Pero así como estar en un lugar conviene al cuerpo y al
ángel de modo equivoco, esto mismo sucede cuando se trata del movimiento local.
En efecto, el cuerpo ocupa un lugar por cuanto está contenido en el lugar y
yuxtapone a él sus dimensiones, (La tasa es el continente y lo que tiene
dentro es lo contenido) por lo cual es
preciso que el movimiento local del cuerpo sea medido por el lugar y se acomode
a sus exigencias; y de aquí que la continuidad del movimiento dependa de la
continuidad de la magnitud o espacio, y al después del espacio corresponda el
antes y el después del movimiento local del cuerpo, como dice el Filósofo. (El
antes y después también supone el tiempo) Pero
el ángel no está en un lugar en cuanto medido y contenido, es decir, como el cuerpo sino más
bien en cuanto continente.
(Apliquemos d modo inverso lo de la taza y
comprenderemos mejor lo que Santo Tomas
dice) De ahí que el movimiento local del
ángel no se mide por el lugar mismo o
por sus exigencias de continuidad, sino que es un movimiento discontinuo. En
efecto, puesto que, según hemos dicho, la única manera de estar el ángel en un
lugar es por el contacto de su virtud,
es necesario que el movimiento del ángel
en el lugar no consista más que en diversos contactos, sucesivos y no
simultáneos, con los distintos lugares, ya
que, como hemos dicho, el ángel no puede estar simultáneamente en muchos
lugares, como es el caso de Dios nuestro Señor, y este género de contactos no
son necesariamente continuos. Puede, sin embargo, encontrarse en estos
contactos cierta continuidad. Según hemos visto, no hay inconveniente en asignar al ángel, por razón del contacto de
su virtud; un lugar divisible, como se
asigna un lugar divisible al cuerpo por
razón del contacto de sus dimensiones. Por tanto, así como el cuerpo abandona sucesivamente, y no
todo a la vez, el lugar donde antes estaba, de donde proviene la continuidad de su movimiento
local, así también el ángel puede abandonar paulatinamente el lugar donde
primero estaba, y de este modo su
movimiento sería continuo. Mas puede también
abandonarlo de repente y ocupar súbitamente la totalidad, de otro, y en
este caso su movimiento no sería continuo sino discontinuo [25],
Al hablar aquí Santo Tomás del ángel bienaventurado, no ha de
entenderse la doctrina restringida a él con exclusión de los ángeles malos. Tanto en el prólogo de: la cuestión como en el desarrollo del artículo,
habla del ángel en general, sin distinción alguna. El mencionar especialmente a Ios ángeles
buenos es debido a que considerando las objeciones 2 y 3 el movimiento como algo
imperfecto, respecto a los ángeles buenos parece ofrecer especial dificultad
por el estado de felicidad y perfección consumada en que se encuentran, La
doctrina aquí expuesta es, pues, común a todos los ángeles, buenos y majos, si
bien en los malos el movimiento local y sus demás operaciones en el lugar, con
su poder natural, están coartadas por Dios en castigo de su pecado.
3. Cuando el movimiento del ángel
"es continuo, no puede el ángel moverse de un lugar a, otro sin pasar por
el medio... Pero cuando el movimiento del ángel es discontinuo, es posible que
cruce de un extremo a otro sin pasar por el medio" (a. 2, IC. y ad 3).
El porqué de ambas partes de esta proposición se explica clara y
ampliamente en el cuerpo del artículo y es doctrina genuina del Angélico,
consecuente siempre consigo mismo una vez sentados los principios. Así lo
afirma reiteradamente cuando dice que el ángel, "según obre algo en los
lugares intermedios, O en alguno solamente, o en ninguno, así pasará por todos
ellos, por alguno o por ninguno" (I Sent. dist. 37, q, 4, a. 2); Y “que el
ángel, si quiere, puede moverse de un extremo a otro sin pasar por el medio; y
si quiere, puede pasar por todos los lugares intermedios... , porque estando el
ángel en el lugar por el contado de su virtud, no está en el lugar como
contenido en él, sino conteniéndolo con su poder, que trasciende el lugar; por
donde no es necesario que siga en el movimiento las condiciones de este o al
otro lugar (propias del movimiento continuo,) y sí quiere, puede pasar a éste o al otro
lugar, sin intermedie nada eso es por su virtud propia (Quolib. 1. a. 5). Esto
ha de entenderse del ángel cuando se mueve a sí Mismo (a lo cual se le llama
movimiento discontinuo) en el lugar,
pues cuando mueve un cuerpo, cuyo movimiento necesariamente es continuo, es decir, su movimiento es
según antes y un después, (como sucede con nosotros que en un momento estamos
en un lugar y para pasar a otro debemos desplazarnos) debe necesariamente
también pasar el ángel por el lugar intermedio, como pasa el cuerpo por cuyas
leyes, se rige en tal caso el movimiento. Si por no tener el habito de la
teología, lo cual se adquiere en escuelas tomistas o seminarios, pero no
modernistas sino de la tradición que, cada vez quedan menos seminarios y no
digamos de las escuelas tomistas las cuales dudo que existan. Les dejo la
explicación de Santo Tomas y si aun no entienden entonces consulten a su
servidor: Padre Arturo Vargas
Según hemos dicho, el movimiento del ángel puede
ser continuo o no continuo. Si, pues, es continuo, no puede el ángel moverse de un lugar a otro
sin atravesar por medio, porque, como
dice el Filósofo, el medio es
aquello, a que primeramente llega el
sujeto del movimiento continuo antes de alcanzar el último extremo; y no
se olvide que el orden del antes y
después en el movimiento continuo corresponde a lo primero y segundo en lo
extenso, como dice el Filósofo. Pero
cuando el movimiento del ángel no es continuo, es posible que cruce de un extremo a otro sin
pasar por medio, según vamos a ver [27]. Entre dos lugares extremos hay infínitos
lugares intermedios, lo mismo si se trata de lugares divisibles que
indivisibles. Si son indivisibles, esto es evidente, porque entre dos puntos cualesquiera hay
infinitos puntos intermedios, puesto que nunca habrá dos puntos distintos
sin que entre ellos haya un lugar
intermedio, como demuestra el
Filosofo.-Y lo mismo es necesario decir tratándose de lugares divisibles, como
se echa de ver examinando el movimiento continuo de un cuerpo cualquiera. El
cuerpo no se mueve de un lugar a otro
más que en el tiempo. Pero ocurre que,
durante todo el tiempo que mide el movimiento de un cuerpo, no es posible hallar dos instantes en
que el cuerpo que se mueve no esté en
lugares distintos, porque si durante ellos estuviese en el mismo lugar, estaría
en reposo, ya que estar en reposo no es
más que estar en un mismo lugar antes y
después. Por consiguiente, así como entre el primero y el último instante del
tiempo que mide el movimiento hay
infinitos instantes, así también es necesario que entre el primer lugar, en que empieza el movimiento, y
el último, en que termina, haya
infinitos lugares. - Un ejemplo sensible
puede aclarar esto. Supongamos que un cuerpo tiene un palmo y sea de dos
el camino que ha de recorrer. No cabe duda que el lugar primero, de donde parte
el movimiento, tiene un palmo, y que el de llegada, donde ternaria, tiene otro
palmo, Es también indudable que, cuando el cuerpo empieza a moverse, va
abandonando por partes el primer palmo y deslizándose por partes en el segundo.
A medida, pues, que se vaya dividiendo
la extensión del palmo, se irán multiplican-
do los lugares intermedios, porque un punto cualquiera que se tome en la extensión del primer palmo es
principio de un lugar, y el
correspondiente en la magnitud del otro es su
término. Pero como la magnitud es divisible hasta el infinito, y en toda magnitud hay infinitos puntos
potenciales, siguese que entre dos lugares
cualesquiera hay infinitos lugares intermedios. Pero un móvil no puede recorrer una infinidad de
lugares más que por la continuidad del movimiento, y esto debido a que, si bien
los lugares intermedios son infinitos en
potencia, es igualmente posible encontrar cierta infinidad potencial en
el movimiento continuo. Si, pues, el movimiento
es continuo, todas las partes
que-lo componen estarán actualmente numeradas, y, por tanto, si un móvil se
mueve con movimiento no continuo, es
forzoso, o bien que no pase por todos los 'lugares intermedios, o
que recorra infinitos lugares intermedios, cosa esta última imposible. Por
consiguiente, cuando su movimiento no es continuo, el ángel no recorre todos
los lugares intermedios. Adviértase aquí que lo de moverse de un extremo a otro sin pasar por el medio puede convenir al ángel, pero no al cuerpo, porque el
cuerpo está medido y contenido por el lugar, lo que requiere que en su
movimiento se pliegue a las leyes del
lugar. En cambio, la substancia del ángel no está sujeta al lugar en cuanto contenida, sino que
es superior a él y le contiene: y de aquí que sea dueño de aplicarse al lugar del modo que
prefiera, bien sea pasando por el medio o
bien sin pasar.
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