utfidelesinveniatur

viernes, 26 de agosto de 2016

LA RELIGIÓN DEMOSTRADA LOS FUNDAMENTOS DE LA FE CATÓLICA ANTE LA RAZÓN Y LA CIENCIA - por P. A. HILLAIRE

PRIMERA VERDAD
DIOS EXISTE
(continuación)

SEXTA PRUEBA:
LOS HECHOS CIERTOS DE LA HISTORIA.

12. P. Los hechos ciertos de la historia, ¿prueban la existencia de Dios? 
R. Sí; porque un ser puede manifestarse de tres maneras: puede mostrarse, hablar  y obrar. Ahora bien, Dios se mostró a nuestros primeros padres en el Edén, a Moisés en el Sinaí Habló a los patriarcas y a los profetas. Hizo sentir su acción en el curso de los siglos, y los milagros del Antiguo y del Nuevo Testamento, comprobados por la historia, son hechos que demuestran la acción y la existencia de Dios. Hay dos maneras de conocer la verdad:

descubrirla uno mismo;

recibirla de otro.

El hombre sabe o cree. Sabe cuando alcanza la verdad con las solas facultades de su alma, la inteligencia, la razón, la conciencia, el sentido íntimo, los órganos del cuerpo; cree, cuando se adhiere al testimonio de otros. El medio más fácil para conocer a Dios es el testimonio de la historia. La Biblia, considerada como un simple libro histórico, está revestida de todos los caracteres de veracidad exigidos por la ciencia. Por más que los racionalistas clamen, es tan imposible poner en duda los hechos históricos de la Biblia, como lo es negar las victorias de Alejandro Magno o Napoleón. Ahora bien, según la Biblia, Dios se mostró de varios modos: habló a nuestros primeros padres, a Noé, a los patriarcas, a los profetas Pero es evidente que para  mostrarse y hablar es necesario existir. Las milagrosas obras sensibles que ningún agente creado puede hacer por sí mismo, no son más que las obras de Dios. Por consiguiente, los milagros que nos cuenta la Biblia son otras tantas pruebas de la existencia de Dios.

SÉPTIMA PRUEBA:
LA NECESIDAD DE UN SER ETERNO.

13. P. ¿Cómo se prueba la existencia de Dios por la necesidad de un ser eterno?
R. Existe algo en el mundo; ahora bien, si no existiera un ser eterno, nada podría existir; luego existe un ser eterno. Es así que ese ser eterno es Dios; luego Dios existe.

Que existe algo es evidente.

Si desde toda la eternidad no hubiera existido nada, nada existiría tampoco ahora. Los seres no podían darse a sí mismos la existencia, puesto que no existían. No podían recibirla de la nada, porque la nada es nada y no produce nada. Por consiguiente, era necesario que existiera un primer ser eterno, para dar la existencia a los otros.

Este ser eterno es Dios. El ser eterno, por el hecho de existir desde toda la eternidad, posee un atributo, una perfección infinita: la eternidad, que es una duración sin principio ni fin. Pero, como los atributos de un ser no pueden ser superiores a su naturaleza, a su esencia, al modo que el brazo del hombre no puede ser más grande que el hombre mismo, se sigue de aquí que el ser eterno, por el hecho de poseer un atributo infinito, posee también una naturaleza, una esencia infinita; luego es infinito en toda clase de perfecciones. Lo que es infinito bajo un aspecto lo es bajo todos. Es así que el ser infinito es Dios. Luego Dios existe.

Puesto que este ser eterno ha existido siempre, no ha podido recibir la existencia por medio de otro: estaba solo. Tampoco se la ha podido dar a sí mismo, porque nadie se puede crear a sí mismo, luego es necesario que este primer ser exista por la necesidad de su propia naturaleza; es el ser que nosotros llamamos necesario. Dios es el ser necesario, que existe porque le es esencial la existencia, como le es esencial al círculo el ser redondo y al triángulo tener tres ángulos.

14. P. ¿Podemos comprender a un ser eterno y necesario?
R. No, no podemos comprender su naturaleza, porque es infinito y, por consiguiente, está por encima de todo entendimiento finito. Tan imposible es comprenderle, como encerrar en la cavidad de la mano la inmensidad del mar. Sin embargo, nosotros estamos ciertos de la necesidad de su existencia. Como ya hemos visto, un ser no puede existir sino por sí mismo o producido por otro; no hay término medio entre estas dos maneras de existir. Ahora bien, los seres que pueblan el universo no pueden existir por sí mismos, porque existir por sí mismo es existir necesariamente y desde toda la eternidad. Pero, ¿quién no ve que sería absurdo suponer que todos los seres del universo existen necesariamente?... Fuera de eso, no es posible que todos los seres sean producidos, porque si todos fueran producidos, porque si todos fueran producidos, no hallaría ninguno que les diera la existencia, y entonces ninguno existiría. Luego existe un ser que no ha recibido la existencia de otro, que la tiene por sí mismo, que es necesario, eterno; y este ser eterno y necesario es aquél a quien todo el mundo llama Dios. Este argumento se puede presentar en una forma más científica, de la siguiente manera:

P. ¿Puede probarse la existencia de Dios por la existencia de un Ser necesario?
R. Sí; se prueba de una manera científica la existencia de Dios con este sencillo argumento:

a) Existe un ser necesario,

b) Este ser necesario es Dios; luego Dios existe.


A) EXISTE UN SER NECESARIO

que existe algo es evidente, y los mismos ateos no lo niegan: Nosotros existimos

Un ser no puede existir sin una razón suficiente de su existencia. Este principio es de una evidencia tal, que el probarlo, además de ser ridículo, sería inútil, ya que nadie lo discute.

La razón suficiente de la existencia puede ser de dos clases: o a la naturaleza propia de cada ser, o una causa externa. Luego todo ser existe o por virtud de su propia naturaleza, por sí mismo, o es producido por otro. Este principio también es evidente, pues no hay otra manera posible de existir.

El ser que existe por sí mismo en virtud de su propia naturaleza, existe necesariamente, no puede menos de existir; y puesto que la existencia forma parte de la naturaleza de dicho ser, no puede carecer de ella. Es evidente que un ser no puede menos de tener su naturaleza, su esencia, lo que la hace ser lo que es. Por tanto, si la existencia forma parte de su naturaleza, existe necesariamente, y por lo mismo, se llama el Ser necesario. Al contrario, el ser que debe su existencia a una causa externa, no existe sino dependientemente de esta causa, en cuanto que ha sido producido por ella. Podría no existir, y por eso se llama ente contingente o producido por otro.

No es posible que todos los seres sean contingentes o producidos. Y, a la verdad, el ente producido no existe por su sola naturaleza: no existiría jamás si no fuera llamado a la existencia por una causa extraña a él. Luego, si todos los seres fueran producidos, no habría ninguno que les hubiera dado la existencia. Por consiguiente, si no hubiera un Ser necesario, nada existiría. Es así que existe algo; luego existe también un Ser necesario.




B) EL SER NECESARIO ES DIOS
He aquí los caracteres principales del Ser necesario:

1º El Ser necesario es infinitamente perfecto.

El Ser necesario, por el mero hecho de existir en virtud de su propia naturaleza, posee todas las perfecciones posibles y en grado eminente; tiene la plenitud del ser, y el ser comprende todas las perfecciones: es pues, infinitamente perfecto. De la misma suerte que un círculo posee esencialmente la redondez perfecta, así el Ser necesario posee esencialmente la existencia perfecta, la plenitud del ser; y habría contradicción en decir: el Ser necesario es finito, como la habría en decir que el círculo no es redondo. Luego el Ser necesario posee todas las perfecciones, y en grado tal que excluyen toda medida, todo límite.


2º No hay más que un solo Ser necesario.

El Ser necesario es infinito; y dos infinitos no pueden existir al mismo tempo. Si son distintos, no son infinitos ni perfectos, porque ninguno de los dos posee lo que le pertenece al otro. Si no son distintos, no forman más que un solo ser.

3º El Ser necesario es eterno.

Si no hubiera existido siempre, o si tuviera que dejar de existir, evidentemente no existiría en virtud de su propia naturaleza. Puesto que existe por sí mismo, no puede tener ni principio ni fin ni sucesión.

4º El Ser necesario es inmutable.

El Ser necesario no puede mudarse, porque nunca cambia su razón de ser y la causa de su existencia, que es su naturaleza misma. Por otra parte, mudarse es adquirir o perder algo, mientras que el Ser perfecto no puede adquirir nada, porque posee todas las perfecciones; y no puede perder nada, porque entonces dejaría de ser perfecto. Es pues, inmutable. Por consiguiente, también es independiente, es decir, no necesita de nadie, se basta a sí mismo, porque es el Ente que existe por sí, infinito, perfecto, inmutable.

El Ser necesario es un espíritu.

Un espíritu es un ser inteligente, capaz de pensar, de entender y de querer; un ser que no puede ser visto ni tocado por los sentidos corporales. Todos los hombres han distinguido naturalmente la sustancia viva, activa, inteligente, de la sustancia muerta, pasiva, incapaz de moverse. A la primera le llamaron espíritu, y a la segunda, cuerpo o materia. El Ser necesario es un espíritu esencialmente distinto de la materia. Y en verdad, si fuera corporal, sería limitado en su ser como todos los cuerpos. Si fuera material, sería divisible y no sería infinito. Tampoco sería infinitamente perfecto, porque la materia no puede ser el principio de la inteligencia y de la vida, que son grandes perfecciones. Luego el Ser necesario es una sustancia espiritual, absolutamente simple. Pero como estos caracteres del Ser necesario son idénticamente los mismos que los atributos de Dios, debemos concluir que el Ser necesario es aquél a quien todo el mundo llama Dios, y que Dios existe.

DEFINICIONES DEL CONCILIO VATICANO I



Vamos a exponer aquí las definiciones de la Iglesia, no como un argumento contra los incrédulos, sino para hacer resaltar la perfecta armonía existente entre las enseñanzas de la religión católica y la razón. “La santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana cree y confiesa que hay un solo Dios verdadero y vivo, creador y señor del cielo y de la tierra, omnipotente, eterno, inmenso, incomprensible, infinito en su entendimiento y voluntad y en toda perfección; el cual, siendo una sola sustancia espiritual, singular, absolutamente simple e inmutable, debe ser predicado como distinto del mundo, real y esencialmente, felicísimo en sí y de sí, e inefablemente excelso por encima de todo lo que fuera de Él mismo existe o puede ser concebido”.

Cánones:

[Contra todos los errores acerca de la existencia de Dios creador]. Si alguno negare al solo Dios verdadero creador y Señor de las cosas visibles e invisibles, sea anatema.

[Contra el materialismo.] Si alguno no se avergonzare de afirmar que nada existe fuera de la materia, sea anatema.

[Contra el panteísmo.] Si alguno dijere que es una sola: y la misma la sustancia o esencia de Dios y la de todas las cosas, sea anatema.

[Contra las formas especiales del panteísmo.] Si alguno dijere que las cosas finitas, ora corpóreas, ora espirituales, o por lo menos las espirituales, han emanado de la sustancia divina, o que la divina esencia por manifestación o evolución de sí, se hace todas las cosas, o, finalmente, que Dios es el ente universal o indefinido que, determinándose a sí mismo, constituye la universalidad de las cosas, distinguida en géneros, especies e individuos, sea anatema.


[Contra los panteístas y materialistas.] Si alguno no confiesa que el mundo y todas las cosas que en él se contienen, espirituales y materiales, han sido producidas por Dios de la nada según toda su sustancia, sea anatema. Tal es la fe de la Iglesia, la cual afirma la existencia de Dios espíritu puro, distinto del mundo y creador de todas las cosas; ella condena el materialismo, las diversas formas de panteísmo y todos los falsos sistemas modernos. Veremos que el sentido común los condena también como la Iglesia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario