LA MISA NUEVA
1º Parte
ESTIMADOS lectores una vez terminada la entrega completa de trabajo
titulado ¿La
Misa Nueva es válida o invalida? Y siguiendo con ese mismo tema les
hacemos entrega de otro estudio no hecho por su servidor sino por el mismo
Mons. Lefebvre sin omitir nada del libro.
Quien, dentro del ambiente católico, no ha oído hablar de este gran
Arzobispo? Su voz y escritos han recorrido todo el orbe católico por lo menos
hasta su muerte. Su muerte fue, para quienes lo conocimos, una perdida muy
grande, por un lado, por otro lado, se gano un intercesor en el cielo a pesar
de la “supuesta excomunión” que los enemigos de Dios y de Jesucristo lanzaron
contra él. De él podemos decir con toda tranquilidad y aplicando aquellas
palabras de San Pablo a su discípulo Tito: “He
combatido el buen combate, he guardado lo fe. Ya no me queda sino recibir la
corona que me dará el supremo juez, no solo a mi…etc. Mons. Lefebvre es de
esos hombres que la divina providencia ha sucintado en los momentos
coyunturales de la Iglesia de nuestro Señor Jesucristo, de esa pléyade de
valientes varones que, despreciando las dadivas del mundo o huyendo de las
alabanzas que el mundo da a aquellos que quiere callar si o si, no temen
defender La VERDAD también que no se arremedró ante las amenazas de este mundo,
incluyendo a la Nueva Iglesia. Siendo su
único refugio y fortaleza Dios Nuestro Señor se lanzo a una guerra sin igual
denunciando los errores modernistas que coparon el Concilio Vaticano II y luego
se diseminaron por todo el mundo como la más perniciosa cizaña jamás vista en
la Iglesia de nuestro divino Salvador, denuncio con plena autoridad dichas
novedades heréticas. Comenzó su batalla en el mismo Concilio Vaticano VII,
donde formo parte activa del Coetus
Patrum aquel grupo que trato por todos los medios de abortar lo que se
estaba gestando, pero no lo lograron, los enemigos de Dios ya lo habían
infestado todo con sus pérfidas doctrinas. Al no tener otra alternativa solo le
quedaba defender contra viento y marea la verdad divina, la fe. La doctrina de
Nuestro Señor Jesucristo, continuar el sacerdocio católico y la Santa Misa de
Siempre sin temer sino solo a Dios y teniendo siempre presente el día de su
juicio particular, pues no quería escuchar de Nuestro Señor Jesucristo las
siguientes palabras: ¿“Que has hecho de mi Iglesia? ¿Has contribuido también a
su destrucción? Quien escribe esto muchas veces le escucho decir esas palabreas
que era para él como un acicate o una muletilla constante con la cual tomaba
fuerza para continuar con su obra de denunciar a los denostadores de la Iglesia
con nombre y apellido para que no quedara duda de quién era el lobo con piel de
oveja que destrozaba la obra divina del Redentor del mundo. Muchos fueron sus
escrito, muchas sus conferencias dadas dentro de sus seminarios como fuera de
ellos y no tenia pelos en la lengua para hablar sobre estos temas.
Hoy, por desgracia, sus “partidarios”
o “discípulos” no son dignos hijos de tal Padre pues le han TRAICIONADO
y no contentos con ello han mutilado sus discursos, sacado de sus estantes sus
obras o, en el peor de los casos, también han sufrido mutilaciones, pues este
era uno de los propósitos de sus “nuevos amigos” de la Roma modernista para
obtener la prelacía personal o la aprobación del gobierno Argentino en cuanto a
“institución católica” he insertarla en la diócesis de Buenos Aires y otras
tantas dádivas “benévolas” de los pontífices modernistas enemigos de todo lo
santo sobre la tierra en la tierra y en los infiernos"? Si al solo
nombre hay que arrodillarse ¿vamos a permanecer de pie, cuando está presente en
la realidad, en la Sagrada Eucaristía? Al lugar donde se ofrece un sacrificio,
se le llama altar. Por ello, no se puede aceptar, como sustitutivo del altar, una
mesa corriente, destinada a las comidas, que, según recordaba San Pablo, se
hallan en los comedores de las casas, para comer y beber. El altar ha de ser
pieza que no se traslade y donde se ofrece y se derrama la sangre. En el momento
en que se convierte el altar en mesa de comedor ha dejado de ser altar.
Tomado del protestantismo Suprimir todos los altares
que son verdaderamente tales, poner, en su lugar, una mesa de madera, delante
del altar que ha sido solemnemente consagrado, es, precisamente, hacer
desaparecer la noción de Sacrificio, que hemos visto es de importancia capital
para la Iglesia Católica. Y es de esta forma como llegó y se consolidó el
protestantismo. Por esta desaparición de la idea de Sacrificio, pasó Inglaterra
entera, al cisma y luego a la herejía.
...Resbalando,
resbalando, poco a poco, vamos a encontrarnos protestantes, sin enterarnos
Siquiera.
Precisamente uno de los libros seriamente censurado y apartado de los
fieles y del público en general, es este LA MISA NUEVA cuyos artículos
aparecerán en este blog en memoria de quien nos dio mucho, en especial a un
servidor, la ordenación sacerdotal. Nos dejo como ejemplo digno de emulación su
firmeza en la fe hasta la muerte acaecida el 25 de marzo de 1991. Valla esta
publicación de su libro como mi filial devoción a su persona que me acogió como
uno de sus hijos espirituales. Vuestro servidor en Jesús Y María:
R. P. Arturo Vargas Meza.
DECLARACION
DEL ARZOBISPO MONSEÑOR LEFEBVRE
"Destruir la Misa"
¿Cuál es la crisis que estamos atravesando actualmente? Se manifiesta, a
mi entender, bajo cuatro aspectos fundamentales para la Santa Iglesia. Se
manifiesta, a primera vista, creo yo, y me parece que es uno de los aspectos
más graves, porque, para mí, si se estudia la historia de la Iglesia, uno se da
cuenta de que la gran crisis que atravesó en el siglo XVI, crisis espantosa,
que arrebató a la Iglesia santa,
millones y millones de almas, regiones enteras, Estados en su totalidad, esta crisis
fue, más que nada, una crisis del culto litúrgico; y que, si actualmente
existen divisiones entre aquéllos que se dicen
cristianos, se ha de atribuir más que a otras causas a la manera de
celebrar el culto litúrgico; y si los protestantes se separaron de la
Iglesia, la causa principal es que los
instigadores del protestantismo, como Lutero, dijeron, desde el primer momento:
"Si queremos destruir la Iglesia hemos de destruir
la Santa Misa". Ésta fue la consigna de Lutero. Se había dado
cuenta de que, si llegaba a poner las manos en la Santa
Misa, si conseguía reducir el Sacrificio de la Misa a una pura comida, a una
conmemoración o recuerdo, a una significación de la comunidad cristiana, a una
rememoración o memorial de la Pasión de Nuestro Señor y, como consecuencia, que
quedase más débil lo más sagrado que hay en la Iglesia, lo más santo que nos ha
legado Nuestro Señor, lo más sacrosanto, él conseguiría destruir la Iglesia.
Y ciertamente, consiguió, por desgracia, arrebatar a la Iglesia naciones
enteras, obrando de esta forma.
La Misa, un sacrificio
Pues, bien. Hoy existe una tendencia, que nadie puede negar, de poner
las manos sobre la Santa Misa. Se llega a alterar cosas que son esenciales en
la Santa Misa. Y ¿cuáles son estas cosas esenciales, en la Santa Misa? En
primer lugar, la Santa Misa es un sacrificio. Un sacrificio no es una comida.
Pero, en la actualidad, se ha querido desterrar hasta
la palabra sacrificio. Se habla de Cena Eucarística, se habla de comunión
eucarística... , se habla de todo lo que se quiera, con tal de no mencionar
siquiera la palabra sacrificio, y no obstante, la Misa es,
esencialmente, un sacrificio, el Sacrificio de la Cruz; no es otra cosa.
Sustancialmente, el Sacrificio de la Cruz y el Sacrificio de la Misa son la misma
cosa y el mismo y único Sacrificio.
No hay otra mutación que en la comida oblación. Nuestro Señor se ofreció
de una manera sangrante, cruenta, en el altar de la Cruz, siendo Él mismo el
Sacerdote y la víctima. Y sobre nuestros altares, se ofrece, siendo igualmente
el Sacerdote y la Víctima, por ministerio de los sacerdotes.
El sacerdote es solamente el Ministro consagrado por el Sacramento del
Orden, configurado, por el Carácter, al Sacerdocio de Nuestro Señor Jesucristo,
ofreciendo el Sacrificio de la Misa, en la persona de Cristo: "in persona
Christi".
La Presencia Real
Si se le quita la Transubstanciación, a
la Misa. .. Ya que os he hablado de Sacrificio, hablemos ahora de la segunda
cosa necesaria, esencial, que es la Presencia Real de Nuestro Señor, en la
Sagrada Eucaristía. Si se elimina la
Transubstanciación... Esta palabra es de una importancia capital,
porque, al suprimirla, se omite la presencia real,
y deja, por tanto, de haber Víctima. Deja de haber Víctima para el Sacrificio. Y, por lo tanto, deja de haber Misa. Dicho de otra
forma: deja de existir Sacrificio y nuestra Misa es
vana. Nos quedamos sin Misa. (Ha dejado de ser
el Sacrificio que nos dio Nuestro Señor, en la. Santa Cena y en la Cruz, y que
les mandó a los Apóstoles lo perpetuaran sobre el altar). Es el segundo
elemento indispensable. Primero, el Sacrificio, luego, la Presencia Real.
Hablemos ahora del Carácter sacerdotal del Ministro. Es el sacerdote, no los
fieles es el sacerdote el que ha recibido el en cargo, de Dios Nuestro Señor,
para continuar el Sacrificio. Y de ninguna manera los
fieles.
Cierto es que los fieles se han de unir al Sacrificio, unirse de todo
corazón, con toda su alma, a la Víctima, que está sobre el altar, como debe
hacerlo también el sacerdote. Pero los fieles no pueden
ofrecer, en manera alguna, el Santo Sacrificio, "in persona Christi",
como el sacerdote.
El sacerdote está configurado al Sacerdocio de Cristo, está marcado para
siempre, para la eternidad. "Tu es sacerdos in
aeternum". .. Sólo él puede ofrecer verdaderamente el Sacrificio de
la Misa, el Sacrificio de la Cruz. Y, por consiguiente, sólo él puede
pronunciar las palabras de la Consagración.
¡De rodillas!
No es normal que los seglares se coloquen alrededor
del altar y que pronuncien todas las palabras de la Misa, junto con el
sacerdote. Porque ellos no son sacerdotes en
el sentido propio en que lo es el sacerdote consagrado. Tampoco podemos
considerar como cosa normal el haber suprimido toda señal de respeto a la Real
Presencia. A fuerza de no ver ningún respeto hacia la Sagrada Eucaristía, acaba
por no creerse en la Presencia Real. Y ¿quién se atreverá a llegar, por tal
camino, a cosa parecida, después de meditar la divina Palabra, según la cual "al nombre de Jesús, dóblese toda” rodilla, en el
cielo.
Poco y nada podemos agregar a las
palabras de Mons. Lefebvre, más claro no puede ser. Los artículos de Mons.
Están estrechamente unidos a lo que se ha dicho, sobre este tema, en otro lugar
dentro de este blog cuyo título es: ¿LA MISA NUEVA ES VALIDA O INVALIDA? O las
reformas de Cranmer (Misa Anglicana)
CONTINUARA...
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