Misa
– De la Fiesta del Sagrado Corazón
I
Clase – Ornamentos Blancos
Epístola
– Efesios; III, 8-12, 14-19
Evangelio
– San Juan; XIX; 31-37.
“Yo te prometo, en la
excesiva misericordia de mi Corazón, que su amor omnipotente concederá a todos
aquellos que comulguen nueve Primeros Viernes de mes seguidos, la gracia de la
penitencia final: No morirán en desgracia mía, ni sin recibir sus Sacramentos,
y mi Corazón divino será su refugio en aquél último momento." Eso le dijo el Sagrado
Corazón de Jesús a Santa Margarita María de Alacoque (cuyo cuerpo permanece
incorrupto a pesar de los 330 años transcurridos), el 16 de junio de 1675. Aprovechemos las innumerables gracias que
Jesús concede a quienes desagravian su Sagrado Corazón los primeros Viernes de
mes.
Las Doce Promesas del Sagrado Corazón
1. Les daré todas las
gracias necesarias para su estado de vida.
2. Les daré paz a sus
familias.
3. Las consolaré en todas
sus penas.
4. Seré su refugio durante
la vida y sobre todo a la hora de la muerte.
5. Derramaré abundantes
bendiciones en todas sus empresas.
6. Los pecadores encontrarán
en mi Corazón un océano de misericordia.
7. Las almas tibias se
volverán fervorosas.
8. Las almas fervorosas
harán rápidos progresos en la perfección.
9. Bendeciré las casas donde
mi imagen sea expuesta y venerada.
10. Otorgaré a aquellos que
se ocupan de la salvación de las almas el don de mover los corazones más
endurecidos.
11. Grabaré para siempre en
mi Corazón los nombres de aquellos que propaguen esta devoción.
12. Yo te prometo, en la
excesiva misericordia de mi Corazón, que su amor omnipotente concederá a todos
aquellos que comulguen nueve Primeros Viernes de mes seguidos, la gracia de la
penitencia final: No morirán en desgracia mía, ni sin recibir sus Sacramentos,
y mi Corazón divino será su refugio en aquél último momento.
Condiciones para ganar esta gracia:
1. Recibir la Sagrada
Comunión durante nueve primeros viernes de mes de forma consecutiva y sin
ninguna interrupción (obviamente, sin estar en pecado mortal, por ejemplo, por
faltar a la Misa dominical). Se sugiere confesión con intención de reparar las
ofensas al Sagrado Corazón.
2. Tener la intención de
honrar al Sagrado Corazón de Jesús y de alcanzar la perseverancia final.
3. Ofrecer cada Sagrada
Comunión como un acto de expiación por las ofensas cometidas contra el
Santísimo Sacramento.
ORACIÓN CONSAGRATORIA
Corazón
sagrado de mi amado Jesús: yo, aunque vilísima criatura, os doy y consagro mi
persona, vida y acciones, penas y padecimientos, deseando que ninguna parte de
mi ser me sirva si no es para amaros, honraros y glorificaros. Esta es mi
voluntad irrevocable: ser todo vuestro y hacerlo todo por vuestro amor,
renunciando de todo mi corazón a cuanto pueda desagradaros. Os tomo, pues, oh
Corazón divino, por el único objeto de mi amor, protector de mi vida, prenda de
mi salvación, remedio de mi inconstancia, reparador de todas las culpas de mi
vida; y asilo seguro en la hora de mi muerte. Sed, pues, oh Corazón bondadoso,
mi justificación para con Dios Padre, y alejad de mi los rayos de su justa
cólera. Oh Corazón amoroso, pongo toda mi confianza en vos, pues aunque lo temo
todo de mi flaqueza, sin embargo, todo lo espero de vuestra misericordia;
consumid en mi todo lo que os desagrada y resiste, y haced que vuestro puro
amor se imprima tan íntimamente en mi corazón, que jamás llegue a olvidaros ni
a estar separado de vos. Os suplico, por vuestra misma bondad, escribáis mi
nombre en vos mismo, pues quiero tener cifrada toda mi dicha en vivir y morir
como vuestro esclavo. Amén.
ACTO PARA DESAGRAVIAR Y CONGRACIARSE AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
Oh
Corazón clementísimo de Jesús, divino propiciatorio, por el cual prometió el
Eterno Padre que oiría siempre nuestras oraciones: yo me uno con vos para
ofrecer a vuestro Eterno Padre este mi pobre y mezquino corazón, contrito y
humillado en su divino acatamiento, y deseoso de reparar cumplidamente sus
ofensas, en especial las que vos recibís de continuo en la Eucaristía, y
señaladamente las que yo, por mi desgracia, también he cometido. Quisiera,
divino Corazón, lavar con lágrimas y borrar con sangre de mis venas las
ingratitudes con que todos hemos pagado vuestro tierno amor. Junto mi dolor,
aunque tan leve, con aquella angustia mortal que os hizo en el huerto sudar
sangre a la sola memoria de nuestros pecados. Ofrecédselo, Señor, a vuestro
Eterno Padre, unido con vuestro amabilísimo Corazón. Dadle infinitas gracias
por los grandes beneficios que nos hace continuamente, y supla vuestro amor
nuestra ingratitud y olvido. Concededme la gracia de presentarme siempre con
gran veneración ante el acatamiento de vuestra divina Majestad, para resarcir
de algún modo las irreverencias y ultrajes que en vuestra presencia me atreví a
cometer, y que de hoy en adelante me ocupe con todo mi conato en atraer con
palabras y ejemplos muchas almas que os conozcan y gocen las delicias de
vuestro Corazón. Desde este momento me ofrezco y dedico del todo a dilatar la
gloria de este sacratísimo y dulcísimo Corazón. Le elijo por el blanco de todos
mis afectos y deseos, y desde ahora para siempre constituyo en él mi perpetua
morada, reconociéndole, adorándole y amándole con todas mis ansias, como que es
el Corazón de mi amabilísimo Jesús, de mi Rey y soberano dueño, Esposo de mi
alma, Pastor y Maestro, verdadero Amigo, amoroso Padre, Guía segura, firmísimo
Amparo y Bienaventuranza. Amén.
ORACIÓN PARA DESPUÉS DE CADA UNA DE LAS COMUNIONES DE LOS NUEVE
PRIMEROS VIERNES
Jesús mío dulcísimo, que en
vuestra infinita y dulcísima misericordia prometisteis la gracia de la
perseverancia final a los que comulgaren en honra de vuestro Sagrado Corazón
nueve primeros viernes de mes seguidos, acordaos de esta promesa y a mí,
indigno siervo vuestro que acabo de recibiros sacramentado con este fin e
intención, concededme que muera detestando todos mis pecados, creyendo en vos
con fe viva, esperando en vuestra inefable misericordia y amando la bondad de vuestro
amantísimo y amabilísimo Corazón. Amén.
ORACIÓN
FINAL PARA TODOS LOS VIERNES
Jesús mío, os doy mi
corazón, os consagro toda mi vida, en vuestras manos pongo la eterna suerte de
mi alma y os pido la gracia especial de hacer mis nueve primeros Viernes con
todas las disposiciones necesarias para ser partícipe de la más grande de vuestras
promesas, a fin de tener la dicha de volar un día a veros y gozaros en el
cielo. Amén.
Yo te prometo, en el exceso de la misericordia de mi corazón, que mi amor omnipotente concederá a todos los que comulguen los primeros viernes de mes, durante nueve meses consecutivos, la gracia de la penitencia final, y que no morirán en mi desgracia, ni sin recibir los Santos Sacramentos, asegurándoles mi asistencia en la hora postrera.
¡Oh buen Jesús, que
prometisteis asistir en vida, y especialmente en la hora de la muerte, a quien
invoque con confianza vuestro Divino Corazón! Os ofrezco la comunión del
presente día, a fin de obtener por intercesión de María Santísima, vuestra
Madre, la gracia de poder hacer este año los nueve primeros viernes que deben
ayudarme a merecer el cielo y alcanzar una santa muerte. Amén.
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS
VIERNES
Jesús mío, os doy mi
corazón..., os consagro toda mi vida..., en vuestras manos pongo la eterna
suerte de mi alma... y os pido la gracia especial de hacer mis nueve primeros
Viernes con todas las disposiciones necesarias para ser partícipe de la más
grande de vuestras promesas, a fin de tener la dicha de volar un día a veros y
gozaros en el cielo. Amén.
__________
Les
daré todas las gracias necesarias a su estado.
Jesús misericordioso, que
prometisteis, a cuantos invoquen confiados vuestro Sagrado Corazón, darles las
gracias necesarias a su estado: os ofrezco mi comunión del presente día para
alcanzar, por los méritos e intercesión de vuestro Corazón Sacratísimo, la
gracia de una tierna, profunda e inquebrantable devoción a la Virgen María. Siendo constante en invocar
la valiosa providencia de María, Ella me alcanzará el amor a Dios, el
cumplimiento fiel de mis deberes y la perseverancia final. Amén.
ORACIÓN FINAL... Jesús
mío, os doy mi corazón...
__________
Pondré
paz en las familias. Bendeciré los lugares donde se venera la imagen de mi
Corazón.
Jesús amantísimo, que
prometisteis bendecir las casas donde se venera la imagen de vuestro Sagrado
Corazón, yo quiero que ella presida mi hogar; os ofrezco la comunión del
presente día para alcanzar por vuestros méritos y por la intercesión de Vuestra
Santa Madre que todos y cada uno de los miembros de mi familia conozcan sus
deberes; los cumplan fielmente y logren entrar en el cielo, llenas las manos de
buenas obras. ¡Oh Jesús, que os complacéis
en alejar de nuestro hogar las disensiones, las enfermedades y la miseria!
Haced que, nuestra vida sea una no interrumpida acción de gracias por tantos
beneficios. Amén.
Jesús mío, os doy...
__________
Seré
su consuelo en todas las tribulaciones.
Jesús mío, que prometisteis
consuelo a cuantos a Vos acuden en sus tribulaciones: os ofrezco mi Comunión
del presente día para alcanzar de vuestro Sagrado Corazón y del Corazón
Inmaculado de vuestra Madre Santísima la gracia de venir al Sagrario a pedir
fuerza y consuelo cuantas veces me visiten las penas. ¡Oh Jesús, oh María,
consolad y salvad a los que sufren! ¡Haced que ninguno de sus dolores se pierda
para el cielo! Amén.
Jesús mío, os doy…
__________
Derramaré
copiosas bendiciones en todas sus empresas.
Jesús mío, que prometisteis
bendecir los trabajos de cuantos invoquen confiados Vuestro Divino Corazón: os
ofrezco la comunión del presente día para alcanzar por vuestra Santísima Madre
la gracia de que bendigáis mis estudios..., mis exámenes..., mi oficio..., y
todos los trabajos de mi vida. Renuevo el inquebrantable
propósito de ofreceros cada mañana al levantarme, y por mediación de la
Santísima Virgen, las obras y trabajos del día..., y de trabajar con empeño y
constancia para complaceros y alcanzar en recompensa el cielo. Amén.
Jesús mío, os doy...
__________
Los
pecadores hallarán en mi Corazón un océano de misericordia.
Sagrado Corazón de Jesús,
siempre abierto a los pecadores arrepentidos: os ofrezco la comunión del
presente día para alcanzar por vuestros méritos infinitos y por los de vuestra
Santísima Madre la conversión de cuantos obran mal. Os suplico, ¡buen Jesús!,
inundéis su corazón de un gran dolor de haberos ofendido. Haced que os conozcan
y os amen. Dispensadme la gracia de amaros más y más y en todos los instantes
de mi vida, para consolaros y reparar la ingratitud de quienes os olvidan.
Amén.
Jesús mío, os doy…
__________
Las
almas tibias hallarán fervor. Las almas fervorosas llegarán presto a la
perfección.
Sin vuestro auxilio, Jesús
mío, no podemos avanzar en el camino del bien. Señor, por mediación de la
Virgen María, os ofrezco la comunión de este día para que avivéis en mi alma el
amor a vuestro Corazón Sagrado y concedáis este amor a cuantos no lo sienten.
Ayudado de vuestra divina gracia lucharé, Señor, para que cada semana..., cada
mes..., avance un poco en la virtud que más necesito. Amén.
Jesús mío, os doy…
__________
Daré
a cuantos trabajan por la salvación de las almas el don de ablandar los
corazones más endurecidos.
Sagrado Corazón de Jesús,
que prometisteis inspirar a los que trabajan por la salvación de las almas
aquellas palabras que consuelan, conmueven y conservan los corazones; os
ofrezco mi comunión de hoy para alcanzar, mediante la intercesión de María
Santísima, la gracia de saber consolar a los que sufren y la gracia de volver a
Vos, Señor, a los que os han abandonado. ¡Dulce Salvador mío,
concededme y ayudadme a salvar almas! ¡Son tantos y tantos los desgraciados que
empujan a los demás por el camino del vicio y del infierno! Haced, Señor, que
emplee toda mi vida en hacer mejores a los que me rodean y en llevarlos conmigo
al cielo. Amén.
Jesús mío, os doy...
__________
Guardaré
recuerdo eterno de cuanto un alma haya hecho a mayor gloria de mi Corazón. Los
que propaguen esta devoción tendrán su nombre escrito en mi Corazón, de donde
no será borrado.
Os ofrezco, Jesús mío, la
Comunión del presente día para alcanzar la gracia de saber infundir en el alma
de cuantos me rodean ilimitada confianza en vuestro Corazón Divino. Dadme
cuanto necesito para llevar a Vos a los que luchan..., a los que lloran..., a los
caídos..., a los moribundos... Y dignaos, ¡oh Jesús!, escribir hoy mi nombre en
vuestro Corazón y decir a los ángeles que rodean vuestro Tabernáculo: «Este
nombre es el de un devoto que, amándome mucho, quiere consolarme del olvido e
ingratitud de tantos hombres.» Amén.
Jesús mío, os doy…
ORACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS PARA UNA GRAVE NECESIDAD
Oh Divino Jesús que dijiste:
«Pedid y recibiréis; buscad y encontraréis; llamad y se os abrirá; porque todo
el que pide recibe, y el que busca encuentra, y a quien llama se le abre».
Mírame postrado a tus plantas suplicándote me concedas una audiencia. Tus
palabras me infunden confianza, sobre todo ahora que necesito que me hagas un
favor: (Se
ora en silencio pidiendo el favor) ¿A quién he de pedir, sino a
Ti, cuyo Corazón es un manantial inagotable de todas las gracias y dones?
¿Dónde he de buscar sino en el tesoro de tu corazón, que contiene todas las
riquezas de la clemencia y generosidad divinas? ¿A dónde he de llamar sino a la
puerta de ese Corazón Sagrado, a través del cual Dios viene a nosotros, y por
medio del cual vamos a Dios? A Ti acudimos, oh Corazón de
Jesús, porque en Ti encontramos consuelo, cuando afligidos y perseguidos
pedimos protección; cuando abrumados por el peso de nuestra cruz, buscamos
ayuda; cuando la angustia, la enfermedad, la pobreza o el fracaso nos impulsan
a buscar una fuerza superior a las fuerzas humanas. Creo firmemente que puedes
concederme la gracia que imploro, porque tu Misericordia no tiene límites y
confío en que tu Corazón compasivo encontrará en mis miserias, en mis
tribulaciones y en mis angustias, un motivo más para oír mi petición. Quiero que mi corazón esté
lleno de la confianza con que oró el centurión romano en favor de su criado; de
la confianza con que oraron las hermanas de Lázaro, los leprosos, los ciegos,
los paralíticos que se acercaban a Ti porque sabían que tus oídos y tu Corazón
estaban siempre abiertos para oír y remediar sus males. Sin embargo... dejo en tus
manos mi petición, sabiendo que Tú sabes las cosas mejor que yo; y que, si no
me concedes esta gracia que te pido, sí me darás en cambio otra que mucho
necesita mi alma; y me concederás mirar las cosas, mi situación, mis problemas,
mi vida entera, desde otro ángulo, con más espíritu de fe. Cualquiera que sea tu
decisión, nunca dejaré de amarte, adorarte y servirte, oh buen Jesús. Acepta este acto mío de
perfecta adoración y sumisión a lo que decrete tu Corazón misericordioso. Amén.
Padre Nuestro, Ave María,
Gloria al Padre.
Sacratísimo Corazón de
Jesús, en Vos confío. (3 veces).
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