PURGATORIO
SANTA CATALINA DE GENOVA
Capitulo I
(fin)
Síntesis de la doctrina de Santa
Catalina.
1.- En la muerte, al verse el alma separada del cuerpo, se
arroja allí donde le corresponde estar: cielo, infierno o purgatorio. Concretamente,
si todavía queda en ella algo que purificar, experimenta la necesidad del
purgatorio, es decir, del purificatorio.
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2.- Al purgatorio va el alma que carece ya de culpa, pero que todavía
no ha eliminado totalmente las huellas malas dejadas en su ser por el pecado. Éstas,
al no estar suficientemente borradas en esta vida por la penitencia, constituyen
la pena temporal que debe ser purgada, pues son el impedimento que retarda, que
hace aún imposible, la unión con Dios en el cielo.
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3.- Aunque con relativa frecuencia alude Catalina a la
necesidad de que se cumpla la justicia divina, el purgatorio, en su
descripción, se manifiesta más como una exigencia ontológica del propio ser del
alma, que como una pena jurídica, merecida a causa de los pecados.
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4.- El alma pierde toda atención de sí misma o de sus
compañeras de purificación, absorta en el amor de Dios y, ajena a todo valor de
tiempo o espacio, vive abandonada a las operaciones divinas que la van
purificando. Más abajo precisaremos este punto con ayuda del Catecismo.
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5.- El fuego del amor de Dios es lo que precisamente va consumiendo
en el alma toda herrumbre o mancha de pecado. El sufrimiento del purgatorio es,
pues, ante todo la pena de daño, mucho más que la pena de sentido, es decir,
mucho más que «cualesquiera otras penas que allí puedan encontrarse» (15b). En efecto,
lo más terrible para el alma es el desgarramiento interior producido por un
amor que, a causa de esos impedimentos aún no del todo aniquilados, se ve retardado
en el ansia de su perfecta posesión de Dios. Y cuanta más purificación, más
intenso el amor y más cruel el dolor. Amor y dolor parecen crecer así en el
purgatorio en acelerada progresión. El purgatorio es, pues, un crescendo de amor
y dolor que conduce al cielo, a la felicidad perfecta.
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6.- Hay en las almas del purgatorio un gozo inmenso, parecido
al del cielo, y un dolor inmenso, semejante al del infierno; y el uno no quita
el otro.
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