El caso muy especial de Antoine Gay (1790-1871)
(CONTINUACIÓN)
Un combate patético
Quienes han oído a Antoine Gay, y son muchísimos,
han atestiguado siempre que se advertía en él una extraña dualidad. Y esta
dualidad no era solamente entre él y el demonio que lo poseía, sino entre los
diversos lenguajes del demonio mismo. Se distinguía sin dificultad el tono de
Antoine Gay, al natural. Se expresaba siempre con voz dulce, con bondad y
lentitud, sin apartarse jamás del decoro más culto. En cambio, cuando el
principal de los tres demonios que habían elegido domicilio en él, Isacaron,
tomaba la palabra, la voz se tornaba, por el contrario, breve, imperiosa,
apasionada: adoptaba un tono autoritario y hablaba de tú con todo el mundo sin
miramientos ni distinciones, aun cuando se dirigiese a los más altos
dignatarios de la Iglesia. Sólo que en sus palabras se podían discernir dos
registros completamente diferentes. Ora hablaba, si podemos decirlo así, en
calidad de Diablo —y esto era necesario para que se supiese bien lo que era— y
entonces mostraba su rabia, rechinaba los dientes, profería horribles
blasfemias. Su fealdad se reflejaba en las facciones del poseso y todos los que
lo vieron aseguran que era algo horroroso tanto para los ojos como para los
oídos. Era el primer registro, el registro infernal para llamarlo por su nombre.
Pero cuando cumplía con la tarea que le había sido impuesta, es decir, cuando
se expresaba como esclavo de Dios e interpretaba m papel, no sólo era ortodoxo
en lo que decía sino que su tono se tornaba untuoso, elocuente, a veces
sublime. En el transcurso de un mismo diálogo, se veía al posesor y al poseído
tomar la palabra por turno y se comprendía la lucha espantosa que se
desarrollaba en el corazón del pobre Antoine Gay. Por ejemplo, acaba de hablar,
de deplorar el estado en que se encuentra, de proporcionar las pruebas de su
piedad muy sincera. Súbitamente y sin transición, Isacaron interviene por boca
de él. La voz cambia. Se hace ronca y se asiste a un desbordamiento de gritos,
de injurias e invectivas. ¡El que era antes todo dulzura y humildad, se muestra
de pronto amargo, sarcástico, obsceno!
Confesiones
diabólicas
Pero lo que asombra, lo que hasta entonces no se
había visto sino muy raramente, son los testimonios del mismo demonio sobre la
misión que ha recibido y la cual tiene que cumplir de buena o mala gana. No es
una vez al pasar, sino diez veces por día que vuelve sobre el tema y que lo
proclama: "¡Me veo forzado a alabarte, oh, Maestro Soberano! —exclama—.
¡Las criaturas están obligadas a reconocerte y reconocer tu poder, tu bondad y
también tu justicia terrible! "Soy yo, Isacaron, príncipe de los demonios
impuros, que está obligado por orden de Aquel que es todo, a hacer escribir
cantidad de cosas." Durante ese tiempo, en efecto, los oyentes y en
especial Houzelot, no cesaban de tomar notas sobre todo cuanto decía. Y la voz
proseguía: "¿Debo entonces servir de instrumento para instruir a los
hombres, yo que rabio por perderlos? ”Estoy obligado a decir cosas que parecen
asombrar a los hombres más sabios: las digo para gloria del Todopoderoso, para
vergüenza y confusión del Infierno. "La voluntad de Aquel delante del cual
todo se doblega en el Cielo es que yo, el diablo Isacaron que poseo el cuerpo
de Gay, hable por su boca, actúe por sus miembros y haga muecas horribles,
lance gritos espantosos, yo, que me veo forzado por Dios a dar todos los días
pruebas de la posesión de este hombre. "¡Oh, sublime Maestro! ¡Cuánto me
haces sufrir! ¡Me obligas a demoler mis fuertes, mis bastiones! Que sea maldito
el momento en que yo entré en este cuerpo. Nunca hubiese creído verme forzado a
trabajar para gloria del Altísimo y trabajar en la conversión de las
almas." Existen muchas pruebas de que Isacaron deseaba que lo relevaran de
su tarea, que hubiera querido el exorcismo para poder partir ¡que sentía que no
lo hicieran! Cierto día que se habló delante de Gay del padre de Ravignan,
entonces encargado de las Conferencias de Notre-Dame, después de Lacordaire, el
demonio por boca de Gay, exclamó: "¡Es un hombre! ¡Es un sacerdote! ¡Le
dirás que diga la misa para liberación del poseído y para que el poder que
tengo sobre su cuerpo me sea quitado antes de su liberación!"
Una escena de
predicación
He aquí una escena que cuenta el hermano Prime, de
las Escuelas Cristianas, en Feurs, Loire. El padre Chiron, al dirigirse de Lyon
a Clermont-Ferrand con Atoine Gay, le había escrito que se detendría en Feurs
con un poseso. Llegó efectivamente. El hermano y toda la comunidad fijan su
mirada sobre su compañero de ruta. ¿Qué ven? Un hombre muy tranquilo, muy
correcto, y hasta muy afable. El hermano no puede creer lo que ve. Susurra en
el oído del padre Chiron: "¿No me había dicho que traería al poseso con
usted?" Pero apenas había hecho esta reflexión cuando el "señor muy
correcto", de pronto, cambia de rostro. "La espuma en la boca, los
ojos inyectados en sangre, con un tono que me hace palidecer —escribe el
hermano—: « ¿Acaso no me ves?», me dice. "Creo — añade el hermano — que me
hubiera caído al suelo de terror si el padre Chiron no me hubiera
sostenido." Y era casi siempre así. En el momento que menos se esperaba,
el pobre Gay se entregaba de pronto a contorsiones increíbles, se arrojaba al
suelo, daba vueltas sobre sí mismo sin perder jamás el equilibrio. Y este
hombre que era generalmente pesado adquiría unaliviandad y una flexibilidad
extraordinarias. Cierto día lanzó un pun- tapié con el pie izquierdo a la
cabeza de un interlocutor de bastante estatura y volvió a posarlo en el suelo
con la misma facilidad con que lo hubiera hecho el mejor acróbata. Pero, cuando
se esperan escenas de ira, he ahí que se produce un nuevo cambio. Los ojos se
llenan de lágrimas. La voz del demonio se suaviza. La misma boca que profería
injurias comienza una predicación y se le oyen decir propósitos como los
siguientes: "El malo no es feliz. Si se está lleno de sí mismo, se está
lleno del espíritu del demonio. ¡Es por lo sentidos que perdemos al hombre!
"Dios se sirve de los hombres para probarlos. Si están afligidos reciban
esto como una gracia. ¡La cruz es preferible a todo! ¡Dios la ha llevado para
la salvación de los hombres y la hace llevar a los que ama! "El mundo cree
que la humildad es debilidad e incapacidad; ¡y yo les digo que la humildad es
poder y grandeza!”Si ustedes conocieran la desgracia de los reprobados serían
todos santos. No hay idioma para expresar los tormentos de los condenados; no
hay espíritu humano capaz de comprenderlos. "¡El que ama a los hombres más
que a Dios no será de ningúfo. Modo amado de Dios! "Dios permite los
reveses por el bien espiritual de los hombres, a fin de hacerlos entrar en sí
mismos y que vuelvan a Él. "¡No olviden jamás que las cruces son
preferibles a los honores! "Es preciso comprender que la vida es corta y
que se deben soportar las penas con espíritu de penitencia como provenientes de
Dios. "No se puede amar a Dios sin amar a su prójimo. ¡Felices los que
saben abandonar todo por Dios! "¡Ah! ¡Si los hombres pudieran ver la
belleza de un hombre en estado de gracia! "La felicidad no está aquí
abajo; ¡el que posee a Dios posee todo!”El rico debe ser el ecónomo del pobre.
Dios le ha puesto la riqueza en la mano para ayudar a sus semejantes: ¡es el
hombre de negocios de Dios! "El rico debe despreciarse a sí mismo y seguir
las lecciones del Salvador cuando dice: «Es más difícil para un rico salvarse
que para un camello pasar por el ojo de una aguja.»" Pero lo más extraño
era que Isacaron no había terminado de pronunciar todas estas sentencias
edificantes, cuando se enfurecía y empezaba a blasfemar contra Dios, a injuriar
a las criaturas, ¡a injuriarse a sí mismo! "¡Desdichados los orgullosos!
—exclamaba—. ¡Desdichado yo, Isacaron! ¡Es el orgullo, la ingratitud y la
desobediencia lo que han hecho de mí un ángel rebelde y reprobado!"
Algunas reflexiones
de Isacaron
Citemos aún algunas reflexiones de Isacaron sobre
diversos temas:
Sobre Pila tos: "Pilatos que era juez sabía
que condenaba a un inocente y sin embargo el Diablo lo impulsó o condenar al
Juez soberano, al Juez de jueces. ¡Pilatos al lavarse las manos se las
ensuciaba!" Sobre María-Magdalena, de quien el Evangelio dice que el Señor
había echado de ella "siete demonios": "María Magdalena es una
gran santa a la cual hay que recurrir con entera confianza. En cuanto tuvo la
felicidad de conocer a Dios, su contrición fue tan grande, sus lágrimas tan abundantes
que ningún demonio ha podido hacerla pecar de nuevo. Es el modelo de los
verdaderos penitentes que deben tenerla por abogada particular junto a Dios,
porque Dios concede grandes favores a quienes la invocan."Sobre la meditación: "Si meditan bien sobre
la vida del Salvador y de su santa Madre, 'los desafío a cometer contra Dios el
menor pecado. "jEl hambre, la sed, la muerte, no son nada: el pecado sólo
es temible!"Sobre la perfección cristiana: A una señora que
preguntaba a Isacaron en qué consistía la perfección cristiana y cuál es el
camino que conduce a ella, le contestó: "Tener horror del pecado mortal;
no cometer voluntariamente pecados veniales, no perder de vista la presencia de
Dios; saber humillarse todos los días de su vida, porque el orgullo es el peor
de todos los vicios; dar buenos ejemplos y buenos consejos; hacer penitencia,
como lo pedía el Precursor. ;Y que el que sea santo se santifique aún
más!"
Oración a María Terminemos estos aforismos de
origen extraño por la Oración a María compuesta y dictada por el demonio
Isacaron:
ORACIÓN
Oh, divina María, a ti me dirijo con entera
confianza, tú que no descuidas a nadie, tú que tienes tan a pecho la salvación
de los hombres, y a quien Dios nada puede rehusar de todo cuanto le pidas. Tómame
bajo tu protección poderosa, si te dignas escuchar mis humildes plegarias, el
infierno todo no podrá dañarme, Tú que eres en cierto modo ¡la dueña de mi
suerte! Mi suerte está entre tus manos, si tú me abandonas ¡estaré perdido sin
remedio! Pero, no, ¡eres demasiado buena para ignorar a quienes esperan en ti!
¡Ruega por mí a la Santa Trinidad y estoy seguro de mi salvación! ¡Ah, cómo
desearía hacerte conocer a todos los habitantes de la tierra! ¡Cómo quisiera
anunciar por todas partes tu grandeza! ¡Tu bondad, tu poder! Lo que yo no puedo
hacer, deseo que las inteligencias celestes lo hagan y que los mismos demonios
se vean forzados a publicar que tú eres la obra maestra de las manos divinas,
que tienes el poder de Dios en la mano, que eres terrible para los demonios y
que todo está sometido a ti. ¡Eres la criatura incomparable! Tú eres la única
Virgen y Madre, tú has dado al mundo al Redentor, tú formas un rango aparte con
San José. Estás pues más arriba que todos los santos: ¡eres verdaderamente divina!
Espero en ti y creo firmemente que todas las potencias infernales no podrán
triunfar sobre mí. ¡Así sea! ¡Todos los ángeles y todos los santos te bendicen
para siempre jamás! ¡Así sea!
Después de haber pronunciado esta plegaria, se nos
asegura que el demonio, poniéndose súbitamente burlón y haciendo alusión al
hecho de que Antoine Gay hubiera estado encerrado durante tres meses como
demente en la Antiquaille, en Lyon, exclamó:"¡Irán a los sanatorios a
buscar locos que les dicten una oración semejante!"
CONTINUA...
No hay comentarios:
Publicar un comentario