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viernes, 4 de mayo de 2018

INTRUCCION A LAS CUESTIONES LXIII Y LXIV DEL PECADO Y CASTIGO DE LOS ANGELES MALOS



He subido muchos artículos de Santo Tomas de Aquino que no recuerdo si entre ellos ha entrado la cuestión 63 y 64 donde el santo doctor trata in extenso “del pecado y castigo de los ángeles malos”  a quienes comúnmente se les llama “demonios”, “diablos” entre otros tantos nombres. Creo conveniente tratar sobre estas dos cuestiones por la gran ignorancia del siglo actual tan dado a la superstición que, por desgracia, lleva a muchas almas asía la condenación eterna. En esta superstición los demonios juegan un papel muy importante como “instrumentos” de muchos malvados hombres sin escrúpulo y con la mayor saña como nunca se ha visto desde la muerte de nuestro Salvador en la cruz, hombres que terminan sus días bajo el dominio de quien creyeron ser su supuesto instrumento y cuyas vidas terminan en la condenación eterna.
Cuanta no sería mi alegría al ver que muchas almas leyeran con gran atención los siguientes artículos sobre este tema, más temo que el mismo demonio trate de ocultar dichos artículos a los ojos de los hombres para proseguir su maléfico plan de perder las almas ganadas por el bautismo por Nuestro Señor Jesucristo quien derramo su preciosísima sangre en el Calvario para redimirnos del pecado y librarnos de enemigo tan tirano e indeseable como lo son los ángeles caídos. A nuestra bienaventurada Madre la Santísima Virgen María encomiendo estos artículos confiado en su intercesión ante su Hijo amado para el mayor bien de las almas y a Santo Tomas de Aquino me encomiendo para que él guie e ilumine mi pobre inteligencia a fin de hacer accesible este estudio a todas las mentes de las almas de buena voluntad interesadas en conocer las artimañas de este enemigo feroz de nuestras almas.
Arturo Vargas Meza Pbro.

Para lograr un perfecto conocimiento de la naturaleza angélica, según el orden lógico que Santo Tomás se propuso, síguese el tratar de los ángeles teniendo en cuenta la defección de algunos de ellos, que en criaturas intelectuales dotadas de libertad supone culpa o pecado y' lleva consigo una pena 'como castigo de tal culpa, poniéndolos en estado de condenación.

I.-CONEXION DE LAS CUIESTIONES 63 y 64

Son estas dos cuestiones, íntimamente relacionadas entre sí, una aplicación particular de la doctrina general anteriormente expuesta sobre el difícil problema de la existencia del mal, principalmente bajo su doble aspecto de mal de culpa y mal de .pena (véase 1: p., qq. 48 Y 49).
Si ya la existencia del mal físico en el mundo ofrece, en líneas generales, serias dificultades, que han hecho naufragar en todos los tiempos a algunos pensadores, bajo su aspecto moral reviste especiales características cuando se trata de criaturas tan perfectas como los ángeles, que llevan aneja a su naturaleza la carencia de concupiscencia y demás factores psíquicos y pasionales que en el hombre sirven de base racional para la explicación del pecado.            
No hay lugar a tratar en los ángeles del mal físico, porque éste no puede tener cabida en ellos, Son perfectamente espirituales, formas subsistentes, en las que no cabe naturalmente el mal físico (II Sent. d. 5, q. 1, a. 1 ad 15.) Por eso ya se indicó que en el orden natural son seres perfectos y que fueron por Dios creados sin miseria alguna. Pero, en cambio, son por su naturaleza capaces de mal moral.  
Recuérdese que, "como el bien es de suyo objeto de la voluntad, el mal, que es privación de bien, se encuentra de un modo peculiar en las criaturas racionales, dotadas de voluntad", porque "la división en mal de pena y mal de culpa no ,es del mal en general, sino del mal en las cosas voluntarias", teniendo en ellas lugar uno y otro, "o bien por la substracción de la forma o de alguna parte necesaria para la integridad del ser", mal de pena, "o bien por la substracción de la operación debida, ya sea porque se carece en absoluto de ella o 'ya porque no tiene el modo y orden debidos", mal de culpa o pecado.(l." p., q. 48; a. 5, c. y ad 2).
Atendiendo a esta relación íntima y necesaria entré uno y otro mal, y para no incurrir en repeticiones que de otro modo serían inevitables, unimos ambas cuestiones en una sola introducción,

2° ORDEN DE LOS ARTICULOS DE AMBAS
CUESTIONES

Lo que sin duda da ocasión y sirve de base para estas dos cuestiones es el hecho del pecado de algunos ángeles, del que tenemos noticia por la revelación, y nótese que, de no existir esa revelación divina, la humana razón nada podría hacer en esta materia sino debatirse entre conjeturas para explicar la existencia y causa de muchos males y fenómenos que parecen superar las fuerzas de la naturaleza, pero nada, podría determinar sobre este particular estado de algunos ángeles a quienes llamamos demonios.
Para estudiar este amplio y difícil problema, supuesto el hecho del pecado y la pena consiguiente, conocidos por la revelación, el Angélico Maestro considera primero el mal de culpa en los ángeles (q. 63) y después el mal de pena o castigo (q. 64).
El pecado o mal de culpa lo estudia el santo Doctor primero de un modo general (aa. 1-3), determinando, para justificar su existencia, la posibilidad del mismo en los ángeles (a. 1) y su naturaleza (aa, 2-3), tanto genérica, estableciendo que formalmente fue pecado de soberbia (a. 2), como específica, por razón del objeto sobre que versó esa soberbia, que consistió en apetecer ser como Dios (a. 3).
Desciende después a un estudio particular del mismo pecado (aa, 4-9), atendiendo primero al tiempo o momento en el cual tuvo lugar. (aa. 4-6) y luego a los sujetos que peca  ron (aa. 7-9).
En el primer aspecto se estudian tres puntos: si además de los ángeles que pecaron voluntariamente, haciéndose malos, hay algunos que lo sean naturalmente (a. 4), Y supuesto que no sean demonios por naturaleza, si alguno de ellos pudo ser malo en el primer instante de su creación por un acto de su propia voluntad (a. 5) o si transcurrió algún tiempo entre su creación y su caída (a. 6).
Bajo el segundo aspecto se estudian otros tres puntos: Si el principal de los ángeles que cayeron en el pecado era el supremo entre todos los ángeles (a. 7); si influyó en los otros, siendo de algún modo causa de su pecado y cómo (a. 8), y, por último, qué proporción hay entre el número de los que pecaron y el de los que perseveraron (a. 9).
Se cierra así el estudio del mal de culpa en los ángeles, pasando a estudiar en la cuestión 64, última de este tratado, el ,mal de pena, o castigo del pecado, y condición en, que quedaron por su caída, considerándolo en lo que afecta intrínsecamente a las dos facultades que hay en los ángeles, entendimiento y voluntad (aa. 1-3), y por lo que se refiere a algo extrínseco, que es el lugar de su castigo (a. 4).
Bajo la primera consideración el estudio de la pena del entendimiento (a. 1) y de la voluntad, en la que se da obstinación en el mal (a. 2) y aflicción o dolor, no en. su concepto de pasión sensible, sino en cuanto es simple acto de' la voluntad y reacción de la misma frente a lo que la contraría (a. 3).
Todos estos puntos, que el Angélico Maestro desarrollo a en las dos cuestiones, quedan así esquematizados en el siguiente cuadro:


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