utfidelesinveniatur

miércoles, 22 de marzo de 2017

MONSEÑOR LEFEBVRE Y LA SEDE ROMANA


PARA QUE LA DISPUTA NO, SE VUELVA DISCORDIA (por desgracia ya se convirtió en discordia)

"Nos sentimos profundamente perturbados, profundamente mortificados, nosotros quienes tanto amamos a la Santa Iglesia, quienes la hemos venerado, quienes la veneramos siempre. Por eso existe este seminario, por amor a la Iglesia Católica Romana, y por eso existen todos los seminarios. Nos sentimos profundamente heridos por amor a nuestra Madre, al pensar que, por desgracia, sus servidores ya no la sirven, e incluso la traicionan. Debemos orar, debemos sacrificarnos, debemos permanecer como la Virgen María, al pie de la Cruz; no abandonar a Nuestro Señor Jesucristo, aunque, como dice la Sagrada Escritura, Era como leproso sobre la cruz. Pues bien: la Virgen María tenía fe y detrás de esas llagas, detrás del corazón traspasado, veía a Dios en su Hijo, su Divino Hijo.
"Nosotros también, a través de las llagas de la Iglesia, de las dificultades, de la persecución que sufrimos, inclusive por parte de aquellos que ostentan autoridad en la Iglesia, no la abandonamos, amamos a nuestra Santa Madre Iglesia y seguiremos sirviéndola a pesar de las autoridades, si fuera necesario. A pesar de esas autoridades que, equivocadamente, nos persiguen, sigamos nuestro camino: queremos conservar la Santa Iglesia Católica Romana, queremos continuarla y la continuaremos por el Sacerdocio, por el Sacerdocio de Nuestro Señor Jesucristo, por los verdaderos sacramentos de Nuestro Señor Jesucristo, por su verdadero catecismo. (...)

09/82
Actas del Capítulo General: Extractos de los Principios y Directivas de la Acción Pastoral de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, en la situación actual de la Iglesia.
(Publicados en la Revista Roma, N° 78) -Vuestra resistencia os opone al mismo Papa, y os pone en una grave desobediencia.(...)
"La corrupción de las ideas en la Curia Romana es tal, que algunos de sus miembros se arrogan derechos ilegítimos, especialmente la Secretaría de Estado.
"Roma está invadida por los modernistas. Ante este estado de cosas, del cual difícilmente puedan hacerse una idea exacta aquellos que no han frecuentado la Curia Romana, los defensores de la Tradición se dividen. Unos dicen: los actos de Roma, firmados o llevados a cabo por el Papa, son tan malos que el Papa no puede ser un Papa legítimo, es un intruso. Por lo tanto, no hay Papa, la Sede está vacante.
"Los otros afirman: el Papa no puede firmar decretos destructores de la fe, por lo tanto estos decretos son aceptables y hay que someterse a ellos. La Fraternidad no acepta ni una ni otra de estas dos soluciones. Apoyada sobre la historia de la Iglesia y sobre la doctrina de los teólogos, piensa que el Papa puede favorecer la ruina de la Iglesia escogiendo y dejando actuar a malos colaboradores, firmando decretos que no comprometen su infalibilidad y que causan un daño considerable a la Iglesia.
"Pensamos que Dios puede permitir que la Iglesia sea afligida por esta desgracia. En consecuencia, rezamos por el Papa, pero rechazamos seguirlo en sus desviaciones sobre la libertad religiosa, el ecumenismo, el socialismo y en la aplicación de reformas dañinas para la Iglesia.
"Nuestra desobediencia aparente es la verdadera obediencia a la Iglesia y al Papa en cuanto sucesor de Pedro y en la medida que continúe manteniendo al Tradición"

03/86
(Fiesta de Pascua)
"Nos encontramos verdaderamente frente a un dilema gravísimo, que creo no se planteó jamás en la Iglesia: que quien está sentado en la Sede de Pedro participe en cultos de falsos dioses; creo que esto no sucedió jamás en toda la historia de la Iglesia.
 ¿Que conclusión deberemos quizás sacar dentro de algunos meses ante estos actos repetidos de comunicación con falsos cultos? No lo sé. Me lo pregunto. Pero es posible que estemos en la obligación de creer que este Papa no es Papa. No quiero decirlo aún de una manera solemne y formal, pero parece, sí, a primera vista, que es imposible que un Papa sea hereje pública y formalmente".

12/88
(Conferencia a los seminaristas de Flavigny, publicada por Fideliter N°- 68). Afortunadamente la Fraternidad no está sola. Con los dominicos, las dominicas, los capuchinos, etc., ella continúa la Iglesia. No decimos, como pretenden hacernos decir, que no hay más que la Fraternidad. Estamos con todos aquellos que quieren continuar la Iglesia Católica conforme a lo que los Papas han enseñado siempre durante veinte siglos hasta el Vaticano 11. La Fraternidad no es un partido, ni una secta aferrada a un folklore. No se trata de esto. La situación es mucho más grave. No es solamente la liturgia lo que queremos defender. Los problemas de fe son todavía más importantes. Podríamos haber adoptado muchas actitudes, y especialmente aquella de una oposición radical: el Papa admite ideas liberales y modernistas, luego él es herético, por lo tanto no es más Papa. Es el sedevacantismo. Se terminó, no se considera más a Roma. Los cardenales elegidos por el Papa no son cardenales; todas las decisiones tomadas son nulas.
Personalmente siempre he pensado que se trataba de una lógica demasiado simple. La realidad no es tan simple. No se puede tachar a alguien de ser hereje formal tan fácilmente. Es por este motivo que me pareció que debía permanecer en esta posición, y conservar un contacto con Roma, pensar que en Roma había un sucesor de Pedro. Un mal sucesor, ciertamente, y al cual no hay que seguir porque tienen ideas liberales y modernistas. Pero está allí, y en la medida en que pudiese convertirse tenemos el derecho de oponernos públicamente a las autoridades cuando proclaman y profesan dichos errores".

JUSTIFICACIÓN TEOLÓGICA
Y JURÍDICA DE LA ACTITUD PRUDENCIAL
DE MÓNS. LEFEBVRE.
PLANTEO DEL PROBLEMA.

PRIMERA DIFICULTAD

Tiende a hacer ver que no es fácil concluir que una persona ha incurrido en herejía formal (en sentido canónico) y que, por lo mismo, ha incurrido en tal o cual pena eclesiástica. Se agrega que no cualquiera puede juzgar en orden a determinar en el fuero externo sobre la formalidad de la supuesta herejía.
El canon 1325 establece que "es hereje aquel que, después de haber recibido el bautismo, conservando el nombre de cristiano, niega pertinazmente alguna de las verdades que han de ser creídas con fe divina y católica o las pone en duda".

El Concilio Vaticano I precisa que han de creerse con fe divina y católica "todas aquellas cosas que se contienen en la palabra de Dios escrita o tradicional y son propuestas por la Iglesia para ser creídas como divinamente reveladas, ora por solemne juicio, ora por su ordinario y universal Magisterio" (Dz.1792; cn. 1323).
Lamentamos con mucha tristeza que nunca se pueda hablar con quienes ostentan esta opinión porque simplemente no saben lo que es la obsecación, la obseción y la pertinacio todas estas contrarias al Espiritu Divino al cual lo contristamos. He aquí la opinión de un lector:
Algunas reflexiones a vuela pluma sobre el sedevacantismo, una pretenciosa hipótesis:
Por supuesto, la sede de Pedro puede estar vacía como de hecho lo ha estado cada vez que muere un Papa y, no pocas veces a lo largo de la Iglesia cuando se ha presentado un cisma, dilucidado y reconocido a posteriori por el Colegio Apostólico; también, es cierto que un Papa no puede ser hereje y que los papas a partir de Juan XXIII cayeron en apostasía promoviendo, aceptando y desarrollando el “modernismo, suma de todas las herejías” en el Concilio Vaticano II. Pero, cosa distinta es declarar que la Santa Sede está vacía declaración que no le corresponde privadamente a un obispo ni menos a un cura acéfalo, sino a la Iglesia y su Colegio Apostólico. Si durante un período corto o largo Dios permite que un Papa hereje formal y pertinaz, esté reinando en la sede de Pedro con el concurso de un Colegio Apostólico cómplice, entonces, los fieles católicos tienen derecho según la ley divina a denunciar el error, apartarse y desobedecer al pontífice hereje, reconociendo estar frente a un misterio inescrutable de iniquidad. En este caso, para mantenerse católicos deben conservar el vínculo de obediencia y sumisión a los obispos fieles, defensores de la Doctrina y de la Tradición, que Dios siempre proveerá según su promesa. Monseñor Lefebvre entendió esto, no se calló, denunció la herejía, desobedeció al Papa, consagró obispos contra la voluntad pontificia para garantizar la continuidad de la Tradición de la Iglesia, pero guardó prudencia y sensatez no arrogándose la autoridad para declarar privadamente la Sede vacante.
Cristo nos dio ejemplo por excelencia: siendo Dios no se declaró “sedevacantista” frente a Anás ni Caifás, sumo sacerdote. Por el contrario, reconoció su autoridad y se sometió a éstos en humillante proceso e interrogatorio, (Juan 18, 19-21). Cristo, como dice san Pablo, siendo Dios se sometió a la ignominiosa muerte y muerte de Cruz (Filip. 2, 5-7). Nuestros sacerdotes sedevacantistas no entienden que la Iglesia militante no es de ángeles sino que por ser de hombres de carne y hueso, en la Iglesia el trigo y la cizaña han estado juntos desde su fundación. Así, estos sacerdotes tan incautos como arrogantes, sin tener la más remota autoridad para deponer al actual sumo pontífice blasfemo y herético, no se contentan con desobedecer sus malas órdenes, sino que se alzan ingenua y ridículamente en tribunales para declarar la sede vacante que no declaró Cristo ante Anás y Caifás, y… esto es como ladrar a la luna. Lo malo es que dividen artificialmente a los fieles en sedevacantistas y antisedevacantistas, en puros e impuros. La Iglesia, entonces son solamente ellos, apenas los 40 o 200 fieles entrenados por tales sacerdotes para descalificar a miles de millones de católicos. 
https://ssl.gstatic.com/ui/v1/icons/mail/images/cleardot.gif

No hay comentarios:

Publicar un comentario