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lunes, 20 de junio de 2016

PADRE OLIVIER RIOULT CARTA ABIERTA A MONSEÑOR TISSIER - español


PADRE OLIVIER RIOULt
CARTA ABIERTA A MONSEÑOR TISSIER


Monseñor,

En el pasado, le hemos confiado varias veces nuestras preocupaciones, y usted nos aseguró en repetidas ocasiones su decidida oposición a la política de Menzingen. Las cartas que hemos escrito a los cofrades, lamentablemente, siguen teniendo actualidad.

El 4 de mayo de 2012, hemos confiado una reflexión a diez cofrades sobre la política desviada del Superior General, reflexión que termina con las palabras de un obispo del Cætus Internationalis Patrum durante el Concilio Vaticano II:“Cuando los jefes traicionan, los soldados toman la iniciativa…” El Padre de Cacqueray me sancionó por esta iniciativa, pero precisó que lo hacía para no ser él mismo sancionado por Menzingen y así preservar su presencia en el Capítulo de julio de 2012.

El 28 de febrero de 2013, enviamos una “Carta a Monseñor Fellay” recordándole su “deber en justicia de decir la verdad, de reparar las mentiras y de retractar los errores”; carta que terminaba con este deseo: que “la historia”no lo recuerde como “el hombre que desfiguró y mutiló la Fraternidad Sacerdotal San Pío X”.

El 21 de noviembre de 2013, en una carta a los sacerdotes del distrito de Francia, hemos puesto de manifiesto:

– La contradicción entre un Monseñor Fellay, que dijo: “sea cual sea el acuerdo, ¡no habrá compromisos! Nos quedamos tal como somos”, y un Monseñor Lefebvre, que afirmó que, en caso de acuerdo, “no es suficiente decir: nada ha cambiado en la práctica…”

– La contradicción entre un Monseñor Fellay, que dijo, en relación con un“retorno de la Tradición a Roma”“es muy difícil decir por dónde comenzará…”y un Monseñor Lefebvre, que respondió: “cuando me preguntan cuándo habrá un acuerdo con Roma, mi respuesta es sencilla: cuando Roma vuelva a coronar a Nuestro Señor Jesucristo. El día en que ellos lo vuelvan a reconocer nuevamente rey de los pueblos y de las naciones, no será a nosotros que se habrán unido, sino a la Iglesia Católica en la cual permanecemos… No somos de esta iglesia conciliar, que tiene de menos en menos de la Iglesia Católica, prácticamente nada más.”

El 22 de agosto de 2015, en una carta a los cofrades, citábamos una reflexión de Tixier Vignancour sobre “De Gaulle” que puede adaptarse a “Fellay”“Si eres gaullista e inteligente, no eres sincero. Si eres gaullista y sincero, no eres inteligente. Si eres inteligente y sincero, no eres gaullista”, también recordándoles que “el establecimiento de esta “iglesia conciliar”, imbuida de los principios de 1789, los principios masónicos respecto de la religión y de las religiones, respecto de la sociedad civil, es una impostura inspirada por el infierno para destruir la religión católica, su magisterio, su sacerdocio y el sacrificio de Nuestro Señor” (Monseñor Lefebvre, Itinerario espiritual). Todos estos documentos están disponibles en el sitio de lasapinière.info

Hoy en día, es a usted a quien me dirijo.

En una larga entrevista, concedida a laportelatine (21 de marzo de 2016), usted afirma, en dos pequeñas frases asesinas, que la “política romana” de Monseñor Lefebvre, y ésto “hasta su muerte”, habría sido que “la Fraternidad Sacerdotal San Pío X sea de nuevo canónicamente reconocida”, incluso por “pontífices” que “escandalizan” por sus “errores”, y que “Monseñor Lefebvre nunca ha planteado, como condición para nuestro nuevo reconocimiento por Roma, que Roma abandone los errores y las reformas conciliares. Incluso si él dijo algo así, nunca lo habría hecho, porque ésta nunca había sido su línea de conducta, su estrategia con la Roma modernista”.

Usted viene, por lo tanto, finalmente, de aceptar el principio que justifica la política de Monseñor Fellay. ¿Por qué tal renunciación? No soy yo quién lo condena, sino usted mismo, porque es suficiente leerlo.
Comencemos por su Entrevista de 2008 a The Angelus, después de los 20 años de episcopado: “La libertad religiosa y los derechos del Hombre han destruido por completo el Reinado Social de Cristo. Estamos viviendo la gran apostasía de la cual habla San Pablo […] La verdadera Fe, el verdadero magisterio, los sacramentos no bastardeados: todo ésto está en la Fraternidad. Por todas partes hay una mezcla llena de compromisos, a causa del liberalismo y de la debilidad de espíritu. La Iglesia paralela es la nueva Iglesia de Vaticano II.“ Respecto de aquellos que “están dispuestos a unir sus fuerzas con Roma, aliándose con institutos cuyo estado canónico es más “regular” en el seno de la Iglesia”, su respuesta fue: Estas pobres personas son liberales y pragmáticos. Ellos están seducidos por las sonrisas de la gente del Vaticano. Se trata de personas que estaban cansados del largo combate por la Fe […]. Pero este combate va a durar todavía treinta años. Así que no busquéis la “reconciliación”, sino ¡combatid! […] Monseñor Rifan tuvo el cerebro bien lavado, antes de ser “reconciliado”. Él mantiene la Santa Misa tradicional, pero no combate más contra la nueva misa, la libertad religiosa, y así sucesivamente. Las comunidades Ecclesia Dei han sido silenciadas y han aceptado guardar silencio. Este fue el precio de su “reconciliación”. Por lo tanto, Monseñor Lefebvre tenía toda la razón cuando decía que sólo los obispos totalmente católicos y completamente libres, libres de la influencia liberal de Roma, podrían trabajar por el bien de la Iglesia en espera de la conversión del Papa.“ Luego se le preguntó: “¿Cuáles son, según su opinión, los mayores retos a los cuales la Fraternidad y los fieles deberán enfrentarse en los próximos años?”. He aquí vuestra respuesta: “En primer lugar, nuestra perseverancia en rechazar los errores del Concilio Vaticano II. En segundo lugar, la fuerza de nuestro rechazo de toda “reconciliación” con la Roma ocupada…” Continuemos con vuestra entrevista a Rivarol, el 13 de junio de 2012: “Este proyecto “de oficialización” de la FSSPX me deja indiferente. No lo necesitamos y la Iglesia no lo necesita. […] Se querría poner nuestra luz bajo el celemín por nuestra integración en el orbe conciliar. Este estatuto que nos proponen de prelatura personal, análoga a la del Opus Dei, es un estatuto para un estado de paz. Pero ahora nos encontramos en un estado de guerra en la Iglesia. Sería una contradicción querer “regularizar la guerra”… La irregularidad no es la nuestra. Es aquella de Roma[…] La Roma neomodernista, que no más la Roma eterna, que ya no es la maestra de sabiduría y de verdad, sino que se ha convertido en una fuente de error a partir del Vaticano II y que sigue siéndolo hoy en día. […] La fe viene antes de la legalidad. No podemos aceptar una legalización sin que se resuelva el problema de la fe.

Terminemos por vuestro sermón del 1º de enero de 2015, transcrito por The Recusant“Nuestros “malos amigos” dicen que la Fraternidad tiene que reencontrar una “situación normal” y recibir un “estado canónico de Roma”.Ésto es falso, ésto es un error. No estamos en una situación anormal. La situación anormal está en Roma… No invirtamos la realidad.” Monseñor, ¿quién “tuvo bien lavado el cerebro”? ¿Quiénes son estos “malos amigos”? ¿Quiénes son “estos liberales y estos pragmáticos”? Desde hace varios años, la Fraternidad vive en la mentira y los sacerdotes, para su desgracia, parecen haberse acostumbrado a ella.

En 2007, Monseñor Fellay expresó su viva “gratitud” a Benedicto XVI por su Motu Proprio restableciendo “en sus derechos la misa tridentina”. Incluso usted habló de un “milagro inesperado”, cuando el texto considera a la misa bastarda y protestantizada como la liturgia ordinaria de la Iglesia Católica.

En 2009, Monseñor Fellay expresó su “gratitud filial” a Benedicto XVI por el levantamiento de la excomunión de los obispos de la Fraternidad bajo el motivo oficial de vuestro “malestar espiritual” (sic). En ese momento, un solo miembro tuvo el valor de denunciar públicamente la impostura de la Fraternidad: el Padre Ceriani. [Nota de Radio Cristiandad: El Padre Rioult pasa por alto la reacción del Padre Basilio Méramo, que fue expulsado de FSSPX en la Semana Santa de 2009]

En 2012, el acuerdo preparado, sin duda, ha fallado. Pero Monseñor Fellay escribió a Benedicto XVI su decepción: “Desafortunadamente, en el contexto actual de la Fraternidad, la nueva declaración no pasará” y afirmó su“intención de continuar en este camino”. Teniendo más de una prueba de la traición de vuestro jefe, usted intentó una reacción con Monseñor de Galarreta y Monseñor Williamson. Pero Monseñor de Galarreta, el 13 de octubre de 2012 en Villepreux, firmó su rendición por esta frase memorable que habrá que explicar el día del juicio final: “Es casi imposible que la mayoría de los Superiores de la Fraternidad se equivoque en una materia prudencial. Y si ésto, por un azar imposible sucediese, y bien, tanto peor, de todas formas vamos a hacer lo que piensa la mayoría”.

En cuanto a usted, usted se ha mantenido bien por más tiempo, pero para llegar al mismo resultado. En 2016, usted atestaba un principio mortífero, que acepta en teoría una “reconciliación con la nueva religión”. Además, usted acepta una jurisdicción ordinaria para las absoluciones sacramentales y ésto“sin que el problema de la fe se haya resuelto”.

Sabemos que en privado usted no escatima ningún esfuerzo para contrarrestar la locura de sus jefes. Incluso piensa que, por su resistencia interna, ha logrado proteger a la FSSPX del acto irremediable haciendo fracasar tal acuerdo inminente con Roma. Pero, mientras usted no se resuelva a denunciar públicamente a Monseñor Fellay como un falso amigo de la Tradición, usted cooperará con la corrupción de su Fraternidad y será cómplice del escándalo que ella provoca entre los fieles católicos en la lucha contra la revolución conciliar.

El daño ya está hecho. Poco importa que el acuerdo nunca tenga éxito. El simple hecho de aceptar el principio impío de una unión adúltera con los representantes de la revolución conciliar es suficiente para corromper el celo de los que sufren por la fe. Su resistencia “silenciosa” tiene el inconveniente de pasar desapercibida y así de evitar que los fieles y sacerdotes tomen consciencia de que mientras ellos duermen el sueño de los justos, la cabeza corrupta de la FSSPX está trabajando con todas sus fuerzas en la traición. Además, si sus esfuerzos han impedido que el adulterio sea consumado, son ineficaces para detener todos estos pensamientos, palabras y deseos impuros que contaminan la FSSPX: “Y yo os digo que cualquiera que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulteró con ella en su corazón”Gracias a Monseñor Fellay y a todos aquellos que lo apoyan y aprueban, la FSSPX ya ha cometido, más de una vez, adulterio en su corazón. Usted gana tiempo, pero sin resolver nada puesto que Francisco y Monseñor Fellay han dicho explícitamente: vistos “los problemas” de una y otra parte, hay que“tomar su tiempo”. Por lo tanto, ¡la unión adúltera se hará! Francisco y Monseñor Fellay terminarán en la misma cama. Ellos lo quieren, tanto uno como el otro. Y entonces, ¿cómo piensa usted purificar la FSSPX cuando Monseñor Fellay y su clan controlan todo en la FSSPX? Todos aquellos que siguen servilmente su política son destinados a los puestos de dirección… Mientras que aquellos que no practicaron el servilismo son, a través del juego de las mutaciones, descartados… ¿Cómo espera usted rectificar la FSSPX, cuando la mayoría de los jóvenes sacerdotes han hecho de la obediencia un absoluto y de la búsqueda de un acuerdo con la Roma conciliar un fin deseable? Por un lado, usted lucha contra la fornicación en acto de la FSSPX con Roma, pero, por el otro lado, usted asegura este deseo de fornicación defendiendo un principio “falso” y un “error”, para usar sus palabras de antaño, ya que, según usted, Monseñor Lefebvre habría buscado, hasta “su muerte en 1991”“que la Fraternidad Sacerdotal San Pío X fuese nuevamente reconocida canónicamente”… y que usted acepta vivir en una “Fraternidad Sacerdotal San Pío X que busca ser reconocida canónicamente” por “pontífices” que“escandalizan a justo título “ por sus “errores”

No se haga ilusiones. A pesar de sus deseos piadosos y de las apariencias (vocaciones, casas y decenas de millones en las arcas…) la FSSPX ya está muerta, “Yo conozco tus obras, que tienes nombre de viviente, y estás muerto”, dijo Cristo, en su Apocalipsis, a una iglesia infiel. La FSSPX vive en estado de pecado mortal desde hace demasiado tiempo. Si no se ha podido sorprenderla aún en el lecho de Roma con un acuerdo en buena y debida forma, la corrupción de su cabeza y de una parte de más en más grande de sus miembros hacen que la FSSPX haya entrado en el mundo de las“comunidades Ecclesia Dei”… Además, “todo reino dividido contra sí mismo va a la ruina”. Ahora bien, la FSSPX está dividida entre los que quieren un acuerdo porque la autoridad de Roma es legítima y aquellos que no lo quieren a pesar de que la autoridad de Roma sea legítima, sin olvidar la minoría que no quiere acuerdo por la sola y buena razón de que la autoridad de Roma es ilegítima porque es herética.

Usted sabe, finalmente, que se puede hacerle decir cualquier cosa a un muerto que, cuando vivía, tuvo que hacer frente casi solo a una situación inaudita, hasta el punto de ser más de una vez desconcertado por ella y de decir o hacer cosas contradictorias. Sin embargo, a partir de 1978 Monseñor Lefebvre confesó creer “sinceramente que tenemos que vérnosla con una falsificación de Iglesia y no con la Iglesia Católica … Ellos están bien sentados donde estaban sus predecesores, pero no continúan a sus predecesores”. En 1986: “de ahora en más estaremos obligados cada vez más a actuar considerando a esta nueva Iglesia conciliar como no siendo más católica”. En 1988, “Si ustedes no aceptan la doctrina de sus predecesores, es inútil hablar”. En 1991, en su última conferencia a los seminaristas: “La situación en la iglesia es más grave que si se tratase de la pérdida de la fe. Es el establecimiento de otra religión, con otros principios que no son católicos”Pero en el fondo, poco importan estas palabras, pues no tenemos necesidad de Monseñor Lefebvre para discernir lo que es católico y lo que no lo es. Simplemente basta conocer las enseñanzas de la Iglesia. Ahora bien, de acuerdo con esta enseñanza, nos vemos obligados a comprobar que las palabras y los hechos de Francisco no son católicos. El Padre Roy, sacerdote de la FSSPX en Canadá, recientemente lo ha recordado en su sermón del tercer domingo después de Pascua, a continuación de la exhortación de Francisco.

“El Señor nos muestra cada vez más claramente que Roma no tiene la fe… Entonces, pienso que si no tenemos el valor de separarnos claramente del que proclama un evangelio diferente al Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo, Nuestro Señor Jesucristo va a permitir que nuestras inteligencias estén en las tinieblas, que nuestras voluntades estén en la debilidad. Porque el que no ama a Nuestro Señor Jesucristo, el que no ama la verdad por encima de todo, ¿cómo puede odiar el pecado?, ¿cómo puede rechazar el pecado en su vida?… Tenemos que seguir este mandamiento de San Pablo, es decir, que sean anatemas, y señalarlos como no católicos, no entrar en esta ilusión de que estas personas son católicos. Entrar en esta ilusión de que tenemos la misma fe que estas personas, es imposible, es una mentira”.

Monseñor, en el pasado, usted hizo suya esta proclama: “Jamás quisimos pertenecer a ese sistema que se autocalifica como iglesia conciliar, y se define por el Novus Ordo Missae, el ecumenismo indiferentista y la secularización de toda la sociedad. Sí, no tenemos ninguna parte, nullam partem habemus, con el panteón de las religiones de Asís”. Y hoy, usted concluye: “este no es el momento de saber si vamos a recibir de la Roma actual bendiciones, una jurisdicción… Este no es el problema. Dejemos este problema a nuestros superiores. Nosotros, simples fieles o simples sacerdotes, nuestro papel es el de dar testimonio de Nuestro Señor Jesucristo” (15 de mayo de 2016).

¡Usted se burla! ¿Sería usted el único que no ve lo que el mundo entero destaca? Una fuente del Vaticano dijo recientemente que la FSSPX ya ha “mitigado algunos de [sus] escritos, entrevistas y publicaciones”. ¿Y cómo dar testimonio de Cristo sometiéndose a la “Roma apóstata y anticristo”, según sus propias palabras en su homilía?

Algunos segundos después de estas palabras angustiantes, también usted añadía que “la Santa Sede sigue siendo la Santa Sede”. ¿Cuándo va a empezar entonces a obedecer al superior de su superior, obedeciendo a Francisco, que ha canonizado a Juan Pablo II, honrándolo públicamente, siguiendo sus enseñanzas e imitando sus acciones?

Usted sabe que he sido miembro de la FSSPX de 1992 a 2013. Sin embargo, visto el terrible contra-testimonio que la FSSPX da actualmente, considero mi exclusión de esta sociedad como una gracia.

Monseñor, pueda usted recordar las reflexiones del Padre Berto: “Si [los sacerdotes, religiosos] hacen un trabajo nefasto, la caridad me ordena impedir que su carácter proteja sus emprendimientos […] La caridad me obliga a amarlos como mi prójimo, pero me hace un deber el odiarlos, “perfecto odio”, como publicistas, si su teología es inexacta, si su pastoral es funesta, si su estilo es ridículo, si su juicio es erróneo, si ellos razonan contra el sentido común, si confunden lo esencial y lo existencial, sobre todo finalmente si ganaron una audiencia lo suficientemente grande como para sembrar la confusión en la mente de muchos, para perturbar un gran número de cabezas débiles” (Polémique et Charité – La Polémica y la Caridad).

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