SAN SOFRONIO.
Gregorio XVI, Mirari Vos: «Los soldados cristianos, dice San Agustín, servían al
emperador pagano; pero cuando se
trataba de la causa de Jesucristo no conocían otra autoridad sino la de Aquel
que reina en los cielos».
León XIII, Diuturnum Illud: «Una sola razón pueden tener los hombres de no obedecer, es cuando se pretende de ellos alguna cosa que repugne abiertamente al derecho natural y divino; porque en todas las cosas en las cuales se viola la ley de naturaleza y la voluntad de Dios, es igualmente iniquidad, tanto el mandarla cuanto el cumplirla. Si entonces alguien se encuentre obligado a escoger entre estas dos cosas, es decir despreciar los mandamientos de Dios o los de los Príncipes, debe obedecer a Jesucristo, el cual mandó de rendir “al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” (Mt. 22, 21) y siguiendo el ejemplo de los Apóstoles debe contestar con valor: “se debe obedecer a Dios más bien que a los hombres”». Es pues nuestro deber desobedecer al modernismo y sus representantes porque sus seudo- doctrina va en contra de Dios TRINO Y UNO. Entonces el NO OBEDECER ES JUSTO Y BELLO” Leon XIII. (Diuturnum Illud)
Poco a poco se fue propagando la llama de la defensa
de la Fe verdadera y la rebelión contra un episcopado que se había sumado a la
herejía, convirtiendo algunos modestos presbíteros, los templos a su cargo en
verdaderos baluartes de la verdadera doctrina cristiana, por supuesto con el
apoyo moral y físico de sus feligreses, quienes,
junto con sus pastores comprendieron la gran necesidad de defender la Fe
ortodoxa incluso yendo en contra de sus Obispos y altos jerarcas de la Iglesia
en aquellos tiempos y gracias a esta unión lograron sacar a los Obispos
herejes. Estos éxitos fueron posibles mientras las autoridades civiles locales
se mantuvieron al margen de todo esto y e incluso se abstuvieron de brindar
apoyo militar a los Jerarcas eclesiásticos Monotelitas. Pero siempre que dichas
autoridades por orden del emperador intervinieron militarmente a favor de los
herejes, quitaron a los celosos párrocos sus iglesias y las entregaron a los
herejes, así la victoria de los herejes se antojaba definitiva.
UN HUMILDE MONJE, SAN SOFRONIO (560-638) SURGE COMO CAUDILLO DE LA ORTODOXIA.
Sin embargo, San Sofronio no vaciló, y poseído de esa energía y de esa santa rebeldía contra la
HEREJIA y a sus partidarios conociendo que era Cristo Nuestro señor
quien infundía en su alma este celo por la verdad. Reconfortado por ello siguió
predicando con gran ardor, propio de los santos, la existencia de dos naturalezas
en Jesucristo, la Divina y la Humana. Luego dedicó sus fuerzas a dar una
batalla decisiva contra los obispos herejes e hizo un penoso viaje a la capital
del imperio, para entrevistarse con el poderoso Patriarca Sergio de
Constantinopla que, como antes se aclaró, era en esos tiempos el Jerarca de
Mayor autoridad en la Santa Iglesia después del Papa. (Es la lucha que Monseñor
Lefebvre también realizó durante los últimos años de su vida con el resultado
que ya conocemos, pero tranquilo con su conciencia y en paz con Dios por el
buen combate de la fe. Él decía: “Yo no quiero escuchar de Nuestro Señor en el
día de mi juicio “TU HAS
CONTRIBUIDO A LA DESTRUCCION DE MI IGLESIA” Palabras que él repetía
con frecuencia y de eso soy testigo.)
SÍNODOS Y ASAMBLEAS DE OBISPOS, USADOS PARA PROPAGAR LAS HEREJIAS
San Sofronio obtuvo una entrevista con el Patriarca de Constantinopla, trató de convencerlo sobre el grave peligro que amenazaba a la Iglesia con la nueva herejía. Sergio, quien era el alma de dicha herejía y además un político extraordinario, fingió en forma maquiavélica dejarse impresionar por los argumentos del santo fraile y le prometió presentar el caso ante el Sínodo de obispos que funcionaba en Constantinopla, pero este Sínodo estaba muy vigilado por el mismo Sergio. (Creo que aquí encontramos otra semejanza en la forma de actuar de quienes venimos hablando, pues considero que no fueron pocos los sacerdotes que, de una forma o de otra se hicieron oír en contra de los acuerdos con escritos, sermones, alocuciones y con recomendaciones de viva voz a los superiores que parecían escucharlos, pero al final solo fingían ya que continuaron y continúan con su pérfido plan. Para no errar y a su vez sea un claro ejemplo la carta que los tres Obispos enviaron al superior general, el sermón de Mons. Tissier de Mallerais dado en el Seminario de Estados Unidos de donde lo expulsaron del distrito refugiándose en el mismo Seminario, quien desee tener más detalles sobre este sermón por favor diríjase a quien esto escribe).
De esta
manera conoció el Patriarca Sergio la gran combatividad de San Sofronio y preparó el
golpe, pero ESCONDIENDO LA MANO, para evitar en lo posible ser acusado de
herejía y que los contragolpes de los ortodoxos fueran dirigidos contra el
propio Sínodo y no contra el Patriarca, ya que daba la cara el Sínodo, sin embargo,
era Sergio quien, como ya se dijo más arriba, preparaba la herejía. De esta
manera tan hábil lograba obtener el respaldo del Sínodo Episcopal mayor apoyo
para difundir la herejía entre los Obispos para quien representaba mucho las
decisiones del Sínodo.
Es esta una
hábil maniobra que, a través de la historia de la Iglesia, han utilizado
algunos anti-Papas, y Jerarcas, cuando les ha convenido, ocultar su herejía y
fingirse ortodoxos, tirando la piedra y escondiendo la mano para propagarla sin
correr el riesgo de verse involucrados y no comprometer su situación. Dejando a
los cuerpos episcopales, manejados ocultamente por estos herejes, la tarea de
abrir las brechas a la traición y al mismo tiempo el Patriarca Sergio trataba
de tranquilizar a San Sofronio, exigiendo de él la promesa de guardar silencio
sobre las dos voluntades de Nuestro Señor Jesucristo, prometiendo, al mismo
tiempo, que impondría tal medida al herético Patriarca Ciro de Alejandría.
Ahora, de la misma manera, los secuaces del liberalismo pretenden que en la vida práctica [política] no puede existir el poder divino al cual se debe obediencia, sino que cada uno es ley a sí mismo: de aquí nace aquella filosofía moral, que llaman independiente y que, sustrayendo bajo apariencia de libertad, la voluntad humana a la observancia de los preceptos divinos, acostumbra entregar a los hombres una licencia sin confines...Pero cuando se mandan cosas abiertamente contrarias a la divina voluntad, entonces se sale de aquel orden y se va contra la voluntad divina y ENTONCES EL NO OBEDECER ES JUSTO Y BELLO.
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