COMENTARIOS
DEL ARZOBISPO D. FRANCISCO OROZCO Y JIMÉNEZ A LACARTA PAPAL continuación.
A
profesar la Fe y a practicar la caridad, con ocasión de nuestros cultos al
Sacratísimo Corazón de Jesús, nos moverá la altísima significación de los
misterios que la Santa Iglesia propone en la fecha providencialmente fijada
para la solemne Consagración: la
Epifanía de Nuestro Señor Jesucristo.
En
ese día se presenta Nuestro Salvador al universo mundo como revestido de la autoridad real de Monarca
Supremo y recibiendo las más puntuales adoraciones; la gentilidad
representada en tres grandes personajes, viene a los pies de Jesucristo; acuden
las ciencias y las artes, y las magnificencias humanas a rendir a Cristo un
amplio vasallaje.”
“Además:
en la Epifanía se celebra el Bautismo de Jesús, con toda la humildad y la Fe de
aquel memorable hecho en que el Divino Nazareno estableció el sacramento de
regeneración, por el cual, al recibirlo, nos hacemos hijos de Dios y herederos
del Reino de los Cielos”.
“Finalmente,
se conmemora en la Epifanía la realización de aquellas célebres bodas,
santificadas con la presencia de Jesús y de María, y en que el matrimonio vino
a ser una de las fuentes de la Gracia, y el origen santificado de la sociedad
doméstica”.
“Ahora
bien; tan completo y máximo testimonio de obsequio y de piedad (la Consagración
que se hace) conviene de un modo especial a Jesucristo por ser Príncipe y Sumo Señor de todas las cosas…. Y la
universalidad del género humano está bajo la potestad de Jesucristo; puesto que
quien es unigénito del Padre y consustancial a Él, esplendor de Su Gloria y
figura de Su substancia, es necesario que tenga comunes todas las cosas con el
Padre y consiguientemente el sumo imperio de todas ellas. Cristo ejerce el sumo
poder, no solo con derecho nativo, sino también con derecho adquirido. Él nos libró del poder de las tinieblas y
también se entregó a redención a sí mismo por todos. Todo cuanto dio lo dio por
adquirirlo todo.”
“Esta potestad Cristo la ejerce sobre
los hombres todos por medio de la Verdad, de la Justicia, y principalmente de
la Caridad.”
“Para
el fundamento de tal potestad y dominio, benignamente permite que nosotros
añadamos una devoción voluntaria. Ciertamente Jesucristo, Dios y Redentor a la
vez, es rico en la posesión perfecta y cumplida de todas las cosas; mientras
que nosotros somos tan pobres e indigentes, que nada poseemos que sea bastante
para remunerarlo.”
“Pero
no obstante, llevado de su bondad y caridad suma, Jesucristo no rechaza que le
ofrezcamos lo que es suyo, y que se lo demos y consagremos como si se tratara
de cosa nuestra; y no solamente no la rechaza, sino que la pide repetidamente: Hijo
mío, dame tu corazón.Así, pues, podemos todos ciertamente podemos
gratificarle con el mejor ánimo y buena voluntad; puesto que consagrándonos al Mismo, no solamente
reconocemos y acatamos su poderío de un modo grato y manifiesto, sino que a la
par atestiguamos con ello que, si en realidad de verdad fuese nuestro lo que
ofrecemos, lo daríamos con la misma excelente voluntad, y le pedimos a la vez
que no se ofenda al admitir de nosotros lo que es completamente suyo.”
“Y
puesto que en el Sagrado Corazón se encierra el símbolo y la expresión de la
infinita caridad de Cristo, que nos incita a amarnos mutuamente, es justo consagrarse a Su Corazón Augusto,
lo que no es otra cosa más que, entregarse y obligarse con Jesucristo, ya que
todo honor, obsequio o devoción piadosa que se ofrece al Corazón Divino, se
ofrece propia y verdaderamente al mismo Cristo.”
“Consagrémonos, por tanto, social y
privadamente, al Sagrado Corazón de Jesús”
“Conságresele
el Sacerdocio, participante de la potestad del mismo Dios, al administrar los
sagrados misterios, y propagar en las sociedades y en las conciencias el Reinado de Cristo. En la renovación
del sacrificio incruento, en el rezo del Oficio Divino, en la adoración del
Sacramento de Amor; al predicar, al exhortar y dirigir oportuna e
importunamente, arguyendo, suplicando con toda paciencia y doctrina, el
Sacerdote vivirá con la vida de Cristo, y del Corazón Divino le vendrá la
abundancia de gracia que necesita para el ejercicio de las altísimas funciones
que desempeña.”
“Conságrese al Sagrado Corazón de
Jesús la sociedad civil en sus diversos elementos, ahora que gobernantes y
gobernados niegan, por apostasía pública, al Cristo, proclaman _a imitación del
pueblo deicida_ que no quieren que Aquel reine sobre ellos.”
“Ocurra
la sociedad en masa a los espléndidos cultos que rodearán esta solemne Consagración; ya
acercándose al banquete eucarístico, ya visitando al Prisionero de los
tabernáculos o manifiesto a la adoración pública; y que esa Consagración pase,
por abundantes corrientes de gracia, del
templo al hogar, y que en éste haya júbilo santo y mayor expansión de piedad, y
de alegría; el Sacratísimo Corazón será el Dueño de la casa y en Él hallarán
refrigerio todos los miembros de la familia, grandes y pequeños. Los
gozos y las lágrimas convergerán, por decirlo así, al Corazón de Jesús,
fervorosa y constantemente”.
“Las
almas entregadas a Dios, ya por promesa solemnes o por aceptadas y ordenadas
prácticas de piedad y de beneficencia, en innumerables confraternidades, de
todas las condiciones, edades y sexos, conságrense
al Divino Corazón de un modo espontáneo y singular. En la soledad del
templo, en las fatigas cotidianas del hogar, en el ejercicio de las obras de
misericordia, en la enseñanza de la Doctrina Cristiana y tantas otras obras,
habrá ocasión de ofrecerse al Sagrado
Corazón para alabarlo y desagraviarlo.”
“Las
escuelas católicas, los Hospitales, los Asilos, los Orfanatorios, las Casas
Religiosas, conságrense también al Corazón de Cristo. La prensa católica cumpla
su noble misión de prestar al Corazón Deífico sus homenajes llevando a todas
partes la buena semilla de la lectura sana, y a la vez, siempre amena y oportuna.”
“Hágase
que la porción escogida y grata al Corazón
Divino _la niñez inocente_ beba allí, en aquel manantial, las aguas
purísimas de la Gracia; y renovando las promesas del Bautismo o asistiendo a
prácticas exclusivas de misión, y sobre todo, comulgando, forme una gloriosa
Corte del Rey de los Cielos y tierra.”
“Que
el Corazón de Jesús extienda su
dominio a los hogares atribulados por las enfermedades, o por la ausencia o por
la muerte de sus seres queridos, y que conforte con su presencia real los
corazones agobiados por el dolor. Que las miradas divinas lleven la
regeneración a los encarcelados; y los inválidos y los pobres alégrense al
sentir los carismas del Corazón de Dios.”
“¡Consagrémonos
todos al Corazón de Jesús!
Propaguemos y defendamos Su Realeza,
de la cual dimana toda autoridad, para que cese la lucha fratricida, y viviendo
todos como hermanos, luzcan días serenos para México; y así, ligados con
vínculos de caridad, seamos dignos participantes, un día, con Cristo, de la gloria de la Iglesia
Triunfante”.
“Para
darle forma al hermoso pensamiento de que Nos hemos venido ocupando, los
Párrocos y Rectores encargados de los templos de esta Arquidiócesis, preparen,
acomodándose a las circunstancias de lugar y personas, los cultos que deban celebrarse
el repetido día seis de enero próximo,
a fin de que la Coronación y Consagración de que se trata, revista la mayor
solemnidad posible.”
“Pero
con el objeto de que, en lo general, haya la uniformidad que es de desearse,
disponemos:
“I.-
Que en toda la Arquidiócesis haya un Triduo en honor del Sacratísimo Corazón de Jesús, que deberá comenzar el día
cuatro del repetido enero, con exposición del Sacratísimo Sacramento, todo el
día, en donde fuere posible, o por lo menos en la Misa y en el ejercicio
vespertino; para cuya exposición concedemos nuestra licencia.”
“II.-
El día seis, designado para la
Consagración, se hará ésta, después de una Misa solemne, colocando la Corona y el Cetro a los pies de la imagen del
Sagrado Corazón. En la Misa se predicará al pueblo la trascendencia del
acto de la Consagración de nuestra
Patria toda al Divino Corazón; cuya Consagración se hará usando la fórmula que anualmente se emplea en
el mes de junio para el mismo objeto, y deberá tener lugar enseguida de la Coronación.”
“III.-
Se procurará que hay el mayor número de comuniones de desagravio”
“IV.-
Se dispondrá que haya algunas manifestaciones exteriores de regocijo, para que
sea como una expresión pública de nuestro amor y veneración al Sacratísimo Corazón”
“V.-
Oportunamente se hará conocer a los fieles, de esta capital, el programa de las
festividades que tendrán lugar en la
Santa Iglesia Catedral, y los demás que se acordarán para celebrar el
fastuoso acontecimiento”
“Esta
Carta Pastoral será leída inter
Missarum Solemnia el primer día festivo después de su recibo.”
“Recibid, venerables Hermanos y
amados Hijos, la Bendición Pastoral que os enviamos en el nombre + del Padre, +
del Hijo y + del Espíritu Santo.”
“Dada en Nuestro Palacio Arzobispal
de Guadalajara, el día 18 de diciembre, fiesta de la Expectación del Parto de
la Santísima Virgen María, de 1913.”
+Francisco, Arzobispo de Guadalajara.
Para
que sirva como antecedente de la Consagración de México al Sagrado Corazón de
Jesús; he creído conveniente transcribir la Carta Encíclica que S.S. León XIII,
Papa reinante de la Iglesia Católica en 1899.
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