En este artículo, Dimitris
Konstantakopoulos pasa en revista una serie de informaciones muy importantes
sobre la crisis entre Estados Unidos y Corea del Norte. El autor
las interpreta en función de su propia posición, favorable al
presidente Obama y hostil a su sucesor Donald Trump. Aunque no compartimos
su análisis sobre la sociedad estadounidense y la vida política en
Estados Unidos, sí estamos de acuerdo en que existe un grupo
belicista favorable a un conflicto nuclear en la península de Corea.
Publicamos este punto de vista porque nos parece muy útil en el
actual debate.
Durante
los últimos días no hemos oído las horribles amenazas habituales y sin
precedente contra Corea del Norte.
¿Será
que nos dirigimos hacia alguna forma de apaciguamiento de las tensiones? ¿O es
la calma que precede a la tempestad?
Este
martes 10 de octubre, día de fiesta nacional en Corea del Norte, ese país
celebra el aniversario de la fundación del Partido del Trabajo, actualmente en
el poder.
No
podemos saber cómo planean celebrar este día los dirigentes norcoreanos. Habida
cuenta de que el régimen necesita mantener y fortalecer la moral de toda una
nación ante una amenaza directa de exterminio proveniente del jefe de Estado
más poderoso del planeta y teniendo también en cuenta el uso que se hace de los
símbolos en el Oriente, no podemos excluir la posibilidad de que Corea del
Norte haga una nueva e impresionante demostración de sus capacidades nucleares
y/o de sus misiles.
Tampoco
podemos saber con certeza lo que hará la otra parte –Estados Unidos– para
responder a tal acción. Pero también hay gente que goza de influencia sobre el
entorno de Trump y que tiene intenciones de efectuar un ataque nuclear contra
Corea y esa gente podría ver una nueva demostración [norcoreana] de poderío
como una oportunidad para hacerlo.
División
en el seno del gobierno estadounidense
Usted
dirá que lo que acabamos de mencionar son sólo especulaciones e hipótesis.
Cierto. Pero ahora tenemos algunos hechos que parecen indicar la existencia, en
la Casa Blanca y en el gobierno, de un grupo que busca conscientemente la
guerra –una guerra que sólo puede ser nuclear– con Corea del Norte.
1- Mientras se encontraba en China, el
secretario de Estado Tillerson declaró que había un diálogo en marcha con Corea
del Norte. Según algunos analistas, se hizo esa declaración porque
efectivamente había un diálogo, pero las continuas declaraciones de Trump
socavaron la credibilidad de quienes supuestamente hablan en nombre del
gobierno de Estados Unidos. Tillerson habló entonces de las conversaciones para
garantizar a los norcoreanos que quienes conversan con ellos lo hacen
verdaderamente a nombre de Washington.
2- Interfiriendo de manera malsana, el
presidente de Estados Unidos ridiculizó en Twitter a su secretario de Estado
diciéndole que se ahorrara las conversaciones porque no conducían a ninguna
parte. ¿Y quién va a tomar en serio al jefe de una diplomacia desautorizado por
su propio presidente? La Casa Blanca, a través de su vocero, confirma poco
después que el presidente ya no quiere más diálogo con Corea por el momento.
¿Por qué actúa Trump de esa manera o por qué lo hacen actuar así las fuerzas
que lo controlan y lo manipulan si no es para torpedear todo esfuerzo de
distensión pacífica y para hacer que el camino de la guerra sea «el único
posible»?
3- Al regresar a Washington, Tillerson se
prepara para dimitir. Finalmente, lo convencen –según dicen, quien lo convence
es el vicepresidente Pence– de que no renuncie y da una conferencia de prensa
para anunciar que se mantiene en el cargo y que apoya al presidente.
4- El secretario de Defensa Mattis, a quien
también llaman «Mad Dog», se ha destacado hasta ahora en lo que parece una
especie de competencia con su presidente en la formulación de amenazas de
genocidio contra Corea. Pero ahora aparece y declara que apoya una solución a
través del diálogo y que respalda a Tillerson. Es evidente que sus
declaraciones no estaban dirigidas a Corea del Norte sino al «Partido de la
Guerra», en la Casa Blanca o cercano a ella.
5- El ex «General» de Trump, ideólogo de la
derecha nacionalista, Steve Banon, al salir del equipo presidencia y en
controversia con el yerno del presidente, Jared Kushner, dijo que no tiene
sentido ninguna solución militar sobre Corea porque Pyongyang ya tiene los
medios necesarios para responder. Es evidente que Banon no habría hecho esa
declaración si el tema no hubiese en discusión en el seno del restringido
equipo en el poder.
6- La CIA organiza un… seminario público sobre
Corea, donde explica que el líder norcoreano no está loco, al contrario de lo
que dice el presidente.
Todo
eso tiene una sola explicación. Existe un centro de poder, con gran influencia
sobre el presidente de Estados Unidos, que está planeando una guerra nuclear. Y
parece que el Pentágono, el Departamento de Estado y la CIA, se oponen a ello.
Dicho
sea de paso, si todo eso hubiese sucedido en el periodo anterior al
Totalitarismo, esas cosas estarían en los titulares de todos los periódicos en
el mundo entero. Pero, si usted mira las ediciones dominicales de hoy, podrá
comprobar que no escriben absolutamente nada. Ahora, la información de todo el
planeta parece depender de un grupo muy restringido que tiene la capacidad de
determinar cuándo y cómo se habla de Grecia y cuándo hay que olvidarla, o
cuándo hablaremos de España y cuándo la olvidaremos, cuándo y cómo hablaremos
de Venezuela, etc.
La
humanidad entera habla hoy –y no es sorprendente– de la violencia que sufrieron
los catalanes. Pero nadie sabe que el pasado verano, en uno de los peores
crímenes de guerra en toda la historia de la humanidad, un porciento
considerable de la población de Mosul –la segunda ciudad más poblada de Irak–
fue sepultado vivo bajo las ruinas de esa ciudad.
En la
era de internet, con televisiones que transmiten vía satélite y todo lo que se
pueda imaginar, la ignorancia comienza a alcanzar niveles dignos de la Edad
Media, creando las bases del embrutecimiento de toda la humanidad, antes de que
le suceda lo que tiene que suceder.
Guerras por error y
guerras intencionales
El
diario chino Global Times –que pertenece al Diario del Pueblo, voz oficial del
Partido Comunista en el poder, publicó el 10 de agosto un editorial explicando
cómo la crisis coreana pudiera llegar a exigir de las partes más capacidades de
las que poseen, lo cual puede desembocar en una catástrofe.
Lo que
el artículo no tenía en cuenta era la posibilidad de que exista en el campo
occidental un “Alcibíades” que trata de crear condiciones que hagan inevitable
una guerra nuclear. Al analizar la guerra del Peloponeso, el historiador ateniense
Tucídes cuenta cómo tomaron los atenienses la desastrosa decisión de emprender
la campaña de Sicilia.
La
proposición de organizar una campaña en Sicilia vino del ambicioso general
Alcibíades y sus amigos. La mayoría de los venerables generales atenienses y de
los políticos más respetados estaba en contra. Cuando comenzó la asamblea que
tomaría la decisión final, Alcibíades estaba en minoría. Pero era una minoría
muy decidida, de las que acababan escribiendo la Historia, desde Alejandro
Magno hasta Lenin. Los otros eran más, pero menos decididos y no se opusieron
directamente a los planes de Alcibíades, sino que se quejaron por la gran
cantidad de navíos y hombres que se requerían y la cantidad de dinero que
exigiría aquella expedición. A fin de cuentas, los atenienses, cansados de sus
quejas y su táctica de bloqueo del debate, acabaron decidiendo poner a
disposición de los generales los hombres, los navíos y el dinero que creían
necesarios. Los atenienses iniciaron la campaña de Sicilia y aquella campaña
puso fin a la gloria de Atenas.
El
“Alcibíades” moderno se esconde y debe permanecer en la sombra. Representa a
una minoría muy pequeña. Sus ideas son tan peligrosas y repulsivas que es
imposible mostrarlas como programa político. Está por tanto obligado a recurrir
sistemáticamente a mentiras, engaños y conspiraciones. Tiene que crear una
confusión enorme y ya lo hizo para provocar una docena de guerras devastadoras
en Medio Oriente y África. Es muy probable que sea él quien ha orquestado todo
este «Trump super show» y convencido a mucha gente en Estados Unidos y en el
extranjero de que este payaso puede ser un «combatiente contra la globalización
y el establishment».
“Alcibíades”
ya nos dijo lo que quiere, desde hace 2 décadas, a través de los neoconservadores
y de los grupos de reflexión como el «Nuevo Siglo Americano», etc., lo que se
convirtió en la doctrina oficial de Estados Unidos con el discurso del
presidente Bush contra el «Eje del Mal». El programa consiste en destruir los
regímenes árabes de base, Irán y Corea del Norte (En lo tocante a Irán y Corea
del Norte, hay que señalar que ese plan sólo puede concretarse mediante el uso
de armas nucleares. Las armas convencionales no parecen suficiente.).
Después
de los árabes, los iraníes y Corea del Norte les tocará el turno,
evidentemente, a Rusia y China. Con sus ataques en el Medio Oriente y la
península de Corea, el Imperio cerca y amenaza a esas dos potencias. En
conjunto, esta idea es simplemente un plan tendiente a la conquista del mundo entero,
neutralizando de una u otra manera a toda entidad lo suficientemente
independiente y fuerte como para oponer resistencia.
(Esta
es una de las principales razones por las que la señora Nuland se implicó el
año pasado, con otros representantes del Imperio, en resolver la cuestión
chipriota, debido a la guerra que están preparando contra Irán y para la cual
necesitan el control total de Chipre, por lo que obligaron a Anastasiadis y
Kotzias a ir corriendo a Suiza. Y menos mal que Alá salvó a Erdogan del golpe
de Estado del año pasado, esté último dejó tranquilo a Chipre, por el momento,
debido a la actual coyuntura. A no ser que sea usted de los que convencieron a
los medios y las redes sociales de que quien salvó a Chipre fue… ¡Kotzias!)
Obama
no echó atrás ese plan. Pero trató de oponerse a algunas de sus manifestaciones
más peligrosas, como una guerra contra Siria e Irán. Después de su salida de la
Casa Blanca y bajo la presidencia de Trump, volvió ese proyecto y bajo formas
más peligrosas y extremistas.
Los
medios que el bando de la guerra utiliza para controlar y manipular a Trump son
una cuestión interesante pero no consideramos que sea necesario analizarla en
este artículo. Teniendo en cuenta todo lo que dijo Bannon sobre Corea del Norte
y su salida del círculo de Trump, así como las posiciones de Tillerson y
Mattis, Jared Kushner y sus amigos parecen ser, utilizando el método de
resolución por el absurdo, los principales personajes que promueven la agenda
de la guerra por cuenta del «partido de la guerra», con Stephen Miller en un
papel igualmente importante. No parece haber otro candidato. La esposa de Jared
e hijo de Donald Trump, Ivanka, fue, hay que recordarlo, quien empujó al ataque
con misiles del año pasado contra Siria.
Pero,
incluso si usted no está de acuerdo con todo esto, lo que realmente importa son
los hechos y no nuestra opinión sobre Trump y la gente que lo rodea. Los hechos
mismos aportan pruebas suficientes de que una nueva forma, más amplia, nuclear,
extremista y más peligrosa del mismo programa neoconservador posterior a la
guerra fría favorable a la conquista del mundo ha sido puesta en marcha por el
actual gobierno de Estados Unidos.
Por
supuesto, un ataque nuclear contra Corea del Norte será una catástrofe
ecológica y económica de envergadura mundial y podría conducir a una guerra
nuclear entre Estados Unidos y China, como subrayó el editorial del Global
Times el 10 de agosto. Una nueva guerra, y más grande, contra Irán sería
también una terrible aventura. Por otro lado, si el Imperio vacila ante esas
dificultades se verá probablemente obligado a aceptar una especie de «mundo
multipolar» y a dimitir, pasivamente, ante el surgimiento de China. ¿Estará
dispuesto a ello?
Las
pequeñas minorías no sólo tienen éxito gracias a un mayor talento estratégico,
a más decisión, a conspiraciones, etc. En general, representan también una gran
visión, una gran idea. Puede ser una idea progresista y positiva, pero también
puede ser reaccionaria y devastadora, como en este momento.
La
tragedia es que la humanidad carece hoy de grandes visiones, con excepción de
esos planes que van a destruirla.
Por
nuestra parte, esperamos que no suceda nada de lo descrito anteriormente, ni el
10 de octubre ni después. El hecho que tales proyectos encuentran oposición en
el seno del gobierno de Estados Unidos es bastante positivo. Pero esa
resistencia no podrá, por sí sola, poner fin definitivamente al proceso que
conduce a la guerra.
Para
que tales escenarios no se materialicen, hay que movilizar a los pueblos del
mundo entero, China y Rusia deben enviar los mensajes necesarios y firmes a
Washington, más que tratar de apaciguarlo imponiendo sanciones contra Corea.
Debe mantenerse a toda costa la unidad de las víctimas potenciales de la
agresión estadounidense.
Desgraciadamente,
las condiciones políticas actuales facilitan grandemente el inicio de una
guerra nuclear. De 1945 a 2003 hemos visto enormes movimientos anti-guerra,
anti-nucleares y pacifistas contra el imperialismo. Ya no hay nada de eso hoy
en día. Ni siquiera ha existido ninguna reacción notable ante las increíbles
amenazas de genocidio que el presidente de Estados Unidos enunció personalmente
desde la tribuna de la ONU.
Si
esta situación se mantiene, si la política no detiene la guerra, la
destrucción, de una u otra manera y en algún momento, será inevitable.
Dimitri
Konstantakopoulos
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