Con toda razón podía
escribir el valiente Obispo de Huejutla:
"Nuestros soldados
perecen en los campos de batalla acribillados por las balas de la tiranía,
porque no hay quien les tienda la mano, porque no hay quien se preocupe por
ellos, ni quien secunde sus heroicos esfuerzos enviándoles elementos de boca y
guerra para salvar a la patria. Queremos armas y dinero para derrocar a la
oprobiosa tiranía que nos oprime y fundar en Méjico un gobierno honrado que
garantice el ejercicio de las verdaderas libertades."
En el curso de las
negociaciones para el apoyo de los cristeros por el Episcopado, el Cardenal
Gasparri, Secretario de Estado de la Santa Sede, se mostró escéptico respecto a
la seriedad del movimiento armado, a lo cual replicó el egregio Arzobispo de
Durango: "-Eminencia: estamos en un círculo vicioso: unos dicen que no
se les ayuda, porque el movimiento no es serio, y otros que no es
suficientemente serio, porque no se les ayuda. Eminencia, hay que romper ese
círculo ayudando al movimiento para que, si no es serio, se haga." 37
La seriedad del
movimiento armado cristero no se medía por la nobleza de la causa, ni por el
heroísmo y la abnegación de quienes la defendían, sino por el número y calibre
de los cañones y por sus 11 gruesos batallones".
Pero" donde todo
falta Dios asiste". Los cristeros arrebataban las armas y municiones
al enemigo y vivían de la explotación de los recursos de las regiones donde
operaban, estableciendo autoridades
civiles, judiciales y administrativas, y un justo y ordenado sistema de contribuciones.
civiles, judiciales y administrativas, y un justo y ordenado sistema de contribuciones.
Los ricos mejicanos:
grandes hacendados, hombres de negocios y principales industriales y
comerciantes en general, preocupados sobre todo por sus intereses materiales,
se convirtieron en poco simpatizantes y aun enemigos de los cristeros y se
negaban o resistían a contribuir, por lo cual, el peso de la guerra, aun en lo
económico, recaía sobre la clase media y humilde.
"Los ricos fueron nuestros peores enemigos...
porque la guerra cuesta dinero y destruye propiedades, y el dinero y los
grandes patrimonios son de los ricos, y se ven afectados por la guerra, por lo
que, como el joven rico del Evangelio, dejan a Dios por la riqueza.
"Bendito sea Dios que el cobro de
contribuciones está dando buenos resultados... mucho más de lo que me esperaba.
Los pobres sobre todo se están portando heroicamente. La mayor parte de los
ricos están renuentes, pero creo que se tendrán que rendir, sobre todo al ver
que sus esperanzas parecen resultar fallidas, o sea lo de la ofensiva (federal),
pues se ve ya con toda claridad que no sólo no son capaces de destruimos, pero
ni aun de dispersamos." 38
No se hacía saber o
recordar a los acaudalados los límites del derecho de propiedad y sus deberes
para con la comunidad en situación de grave necesidad, como era entonces el
caso de Méjico.
Cuando los cristeros por
diversos medios exigían el cumplimiento de dichos deberes, no faltaban obispos
y clérigos que se solidarizaban con los ricos acusando a los cristeros de
ladrones, llegando alguno a decir que "eran peores que los del
gobierno".
Además de las
contribuciones, era necesario hacer requisiciones y pedir
"prestamos". Para obligar a los ricos a dar la contribución a la cual
estaban obligados por las exigencias del bien común, tenían los cristeros que
recurrir en ocasiones al secuestro. En general procedían con honradez y
moderación pecando más de escrupulosos que de severos o injustos. En el caso de
los secuestros, rara vez se llegó a la ejecución.
"En efecto, la mala voluntad de los ricos
llevaba a los cristeros a de tenerlos y a exigir rescate, como lo demuestra el
caso de Autlán, en mayo de 1929. Los ricos católicos de este lugar llenos de
entusiasmo por las victorias cristeras de marzo y abril, y creyendo inminente
la caída del gobierno habían ofrecido al general Degollado, de manera
espontánea, una gruesa suma de dinero... A principios del mes de mayo, les hizo
saber Degollado que habían llegado el momento da cumplir su palabra y, ante su
negativa repetida se irritó ... y se encargó a José Gutiérrez
que la cobrara de grado o por fuerza... Se les dieron 48 horas para
decidirse en el curso de las cuales... Gutiérrez se llevó consigo 7 rehenes...
Pidiose a las familias de los prisioneros que entregaran la cantidad pedida en
un plazo de 10 días, sin lo cual se procedería a la ejecución de
los rehenes. El dinero no se entregó y degollado puso en libertad a los
prisioneros, que le prometieron pagar lo más pronto posible, cosa que jamás
hicieron. Y Degollado dijo a sus soldados: 'Ni medio centavo fueron
capaces de ofrecer estos señores, no para ayuda de la causa a que hasta cierto
punto están obligados pues ni siquiera para rescatar a sus familiares...
Convencido estoy que no debemos esperar nada de nuestros ricos hermanos.
Continuaremos la lucha como hasta ahora ha sido, ayudados por Dios, por nuestra
clase media y humilde, que si bien lo vemos, con eso nos basta.
CATEDRAL DE COLIMA
"Lo módico de estos recursos obligaba a la
adopción de medidas extraordinarias: dos secuestros en tres años, que no
produjeron nada, ya que las minas no quisieron pagar y los cristeros no se
decidieron a matar sus rehenes... En cuanto a la requisa de los bienes de las
haciendas y los préstamos impuestos al tomar una plaza, los cristeros solían
tener vergüenza de pedir dinero y más aun de tomarlo. Así, cuando conquistaron
Fresnillo, impusieron una contribución a la compañía minera norteamericana y le
entregaron un recibo de 3,000 pesos. El cajero les dijo que en la caja fuerte
había 50,000 pesos que podían tomar y que él no aguardaba más
que su orden para entregárselos, pues era simpatizante. Así éramos de tontos, concluye Aurelio Acevedo." 39
que su orden para entregárselos, pues era simpatizante. Así éramos de tontos, concluye Aurelio Acevedo." 39
Con el dinero recaudado
por los cristeros y con los recursos
que por su parte obtenía la Liga valiéndose de diversos medios, se compraban en el mismo Méjico algunas armas, municiones y otros elementos, los cuales eran principalmente transportados y distribuidos por las heroicas y beneméritas Brigadas de Santa Juana de Arco.
que por su parte obtenía la Liga valiéndose de diversos medios, se compraban en el mismo Méjico algunas armas, municiones y otros elementos, los cuales eran principalmente transportados y distribuidos por las heroicas y beneméritas Brigadas de Santa Juana de Arco.
Los habitantes de las
poblaciones secundaban admirablemente a los cristeros que luchaban en el campo.
El año de 1927, un grupo de jóvenes empleadas de Guadalajara, constituyó la
Primera Brigada de Santa Juana de Arco. Poco después, con un grupo de ex
alumnas del aristocrático Colegio de Sagrado Corazón, como base, se constituía en
Colima la Segunda Brigada. Ya principios del año de 1928, el Consejo Supremo
dirigía a diez mil muchachas de todas las clases sociales.
Estas damas, a costa de
grandes trabajos y sacrificios, y sin
temor al ultraje, a la prisión o a la muerte que muchas sufrieron, llevaban armas, municiones y diversos recursos a os cristeros.
Ocultaban y cuidaban a heridos o enfermos y obtenían valiosos informes. En los centros de abastecimiento establecidos en las poblaciones se les entregaban cargas de 15 a 20 kilos de diversos efectos que ocultas en sus ropas de campesinas llevaban a los combatientes. Preferentemente caminaban de noche, ocultándose durante el día.
temor al ultraje, a la prisión o a la muerte que muchas sufrieron, llevaban armas, municiones y diversos recursos a os cristeros.
Ocultaban y cuidaban a heridos o enfermos y obtenían valiosos informes. En los centros de abastecimiento establecidos en las poblaciones se les entregaban cargas de 15 a 20 kilos de diversos efectos que ocultas en sus ropas de campesinas llevaban a los combatientes. Preferentemente caminaban de noche, ocultándose durante el día.
Esos miles de hombres que
en diferentes lugares espontánea-
mente se habían lanzado a la guerra al doble grito de ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva la Virgen de Guadalupe! pronto alcanzaron un apreciable grado de organización y disciplina llegando a constituir un verdadero ejército al cual generalmente se dio el nombre de Guardia Nacional.
mente se habían lanzado a la guerra al doble grito de ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva la Virgen de Guadalupe! pronto alcanzaron un apreciable grado de organización y disciplina llegando a constituir un verdadero ejército al cual generalmente se dio el nombre de Guardia Nacional.
Ciertamente no era un
ejército integrado por ángeles, todos
con la misma pureza de intención y del cual hubieran completa
mente desaparecido las pasiones, los vicios o pecados inherentes a la naturaleza humana caída. Como tampoco eran ángeles los Cruzados de San Luis o los Tercios del Gran Duque de Alba, don Juan de Austria y Alejandro Farnesio, que en Alemania y Flandes combatieron a los herejes. Pero sí constituían un ejército de una rara moralidad, muy poco común en los ejércitos. Un ejército de "hombres de
con la misma pureza de intención y del cual hubieran completa
mente desaparecido las pasiones, los vicios o pecados inherentes a la naturaleza humana caída. Como tampoco eran ángeles los Cruzados de San Luis o los Tercios del Gran Duque de Alba, don Juan de Austria y Alejandro Farnesio, que en Alemania y Flandes combatieron a los herejes. Pero sí constituían un ejército de una rara moralidad, muy poco común en los ejércitos. Un ejército de "hombres de
orden, de una moralidad como no ha habido ni habrá
tropas en Méjico". Un ejército pobre en
armas, riquísimo en virtudes militares.
Después de fracasado el
absurdo intento de lograr no
sólo la neutralidad, sino también el apoyo del gobierno
de los Estados Unidos y de la jerarquía católica y los católicos del mismo país a la epopeya cristera, a la resistencia armada de los católicos mejicanos contra la tiranía callista, se destituyó a René Capistrán Garza y se nombró a Luis G. Bustos como representante de la L. N. D. L. R. en los Estados Unidos.
sólo la neutralidad, sino también el apoyo del gobierno
de los Estados Unidos y de la jerarquía católica y los católicos del mismo país a la epopeya cristera, a la resistencia armada de los católicos mejicanos contra la tiranía callista, se destituyó a René Capistrán Garza y se nombró a Luis G. Bustos como representante de la L. N. D. L. R. en los Estados Unidos.
Todavía muy influenciados
algunos obispos, sacerdotes y
seglares, y aun algunos miembros del Comité Directivo de la Liga, del catolicismo liberal que se había respirado durante la tiranía porfirista, e imbuidos de un derrotismo fatalista, pensaron en la conciliación con la Revolución de signo liberal y socialista, procurando y admitiendo además la intervención y la tutela yanqui, no solo sobre la política, sino también sobre la Religión.
seglares, y aun algunos miembros del Comité Directivo de la Liga, del catolicismo liberal que se había respirado durante la tiranía porfirista, e imbuidos de un derrotismo fatalista, pensaron en la conciliación con la Revolución de signo liberal y socialista, procurando y admitiendo además la intervención y la tutela yanqui, no solo sobre la política, sino también sobre la Religión.
La Comisión de Obispos
Mejicanos Residentes en Roma,
presidida por el Arzobispo de Durango, informaba en junio de 1927 a los Prelados de Méjico:
presidida por el Arzobispo de Durango, informaba en junio de 1927 a los Prelados de Méjico:
"3°._ Mons. Díaz estuvo en Roma desde el 11 hasta el 25 de abril.
Su actitud para con nosotros fue de reserva. Pudimos
ver claramente su poca simpatía y confianza en la Liga. Expresó su parecer de
que no era posible en Méjico el establecimiento de un Gobierno netamente
católico, sino que estimaba conveniente un Gobierno de transición, liberal y
con elementos del mismo género como Félix Díaz y otros... "
En agosto del mismo año,
el Padre Rafael Martínez del Campo
informaba al Comité Directivo de la Liga sobre las conclusiones a las cuales había llegado con el padre Wilfrid Parsons, ambos de la Compañía de Jesús, en conversación con él en Nueva York, entre las cuales se encuentran las siguientes:
informaba al Comité Directivo de la Liga sobre las conclusiones a las cuales había llegado con el padre Wilfrid Parsons, ambos de la Compañía de Jesús, en conversación con él en Nueva York, entre las cuales se encuentran las siguientes:
"7'.- El Sr. René Capistrán Garza y los suyos
hicieron con la más sana intención los esfuerzos que estuvieron en su mano para
obtener de los Estados Unidos dichos elementos. Desgraciadamente no lo
lograron, fundamentalmente porque se creyó en los Estados Unidos que
acaudillaban una guerra religiosa.
"8°._ Es un hecho
que existe el derecho de hacer esa guerra religiosa y que esa guerra es
simpática en Méjico. Pero en los Estados Unidos esa guerra jamás obtendrá ni
los elementos necesarios, ni el apoyo de la Casa Blanca. Para la mentalidad
americana ofrece las siguientes dificultades: repugna a ella el que el pueblo
luche con el gobierno, pues está acostumbrada a la perfecta inteligencia entre
ambos. Repugna a ella la presión de los anticatólicos sobre los católicos, pero
de igual modo repugna la presión de éstos sobre aquellos, presión que teme como
resultado de una guerra religiosa. Es evidente que la mayoría protestante no ve
con buenos ojos esa guerra. En cuanto a la minoría católica temerá siempre desencadenar
un conflicto religioso en los Estados Unidos, si apoya una guerra religiosa en
Méjico ... "
El profesor Alberto María Carreño, viejo amigo de
Mons. Díaz
Barreta, ambos enemigos de la resistencia armada católica que consideraban era un obstáculo que había que destruir para obtener el apoyo de la Casa Blanca y de la opinión pública de los Estados Unidos en la solución de conflicto religioso, fue enviado por la Liga para colaborar con Luis G. Bustos, su representante en dicho país.
Barreta, ambos enemigos de la resistencia armada católica que consideraban era un obstáculo que había que destruir para obtener el apoyo de la Casa Blanca y de la opinión pública de los Estados Unidos en la solución de conflicto religioso, fue enviado por la Liga para colaborar con Luis G. Bustos, su representante en dicho país.
Reunidos en Nueva York Mons. Díaz Barreto, Alberto
María
Carreño, Luis G. Bustos y el general José Ortiz Monasterio, militar porfirista, pusieron punto final a un proyecto para solucionar el conflicto religioso dando fin a la resistencia armada católica ya que "no sólo el Presidente y el Departamento de Estado sentíanse opuestos a todo movimiento armado en vista de la definida opinión pública en contrario ... "
Carreño, Luis G. Bustos y el general José Ortiz Monasterio, militar porfirista, pusieron punto final a un proyecto para solucionar el conflicto religioso dando fin a la resistencia armada católica ya que "no sólo el Presidente y el Departamento de Estado sentíanse opuestos a todo movimiento armado en vista de la definida opinión pública en contrario ... "
Con tal fin se
organizaría un partido llamado Unión Nacional, integrado por
"liberales", "revolucionarios honrados" y "católicos"
i y cuyo programa sería el "restablecimiento de la Constitución de 1857,
depurada de cuanto se opusiera al memorial del Episcopado enviado a las
Cámaras. A través de este partido se llegaría al establecimiento de un gobierno
constituido por un triunvirato formado por un liberal, un revolucionario y un
católico". Así se renunciaba y se desechaba la idea de un gobierno netamente
católico
pare establecer un gobierno liberal de transición que mereciera la aprobación del Departamento de Estado, la bendición del Delegado Apostólico en Washington, y la buena voluntad de la opinión pública yanqui dando así satisfacción a las aspiraciones del gobierno y del pueblo de los Estados Unidos.
pare establecer un gobierno liberal de transición que mereciera la aprobación del Departamento de Estado, la bendición del Delegado Apostólico en Washington, y la buena voluntad de la opinión pública yanqui dando así satisfacción a las aspiraciones del gobierno y del pueblo de los Estados Unidos.
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