FUENTE DE LUZ Y
CONSUELO
visitasteis
a vuestra prima Isabel; cuando le visteis nacer en Belén; cuando le visteis
adorado por los Santos Reyes; cuando le encontrasteis en el templo entre los
Doctores, después de haberle buscado durante tres días; cuando os visitó
después de su Resurrección; y cuando le visteis subir gloriosamente al cielo?
§ 2. FUENTE DE GRACIA
3.- Es
también una fuente de agua viva, es decir, una fuente no sólo de luz,
como hemos visto antes, sino una fuente de gracia. Y esto no nos debe
sorprender, ya que hace tiempo que la Madre del Salvador fue declarada por la
boca de un Arcángel llena de gracia: Gratia plena y proclamada por el oráculo
de la Iglesia Mater gratiae, Madre de gracia; Mater divinae gratiae,
Madre de la Divina gracia.
Está
tan llena de gracia, dice el doctor angélico Santo Tomás, que tiene suficiente
para repartir entre todos los hombres (6).
Sí, su
liberalísimo Corazón es una fuente de agua viva que derrama sus aguas
saludables por todos los lados, sobre las tierras no solamente de los buenos,
sino también de los malos, a imitación del buenísimo y misericordiosísimo
Corazón del Padre celestial, que hace llover sobre justos y pecadores. He aquí
por qué el Espíritu Santo en un lugar, llama a este Corazón amante de la Madre
de misericordia fuente de los jardines (7). Y en otro lugar dice que es una
fuente que riega el torrente de las espinas (8).
Cuáles
son estos jardines y cuál este torrente de espinas, regados por las aguas de
esta hermosa fuente? Los jardines son todas las santas órdenes de la Iglesia,
en los cuales se lleva una vida verdaderamente cristiana y santa. Pues éstas
son los jardines deliciosos para el Hijo de Dios, llenos de aquellas flores y
frutos que pide la Santa Iglesia cuando dice: Confortadme con flores, rodeadme
con frutos porque desfallezco de amor. Estos jardines son también todas las
almas santas, de cualquier estado y condición que sean, en las cuales el Divino
Esposo tiene sus delicias, entre las flores hermosas de sus santos
pensamientos, deseos y afectos de que están llenas, y entre los frutos agradables
de la práctica de las virtudes y de las buenas obras. Y no es necesario pensar
por esto que ellas le atribuyan una cosa que no pertenece más que a Dios.
Pues
es cierto que Dios es el primero y soberano manantial de todas las gracias; mas
esto no impide que haya otras fuentes de gracia, según el testimonio de la
divina Palabra. De otro modo, nos habría anunciado en vano el Espíritu Santo
por la boca de un Profeta, que sacásemos con alegría las aguas de la gracia en
las fuentes del Salvador. No dice en la fuente, sino en las fuentes.
¿Cuáles
son estas fuentes del Salvador? Son los Santos Profetas y Apóstoles, los
pastores y sacerdotes de su Iglesia, y
todos
aquellos a quienes ha establecido para ser dispensadores de sus divinas
gracias. Mas estas son fuentes inferiores y dependientes del soberano
manantial, del cual ellos sacan y reciben sus aguas para comunicarlas a los
jardines, es decir a las almas dispuestas a recibirlas; y para comunicarlas, no
como causas primeras y eficientes o meritorias, especialmente de las gracias
justificantes, lo, cual pertenece sólo a Dios y al Hombre-Dios, sino como
causas segundas que obran dependiendo de la primera; como causas morales, que
no operan físicamente, sino moralmente; corno causas instrumentales, que son
como instrumentos en las manos de Dios, pero instrumentos vivos y libres que
cooperan libremente con él en la salvación de los hombres, sea por sus
oraciones y sus lágrimas, sea por sus instrucciones y consejos, sea por el
ejemplo de su vida, o de cualquier otra manera.
Ahora
bien, el Corazón de la Madre de la Gracia es la primera y principal entre estas
fuentes, pero con muchas ventajas y privilegios por encima de ellas.
En primer
lugar, por haber recibido dentro de si con plenitud todas las aguas de la
gracia, como ya se ha dicho. En segundo lugar, por haberla concedido Dios
poderes singularísimos que sólo al corazón de una Madre de Dios pertenecen, con
poder para comunicarlos por varias vías extraordinarias sólo conocidas de Aquel
que quiso honrarla con semejantes prerrogativas.
Mas no
solamente es la fuente de los jardines, cuyas aguas riegan las almas justas y
santas; es también la fuente del torrente de las
espinas. Estas espinas son los hombres malvados, cuya vida está toda ella
erizada de las espinas de sus pecados.
Ahora
bien, el Corazón de la Madre de la Misericordia se halla tan lleno de bondad,
que hace sentir sus efectos hasta en el torrente de las espinas, o más bien en
las espinas arrastradas por el torrente al fuego del infierno para allí arder
eternamente. Pues las aguas maravillosas de esta sagrada fuente, viniendo a
regar estas espinas muertas e infructuosas, aptas tan sólo para arder en el fuego
eterno, hacen resucitar a algunas, transformándolas en árboles hermosos, pronto
llenos de buenos frutos, dignos de ser servidos en la fuente del Rey Eterno. La
razón de esto es porque las divinas aguas de esta fuente son no sólo vivientes,
sino vivificantes.
De tal
suerte que es no sólo una fuente de agua viva, sino una fuente de vida, y de
vida eterna.
No oís
a Nuestro Señor que dice que, cuando el agua de su gracia está en un alma se
convierte en una fuente de vida, y de vida eterna; y que de las entrañas de
aquellos que creen en él brotarán ríos de agua viva. Si esto se cumple en todas
las almas y en todos los corazones que poseen la fe y la gracia del
Salvador,
¿qué será del Corazón de su Divina Madre, más lleno de fe, de gracia y de amor
que todos los corazones de los fieles juntos, sino una fuente de agua viva y
vivificante, de virtud tan admirable, que no solamente conserva la vida en
aquellos que ya la tienen, les preserva de la muerte y los hace inmortales, no
solamente fortifica a los débiles y desfallecidos, no solamente da la salud a
los enfermos, sino que hasta resucita a los muertos? Pues ella es de la
naturaleza de las aguas milagrosas del torrente de que habla Ezequiel que dan
la vida a todo cuanto tocan (9).
§ 3. SUSTENTO
DEL ALMA
4.-
Mas como no es suficiente el dar la vida, si no se la provee del alimento
necesario para alimentarla y sostenerla: este Corazón maternal no sólo es
fuente de agua viva y vivificante, sino también, fuente de leche, de miel,
de aceite y de vino.
De
leche y de miel; pues no oís al Divino Esposo que le habla así: "Tus
labios destilan miel, oh Santa Esposa; miel y leche hay debajo de tu
lengua" (10), es decir, tus palabras están llenas de dulzura y suavidad, y
en consecuencia de ellas está lleno tu Corazón. Pues estando como están siempre
de acuerdo, su Corazón y su lengua, y existiendo una perfecta conformidad entre
sus palabras y sus sentimientos, si ella tiene leche y miel en la boca, también
la tendrá en su Corazón; y no la tiene bajo la lengua y sobre sus labios, sino
en cuanto que está de ellas lleno su Corazón.
Además
no la oís a ella misma que dice: "Mi espíritu es más dulce que la miel; y
la herencia de mi Corazón es tina mansedumbre y suavidad que sobrepasa la de la
miel" (11). De donde se deduce que su Corazón es una verdadera fuente de
leche y de miel, cuyos arroyos discurren incesantemente derramándose en los
corazones de sus verdaderos hijos; para verificar estas palabras del Espíritu Santo:
"Seréis llevados a los pechos y acariciados sobre el regazo, como una
madre acaricia a su hijito" (12). Felices quienes no pongan óbice a la
eficiencia de esas palabras, por lo que a ellas toca.
Felices
quienes no se hagan sordos a la voz de esta dulcísima Madre, que llama
continuamente: "Desead hijos míos, desead, como niños recién nacidos, la
leche de la inteligencia y de la inocencia, a fin de que crezcáis poco a poco,
y os fortifiquéis por este alimento en aquel que es vuestra salud" (1 3) .
Venid,
a comer mi miel y a beber de mi leche, a fin de que gustéis y veáis cuán dulce
y delicioso es servir y amar a aquel que me ha hecho tan dulce y amable a sus
hijos, y cuán lleno está mi Corazón de ternura y de sinceridad para con
aquellos que me aman: "Yo amo a los que me aman " (14).
Ved,
pues, cómo el Corazón de esta Madre del Amor Hermoso es fuente de leche y de
miel para todos sus hijos, especialmente para los aun débiles, tiernos y
delicados, incapaces de un alimento más sólido.
5.- Es
también una fuente de aceite, esto es de misericordia para todos los
miserables. Es además una fuente de vino, para dar vigor y fuerza a los
necesitados; para alegrar a los que están tristes y afligidos, según estas
palabras divinas: "Dad vino a los que están en amargura de Corazón"
(15),
para alegrar a los que consuelan a los demás por espíritu de caridad, y sobre
todo para embriagar del vino del amor sagrado a los que trabajan en la
salvación de sus prójimos. A ellos es a quienes esta Madre amorosa, toda
abrasada en el celo de la salvación de las almas, clama fuertemente:
Venid
hijos míos, venid los amados de mi corazón, venid a sacar el vino celestial del
amor divino en la fuente del Corazón de vuestra Madre, bebed saboreándolo, pues
no puede haber exceso. "Bebed y embriagaos" (16), queridos, "id
a este purísimo vino, que es padre de la virginidad y de todas las santas
vírgenes (17); de este mismo vino del que están siempre embriagados los
Serafines; de este mismo vino que embriagó a los Apóstoles de mi Hijo; de este
vino que también a El le embriagó santamente, cuando en un exceso de amor hacia
nosotros, le hizo olvidar las grandezas de su divinidad, y le indujo a
anonadarse en las bajezas de una cueva y en las ignominias de una cruz.
Embriagaos
con El de este vino delicioso para olvidar y despreciar lo que el mundo ama y estima,
para no amar y estimar más que a Dios, y para emplearos con todas vuestras
fuerzas en establecer en las almas el reino de su amor y de su gloria; de este
modo seréis los hijos predilectos de su Corazón y del Mío.
§ 4. FUENTE DE SANTIDAD Y DE GLORIA
Es un
grande motivo de consuelo para los cristianos, el saber que ellos no tienen más
que una Madre con su adorable cabeza Jesús; que esta divina Madre tiene todo
poder en el cielo y en la tierra; y que tiene tanta bondad, que su Corazón maternal
es para ellos una fuente de luz, una fuente de agua viva, una fuente de vida
eterna, una fuente de leche y miel, una fuente de vino, de vino celestial y
angélico.
Más
aún, aquí hay otra cosa digna de grande admiración, y que conviene
maravillosamente a esta fuente milagrosa. Y es el ser el manantial de un gran
río, que se divide en otros cuatro, los cuales se extienden por todas las
partes del universo, para regarlo con sus aguas vivas y saludables. Esto es lo
que se figuraba en la fuente que Dios hizo brotar de la tierra, en la creación
del mundo, la cual era el origen de un río que producía otros cuatro. ¿Qué río
es éste, os ruego, que nace en esta divina fuente del Corazón de María? ¿Acaso
no es su Hijo Jesús? Sin duda ninguna, pues El es el fruto de su Corazón, como
antes lo hemos visto. Podemos además añadir, que este río que tiene su origen
en esta fuente, es la abundantísima caridad de este corazón generoso, la cual
se divide en cuatro ríos que riegan todo el mundo: de los cuales el primero es
un río de consuelo; el segundo, un río de santificación; el tercero, un río de
compasión y de justificación; el cuarto, un río de alegría y de glorificación.
El
primero es para las almas de la Iglesia purgante a las cuales la caridad
increíble del Corazón piadoso de la Madre de Dios procura muchas consolaciones
y alivios.
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