RAZONES
DE UNA ACTITUD CATÓLICA
(8-8-79)
(continuación)
¿Por qué han cambiado las palabras de la consagración agregando las palabras puestas por
Lutero? El cambió operado en las palabras de la congregación está en línea con las palabras de la misa luterana. Se suprimió
"Misteríum Fidei" y se agregó: "Qui pro vobis tradetur" en la consagración
del pan. La oración del ofertorio de la
Nueva Misa es una oración judía, es una
bendición judía del siglo III, destinada
a bendecir los alimentos. Es una
bendición del padre de familia que bendice los alimentos de la mesa. Eso es
ahora el ofertorio, el nuevo ofertorio. Han querido hacer tanto ecumenismo aproximándonos
a los judíos, tomando una oración de los judíos, y no de los judíos convertidos
al cristianismo, sino de los como son aún ahora, y que recitan estas oraciones.
Tomemos otro ejemplo: la oración, la forma de la consagración episcopal, las
palabras que actualmente consagran a los obispos, ya no es la de antes. Se ha tomado de episcopalíanos,
de una secta de Norte América. ¿Por qué han ido a buscar la forma de consagración de los obispos en una
ordenación de episcopalianos de la
América del Norte? Por ecumenismo, para
aproximarse, dicen, a los
episcopalianos, a los protestantes, a los judio y hacer de nuestros sacramentos y de nuestra Misa una acción ecuménica y esto es muy grave; no tienen derecho a destruir así nuestra tradición de veinte siglos. Y si hay, como dirían, otros ritos: está el rito
griego, el rito capto, el rito maronita, hay otros ritos que son católicos.
Perfectamente, de acuerdo; pero recordemos que el rito más venerable en la
Iglesia es el rito romano. Porque nada menos que San Pedro y San Pablo nos han
dado esos ritos y el propio Concilio de Trento dice que esos ritos se remontan
a los tiempos apostólicos Y que es probablemente Nuestro Señor Jesucristo en persona
quien dio a los Apóstoles esa fórmula. Imagínense que por los Apóstoles, Él debía
dar las fórmulas para la Santa Misa, que es el corazón de la Iglesia, que es lo
más importante dentro de la Iglesia. La consagración del pan y del vino para
transformarse en el cuerpo y la sangre de Nuestro Señor Jesucristo: cosa
maravillosa, misterio extra- ordinario, que es el corazón mismo de nuestra fe,
la sustancia de nuestra fe. Ellos han debido trasmitir esas palabras, muy
fielmente a sus sucesores, diciéndoles: "no cambien nada. Éstas son las
palabras de la consagración. Sobre todo no 'cambien nada". Y estas
palabras fueron trasmitidas… trasmitidas…de tal manera que se las encuentra inalteradas.
En Econe tenemos un Misal del siglo IX en el que se encuentran las palabras de
la consagración, exactamente las mismas que tenemos en nuestro Antiguo misal,
nuestro misal de siempre, sin haber cambiado una palabra. Ahora bien, si estas
palabras se remontan al siglo IX no hay razón para que no se remonten más
lejos, hasta el tiempo de los Apóstoles; lo que nos afirma el Concilio de
Trento.
Entonces debemos pensar que este cambio que se ha introducido en la Misa
es precisamente el resultado del liberalismo que se ha introducido en el
Concilio y que querría que fuéramos todos hermanos y que pudiéramos comulgar
todos en la misma Eucaristía, ya sea protestantes, judíos, en fin, que tengamos
todos el mismo culto. No es posible ¡es sacrílego! Luego debemos conservar preciosamente nuestra Santa Misa, pero
para conservarla preciosamente, nos hacen falta sacerdotes. Porque si los
sacerdotes ya no saben para qué sirven, es porque ya no hay sacrificio de la
Misa. Si la Misa se convierte en una simple ceremonia protestante, en un acto
cualquiera, ya no hay razón para ser sacerdote. Ya no hay razón de ser
sacerdote. ¿Qué es el sacerdote? La
razón de ser del sacerdote" es subir al altar para ofrecer el Sacrificio
de la Misa. Ésa es su razón de ser; es la razón de su celibato, la razón de su
virtud, la razón de su santidad, la razón de su separación del mundo; es subir
al altar para ofrecer el sacrificio de Nuestro Señor Jesucristo. Si no hay más
sacrificio de Nuestro Señor Jesucristo si Nuestro Señor Jesucristo ya no está presente
en la sagrada Eucaristía, como dicen los protestantes, entonces no hay razón
para ser sacerdote y es por todo eso, mis queridos amigos uruguayos, que lo
principal, actualmente, es formar Sacerdotes, verdaderos sacerdotes, santos sacerdotes,
y es por eso que estoy empeñado en hacer esos Seminarios, Seminarios para dar a
los fieles que desean la verdadera Misa, los verdaderos Sacramentos, el
verdadero Catecismo, la verdadera Biblia a fin de conservar la Fe. Y gracias a
Dios vemos en todos los países del mundo una reacción sana y buena: de todas partes
nos llaman, nos piden: Mándennos sacerdotes; ya no tenemos sacerdotes; no
sabemos lo que son nuestros sacerdotes, y bien, pienso que Dios en su
bondad, permite, precisamente, por una especie de milagro, diría que yo mismo
no comprendo, que Econe tengamos doce nacionalidades. ¿Como vinieron?
¿Por qué vinieron a Econe? ¿Y cómo estos jóvenes conocieron Econe? Jóvenes
buenos, venidos de todas partes; venidos de Estados Unidos, del Canadá, de
todos los países de Europa y ahora de la Argentina. y de ahora en adelante en
Argentina; el P. Faure, superior del seminario de Buenos Aires, ya ha recibido este año
catorce seminaristas de América del Sur, ¿por qué vinieron? ¿Por qué vienen a
nosotros? Porque sienten que ahí encontrarán el camino para ser verdaderos
sacerdotes católicos, sacerdotes que subirán al altar para ofrecer el
sacrificio de Nuestro Señor y para dar a Nuestro Señor Jesucristo a las almas,
verdaderamente a Nuestro Señor Jesucristo, y no un pan cualquiera, y no un
signo, un símbolo cualquiera, sino verdaderamente el Cuerpo y la Sangre de Nuestro
Señor Jesucristo. Esto es lo que importa, lo que hace la fuerza de nuestras
almas, la fuerza de nuestras conciencias y de nuestras vidas. También nosotros
tenemos necesidad del sacrificio de la Misa. Tenemos necesidad de sacrificar sin
sacrificio no hay amor, ya no hay caridad. El amor pasa por la cruz, el amor
pasa por el sacrificio. Si ya no hay más Sacrificio de la Misa, no hay más
símbolo de sacrificio en nuestras familias, en los hogares. Ustedes mismos
tienen pruebas en sus hogares tienen dificultades en sus matrimonios todos tienen
pruebas en sus hogares. Si ya no está el sacrificio de la Misa para dar les el
valor de seguir a Nuestro Señor Jesucristo y llevar con Él su cruz, y bien,
estamos abandonados, ya no tenemos por qué sacrificarnos. Ésa es la razón por
la cual creo mi deber hacer ese seminario. Un seminario que fue aceptado por
Roma, autentificado por Roma. Durante cinco años fuimos reconocidos por Roma,
pero fue el liberalismo que, furioso al ver que aún había un verdadero seminario,
furioso al pensar que seguiría habiendo sacerdotes como antes, furioso al
pensar que se seguiría diciendo la Misa como antes, y que seguiría habiendo un
catecismo corno antes, han querido reducirnos a la nada y nos ha perseguido
diciendo: "Hay que suprimir este seminario porque si no se suprime seguirá
habiendo sacerdotes que dirán las cosas como antes, que conservarán la
Tradición. Luego es preciso reducir este seminario a la nada".
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