Q. LIII
(fin)
4. El movimiento
del ángel en el lugar no es instantáneo
Sino que se
realiza, en el tiempo que será continuo o
no continuo según
que lo sea el movimiento (a. 3).
Esto se deduce de todo lo dicho, y se comprende fácilmente, siempre que
no se confunda el movimiento propiamente local, que exige dos términos
positivos, con la simple mutación, que no es propiamente movimiento y puede
darse entre un término positivo y otro negativo o viceversa. De confundir las cosas y no distinguir
suficientemente esto, procedió el que algunos, a quienes Santo Tomás se refiere
aquí innominadamente, creyesen que era posible el movimiento instantáneo del
ángel en el lugar. La carencia de solidez de los argumentos y los fallos de la
argumentación de los que así opinaban, quedan bien manifiestos en el proceso
del artículo.
La imposibilidad de que el movimiento continuo del ángel en el lugar
sea instantáneo es manifiesta: el tiempo
es medida del movimiento, y donde hay sucesión y continuidad de movimiento
hay necesariamente sucesión y continuidad de instantes, y, por consiguiente, tiempo
continuo, En el movimiento discontinuo ha de dejarse un lugar y ocuparse otro,
lo cual supone dos operaciones que exigen dos instantes, en uno de los cuales
el ángel está en un lugar y en el otro instante siguiente en otro, sin
necesidad de que entre ellos medie tiempo alguno, lo que constituye el tiempo discontinuo. Más en uno y otro tiempo, al hablar de
instantes hay que entender por tales las operaciones angélicas, que no se miden
por los instantes de nuestro tiempo, sino por la, diversidad de operación, que,
dada la perfección de la naturaleza del ángel, puede ser rapidísima, pareciéndonos
por ello instantánea según nuestro modo de hablar, como instantánea parecía a
los antiguos, y parece aún hoy a la gente menos instruida, la propagación de la
luz. Bien advertido, además, que la rapidez de la operación y, por
consiguiente, del movimiento del ángel en el lugar no sólo depende de la
magnitud de su poder, sino de la determinación de su voluntad (ad 1). Como
siempre citamos a continuación la solución que Santo Tomas da a este articulo: Como ya se ha dicho en toda mutación hay un
antes y un después. Pero el antes y el
después del movimiento se enumeran por razón del tiempo. Luego todo movimiento
está en el tiempo, incluso el del ángel,
puesto que en él hay antes y después. Al respecto enseñaron algunos que el
movimiento del ángel es instantáneo, y para razonarlo dijeron que, cuando el ángel se mueve de un lugar a otro, durante
todo el tiempo que precede al
último instante está en el lugar de partida, y que en el último instante está
en el de llegada, y no es menester,
añaden, que entre estos dos extremos haya algo intermedio, como tampoco lo es que
haya cosa alguna intermedia entre el tiempo y su término. Pero como entre
dos instantes del tiempo hay un tiempo
intermedio, dicen que
no es posible señalar el último instante en el que el ángel estuvo en el punto de partida, como
tampoco se puede señalar en la iluminación o en la generación substancial
del fuego el último instante en que el
aire estuvo obscuro o en que la materia
estuvo privada de la forma del fuego, y, en
cambio, se puede señalar el último instante al terminarse el cual hay luz en la atmósfera y forma de fuego
en la materia, y por esto se llama a la iluminación y a la generación substancial movimiento instantáneo [29J. Pero esta teoría no es aplicable en nuestro
caso. Lo cual se demuestra así: Es de esencia del reposo que lo que reposa no sea o esté de
distinta manera ahora y después, y, por
consiguiente, en cada uno de los instantes del tiempo que mide el reposo, lo que reposa está lo
mismo en el primer momento que en el intermedio y en el último. Pero como,
a su vez, es de esencia del movimiento
que el móvil se halle de distinta manera
ahora y después, siguiese que, en cada uno
de los instantes del tiempo que mide el movimiento, el móvil- tiene una disposición diferente, por
lo cual es necesario que en el último instante tenga una forma que anteriormente no tenía. Por donde se
comprende que reposar una cosa en un estado, por ejemplo, en la cualidad de ser blanca, durante un tiempo dado, es
permanecer en tal estado en cada uno de los
instantes de aquel tiempo; de donde se
sigue la imposibilidad de que una cosa repose en uno de los términos durante
todo el tiempo que precede, y después en
el último instante de aquel tiempo esté
en el otro término. Pero esto es posible en el movimiento, porque moverse durante
todo un tiempo dado no es estar en la misma
disposición en cada uno de sus instantes,
y, por consiguiente, todas estas mutaciones instantáneas son términos de un movimiento continuo, y así la
generación es el término de una
alteración de la materia, y la iluminación
el del movimiento local del cuerpo que ilumina. Pero el movimiento local
del ángel no es el término de ningún otro movimiento continuo, sino que es por
sí mismo un movimiento distinto e independiente de todo otro movimiento, por
lo cual es imposible decir que durante
todo un tiempo dado está en un lugar y
en su último Instante está en otro, sino que
es necesario asignar el instante en qué últimamente estuvo en el lugar, precedente. Mas donde hay muchos
instantes sucesivos hay necesariamente tiempo, puesto que el tiempo no es más que la enumeración de lo primero y de lo segundo en el movimiento. Luego el movimiento del
ángel Se realiza en el tiempo, que será
continuo o no continuo según que lo sea
el movimiento, pues debido a que la continuidad del tíempo proviene de la
continuidad del movimiento, como dice el
Filósofo, el ángel, según hemos dicho, puede moverse de ambas maneras.
Sin embargo, este tiempo, sea o no continuo, no
tiene nada de común con el tiempo que
mide el movimiento del cielo, y por el
cual se miden todos los seres corpóreos cuyos
cambios dependen del movimiento del cielo, porque el movimiento del
ángel no depende del movimiento de los cielos. Sin embargo, este tiempo, sea o no continuo,
no tiene nada de común con el tiempo que
mide el movimiento del cielo, y por el
cual se miden todos los seres corpóreos cuyos
cambios dependen del movimiento del cielo, porque el movimiento del
ángel no depende del movimiento de los cielos. La dificultad se refiere al tiempo continuo.
Pero el tiempo que mide el movimiento del ángel puede no ser continuo, y en
este caso el ángel puede en determinado instante estar en un lugar, y en otro
instante en otro, sin necesidad de que entre ellos medie tiempo alguno. En el
caso de que el tiempo del movimiento del ángel sea continuo, el ángel, durante
todo el tiempo que precede al último instante, pasa, conforme hemos dicho, por
una infinidad de lugares y si, efectivamente, en parte está en uno de los
lugares continuos y en parte en otro, no es porque su substancia sea divisible,
sino porque su virtud se aplica a una parte del primer lugar ya otra del segundo,
como también hemos explicado. (ad. 3)
(fin
de la questio LIII)
(próximo
artículo: DE LAS OPERACIONES DEL ANGEL)
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