La confesión y la psiquiatría moderna
INTRODUCCIÓN
1. El sacramento de la penitencia, piedra de escándalo del catolicismo;
¡es tan honda la repulsión a confesar nuestras deficiencias, a manifestar
nuestro interior!
2. ¿Será posible que Cristo haya unido y condicionado su gracia a la
realización de un acto tan antinatural? Es la pregunta de muchos cristianos, el
muro en que han tropezado muchos herejes.
3. Veamos, a la luz de la psiquiatría actual, si es oposición o más bien conveniencia
lo que se da entre la confesión y las exigencias del alma humana.
I. SENTIMIENTO DE CULPABILIDAD
A) El testimonio de los psiquiatras
1. Existencia del sentimiento de culpabilidad.
a) Es una verdad de experiencia elemental, reconocida por psiquiatras y psicoanalistas.
b) Consecuencia de un desorden, al menos psicológico, que el sujeto trata de
ocultar a sí mismo y a los demás, relegándolo al subconsciente.
c) A pesar de lo cual continúa inquietando incesantemente su psiquismo.
2. Tres formas principales.
a) Conciencia clara de culpabilidad: cuando se trata de un desorden que se
intenta olvidar, pero que todavía es perfectamente conocido.
b) Sentido indeterminado de culpabilidad: una vaga inquietud, una sensación
de que "algo no está en regla", sin poder recordar de qué se trata.
c) Culpabilidad anormal: una inquietud totalmente infundada. Es el sentimiento
de culpabilidad del escrupuloso y de tantas conciencias infantiles deformadas
por una educación desacertada.
3. Su influencia en
el psiquismo.
a) Interiormente: inquietud, constante desorientación, excitabilidad.
b) En los casos extremos: neurosis, que exigen un tratamiento especial.
c) Con respecto a la vida social: inadaptación, se sufre y se hace
sufrir.
B) La culpabilidad en el cristiano
1. La conciencia de
pecado no es una anormalidad psíquica.
a) Así la calificaron no pocos especialistas modernos: un sentimiento
irracional, que es preciso eliminar, algo morboso, anormal e infundado.
b) Por el contrario, la conciencia de culpabilidad brota del sentido
moral, que es algo connatural al hombre, no un añadido enojoso y molesto.
c) Es asimismo consecuencia de la conciencia religiosa, impresa en el
interior de todos los hombres.
2. El sentido cristiano del pecado.
a) El pecado para el cristiano es, ante todo, oposición a Dios. Uno es
pecador al enfrentarse con Dios por una desobediencia.
b) De este modo, cuanto más se profundiza en el conocimiento de Dios más
penetra el cristiano en el reconocimiento de sus faltas.
c) Y de aquí brota, sin ninguna causa patológica, la angustia cristiana,
la conciencia de ser objeto de la cólera divina.
II. VALOR PSICOLÓGICO DE LA CONFESIÓN
A) La confesión,
liberación natural
1. Hace consciente el desorden que nos perturba.
a) El examen previo nos da ocasión de concretar ese
vago sentido de culpa.
vago sentido de culpa.
b) De este modo se violenta la censura interior, que tiende a sumergir en el
subconsciente todo aquello que no nos agrada: el pecado.
c) El enfrentarse cara a cara con la culpa olvidada o semiolvidada contribuye
a establecer - e n un orden puramente natural nuestra paz interior.
2. Entregamos nuestras preocupaciones.
a) Es otro elemento fundamental de la liberación psicológica: la manifestación
a otro de aquello que perturba la conciencia.
b) No es algo naturalmente repulsivo; a ello nos inclinan mismas
tendencias, cuando no han sido deformadas por la herencia o la educación.
c) No es otro el fundamento principal del psicoanálisis, que de este modo
ha venido a corroborar la práctica milenaria la Iglesia.
B) La confesión,
liberación sobrenatural
1. Los elementos naturales no bastan.
a) Hemos situado el pecado en un orden religioso y sobrenatural.
b) Por tanto, el psicoanálisis y la confesión, bajo su aspecto puramente
natural, no consiguen eliminar la conciencia de culpabilidad religiosa.
c) Es necesaria una liberación religiosa, y ésta sólo nos la proporciona
la confesión como sacramento.
2. Reconocimiento de nuestra culpabilidad ante Dios.
a) En la confesión nos lo dice la fe no estamos ante un hombre; es el
mismo Dios quien se constituye en nuestro confidente.
b) Esta humillación ante el Señor restaura en nosotros el equilibrio: en
virtud de la gracia hemos pasado de objeto de cólera a objeto de amor.
3. Nuestra
liberación en Cristo crucificado.
a) En el orden natural parece comprobado el "principio de
agresividad", una tendencia a volcar sobre otro nuestra culpabilidad, para
compartirla con él.
b) En el orden sobrenatural esta tendencia ha sido saciada: el mismo Dios
se ha hecho accesible a nuestras culpas y ha muerto víctima de ellas.
c) Y es precisamente la confesión sacramental quien nos pone en contacto
con esta liberación religiosa, abierta por la entrega de Cristo en la cruz.
III. CONFESIÓN Y CONSULTA PSIQUIÁTRICA
III. CONFESIÓN Y CONSULTA PSIQUIÁTRICA
A) Diferencias psicológicas
1. Por razón de la
finalidad del sujeto.
a) En la confesión, el penitente busca primariamente el perdón de sus
culpas y la infusión sobrenatural de la gracia, secundariamente el consejo del
sacerdote.
b) En la consulta, el paciente persigue la adquisición de su equilibrio psíquico.
2. Por razón de la materia.
a) En la confesión: las acciones bajo una consideración moral.
b) En la consulta: los sufrimientos psíquicos, el aspecto patológico.
b) En la consulta: los sufrimientos psíquicos, el aspecto patológico.
3. Por las
circunstancias.
a) En la confesión: el penitente está previamente preparado. Con no existe un conocimiento profundo, por de
continuidad. No siempre se logran las condiciones necesarias para emprender la
reeducación.
b) En la consulta psiquiátrica: el especialista puede explorar con más
libertad y medios del interior del paciente. Le es más fácil lograr la continuidad
entre las sesiones y realizar un proceso de cura y reeducación.
B) Aplicaciones prácticas
1. Para el
confesor.
a) La prudencia pastoral encuentra apoyo en los consejos de la
psiquiatría: suavidad, comprensión, caridad para con el penitente.
b) Conocimiento de la psicología humana, de las reacciones de los distintos
temperamentos y caracteres, de las enfermedades psíquicas, etc.
c) Conciencia de los límites del campo sacramental: el confesionario no es
una clínica. En casos patológicos deberá recurrir al especialista.
2. Para el psiquiatra.
a) Reconocer la vertiente religiosa de la culpabilidad. No es todo
patología.
b) Saber utilizar la fuerza psicológica de la confesión, cuando el desequilibrio
psíquico tiene su raíz en un desorden de carácter religioso.
3. Para el
penitente.
a) Confianza en la eficacia de la confesión, eficacia natural y
sobrenatural.
b) Sinceridad y abertura al confesor es el secreto de la paz de la
conciencia.
c) Constancia en las confesiones y en los confesores.
CONCLUSIÓN
1. La confesión no es una práctica arbitraria y
antinatural.
2. Responde a las necesidades del alma que
busca la paz de la conciencia.
3. Al instituir este sacramento Cristo elevó una
tendencia natural sana.
4. La ciencia moderna ha confirmado la
sabiduría del Señor y de su Iglesia.
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