Efectos negativos del sacramento de la
penitencia
penitencia
INTRODUCCIÓN
1.
Recordemos la parábola del hijo pródigo.
a) Un día, insolentes, pedimos
a Dios "nuestra herencia" y nos alejamos de El, creyendo encontrar la
felicidad fuera de sus brazos.
b) ¿Qué nos quedó de
"nuestra herencia"? Nos vimos apartados de la sociedad de los hijos
de Dios y alejados de sus promesas.
c) Al fin reconocemos nuestro
yerro: "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti...".
d) Y nuestro Padre nos perdona
("se arrojó a su cuello y le cubrió de besos") y nos viste de la
gracia ("traed la túnica más rica y vestídselas").
2.
La confesión, nuevo encuentro con el Padre, tiene como efecto reconciliarnos
con El, con dos aspectos: negativo -perdón de los pecados y remisión de la
pena- y positivo -infusión de la gracia. Aquí tratamos el aspecto negativo.
I. EL PERDÓN DE LOS
PECADOS
A) El pecado mortal
1. Cómo
lo castiga Dios.
a)
Un solo pecado de los ángeles fue suficiente para que Dios les condenase para
siempre.
b)
Por un solo pecado de nuestros primeros padres Dios les arrojó del paraíso y
sumió a la humanidad entera en un mar de lágrimas, sufrimientos y muertes.
c)
Un solo pecado mortal es suficiente para ir al infierno para toda la eternidad.
2. Cómo lo combate.
a)
Da al mundo su Unigénito, en quien tiene puestas todas sus complacencias.
b)
Le sacrifica sobre el Calvario, de una vez para siempre, y diariamente sobre
los altares, para que nos aprovechemos de sus frutos.
c)
Establece el tribunal de la misericordia, donde la sangre de Cristo "nos purifica
de todo pecado" (I Jn. 1, 7).
3. Cómo
lo perdona en la confesión.
a)
En la confesión perdona todos los pecados mortales cometidos después del bautismo,
por muchos y muy grandes que sean.
b)
Estos pecados perdonados no vuelven a aparecer jamás, aunque el pecador recaiga
en el pecado.
c)
Los pecados mortales pueden perdonarse sin el perdón de los veniales, pero no
al revés.
B)
El pecado venial
1. No nos separa de
Dios.
a)
Es sólo una pequeña desviación en nuestro camino.
b)
Es un pequeño apego a las criaturas que no nos hace cobrar aversión a Dios.
c) Los hay sumamente pequeños,
imposibles de evitar, en los que el justo cae siete veces al día (Prov. 24,
16). Pero los hay también de cierta gravedad, que debemos evitar
cuidadosamente.
2. Pero
predispone a caer en el mortal.
a) "El que desprecia
lo poco, poco a poco se precipitará" (Eclo. 19. 1).
b)Va enfriando nuestro
amor a Dios y llegará un momento en que cometer un pecado mortal supondrá tan
poco como cometer uno venial.
c) No nos acarrea pena
eterna, pero sí pena temporal, que pagaremos en esta vida o en la otra.
3.
La confesión nos lo perdona.
a) En el catecismo se
señalan nueve maneras de perdonarse el pecado venial. Todas ellas suponen el
arrepentimiento.
b) La manera mejor y más
segura es someterlo al tribunal de la penitencia.
C) Setenta veces siete
1. Los brazos que
siempre están abiertos.
a) Dios no se cansa de esperar.
Todas las tardes otea el horizonte, para ver si volvemos a sus brazos: "El
Señor... pacientemente os aguarda, no queriendo que nadie perezca, sino que
todos vengan a penitencia" (II Petr. 3, 9).
b) Su tribunal es tan benigno
que el confesor no se llama juez, sino Padre.
c) Sólo nos exige el arrepentimiento:
"Si el malvado se retrae de su maldad... vivirá y no morirá. Todos los
pecados que cometió no le serán recordados" (Ez. 18, 21-22).
2.
Para perdonar aún los mayores pecados.
a) "Aunque vuestros
pecados fuesen como la grana, quedarían blancos como la nieve. Aunque fuesen
rojos como la púrpura, vendrían a ser como la lana blanca" (Is. 1,18). b)
Dios no ha puesto límites a su misericordia.
3.
una y mil veces.
a) El Señor, con la
expresión "setenta veces siete", quiso significar su voluntad de perdonar
siempre que el pecador se acerque arrepentido.
b) Su misericordia es
infinita, y antes se cansa el pecador de pecar que El de perdonar.
c) Dios quiere la vuelta del
pecador: "Por mi vida, dice el Señor, Yagé, que no me gozo en la muerte
del impío, sino en que se retraiga de su camino y viva" (Ez. 33, 11).
II. EL PERDÓN DE LA PENA
A) La pena eterna
1.
El pecado mortal nos trae la muerte y el destierro de la patria
celeste.
a) "El alma que pecare,
ésa perecerá" (Ez. 18, 4).
b) "La soldada del
pecado es la muerte" (Rom. 6, 23).
c) "Ni los
fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros... poseerán el reino de
Dios" (I Cor. 6, 9-10).
2.
La confesión nos vuelve a la vida y nos restituye a la patria.
a) "El don de Dios es
la vida eterna" (Rom. 6, 23). b) "No hay, pues, ya condenación para
los que son de Cristo Jesús" (Rom. 8, 10).
b) "Si el malvado se
retrae de su maldad..., vivirá y no morirá" (Ez. 18, 21).
3.
De una manera total y completa.
a) Porque la confesión nos
restituye la gracia santificante, que automáticamente nos hace hijos de Dios y
herederos del cielo.
b) Porque ya no se nos tomarán
en cuenta las anteriores iniquidades: "La impiedad del impío no le será
estorbo el día en que se convierta de su iniquidad" (Ez. 33, 12).
c) "No se recordará
ninguno de los pecados que cometió" (Ez. 33, 16).
B) La pena temporal
1. El pecado, además de
la pena eterna, tiene pena temporal.
a) Lo vemos en la Sagrada
Escritura, donde Dios castiga a los justos con penas temporales.
b) Consta por la autoridad
de la Iglesia, que afirma la existencia del purgatorio.
2.
La confesión no siempre perdona toda la pena lemporal.
a) Dios perdonó a nuestros
primeros padres su culpa, pero les impuso una terrible pena.
b) Natán dice a David:
"Yavé te ha perdonado tu pecado. No morirás... mas el hijo que te ha
nacido morirá" (II Sam. 12, 13-14).
c) Lo ha definido la
Iglesia (Dz. 922).
3. Ni todas las reliquias del pecado.
a) Las reliquias del
pecado son los malos hábitos naturales contraídos por la repetición de actos
pecaminosos.
b) El sacramento de la
penitencia, al infundir la gracia y las virtudes infusas, contribuye a
extirparlas, no como regeneración, sino como medicina.
c) Pero no suele suprimirlas
de una vez. De aquí que resulte muy penoso para el convertido el practicar la
virtud.
CONCLUSIÓN
1. Demos gracias a Dios, que ha querido instituir un medio tan sencillo para
libramos del infierno y volvemos a sus brazos.
2. Vayamos al tribunal de
la penitencia tan pronto como hayamos tenido la desgracia de caer en el pecado.
3. Procuremos satisfacer
por las penas temporales debidas a nuestros pecados.
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