El Vernáculo
En el corazón del problema de la Misa en vernáculo está la narración
vernácula de la institución de la Eucaristía. No se trata tan sólo de que el
Canon pronunciado en voz baja, que ha sido regla desde el siglo octavo, debe
ahora ser abandonado, sino que la fórmula -59-inglesa: "Haced esto en
memoria de Mí" sea escuchada "distintamente" por la asamblea.
La palabra griega anamnesis, que es traducida como "en memoria
de", es difícilmente interpretada en el lenguaje inglés. Palabras como
"memoria", "recuerdo", "memorial" implican la
existencia de algo que está ausente en sí mismo, mientras que anamnesis tiene
el sentido de "recordar", "re-presentar" (hacer nuevamente
presente) un hecho pasado, de tal manera que vuelve a estar presente
activamente. Esta idea, este sentido no está adecuadamente expresado ni
siquiera en la palabra latina "memoria". Las palabras inglesas "recal" y "represent" son insuficientes, sin una mayor explicación,
aunque sean escritas "recal",
"represent", y "recuerdo",
"memoria" y "memorial" por su uso convencional y común
sentido, son actualmente equívocas y, por lo mismo, inadmisibles.
"La inteligencia de la expresión eucarística "por la
anamnesis de Mí" como una representación o recuerdo activo, delante de
Dios, del único sacrificio de Cristo, en toda la plenitud de su realización y
de sus efectos está, como un teólogo dice, claramente expresada en todas las
tradiciones de la primitiva Iglesia". En las palabras de San Juan
Crisóstomo: "Nosotros ofrecemos también ahora, lo que fue ofrecido, lo que
no puede ser agotado.
Esto es hecho por una anamnesis de lo que se hizo entonces, porque dijo
Jesús: "Haced esto, por una anamnesis de Mí". No ofrecemos, pues,
nosotros un diferente sacrificio, como el Sumo Sacerdote lo hacía en el Antiguo
Testamento, sino que ofrecemos el mismo sacrificio. O, mejor dicho, ofrecemos
la anamnesis del Sacrificio". (Estas
últimas palabras hacen referencia al rito tridentino, pero de ninguna manera al
rito nuevo. En el escrito: “Es valida o invalida la nueva misa” esta la
definición del verdadero Sacrificio y lo que introdujo Paulo VI, les dejo esta
referencia para comprender lo que Cranmer quiere decir aquí)
Thomas Cranmer |
Cranmer, que quería arrancar de raíz toda idea de la Misa como un
sacrificio, para sustituirlo por la teoría de una mera cena-memorial, en la
cual Cristo no está realmente presente, a no ser espiritualmente, en el corazón
de los fieles, no pudo encontrar una bomba más potente que la supresión del
Canon silencioso, en favor de su Institución narrativa en inglés, su reiterada
fórmula "Haced esto en memoria de Mí". En el gran silencio con que se
decía el antiguo Canon, cualquier fiel medianamente instruido en el significado
de tan grande Momento, sabía, aunque no supiese formulario, lo que estaba
pasando. Pero ahora, él puede oír y saber que se está celebrando una
cena-memorial. La Biblia así ío dice. Ahora se le invita a recordar algo que sucedió
hace dos mil años, en el pasado. Y esta interpretación, en la liturgia de
Cranmer, está enfatizada con las palabras que el ministro decía al dar la
Comunión: "Toma y come esto en recuerdo de que Cristo murió por tí, y
aliméntate en El, en tu corazón por la fe, con la acción de gracias”.
La imposición del nuevo Prayer Book, en vernáculo tuvo lugar en todo el
país el 9 de junio de 1549, domingo in albis. Al día siguiente, el cuerpo de
los campesinos de Devonshire, después de haber contemplado el nuevo rito,
obligaron a su párroco a restablecer la antigua Misa. En diez días, el pueblo
armado (posiblemente eran unos seis mil¡ es difícil precisar el número) se apoderaron
de Crediton y amenazaban a Exeter. Sus demandas eran simples y precisas, y
estaban relacionadas únicamente con la fe. Exigían la restauración de la Misa
"como antes" y que el Santísimo Sacramento debía ser de nuevo
reservado en un lugar prominente. "No aceptaremos, decían, los nuevos
ritos, porque son como un juego navideño, sino que tendremos nuestros antiguos
ritos, los Maitines, la Misa, las Vísperas y las Procesiones (letanías de
Nuestra Señora) en latín y haremos que cada predicador en su sermón y cada
sacerdote en su Misa pidan nominalmente por las almas del purgatorio, como lo
hicieron nuestros antepasados". El Bautismo debería ser administrado
"lo mismo entre semana que en los domingos y días festivos". Deben
restablecerse las bendiciones acostumbradas y practicadas por la Iglesia, así
como deben distribuirse las palmas y la ceniza, en los tiempos establecidos,
con "todas las antiguas ceremonias hasta ahora usadas por nuestra Madre,
la Santa Iglesia" (que Cranmer había suprimido como "supersticiosas.
Cranmer se enfureció, no sólo por estas demandas, sino, todavía más por
el hecho de que ignorantes campesinos, "Hob, Will y Dick", se
hubieran atrevido a poner en duda su teología. Por eso les escribió: "Oh,
ignorantes hombres de Devonshire y Cronwall, tan luego como supe vuestros
artículos, pensé que estabais siendo engañados por algunos astutos papistas,
que os persuadieron a exigir lo que vosotros mismos no comprendíais estabais
exigiendo. Declarad qué espíritu pudo mover a esa gente para persuadiros de que
la palabra de Dios no es otra cosa sino un juego de Navidad. Es más que un juego
y uno ridícula comedia el oír al sacerdote hablar en voz alta al pueblo en
latín. En los servicios dichos en inglés no hay otra cosa que la Eterna Palabra
de Dios. Si a vosotros os parece un juego navideño, pienso que no debéis ser
culpados por esto, sino los sacerdotes papistas, que han abusado de vuestra
sinceridad.
¿Os gustaría mejor ser como urracas o como loros, que son enseñados a
hablar, sin que nunca lleguen a entender una palabra de lo que dicen, o ser
verdaderos cristianos, que piden con fe a Dios?" (No se les dijo casi o mismo a los que se pusieron al “nuevo rito” y lo
continúan diciendo ahor a quienes quieren retomar o el rito antiguo? Es muy
probable que se digan peores epítetos que los que Cranmer refirió a estos
campesinos)
Los rebeldes, en su simple fe, no hicieron caso al sabio Arzobispo.
Cranmer tuvo que acudir a la fuerza de las armas. Extranjeros mercenarios,
principalmente luteranos alemanes, fueron empleados, en territorio inglés, por
vez primera en trescientos años y el último baluarte de la fe fue abatido en la
batalla. "La matanza, según las palabras memorables de Hilaire Belloc, fue
indiscriminada: "cuatro mil personas fueron acribilladas o arrastradas o
ahorcadas, antes de que los hombres de Devon aceptasen, sin ningún entusiasmo,
la exquisita prosa de Cranmer". y la historia nos dice que los aventureros
italianos y españoles, que reforzaban la filas de alemanes, cuando se dieron
cuenta de lo que había ocurrido, se dirigieron al Nuncio Imperial para pedir la
absolución de lo que habían hecho.
Cuando llegó a Londres la noticia de la victoria de la lengua
vernácula, Cranmer "hizo una Cena en el coro de Paulo por la
victoria" y en el sermón delante del Lord Mayor y Regidor, el Arzobispo
Cardenal amonestó a sus oyentes, diciéndoles: "la plaga de la división entre
nosotros, cuyo deleite no se había oído desde la Pasión de Cristo, nos ha venido
por instigación del Demonio, por no haber sido diligentes oidores de la Palabra
de Dios, que nos ofrecen sus verdaderos predicadores, sino nos hemos dejado arrastrar
por los sacerdotes papistas".
Es evidente que era falso que el pueblo no entendiera la Misa latina.
La circulación de libros de devoción y de instrucción en una población de tres
millones puede calcularse por el hecho de que, en el holocausto de la ciencia y
la piedad católica, que fue parte de la política protestante, se quemaron más
de un cuarto de millón de libros litúrgicos. Un año después de la dictatorial
imposición del primer Prayer Book, en 1550, Cranmer envió comisionados a las
universidades. En Oxford, miles de libros fueron destruidos. Cambridge sufrió un
más lento, pero más drástico despojo, que puede sospecharse por el hecho de
que, al principio del reinado de Isabel, no se encontraron sino unos 177
volúmenes “semi destruidos y manchados". (No en balde se dice qe la “Misa Nueva” es un retroceso a las reformas
de Cranmer porque desde su imposición por Pablo VI se han destruido infinidad
de Misales en lengua latina, devocionarios y tantos otros libros cuyo delito
era estar escritos en LATIN al que tanto odio manifestaron estos reformadores.
Podríamos preguntarnos, ¿Cuantos Misales escritos con el venerable rito latino
se encuentran en el mundo? Cada año que pasa nos es más difícil encontrarlos y
si se encuentran, pocos son los que están en excelente estado, que nos quiere
decir esto? Que los modernistas son peores que todos estos reformadores.)
El resultado era inevitable. Un predicador protestante, en un sermón
predicado delante del rey, afirmó: "Está entrando en Inglaterra más
ignorancia ciega, superstición e infidelidad, que hubo jamás bajo el gobierno
de los obispos romanos. Vuestro reino (lo afirmó con pesar) se hará más bárbaro
que el de Scythia". Otro, deplorando la multiplicidad de las sectas,
consecuencia inevitable de la política de Cranmer, se quejaba: "Hay
arrianos, marcionistas, libertinos, davistas y otras numerosas monstruosidades
semejantes ¡hemos necesitado ayuda contra los sectarios y epicúreos y
seudo-evangélicos, que han empezado a hacer estremecer nuestras iglesias con
mayor violencia que nunca.
Una de las razones de la destrucción de los libros fue la ley dada por
Cranmer, porque "se había divulgado y difundido la noticia de que la gente
volvería a tener su antiguo rito latino" y ero necesario el hacer que el
pueblo "desechase por completo la vana expectación de volver a tener el
servicio público y la administración de los sacramentos en la lengua
latina". La ley ordenaba el entregar todos los libros litúrgicos o
devocionales en latín a las autoridades "para mutilarlos y destruirlos,
para que nunca pudiesen ya servir al uso a que estaban destinados". Había
una excepción: las copias en latín o inglés del Primer Ministro de Enrique VIII
eran permitidas, con tal de que toda mención de los santos fuera suprimida.
Porque Cranmer odiaba a los santos, casi como odiaba la Misa y una de
las ventajas de sus traducciones vernáculas fue la de poder publicar una nueva
letanía, en la que se omitieron todos los nombres de los santos así como de las
advocaciones de la Virgen Santísima, y en las que se añadía la petición:
"De la tiranía del Obispo de Roma y de todas sus detestables enormidades,
buen Señor, líbranos", la cual súplica fácilmente podía ser
"entendida por el pueblo", cada vez que se decía, los miércoles y los
viernes".
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