11 de junio
San Bernabé, apóstol.
(† 62)
III Clase – Ornamentos Rojos
Epístola – Act. II, 21-26; XIII, 1-3
Evangelio – San Mateo X, 16-22
El bienaventurado discípulo y mártir de Jesucristo, san Bernabé, que
también en la Escritura se llama José Levita, fue hebreo de nación, de la tribu
sacerdotal de Leví, y nació -en la isla de Chipre, en la cual sus padres tenían
grandes y ricas posesiones. Aprendió en Jerusalén las letras sagradas, en la
escuela de Gamaliel, varón doctísimo y muy versado en la ley de Moisés, y tuvo
por condiscípulo a san Esteban protomártir, y a Saulo, que después se llamó
Pablo y fue apóstol y vaso escogido del Señor. En este tiempo vino Cristo nuestro
Redentor a Jerusalén, y maravillado Bernabé de su celestial doctrina, ejemplos
y milagros, entendió que era el Mesías prometido, y echó se a sus pies; el
Señor le bendijo y le contó en el número de los setenta y dos discípulos que le
siguieron. Y él, conforme al consejo evangélico, repartió su hacienda entre los
pobres, quedándose con una sola posesión, cuyo precio, después de la Ascensión
del Señor, puso también a los pies de los apóstoles. Cuando los discípulos huían
todavía de san Pablo, porque ignoraban su conversión, san Bernabé se llegó a
él, y entendiendo cuan trocado estaba, y lo que le había acontecido yendo a
Damasco, le abrazó y lo llevó a los apóstoles y con gran regocijo fué admitido
en su compañía. Enviaron los apóstoles a Bernabé a Antioquía donde estuvo con
san Pablo predicando por espacio de un año, con tan grande aprovechamiento de
los fieles, que dejando el nombre de discípulos y perdiendo el vano
temor y respeto del mundo, se comenzaron a llamar cristianos. Volviendo después
a Jerusalén, se concertaron allí con san Pedro algunos otros apóstoles, para
que ellos predicasen a los hebreos, y Saulo y Bernabé a los gentiles. No es
fácil decir los trabajos y persecuciones que padecieron estos dos santos por
sembrar la doctrina evangélica y plantar a Cristo en los corazones de los
hombres en tantas ciudades, islas, reinos y provincias. Y, a lo que escriben
graves autores y se saca de firmes testimonios y piedras antiguas, san Bernabé
fundó la iglesia de Milán, y estuvo en ella siete años, y fué el primer arzobispo
de aquella insigne ciudad. También se muestra en Brescia el altar donde el
santo apóstol decía misa y en otras muchas iglesias se conserva la memoria de
este varón apostólico y compañero de san Pablo. Finalmente hallando se, en la
isla de Chipre, vinieron de Siria unos judíos con intención de perseguirle y
darle la muerte; y aunque el santo lo entendió, deseoso ya de juntarse con
Jesucristo, se entró en la sinagoga para predicar a los judíos; mas éstos, con
grande enojo le echaron mano, y le apedrearon, en cuyo martirio dio su espíritu
al Señor.
†
Reflexión: Aunque san Bernabé no era del número de los doce apóstoles que escogió Jesucristo,
los primeros santos padres de la Iglesia le dan ya el título de apóstol, no
sólo por sus muchos y apostólicos caminos y trabajos, sino que también por
haber sido particularmente llamado por el Espíritu Santo a aquel sagrado ministerio.
(ACT. APOST. XII, 2).. Honrémosle, pues, como a los doce apóstoles que son las
doce columnas indestructibles de la Iglesia, y despreciando las doctrinas
anticatólicas, que son edificios sin fundamento, descansemos con entera confianza
en la verdad de la Iglesia católica, sellada con la sangre del Redentor, y de
sus santos apóstoles y discípulos.
†
Oración: Oh Dios, que nos consuelas con la intercesión de tu
bienaventurado apóstol Bernabé, concédenos benigno, que consigamos por tu
gracia aquellos beneficios que te pedimos por su ruego. Por Jesucristo, nuestro
Señor. Amén.
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