CAPITULO 6:
LO QUE HACEN LAS ANIMAS BENDITAS
POR AQUELLOS QUE LAS AYUDAN.
San Alfonso María
Liguori decía que, aunque las santas Almas no pueden ya lograr méritos para sí
mísmas, pueden obtener para nosotros grandes gracias. No son, formalmente
hablando, intercesores, como lo son los Santos, pero a través de la dulce
Providencia de Dios, pueden obtener para nosotros asombrosos favores y
librarnos de los demonios, enfermedades y peligros de toda clase. Está más allá
de toda duda, como ya hemos dicho, que nos devuelven miles de veces cada cosa
que hagamos por ellos. Los siguientes hechos, unos pocos de todos los que
podríamos mencionar, son suficientes para mostrar cuán poderosas y generosas
amigas son estas Almas.
COMO
UNA NIÑA ENCONTRO A SU MADRE:
Una pobre niña
sirvienta en Francia llamada Jeanne Marie escuchó una vez un sermón sobre las
Santas Almas, el cual dejó una impresión indeleble en su mente. Fue
profundamente movida por el pensamiento del intenso e incesante sufrimiento que
soportaban las pobres Almas, y se horrorizaba al ver cuán cruelmente eran
olvidadas y dejadas de lado por sus amigos de la Tierra. Otra cosa que la
impresionó profundamente es oír que hay muchas almas que están tan cerca de su
liberación, que una sola Misa sería suficiente para ellas; pero que son
retenidas largo tiempo, hasta años, sólo porque este último y necesario
sufragio fue olvidado o negado! Con una fe simple, Jeanne Marie resolvió que,
costara lo que costara, ella tendría una Misa por las Pobres Almas cada mes,
especialmente por las más cercanas al Cielo. Ella ahorraba un poquito, y a
veces con dificultad, pero nunca falló en su promesa. En una ocasión fue a
París con su patrona, y la niña cayó enferma. Por lo cual se vio obligada a ir
al Hospital. Desafortunadamente, la enfermedad resultó ser de largo
tratamiento, y su patrona tuvo que regresar a casa, deseando que su mucama pronto
se reuniera con ella. Cuando al final la pobre sirvienta pudo dejar el
hospital, y allí había dejado todos sus ahorros, de manera que sólo le quedaba
en la mano un franco. Qué hizo? A dónde ir? De repente, un pensamiento cruzó su
mente y se acordó que no había ofrecido ese mes una Misa en favor de las Pobres
Almas. Pero tenía sólo un franco! Apenas le alcanzaría para comer. Como tenía
confianza que las Almas del Purgatorio le ayudarían, fue hasta una Iglesia y
pidió hablar con un sacerdote, para que ofrezca una Misa, en favor de las Almas
del Purgatorio. El aceptó, aunque jamás imaginó que la modesta suma que la niña
ofreció era el único dinero que la pobre niña poseía. Al terminar el Santo
Sacrificio, nuestra heroína dejó la Iglesia. Una cierta tristeza nubló su
rostro, y se sintió totalmente perpleja. Un joven caballero, tocado por su
evidente decepción, le preguntó si tenía algún problema y si podía ayudarla.
Ella le contó su historia brevemente, y finalizó diciendo cuanto deseaba
trabajar. De alguna manera se sintió consolada por la forma en que el joven la
escuchaba, y recobró la confianza. "Será un placer ayudarte"
dijo." Conozco una dama que en este momento está buscando una sirvienta.
Ven conmigo". Y dicho esto le guió hasta una casa no muy lejos de allí y
le pidió que ella tocara el timbre, asegurándole que encontraría trabajo. En
respuesta al toque de timbre, la dama de la casa abrió ella misma la puerta y
preguntó a Jeanne Marie que quería. "madam" dijo ella, "Me
dijeron que usted está buscando una mucama. No tengo trabajo y me agradaría
tener el puesto".
La dama estaba
perpleja y replicó: "Quién pudo haberte dicho que necesitaba una mucama?
Hace sólo un par de minutos que acabo de despedir a la que tenía, acaso te has
encontrado con ella?"
"no, Madam. La
persona que me informó que usted necesitaba una mucama fue un joven
caballero".
"Imposible!,
exclamó la señora, "Ningún joven, de hecho nadie, pudo haberse enterado
que necesitaba una mucama".
"Pero
madam", dijo la niña, apuntando un cuadro en la pared" ése es el
hombre que me lo dijo".
"No, mi niña,
ese es mi único hijo, que ha muerto hace ya más de un año!
"Muerto o
no" aseguró la niña," el fue el que me trajo hasta aquí, y aún me
guió hasta la puerta. Vea la cicatriz en la frente. Lo reconocería donde
fuera". Luego, le contó toda la historia, con su último franco, y de cómo
ella obtenía Misas por las Santas Almas, especialmente por las más cercanas al
Cielo.
Convencida al final
de la veracidad de la historia de Jeanne Marie, la dama la recibió con los
brazos abiertos. "Ven, pero no como mi sirvienta, sino como mi querida
hija. Tú has enviado a mi queridísimo hijo al Cielo. No tengo duda que él fue
el que te trajo a mí".
COMO
UN NIÑO POBRE LLEGO A OBISPO, A CARDENAL Y A SANTO.
San pedro Damián perdió
a su padre y madre apenas nació. Uno de sus hermanos lo adoptó, pero lo trataba
con aspereza, forzándolo a trabajar muy duro y alimentándolo muy mal y con
escasa ropa. Un día encontró una moneda de plata, que representaba para él una
pequeña fortuna. Un amigo le aconsejó que lo usara para sí mismo, pues el dueño
no podría ser hallado. Para Pedro era difícil establecer en que lo gastaría, ya
que tenía todo tipo de necesidades. Pero cambiando de pensar en su joven mente,
decidió que lo mejor que podía hacer era pedir una Misa por las Almas del
Purgatorio, en especial por las almas de sus queridos padres. A costa de un
gran sacrificio, transformó su pensamiento en hechos y las Misas fueron
ofrecidas. Las almas del Purgatorio devolvieron su sacrificio más generosamente.
Desde ese día en adelante notó un gran cambio en su destino. Su hermano mayor
lo llamó a la casa donde él vivía, y horrorizado por el maltrato que padecía,
lo llevó a vivir consigo. Lo trató como a su propio hijo, y lo educó y cuidó
con el más puro afecto. Bendición sobre bendición, los mas maravillosos
talentos de Pedro salieron a la luz, y fue rápidamente promovido al sacerdocio;
algún tiempo después el fue elevado a la dignidad de Obispo, y finalmente,
Cardenal. Además, muchos milagros atestiguan su santidad, tanto que luego de su
muerte fue canonizado y declarado Doctor de la Iglesia. Estas maravillosas
gracias vinieron a él después de una Misa ofrecida por las Santas Almas.
UNA
AVENTURA EN LOS APENINOS
Un grupo de
sacerdotes fueron convocados a Roma para tratar un asunto de gravedad. Eran
portadores de importantes documentos, y una gran suma de dinero les fue
confiada para el santo Padre. Atentos al hecho que los Apeninos, los cuales
habían de cruzar, estaban infestados de forajidos, eligieron un guía de
confianza. No había por aquel entonces túneles ni trenes para cruzar las
montañas. Se encomendaron a la protección de las Animas Benditas del
Purgatorio, y decidieron recitar el De Profundis cada hora por ellas. Cuando
llegaron al corazón de las montañas, el que iba mas adelante de todos dio la
voz de alarma a la vez que espoleaba a los caballos a todo galope. Mirando
alrededor, los sacerdotes vieron a ambos lados del sendero fieras bandas de
forajidos fuertemente armados y apuntándoles. Se vieron en una emboscada y
estaban a la completa merced de los delincuentes. Después de una hora de
temerario avance, el guía paró y mirando a los sacerdotes, dijo:" No puedo
entender cómo escaparon. Esta gente nunca perdona a nadie". Los padres
estaban convencidos que debían su seguridad a las Santas Almas, como luego se
confirmaría con un hecho que disiparía toda duda. Cuando concluyeron su misión
en Roma, uno de ellos fue destinado a la Ciudad Eterna, como capellán de una
prisión. No mucho después, uno de los más feroces bandidos en Italia fue
capturado, y condenado a muerte por una larga serie de asesinatos y esperaba la
ejecución en su celda. Ansioso de ganar su confianza, el capellán le contó sus
aventuras, entre ellas las de los Apeninos. El criminal manifestó gran interés
en la historia. Cuando terminó el curita su relato, el asesino exclamó:
"YO FUI el líder de esa banda! Estabamos seguros de que ustedes portaban
dinero y estabamos decididos a matarlos y saquearlos. Pero una fuerza invisible
nos impidió disparar, pues queríamos hacerlo pero no podíamos". El
capellán luego le contó al delincuente cómo se habían encomendado a la
protección de las Almas del Purgatorio, y que ellos atribuían su liberación a
su protección. El bandido no tuvo dificultad en creer. De hecho, hizo su
conversión mucho más fácil. Murió con arrepentimiento.
COMO
PIO IX SE CURO DE SU MALA MEMORIA:
El venerable
pontífice Pio IX designó a un Santo y Prudente religioso llamado Tomaso como
Obispo de la Diócesis. El sacerdote, alarmado por la responsabilidad puesta
sobre el, comenzó encarecidamente a excusarse. Sus protestas fueron en vano. El
Santo Padre sabía de sus méritos. Agobiado por la aprehensión, el humilde
religioso solicitó una audiencia con el Santo Padre y le confesó que tenía mala
memoria, lo que resultaba ser un grave impedimento en el alto oficio
encomendado a él. Pio IX respondió con una sonrisa " Su diócesis es muy
pequeña en comparación con la Iglesia Universal, la cual yo llevo sobre mis
hombros. Tus cuidados son livianos en comparación con los míos."
Agregó:"Yo también sufría un grave defecto de la memoria, pero prometí
decir una ferviente oración diaria por las Animas Benditas, las cuales, en
retribución, han obtenido para mí una excelente memoria. Usted debería hacer lo
mismo, estimado Padre, y tendrá en qué regocijarse".
CUANTO
MAS DAMOS, MAS RECIBIMOS.
Un hombre de negocios
en Boston se unió a la Asociación de las Santas Almas y dio una alta suma de
dinero anual para Misas y oraciones en favor de éstas. El Director de la
Asociación se sorprendió de la generosidad del caballero, pues sabía que no era
un hombre rico. El le preguntó amablemente un día si las limosnas que él
generosamente daba eran completamente suyas o eran colectas que el realizaba de
otros. El hombre respondió: "Todo lo que doy es mi propia ofrenda. No se
alarme. No soy rico, usted piensa que doy más de lo que tengo. No es así, lejos
de perder con mi caridad, las Animas Benditas ven que gano considerablemente
mas de lo que doy; a ellas no les gana nadie en generosidad".
EL
IMPRENTERO DE COLONIA:
William Freyssen, da
su testimonio de como su hijo y esposa recobraron la salud gracias a las Almas
del Purgatorio. Un día le encargaron imprimir un librito sobre el Purgatorio.
Cuando realizaba las tareas de corrección del texto, su atención fue captada
por los hechos narrados en el libro. El aprendió por primera vez las maravillas
que las Santas Almas pueden obrar por sus amigos. Por aquel tiempo su
hijo cayó gravemente enfermo, y pronto su estado se volvió desesperante.
Recordando lo que había leído acerca del poder de las Santas Almas, Freyssen
hizo la promesa solemne de imprimir mil libritos a su propia expensa, con su
firma impresa. Fue a la iglesia y, una vez dentro, hizo un voto solemne. En ese
momento una sensación de paz y confianza inundaron su alma. A su retorno a
casa, su hijo, que no podía tragar ni una gota de agua, pidió algo de comer. Al
día siguiente estaba fuera de peligro y pronto, completamente curado. Al mismo
tiempo, Freyssen ordenó imprimir los libros del Purgatorio para ser distribuidos,
sabiendo que la mejor forma de obtener ayuda para las almas sufrientes, era
interesando a mucha gente sobre el tema. Nadie que sabe sobre el sufrimiento de
estas pobres almas, niega una oración a ellas. El tiempo pasó, y una nueva
tristeza se cernía sobre este imprentero. Esta vez su amada esposa cayó enferma
y a pesar de todos los cuidados iba cada vez peor. Perdió el uso de razón y
quedó casi completamente paralizada, de modo que los doctores no le dieron
muchas esperanzas. El marido, recordando todo lo que las Almas del Purgatorio
habían hecho a su pequeño hijo, corrió otra vez a la Iglesia y prometió
solemnemente, como otrora, imprimir 200 de los libros del Purgatorio, en
principio, como urgente socorro de las Animas benditas. Imposible de relatar.
La aberración mental de su esposa cesó, y comenzó a mover su lengua y
extremidades. En un corto período ella estaba perfectamente sana.
LA
CURA DEL CANCER.
Joana de Menezes nos
contará de su cura. Ella estaba sufriendo de un cáncer en la pierna y sumergida
en un profundo dolor. Recordando lo que había oído sobre el poder de las Almas
del Purgatorio, ella resolvió poner toda su confianza en ellas y ofrecer nueve
Misas por ellas. Prometió publicar en el diario su curación, si esta se llevaba
a cabo. Gradualmente el tumor y el cáncer desaparecieron.
UN
ESCAPE DE UN ASALTO:
El Padre Luis Manaci,
un celoso misionero, tenía gran devoción a las Almas del Purgatorio. Se
encontró una vez realizando un viaje peligroso, pero con mucha confianza pidió
a las Animas Benditas que lo protegieran de los peligros que se iría
encontrando. Su camino bordeaba una zona desértica, en la cual se sabía que
estaba infestada de peligrosas gavillas. Cuando se encontraba rezando el Santo
Rosario por las Almas, cuál no fue su sorpresa, de verse rodeado de una
custodia de espíritus benditos. Pronto el descubrió la razón. Había pasado por
una emboscada, pero las Santas Almas lo rodearon y lo taparon, tornándolo
invisible para los miserables que buscaban su vida. Lo acompañaron hasta que
estuvo seguro y fuera de peligro.
VOLVER
A LA VIDA:
El Prior de
Cirfontaines nos cuenta su historia:" Un joven de mi parroquia cayó
enfermo de fiebre tifoidea. Sus padres vencidos por la pena y me pidieron que
lo encomendara a las oraciones de los miembros de la Asociación de Santas
Almas. Era un sábado. El chico estaba a las puertas de la muerte. Los doctores
probaron todos los recursos, todos los remedios. Fue en vano. No podían hallar
nada para mejorarlo. Yo era el único que tenía esperanzas. Sabía del poder de
las Santas Almas pues había visto lo que podían hacer. El domingo rogué a los
Asociados de las Santas Almas para que rogaran fervientemente por nuestro amigo
enfermo. El lunes el peligro había pasado. El muchacho estaba curado".
LEELO
Y DESPIERTA!
"En mi larga
vida", escribe un sacerdote," vi muchas manifestaciones de
generosidad de los católicos por los pobres y necesitados, de acuerdo con lo
que Nuestro Señor nos mandó hacer. "También noté que algunos católicos
son, por supuesto, muy generosos y buenos. Algunos se preocupan por los pobres,
otros por los enfermos. Leprosos, pacientes de cáncer, deficientes mentales,
todos tienen amigos. Algunos prefieren ayudar a los jóvenes, los corazones de
otros prefieren a los ancianos". "Lo más extraño de todas las cosas,
es que nunca encontré ni un hombre, ni una mujer que se haya dedicado por
completo, de todo corazón, a la más grande de las caridades, por los mas
necesitados, esto es, por las santas Almas del Purgatorio. Debe haber algunos
que lo hacen, pero en mi larga y variada experiencia, no encontré
ninguno". Y las palabras de este sacerdote son pura verdad!
Apelamos a aquellos
que todavía no se han dedicado a si mismos a alguna forma particular de caridad,
para que se dediquen con todas sus energías a las Animas Benditas. Hagan todo
lo que puedan personalmente, e induzcan a otros a hacer lo mismo. La mejor
manera es practicar los consejos incluidos en este librito, y esparcir cientos
de copias, y hacer cientos de Almas amigas en el Purgatorio y luego en el
cielo.
Pues... quién puede
leerlo y rehusarse a ayudarlas?
FIN DE LA OBRA
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