4 de Mayo
Santa Mónica,
viuda, madre de
San Agustín.
(†387)
Santa Mónica,
viuda, madre de
San Agustín.
(†387)
Misa: Cognóvi
Epístola: I Timoteo; V, 3-10
Evangelio: San Lucas; VII, 11-16
Santa Mónica, gloriosa madre
de San Agustín, fue de nación africana e hija de padres cristianos, que la
criaron con toda honestidad y virtud. Siendo niña levantaba se de noche a rezar
las oraciones que su madre Facunda la enseñaba, y era tan amiga de hacer
limosna, que de su propia comida quitaba parte para dar a los pobres. Deseó
perseverar en virginidad; pero condescendió con la voluntad de sus padres, que
la casaron con un varón llamado Patricio, el cual, aunque era hombre noble, era
gentil. Tuvo mucho que sufrir con él santa Mónica, mas fué tal su prudencia, sufrimiento
y buen término, que no solo ablandó el carácter áspero y colérico del marido,
sino que también le ganó para Jesucristo. Más le costó rendir a su propio hijo
san Agustín, porque siendo mozo se enredó en los vicios y liviandades y en los
desatinos de los herejes Maniqueos, y la santa madre derramaba ríos de lágrimas
por su hijo, y clamaba de día y de noche sin cesar al Señor, suplicándole que
le sacase de aquella profundidad de errores y torpezas en que estaba. Era esto de
manera que no podía reposar ni sosegar en espíritu, y así acudiendo una vez a su
santo obispo, rogándole que le enseñase y convenciese, el buen obispo la
consoló diciendo: «Por vida vuestra, señora, que no es posible que perezca un
hijo de tantas lágrimas.». Quiso san Agustín dejar 'la ciudad de Cartago, donde
leía retórica y pasar a Roma para valer más. Procuró la santa estorbárselo por
todos los medios que pudo; y en fin él la engañó y se fue a Roma, donde tuvo
una grave enfermedad, de la cual le libró el Señor por las oraciones de su
buena madre, la cual se determinó de pasar el mar y buscarle por Italia, Halló le
Milán, a donde había sido enviado de Roma para enseñar retórica, y en aquella
ciudad, con la comunicación y sermones de San Ambrosio, se convirtió y bautizó,
a los treinta y cuatro años de edad. Volviendo, pues, santa Mónica muy
consolada y alegro con su hijo San Agustín, para África, y habiendo llegado a
la ciudad de Ostia aguardando embarcación, hablando a solas con su hijo del
amor y deseo de las cosas celestiales, le dijo que .nuestro Señor le había
cumplido su deseo de verle cristiano, y cayó luego enferma tan gravemente, que
a los nueve días pasó de esta vida mortal a .a vida perdurable, siendo de edad
de cincuenta y seis años. Desde que murió esta santa se hizo memoria de ella
con singular veneración en toda la Iglesia.
Reflexión: De
su madre, dice san Agustín, que gobernaba su casa con gran piedad, ejercitándose
continuamente en loables obras, que criaba sus hijos en el temor de Dios,
regenerándoles tantas veces, cuantas ellos se apartaban del camino de la
virtud, que era muy amiga de hacer amistades entre las personas que se tenían mala
voluntad, y que nunca refería cosa que hubiese oído de los unos a los otros, procurando
en todo unir los corazones desunidos y quitarles la amargura del odio con la
dulzura de la santa caridad. Tengan presente este ejemplo todas las madres y señoras
cristianas, para que sus familias sean un cielo de paz, y críen sus hijos, no
para ser unos condenados del infierno, sino para verles gozar de su gloriosa
compañía en la gloria. Y si se apartaren, como San Agustín en su mocedad, del
camino del bien, no cesen como santa Mónica, de rogar por ellos al Señor, hasta
lograr su conversión.
Oración: Oh
Dios, consuelo de los afligidos y salud de los que en ti esperan, que atendiste
misericordiosamente a las piadosas lágrimas de la bienaventurada Mónica en la
conversión de su hijo Agustín, concédenos por la intercesión de entrambos que
lloremos nuestros pecados y hallemos el perdón de ellos en tu gracia. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén
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