San Egesipo, autor eclesiástico
7 de abril.
(† 181)
El glorioso y antiquísimo historiador de la Iglesia san
Egesipo fué hebreo de nación; y habiéndose convertido a la fe y recibido
al santo Bautismo, se juntó con los demás fieles cristianos de la Iglesia de
Jerusalén, de la cual dice el evangelista san Lucas que la muchedumbre de hombres y mujeres que creían en el Señor
eran un solo corazón y una sola alma, y que los que tenían haciendas las
vendían y repartían el precio a los pobres, conforme a la necesidad de cada uno,
y que todos se reunían para alabar a Dios. Estaba san Egesipo lleno del
espíritu de Jesucristo, y como había recibido la doctrina celestial del
Evangelio de mano de los discípulos de los Apóstoles, viendo que algunos monstruos
infernales derramaban el veneno de la herejía, pretendiendo inficionar al
pueblo de Dios y alterar las tradiciones de la Iglesia, con celo apostólico levantó
el grito contra aquellos apóstatas y herejes, publicando en una Historia eclesiástica,
cuál era la doctrina de la verdad de Cristo que de mano en mano había llegado a
todas las iglesias. Para esto fué el santo doctor a Roma donde conferenció con
santísimos obispos elegidos por los Apóstoles y discípulos del Señor, y
habiéndose informado muy particularmente de las creencias y prácticas de todas
las principales iglesias del Oriente y del Occidente, escribió en el año 133
los cinco libros de su Historia eclesiástica, de la cual nos conserva todavía algunos
lugares el sapientísimo Eusebio. En ella comenzaba san Egesipo por referir la
Pasión de nuestro Señor Jesucristo y después los sucesos más señalados de las
primeras cristiandades, sus dogmas, sus costumbres piadosas y sus tradiciones hasta
los días en que él vivía; manifestando en esta historia escrita en lenguaje muy
sencillo y lleno de verdad, como el estilo de los Apóstoles, que a pesar de
haber sembrado los herejes sus pestilenciales errores en el campo del Señor, ninguna
de las iglesias había sido inficionada ni había caído en el error, sino que
todas conservaban con grande entereza la doctrina celestial que cien años antes
había predicado a los hombres el divino Maestro. Finalmente después de haber
pertrechado san Egesipo la casa de Dios con tan excelentes libros, y
edificándola con sus santas y apostólicas virtudes, en el año 181 de
Jesucristo, pasó de esta vida temporal a la eterna y gloriosa.
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Reflexión: Quien considere la perfectísima unidad
de fe, que ha conservado siempre la Iglesia católica, echará de „.ver que por
ella se distingue de todas las sectas y falsas religiones. Los idólatras no adoran
unos mimos ídolos; cada nación y a veces cada pueblo y aun familia, adora el
suyo. Entre los turcos se contradicen sus Muftis y entre los herejes sus
predicantes. Lutero en el solo artículo de la Comunión mudó de parecer treinta y
seis veces: y la confesión Augustana que viene a ser como el credo de los
protestantes Luteranos, ha variado sus dogmas cuantas veces se ha reimpreso.
Pero la fe de la Iglesia católica siempre ha sido la misma: y a pesar de
haberla enseñado cuatro Evangelistas, trece Apóstoles, setenta y dos
discípulos, veintiuno concilios ecuménicos y doscientos sesenta Pontífices
hasta nuestro actual papa León XIII, jamás ha variado ni ofrecido una sola
discordancia en sus dogmas. ¿Cómo se explica esta maravillosísima unidad de fe?
Sencillamente: porque las doctrinas de los hombres falibles se contradicen y
mudan: mas la verdad de Dios permanece para siempre.
Oración: Atiende, Señor, a las súplicas que te
hacemos en la solemnidad de tu bienaventurado confesor Egesipo, para que los
que no confiamos en nuestra virtud, seamos ayudados por las oraciones de aquel
que fue de tu agrado. Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.
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