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lunes, 29 de febrero de 2016

"CARTAS PASTORALES Y ESCRITOS por S.E. MONSEÑOR MARCEL LEFEBVRE"

Carta pastoral nº 19
EL APOSTOLADO MISIONERO.

Como cada año en esta etapa, tienen lugar algunas nominaciones. Un cierto número de ustedes serán designados a sus primeros puestos de apostolado. Tendrán que poner en práctica todos los consejos, más aún, toda la vida y los dones del Espíritu Santo que les han sido comunicados. Con la gracia de Dios, esfuércense por dar a toda su vida sacerdotal, religiosa y misionera, una orientación verdaderamente conforme al espíritu de la Iglesia, traducido en sus leyes: el Derecho Canónico, los libros litúrgicos, el ritual. No esperen encontrar el espíritu evangélico fuera de este espíritu de la Iglesia.

 Aprendan a armonizar las necesidades del ministerio con las de su vida interior y religiosa, las necesidades de la pastoral con una administración fiel: plazos de los documentos, del Status animarum, de los registros. Tengan la buena costumbre de transcribir inmediatamente las actas que hacen, ya sea directamente sobre los registros, o a fin de transcribirlas fielmente a la vuelta de su gira pastoral.

Vinculen la sencillez y la pobreza a los cuidados necesarios para salvaguardar su salud. Eviten ser absorbidos por ocupaciones naturales, descuidando la preparación de las predicaciones, de los catecismos, de las instrucciones espirituales. Estén prontos a oír confesiones con una paciencia incansable, sin omitir una cierta disciplina. Que la verdadera caridad de Nuestro Señor llene su corazón, no una afección sensible que arriesgue desviarlos del verdadero fin apostólico por el cual lo han dejado todo.

Bienaventurados los que en el curso de su vida apostólica hecha de opciones, se conduzcan siempre según el espíritu de consejo y de dirección, es decir, según el Espíritu de Dios: la ponderación, la reflexión, la paz interior, la oración, ayudan a hacer unas elecciones felices para la salvación de las almas y la salvación de nuestra alma.

Bienaventurados los que lleguen a disciplinar su vida, su actividad, su horario, de tal manera que satisfagan al amor de Dios y al amor del prójimo. En fin, sepan aprovechar la experiencia de sus mayores, lo cual es ya una prueba de sabiduría. En numerosos casos el recurso a sus superiores los sacará de dudas y les evitará errores inútiles y a veces perjudiciales.

Que los superiores que los reciban tengan el deseo de hacerlos perfectos apóstoles. Que no duden en darles responsabilidades tan pronto como aprendan suficientemente el idioma y estén suficientemente advertidos. Que los acostumbren sobre todo a trabajar con los jefes de los catequistas, con los catequistas y con los fieles responsables, con caridad y respeto hacia estos preciosos auxiliares. Los acontecimientos de Guinea nos conmueven por varios motivos: por ser una cristiandad  vecina de la que bien conocemos sus pastores y sacerdotes, por ser una familia de la Iglesia que sufre persecución.

Su Excelencia Mons. de Milleville era a menudo huésped de Dakar. Compartimos íntimamente su dolor. Rezaremos y haremos rezarle a Nuestro Señor a fin de que su reino se extienda de nuevo libremente en ese país tan querido por nosotros. Que Nuestra Señora de Popouguine nos guarde y nos ayude a seguir nuestro apostolado en la caridad y la paz de Jesucristo.


Mons. Marcel Lefebvre
Carta circular a los sacerdotes nº 72, Dakar, en la fiesta de San Pío X,

3 de septiembre de 1961.

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