VIMOS SU ESTRELA EN ORIENTE.
En vísperas de esta solemnidad tan importante para nosotros los
católicos, como lo es la de los Santos Reyes Magos, debemos, como dice san
Bernardo , mirar la estrella e imitar a estos santos varones, sea pues esta mi
intención y el deseo de quien esto escribe, para gloria de Dios y salvación de
nuestras almas.
Ya en el anterior discurso les hable sobre la fe de los santos Reyes
Magos como común mente se les conoce aunque no ignoramos sus nombres que
quedaron escritos en el libro de la vida: Melchor, Gaspar y Baltasar. Lo poco
que nos dice san Mateo en su evangelio es poco pero tiene un sentido espiritual
muy profundo, tan solo nos dice: “Vimos su estrella en Oriente” lo que
corresponde, como se dijo en el tercer discurso, al acto previo de la fe con la
visión de la estrella. Es cosa cierta que la estrella es una de las estrellas
que no están fijas en el firmamento, ni tampoco ninguna de las estrellas
movibles; pues se hallaba cerca de los Magos y era tan grande, que pudiese
guiarlos en el camino, por lo cual fue preciso que apareciera, no por virtud
natural sino sobrenatural. Caminaban los Magos, la estrella iba delante de
ellos y se paraba. Es verdad, no lo negamos que el autor de la naturaleza usa
de las mismas cosas que están a su alcance. Pero cuando la naturaleza es
incapaz de producir un efecto, como es nuestro caso, entonces da origen a la
estrella por virtud sobrenaturalmente divino. Hay cinco géneros de cometas que
no se producen ni por el sol ni por las estrellas y hay nueve clases de
estrellas, entre las cuales la octava, llamada rosa, es hermosísima, la cual, a
lo que dicen los filósofos, es grande y rubicunda, con figura de hombre y color semejante al de la plata en aleación
con el oro. Y que tal estrella fuese la aparición en Oriente; parece
demostrarlo san Juan Crisóstomo, pero es imposible que se produjera
naturalmente; por lo que se debe entender que los Ángeles suplían lo que no
podía producir la naturaleza.
Además la estrella apareció, no solo para los Magos, sino también para
esclarecer el misterio que ilustra a todo el mundo y lo hizo ayer, hoy y hasta
cuando Dios quiera. Y, en este sentido de esclarecer e iluminar al mundo no me
refiero a lo material que hay de ello sino a lo espiritual o sea al hombre,
pero no en cualquier hombre esta estrella realiza la misión de su creación pues
con sus tres efectos lleva a los hombres a Dios, estos son: inducir, conducir y
reducir siendo. Por donde vemos que esta estrella es figura perfecta de la
espiritual cuyos movimientos ya definimos más arriba y si digo que esta
estrella indujo a los Magos a presentarse a Cristo se da a entender cuando se
dice: “Hemos visto su estrella en el
oriente”. Y que los condujo se insinúa con estas palabras: “La estrella iba delante de ellos hasta que
llegando se poso delante donde estaba el niño”. Y que los redujo se
demuestra cuando se dice: “Y viendo la
estrella se regocijaron en gran manera. Y entrando en casa, hallaron al niño”
Ahora bien veamos de qué manera esta estrella mirada desde el orden espiritual
nos induce, nos conduce y nos reduce a Nuestro Supremo Salvador. La estrella
exterior, cuya virtud nos induce a Cristo, es la Sagrada Escritura; la estrella
superior a la que compete conducirnos a Cristo, es la santa y bendita Virgen María;
y la estrella interior, que nos reduce a Cristo, es la gracia del Espíritu
Santo. Pero, por desgracia, no a todos los hombres les es permitido ser
inducidos, conducidos y reducidos a Cristo y si no es a todos los hombres,
¿entonces quienes quedan excluidos? Pon atención y no te distraigas, Dios
quiere que a todos los hombres les aproveche este triple efecto de la estrella,
pues es Él quien desea que su Hijo amado sea glorificado y alabado por los
hombres, lo cual se ve cuando dice, en el bautismo de san Juan Bautista: “Este es mi Hijo bien amado en quien me
complazco”. Pero no quieren, en virtud de su libre albedrio, cumplir con
esta voluntad del Padre eterno, ya las mismas sagradas letras nos muestras muy
a las claras quienes son los excluidos de esta novedad evangélica. Tú mismo ve,
con tu inteligencia y con la devoción de tu alma, quienes son los agraciados
por estos misterios que hemos tenido durante estos días y quienes los
desgraciados. Ante todo ten en cuenta que es a los HOMBRE DE BUENA VOLUNTAD a
quienes el Señor se revela, lo cual lo tienes en los pastores de Belén, y a los
Reyes Magos, pero, ¿entonces no eran hombres de buena voluntad los que en Jerusalén
moraban en esa noche? No. Si crees que exagero medita tu mismo en tu corazón y
llegaras a la misma respuesta. Ante todo ten en cuenta que era de noche, pero
no una noche normal sino atestada de tinieblas tanto en el ambiente como en las
almas de sus principales moradores, ¿Quiénes son estos? el idumeo Herodes y los
príncipes de los sacerdotes hombres de pésima voluntad. El primero veras como
se conmociona por la noticia y también los segundos, pero, ¿no era que estos
últimos esperaban la venida del Mesías con ansiedad? ¿Porque balbucean ante la
pregunta de estos reyes? ¿No son ellos los doctores de la ley? ¿Porque se
sorprenden Príncipes de los sacerdotes o más bien, porque se desconciertan?
Bien alto declararon los Ángeles a los pastores: “Paz a los hombres de buena
voluntad”. Por donde notaras la confusión y vergüenza que tuvieron estos
hombres. Si por el espíritu malévolo y entenebrecido de esta gente te dejas
llevar te darás cuenta que ellos a fuerza de empujar por la fuerza y la
brutalidad las puertas del cielo, quieren entrar, cuando dicen, cambiando las
palabras del texto sagrado: “Paz a los hombres que ama el Señor”. ¿No te parece
familiar este cambio perpetrado por estos hombres de pésima voluntad? ¡Qué
osadía más obscena y sacrílega alterar los textos de la Sagrada Escritura! ¿Con
que autoridad lo hacen? ¿Con la del Padre eterno en detrimento de su hijo? No,
con su propia autoridad contrariando la divina. ¡Oh misérrimos judíos! A este
error agregan otro no menos peor que el anterior. ¿Por qué, interrogados por
los Magos, respondéis con acierto e indicáis el camino que conduce a Dios,
pero, sois incapaces de seguirlo, acaso no dijisteis; En Belén de Judá, porque
así está escrito en el libro de Miqueas? Y SI sois fieles observadores de la
ley, ¿Porque no sois los primeros en seguirlas aunque sea por curiosidad? Bien
dijo Cristo de ellos: “haced lo que ellos dicen mas no lo que hacen” No nos
extrañemos que, después, pidan la muerte de Cristo frente a Pilatos. Y tu
Herodes ¿Eres de los hombres de buena voluntad? si lo eres, ¿Por qué también se
turba tu corazón y temes te quite el trono el Rey que acaba de nacer? ¡Oh
hombre de dobles y malicia! Cuantos como tú pueblan el mundo. Con gran cinismo
preguntas a los Magos todos los detalles sobre el Rey de reyes y Señor de
Señores encubriendo tu pérfida intensión al indagar y al fingir devoción por
este Rey eterno, cuando tú mismo, por obra de tus pérfidos amigos los judíos,
demostraras tu gran barbaridad matando a los santos inocentes creyendo que con
ellos matabas al Niño Jesús. Es infinito el numero de Herodes que de dentro y
fuera de la esposa castísima de Nuestro Señor Jesucristo la Iglesia Católica,
buscan su extinción total como una cruel e impía venganza ya que fueron incapaces
de derrotar a Jesucristo y desarraigarlo de las almas de los hombres de buena
voluntad que, a través de los siglos, han servido con fidelidad al Dios
Verdadero. Estos son los personajes que no desfilaron frente al divino infante,
ni desfilan y ni desfilaran porque en ellos reina la oscuridad de la noche y
las tinieblas del infierno, gracias a ellos La Escritura, fuente de nuestra
vida espiritual, se halla en medio de la niebla, es decir, en medio de la
oscuridad de la ignorancia humana cada vez más grande y monstruosa. Puesto que
no podemos ver las cosas superiores, tampoco podemos ver la faz divina de
Cristo tan distorsionada por aquellos que deberían mostrarla tal cual es en las
sagradas letreas; de aquí que sea requisito necesario huir de estos mercenarios
del infierno más que pastores de Dios. Mientras andemos en este mundo
necesitamos de la Sagrada Escritura, hasta que brille el día de la eternidad,
mas, ¡cuán tan difícil es acceder en ella porque hasta en ellas los hombres de
voluntad pésima metiendo sus pérfidas manos para envenenar esta fuente límpida
que mana desde el cielo hasta la tierra! ¿Con que intensión lo hacen? Si ellos
no van a tomar de estas aguas entonces dejen que otros las tomen, pero no queríais
conducirlos con mil sofismas y mentiras a esta fuente que vosotros envinasteis.
Por esto perdieron los tales la dirección de esa estrella los que se
encaminaron hacia la perfidia de Herodes, quien, fue pérfido en extremo, los
judíos quienes primero perdieron la luz de esta estrella, después los paganos y
finalmente los herejes de todos los tiempos. No quieras tu también, hombre de
buena voluntad, perderla porque difícilmente podrás recuperarla de nuevo.
Cierra las puertas de tu alma a las novedades que enseñan los enemigos de todo
lo sagrado, no creas con facilidad a sus ululantes sofismas que prometen lo que
no tienen y huye de aquellos que, bajo el engaño, te quieren llevar a las
fauces del lobo. Por ultimo sirvante las palabras de las Sagradas Escrituras,
para aliento de tu alma y consuelo en tu lucha por mantener inconmovibles los cimientos
de la fe que el Señor en su misericordia a depositado en tu alma: “He aquí que he puesto delante de ti una
puerta abierta que nadie puede cerrar; porque no obstante tu debilidad, has
guardado mi palabra y no has negado mi nombre…Yo también te guardare en la hora
de la prueba, esa hora que ha de venir sobre todo el orbe, para lo que habitan
la tierra. Pronto vengo; guarda firmemente lo que tienes para que nadie te
arrebate la corona” (Ap, 3: 8,10)
CONTINUA...
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