LOS ENEMIGOS EN EL INTERIOR DE LA IGLESIA
Al comenzar el siglo, San Pío X decía que ahora los enemigos de la Iglesia
no están solamente en el exterior sino también en el interior. Con esto quería
señalar esos católicos que no querían más la realeza pública de Nuestro Señor. Pero eso no es todo. Dado que había hasta en los seminarios profesores
modernistas, que querían adaptarse al mundo moderno, con su rechazo de nuestro
Señor y su apostasía, San Pío X exigió que se los apartase de los seminarios,
para que no influyan sobre los seminaristas que, una vez sacerdotes,
difundirían a su turno las malas doctrinas. Y San Pío X tenían razón, pues es
lo que ocurrió. Los obispos no quisieron prestar atención y suavemente esas
ideas fueron introducidas en los seminarios, luego en el clero y finalmente en
todos lados. Al nombre de la libertad, se dejó de hablar de Nuestro Señor y fue
la apostasía. En 1926, hace pues más de sesenta años, me encontraba en el
seminario en Roma, bajo Pío XI, quien, él también, combatía y condenaba a los
sacerdotes favorables al laicismo. En este año tuvo lugar en Roma una semana
contra el liberalismo, y se presentaron dos pequeños libros: "Libéralisme
et Catholicisme" del R.P. Roussel y "Le Christ Roi des Nations"
del R.P. Philippe.
He aquí la introducción del primero:
"Queremos que Jesucristo, Hijo de Dios y Redentor de los hombres,
reine no sólo sobre el individuo, sino sobre las familias, pequeñas y grandes,
sobre las naciones y sobre el orden social entero; este es el pensamiento que
nos une especialmente esta semana. Este reinado social, de Jesús Rey, reinado
legítimo en sí, necesario para nosotros, no tiene adversario más temible, por
su astucia, su tenacidad y su influencia, que el liberalismo moderno".
¿Cuáles son, pues, los orígenes de este liberalismo, sus manifestaciones
principales, su desarrollo lógico? ¿Cómo calificarlo y refutarlo? Tales son las
cuestiones que trata el libro del R.P. Roussel con su respuesta; un libro muy
interesante que damos a todos nuestros seminaristas para que estén al corriente
de esos errores modernos. El liberalismo, el laicismo, la secularización y la
ausencia de sumisión pública a Nuestro Señor se han difundido a pesar de los
Papas, porque los obispos y los sacerdotes no los escucharon lo suficiente.
El segundo pequeño libro editado, con ocasión de esa semana contra el
liberalismo, en Roma, es: "Catechisme des droits divins dans L'ordre
social", conocido bajo el título "Le Christ Roi des Nations" del
R.P. Philippe, redentorista. Veamos el prefacio: "Bajo pretexto de seguir
las solas luces de la conciencia, se tomó el hábito de abandonar a la libre
disposición de ésta el cumplimiento de todos los deberes: los derechos de la
verdad y especialmente, los de la Verdad suprema son pisoteados. Nuestro catecismo
pide un gran acto de fé, el acto de fe en Dios y en Jesucristo que ejerce su
autoridad. Los pueblos deben saber que, en todas las relaciones de hombre a
hombre, en todo lo que constituye la intimidad de una nación, dependen de Dios
y de Jesucristo".
Todo esto ocurrió en 1926. Entonces los sacerdotes resistían aprestándose
para luchar contra la apostasía invasora y para defender a Nuestro Señor,
contra la secularización y la laicización de todas las instituciones. León XIII
en su encíclica Humanun genus describió que los francmasones tienen por fin
descristianizar todo, especialmente las instituciones, y que quieren quitar y
expulsar a Nuestro Señor de todos lados. Todo esto se desarrolló pues a pesar
de los Papas, y así se llegó al Concilio Vaticano II.
CONTINUA...
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