CAPITULO: 2
¿PORQUE RUSIA Y NO OTRO PAIS?
Remontaremos nuestro relato más allá
del Príncipe Vladimir, hijo natural de Svitoslav y de madre variega. Había
vivido casi siempre alejado de la corte, por la susceptibilidad de su abuela
Santa Olga; desde 960 estaba encargado por su padre del gobierno de Novgorod.
Semi-escandinavo de origen por su madre, se había casado en ese mismo ambiente.
Durante dos años sostuvo empresas para
apoderarse de todo el estado, no importándole aniquilar a sus propios hermanos,
pero a pesar de las intrigas sostenidas, Vladimir fue un gran soberano, un
verdadero predecesor de aquellos “recolectores de tierras rusas” en el año 988
el Príncipe Vladimir se convierte al Cristianismo eligiendo el rito Bizantino
puesto que, en ese momento, no estaba en pugna con el rito Romano a raíz de los
emisarios rusos que entraron el la
Iglesia de Santa Sofía, y quedaron profundamente
impresionados por los esplendores de la Iglesia Oriental.
Ciertamente, es verosímil, que se hayan creído trasportados al paraíso
escuchando un coro de voces angélicas. Son características del pueblo ruso su
correspondencia a la belleza sensible, en su aproximación estética con la
religión; y la aspiración a un mundo transfigurador, que refleja la armonía
sobre-humana, la radiación de la ciudad celestial en el mundo material. LO QUE SIEMPRE HA ANIMADO
AL ESPIRITU RUSO. Esos primitivos eslavos paganos y sus príncipes
guerreros no poseían la erudición necesaria para penetrar en las profundidades teológicas
de la fe cristiana; mas a través de la liturgia tuvieron acceso directo a un
orden espiritual de cosas expresadas en términos de belleza. ESA ES LA PRIMER VISION DEL CRISTIANISMO
Y ESA VISION DEBIA QUEDAR PERPETUAMENTE EN EL PUEBLO RUSO.
El Príncipe Vladimir, una vez
convertido al cristianismo, se caso con la princesa Ana, hermana de Basilio II,
el cual lo elevo a la altura de príncipe igual que los demás príncipes
cristianos y por sus obras le valió la canonización, tanto por la Iglesia Católica como por la
ortodoxa. La descendencia de los Vladimir duro mucho tiempo y tuvo un triste
fin con el ultimo de los Vladimir quien, según cuente la historia, fue un
verdadero tirano, pero el espíritu ruso ya se había consolidado seria muy
difícil para Vladimir el tirano desarraigarlo del alma rusa.
Para el pueblo ruso fue muy difícil
mantener su fe en medio de las grandes pruebas que a través de su historia fue
superando y consolidándose. Con la dinastía Romanov, en especial con Pedro el
Grande quien recorrió Europa, con las nuevas ideas que adquirió en su recorrido
quiso imponerlas a rajatabla en Rusia, es aquí donde el estado y la Iglesia ortodoxa se
separan, pero también se debe admitir que algunas mejoras ayudaron al progreso
de la nación. Pedro el grande muere en año 1725 dejando abierto el camino a
Europa y costumbres europeas que solo la elite o las personas de alta sociedad las siguieron, el pueblo ruso continúo sus
tradiciones ortodoxas y estas se arraigaron aun más.
Pero la religión permaneció bajo la mirada de la
bienaventurada virgen Maria que desde su
consolidación como nación quien, a pesar de sus desventuras, siguió profesando UNA TIERNA DEVOCION
A LA REINA DE TODO LO CREADO, Alexis Kumiakov nacido pocos años
después de Pedro II nos vuelve a recordar los valores de la nacionalidad rusa y
el papel importantísimo que tiene la santísima virgen Maria dentro de este
concepto de nacionalidad: “En el pasado esta
la inmensidad de la llanura rusa iluminada por los las cúpulas doradas de las
Iglesias brillando al sol, recorrida por los servidores del Señor, los fieles
que oran, numerosos como la hierva de las estepas la arena en los mares; esta
Kiev, CUNA DE LA GLORIA RUSA ,
con el dnieper, BAUTISTERIO PURO DE RUSIA, con las grutas, tumbas de los
santos, cuya SOMBRA SILENCIOSA ES MAS BELLA QUE LOS PALACIOS DE LOS REYES. Esta
Moscú con sus catedrales, con los maitines de pascua en el Kremlin. Hay un
pensamiento ruso que inspira al agricultor en su izba y al eremita en su skita.
Esta la fuente oculta en el seno de Rusia apacible, límpida, secreta, pero
poderosa, inagotable como el misterio de la vida, reflejando en su espejo todo
el azul celeste del cielo, y cuyas ondas apagaran la sed espiritual de los
pueblos y fecundaran al mundo iluminado por los rayos del amor, de la santidad
y de la paz”.
Hay por lo
tanto en Rusia: una tierra rusa, una historia rusa, un ideal ruso; y este ideal
no esta en la grandeza material:
“De toda esta fuerza, de toda esta gloria,
De todo este polvo, no te enorgullezcas…
Todo espíritu de orgullo es estéril,
El oro es engañoso, el acero se quiebra:
Lo que es solidó, es el mundo luminoso de
la santidad;
Lo que es fuerte, es la mano de los que
oran”.
Y he aquí que, porque eres humilde,
Porque con simplicidad de niño,
Oculta en el silencio del corazón,
Has acogido la voz del Todopoderoso,
El te ha hecho oír su llamado;
Te ha dado la espléndida misión
De guardar para la humanidad la herencia,
De los sublimes sacrificios y de las
acciones puras;
De guardar la santa fraternidad de los
pueblos,
La copa vivificante del amor,
Y la riqueza de una ardiente fe”.
Quiero ceñirme a
lo esencial y dejo de lado otros aspectos negativos de dicha nación por no
formar parte de la trayectoria y objeto de nuestro ensayo, pero por otro lado, no hay nación en donde no
se encuentren aspectos o matices oscuros.
¿Qué nación no tiene también su
lado negativo? Todas tienen su pro y su contra unas más y otras menos, pero aun
en ellas también algo de deleznable y cruel.
Ahondemos más sobre el aspecto mariano del pueblo ruso:
“del 24 al 26 de mayo de 1858, en ocasión del centenario de las apariciones de
Ntra. Señora de Lourdes, se realizó una peregrinación rusa a Lourdes. Los
participantes acudieron de todas partes, sobre todo de Francia.
Después de dicha peregrinación, el arcipreste Alejandro
Rehbinder, rector de las parroquias ortodoxas rusas de Biarritz y de Pau, y
decano de las del sudoeste de Francia, escribe una carta a Mons. Théas, obispo
de Tarbes y de Lourdes de la que extractamos el siguiente párrafo: “El recuerdo de ese lugar embalsamado por la presencia,
invisible para nuestros ojos, pero cuán sensible para nuestras almas. De la Santísima Madre
de Dios, en esos minutos en los que hemos podido orar allí, no solo
personalmente, sino representando la santa y desdichada Iglesia de Rusia, e
incluso de toda la Santísima Iglesia
ortodoxa católica de Oriente, permanecerá entre los recuerdos más caros de
nuestra vida. En la gran cuestión que todos tenemos en el corazón, la de la
reunión de las Iglesias, vuestra graciosa autorización ha tenido, monseñor, un
cierto alcance indiscutible. Al menos en nuestros corazones, el tabique
interior que nos separa de la Iglesia Romana ,
ha perdido una gran parte de su fuerza de contención. Desde el presente,
estamos unidos en nuestra común veneración por la Santísima Madre
de Dios, cuya presencia muy especial en vuestra santa ciudad, lo creo, lo
confieso y lo siento. En el fondo aspiramos a lo mismo: la unidad de la Iglesia de Nuestro Señor
Jesucristo, tal como Él mismo, el Señor Soberano la entiende”
Este testimonio
nos sirve para establecer los límites de la presente exposición.
La devoción de María en
Rusia pertenece al patrimonio común de todos los cristianos.
En
segundo lugar, Rusia recibió el culto y la piedad mariana de la Iglesia Bizantina.
En
tercer lugar, esa devoción tiene algunas notas propias.
Para justificar estas afirmaciones, basta con asomarse a
la liturgia bizantina.
“Alégrate corona de los dogmas, tú has dado a luz al
Hijo sin padre, ese Hijo divino nacido del Padre sin madre”
A la
Paternidad del Padre en lo divino, corresponde la maternidad
de la Teotokos
en lo humano figura la maternidad divina de la Iglesia. Maternidad
divina y Asunción forman los extremos de un arco luminoso, en el que los
misterios marianos- y de a humanidad entera- se van entrelazando.
Los títulos que la liturgia bizantina da a María son
como un resumen de esos misterios.
“primicia del Reino” “Puerta del Cielo” “Cielo” “Templo de la Divinidad ” “la que borra
los lindes del pecado.”
“La es el doma
vivo, la verdad sobre la criatura realizada. La asunción cierra las puertas de
la muerte, el sello de la
Teotokos es puesto sobre la nada: desde arriba la nada es
sellada por el Dios-Hombre y desde abajo por la primera creatura resucitada.” (Evdokinov) Podríamos
prolongar las citas sobre la Santísima virgen María con las cuales está
impregnada la liturgia de la Iglesia Ortodoxa Rusa, pero para el trabajo que
nos ocupa bastan estas pues considero que son suficientes para definir el
autentico espíritu ruso desde San Vladimir hasta el momento presente.
Continua...
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