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martes, 30 de agosto de 2016

LA MISA NUEVA - Mons.Marcel Lefebvre

De la misa evangelica de Lutero al novus ordo missae



Señoras y señores:

Esta tarde hablaré de la misa evangélica de Lutero y de las semejanzas asombrosas del nuevo rito de la misa con las innovaciones rituales de Lutero. ¿Por qué estas consideraciones? Porque nos las inspira la idea de ecumenismo que presidió la Reforma litúrgica, según palabras del propio presidente de la Comisión; porque si se probare que esa filiación del nuevo rito existe de verdad, el problema teológico, es decir, el problema de la fe no puede dejarse de plantear de acuerdo con el conocido adagio de “Lex orandi, lex credendi”.

Pues bien, los documentos históricos de la Reforma litúrgica de Lutero resultan muy instructivos para explicar la Reforma actual.  Para comprender con claridad cuáles fueron los objetivos de Lutero en esas reformas litúrgicas, debemos recordar brevemente la doctrina de la Iglesia referente al sacerdocio y el Santo Sacrificio de la misa. El Concilio de Trento en su XXII Sesión nos enseña que Nuestro Señor Jesucristo, para no poner fin con su muerte a su sacerdocio, instituyó en la última Cena un sacrificio visible destinado a aplicar la virtud salvadora de su Redención a los pecados que cometemos todos los días. Con ese fin estableció que sus apóstoles y sus sucesores fueran sacerdotes del nuevo testamento, instituyendo el sacramento del Orden, que imprime carácter sagrado e indeleble a esos sacerdotes de la Nueva Alianza.  Este sacrificio visible se cumple sobre nuestros altares por una acción sacrificial por la cual Nuestro Señor, realmente presente bajo las especies de pan y de vino, se ofrece como Victima a su Padre. Y al ingerir esa victima comulgamos en la carne y en la sangre de nuestro Señor ofreciéndonos también con Él.

Así pues, la Iglesia nos enseña que: El sacerdocio de los ministros es esencialmente diferente del sacerdocio de los fieles, que no tienen sacerdocio pero que forman Parte de una Iglesia que requiere absolutamente del celibato y una señal externa que lo distinga de los fieles, o sea, el hábito sacerdotal.  El acto esencial del culto realizado por el sacerdote es el Santo Sacrificio de la Misa, que difiere del sacrificio de la Cruz únicamente en que éste fue cruento y aquél es incruento. Se cumple por un acto sacrificial realizado por las palabras de la Consagración y no mediante un simple relato, memorial de la Pasión o de la Cena.  Por ese acto sublime y misterioso se aplican los beneficios de la Redención a cada alma y también a las ánimas del Purgatorio Yeso se expresa admirablemente en el ofertorio. La presencia real de la víctima se hace, por tanto, necesaria y se opera por el cambio de la substancia del pan y del vino en la substancia del cuerpo y la sangre de Nuestro Señor. Por consiguiente, se debe adorar la Eucaristía y tener por ella un inmenso respeto: de ahí la tradición de reservar a los sacerdotes el encargarse de la Eucaristía.  La misa del sacerdote solo en la cual él es el único que comulga es, pues, un acto público, un sacrificio del mismo valor que todo sacrificio de la misa y soberanamente útil al sacerdote y a todas las almas. Por eso, la misa privada es algo recomendado y deseado por la Iglesia.

Éstos son los principios que dan origen a las oraciones, a los cantos y a los ritos que han hecho de la misa latina una verdadera joya cuya piedra preciosa es el Canon. No .puede leerse sin emoción lo que acerca de eso dijo el Concilio de Trento: "Como conviene tratar santamente las cosas santas y como ese Sacrificio es la más santa de todas, para que fuese ofrecido y recibido dignamente la Iglesia Católica instituyó muchos siglos atrás el santo Canon, de tanta pureza y tan libre de error que nada hay él que no exhale santidad y piedad exterior y que no eleve hacia Dios a los espíritus de quienes se ofrecen. En efecto, se compone de las palabras mismas del Señor, de las tradiciones de los Apóstoles y de las piadosas instrucciones de los Santos Pontífices" (Sesión XXII, cap. 4).  Veamos ahora cómo Lutero realizó su Reforma, es decir, su misa evangélica, como él mismo la llama, y con qué espíritu. Para eso recurriremos a una obra de León Cristiani que data de 1910 y que, por tanto, está libre de que se sospeche alguna influencia de las reformas actuales. Esa obra se titula Del Luteranismo al Protestantismo. Nos interesa por las citas que trae de Lutero o de sus discípulos sobre el tema de la Reforma litúrgica.

Ese estudio es muy instructivo, ya que Lutero no vacila en manifestar el espíritu liberal que lo anima. "Ante todo -escribe- suplico amigablemente [...] a todos los que quieran examinar o seguir la presente ordenanza del servicio divino, no ver en ella una ley obligatoria que por ello esclavice a ninguna conciencia. Que cada uno la adopte cuando, donde y como le plazca. Así lo quiere la libertad cristiana" (p. 314). "El culto se dirigía a Dios como homenaje; de ahora en adelante se dirigirá al hombre para consolarlo e iluminarlo. El sacrificio ocupaba el primer lugar; ahora lo suplantará el sermón" (p. 312). ¿Qué piensa Lutero del sacerdocio? En su obra sobre la misa privada busca demostrar que el sacerdocio católico es una invención del demonio. Para ello invoca un principio, en lo sucesivo fundamental: "Lo que no está en la Escritura es un agregado de Satanás. Ahora bien, la Escritura no conoce el sacerdocio visible. No conoce más que un sacerdote, Un Pontífice, el único: Cristo. Con Cristo todos somos sacerdotes. El sacerdocio es a la vez único y universal. ¡Qué locura querer acapararlo para unos pocos!... Toda distinción jerárquica entre los cristianos es digna del Anticristo. Por lo tanto, malditos sean los pretendidos sacerdotes" (p. 269).  En 1520 escribe su Manifiesto a la nobleza cristiana de Alemania en el cual ataca a los "Romanistas" y pide un Concilio libre. "La primera muralla alzada por los Romanistas" es la distinción entre clérigos y. laicos. "Se ha descubierto -dice- que el papa, los obispos, los sacerdotes y los monjes componen el estado eclesiástico, en tanto que los príncipes, los señores, los artesanos y los campesinos forman el estado secular. Eso es una pura invención y una mentira. En verdad, todos los cristianos son el estado eclesiástico, entre ellos no hay más diferencia que la de la función... Si el papa o un obispo da la unción, hace tonsuras, ordena, consagra, se viste de distinta forma que los laicos, puede hacer que tramposos o ídolos sean ungidos, pero no puede hacer un cristiano ni un eclesiástico. .. todo lo que sale del bautismo puede jactarse de ser consagrado sacerdote, Obispo y papa, aunque no convenga a todos ejercer esa función" (pp. 148 149). De esa doctrina Lutero saca consecuencias contra el hábito eclesiástico y contra el celibato. Él mismo y sus discípulos dan el ejemplo: abandonan el celibato y se casan.

¡Cuántos hechos derivados de las Reformas del Vaticano II se asemejan a las conclusiones de Lutero!: el abandono del hábito religioso y eclesiástico, los numerosos matrimonios aprobados por la Santa Sede, o sea la ausencia de todo carácter distintivo entre el sacerdote y el laico. Ese igualitarismo se manifestará en la atribución de funciones litúrgicas hasta ahora reservadas a los  sacerdotes. La supresión de las órdenes menores y del subdiaconado, el matrimonio de los diáconos, contribuyen al concepto puramente administrativo del sacerdote y a la negación del carácter sacerdotal: la ordenación se orienta hacia el servicio de la comunidad y ya no hacia el sacrificio, que es lo único que justifica la concepción católica del sacerdocio.  Los sacerdotes obreros, sindicalistas, o que buscan un empleo remunerado por el Estado, contribuyen también a hacer desaparecer toda distinción. Van más lejos que Lutero.  El segundo error doctrinal grave de Lutero será consecuencia del primero y estará fundado también en su primer principio: la fe o la confianza es lo que salva, y no las obras, así como niega el acto sacrificial que es esencialmente la misa católica. Para Lutero la misa puede ser un sacrificio de alabanza, es decir, un acto de alabanza, de acción de gracias, pero para nada un sacrificio expiatorio en el que se renueva y se aplica el sacrificio de la Cruz.  Al hablar de las perversiones del culto en los conventos, decía: "El elemento principal de su culto, la misa, sobrepasa toda impiedad y toda abominación, hacen de eso un sacrificio y una obra buena. Aunque no hubiese otro motivo para dejar el hábito, para salir del convento, para romper los voto  ése solo bastaría ampliamente" (p. 258). 

SOBRE LA MISA

La misa es una "sinaxís", una comunión. La Eucaristía ha estado sometida a una triple y lamentable cautividad: se ha retaceado  a los laicos el uso del Cáliz, se ha impuesto como dogma la opinión inventada por los tomistas de la transubstanciación, se ha hecho de la misa un sacrificio.  Lutero toca aquí un punto capital. Pero no vacila. "Por lo tanto, es un error evidente e impío -escribe- ofrecer o aplicar la misa por pecados, por satisfacciones, por tos difuntos... La misa es ofrecida por Dios al hombre, y no por el hombre a Dios... ". En cuanto a la Eucaristía, como ante todo debe excitar la fe, debería ser celebrada en lengua vulgar, para que todos pudiesen comprender bien la grandeza de la promesa que se les recuerda (p. 176). Lutero decidirá, como consecuencia de esa herejía, la supresión del ofertorio, que expresa claramente el fin propiciatorio y expiatorio del sacrificio; suprimirá la mayor parte del Canon, conservará los textos esenciales pero como relato de la Cena. Con el fin de estar más cerca de lo que se realiza en la Cena, agregará en la consagración del pan "quod pro vobis tradetur", suprimirá las palabras "mysterium fidei" y las palabras "pro multis". Considerará como palabras esenciales del relato las que preceden a la consagración del pan y del vino y las frases que siguen.  Lutero estima que la misa es, en primer lugar, la liturgia de la Palabra, y el Segundo lugar una comunión.

No se puede menos que quedar estupefacto al comprobar que ha nueva reforma ha aplicado las mismas modificaciones que, en verdad, los textos modernos puestos en manos de los fieles ya no hablan de sacrificio sino de “la liturgia de la palabra”, del relato de la cena y del reparto del pan o de la Eucaristía. El artículo VIII de la instrucción que introducía el nuevo rito era significativo de una mentalidad ya protestante. La corrección que luego se agrego no satisface en absoluto. La supresión de la piedra de altar, la introducción de la mesa revestida de un solo mantel, el sacerdote vuelto asía el pueblo, la hostia colocada siempre sobre la patena y no sobre el corporal, la autorización del pan común, los vasos hechos de cualquier metal, incluso los menos nobles, muchos otros detalles contribuyen a inculcar en los asistentes las nociones protestantes puestas esencial y gravemente a la doctrina católica.

CONTINUARÁ...

IMPRESIONANTES DECLARACIONES DE PUTIN HABLÁNDOLE CLARO A LAS ÉLITES OCCIDENTALES

IMPRESIONANTES DECLARACIONES DE PUTIN HABLÁNDOLE CLARO A LAS ÉLITES OCCIDENTALES


Hay discursos que acaban dejando huella en la historia.

El extraordinario discurso que ofreció Vladimir Putin en la conferencia de Valdai en Sochi hace unos días puede ser uno de ellos. Los medios de comunicación occidentales hicieron todo lo posible para ignorarlo o para alterar su significado, pero independientemente de lo que usted piense acerca de Putin, de si está en su favor o en su contra, éste ha sido probablemente el discurso político más importante desde el discurso de Winston Churchill el 5 de marzo de 1946, en el que popularizó el término “telón de acero”.

En este discurso, Putin ha cambiado abruptamente las reglas del juego.

Hasta ahora, el juego de la política internacional se jugaba de la siguiente manera: los políticos hacían declaraciones públicas, en aras de mantener una agradable ficción de soberanía nacional, pero eran solo una impostura y no tenían nada que ver con la sustancia de la política internacional; entre tanto, participaban en negociaciones secretas, en las que se establecían los auténticos acuerdos.

Hasta ahora, Putin ha tratado de jugar a este juego, esperando que Rusia fuera tratada como un igual. Pero estas esperanzas se han desvanecido y en esta conferencia, declaró que el juego se acabó, violando de manera explícita el tabú occidental de hablarle directamente a la gente acerca de los jefes de los clanes de las élites y de los líderes políticos a los que dominan.

El blogger ruso Chipstone, resumió los puntos más destacados del discurso de Putin de la siguiente manera:

1. A partir de ahora, Rusia dejará de jugar y de participar en negociaciones a puerta cerrada acerca de bagatelas. Sin embargo, Rusia está preparada para establecer conversaciones y acuerdos serios, si éstas conducen a un escenario de seguridad colectiva, se basan en la equidad y tienen en cuenta los intereses de cada lado.

2. En estos momentos, todos los sistemas de seguridad colectiva mundial están destruidos. Ya no hay ninguna garantía de seguridad internacional en absoluto. Y la entidad que los ha destruido tiene un nombre: Los Estados Unidos de América.

3. Los constructores del Nuevo Orden Mundial han fracasado, pues lo único que han construido ha sido un castillo de arena. Que se cree o no se cree un Nuevo Orden Mundial, sea del tipo que sea, no es una decisión que solo ataña a Rusia, pero lo que está claro es que no es una decisión que se pueda tomar sin contar con Rusia.

4. Rusia se inclina por un enfoque conservador en lo referente a la introducción de innovaciones en el orden social, pero no se opone a la investigación y a la discusión de tales innovaciones, para dirimir si la introducción de cualquiera de estas innovaciones puede estar justificada.

5. Rusia no tiene la intención de ir a pescar en el río revuelto y en las aguas turbias creadas por la perpetua expansión del “imperio del caos” de EEUU y no tiene ningún interés en la construcción de un nuevo imperio propio (para Rusia eso es innecesario; los desafíos de Rusia se centran en el desarrollo de su ya vasto territorio). Rusia tampoco está dispuesta a actuar como salvadora del mundo, como hizo en el pasado.

6. Rusia no intentará volver a formatear el mundo a su propia imagen e interés, pero tampoco le permitirá a nadie que lo reformarte a su imagen e interés. Rusia no se cerrará a sí misma al resto del mundo, pero cualquier persona que intente excluir a Rusia del resto del mundo, puede estar segura de que se enfrentará a un vendaval.

7. Rusia no desea que el caos se extienda, no quiere la guerra, y no tiene intención de iniciar ninguna. Sin embargo, hoy en día Rusia ve el estallido de la guerra mundial como casi inevitable, está preparada para ella y continúa preparándose para ella. Rusia no hace la guerra, pero tampoco la teme.


8. Rusia no tiene intención de tomar un papel activo en frustrar los planes de aquellos que todavía están tratando de construir su deseado Nuevo Orden Mundial, a no ser que sus esfuerzos empiecen a afectar a los intereses fundamentales de Rusia. Rusia preferiría esperar pacientemente y asistir al espectáculo de ver como ellos mismos se van dando golpes y provocándose tantos chichones en sus pobres cabezas como puedan soportar. Pero aquellos que intenten arrastrar a Rusia hacia este proceso, despreciando sus intereses, se enfrentarán al verdadero significado de la palabra dolor.

9. En su representación exterior, y más aún, en clave de política interna, el poder de Rusia no se basa en las élites y en sus negociaciones a puerta cerrada, sino en la voluntad del pueblo. A estos nueve puntos nos gustaría añadir un décimo:

10. Aún existe la oportunidad de construir un Nuevo Orden Mundial que evite el estallido de una guerra mundial. Este nuevo orden mundial, necesariamente incluye a los Estados Unidos, pero sólo podrán hacerlo si EEUU acepta participar en las mismas condiciones que todos los demás: con sujeción a la ley internacional y a los acuerdos internacionales; absteniéndose de realizar acciones unilaterales; y con pleno respeto por la soberanía de las otras naciones.

Para resumirlo todo:

El tiempo de recreo ha terminado. Niños, guarden sus juguetes. Ahora es el momento de que los adultos tomen decisiones.

¡Rusia está lista para hacerlo!

¿Lo está el mundo?


Ite Missa Est

30 de agosto 

Santa Rosa de Lima, virgen.
(
1617)

Misa – Dilexisti
Epístola – II Cor; X, 17-18; XI, 1-2
Evangelio – San Mateo; XXV, 1-13


La primera flor de heroica santidad que produjo la América fué la admirable virgen santa Rosa, a quien llamaron con este nombre, por haber aparecido una vez estando en la cuna con el rostro admirablemente encendido como una rosa. Nació de virtuosos padres en la ciudad de Lima, capital del antiguo reino y actualmente república del Perú. No pasaba de los cinco años la tierna niña, cuando por inspiración del cielo consagró su virginal pureza al esposo de las vírgenes Cristo Jesús, haciendo de ella voto perpetuo, y observándolo con tanta perfección, que entendiendo que sus padres trataban de darla en matrimonio a un joven, que se había prendado de su rara belleza y otras excelentes dotes que en ella resplandecían, se cortó su hermosa cabellera y afeó su rostro angelical. Librada con esto del peligro de perder aquella preciosa joya que con tan grande voluntad había consagrado al Señor, echó mano de todos los medios posibles para asegurarla de todo peligro. El primer medio fué el ayuno, pasando cuaresmas enteras sin probar bocado de pan, y, lo que es más asombroso, no tomando más alimento que cinco granos o pepitas de cidra. Acogióse también como a refugio más seguro, a la tercera orden del glorioso padre santo Domingo, y acrecentó sus primeras austeridades, ciñendo su cuerpo inocente con largo y muy áspero cilicio entretejido de alambres erizados de puntas, llevando día y noche debajo del velo una corona de espinas, y rodeóse la cintura con una cadena de hierro, que le daba tres vueltas. Servíanle de cama unos troncos nudosos, sobre los cuales ponía pedazos de tejas, y para juntar mejor la mortificación con la oración, construyóse en un lugar muy retirado del jardín de su casa una celda o capilla, y a ella se recogía para entregarse con quietud y sin testigo a largas horas de contemplación, la cual interrumpía a menudo con sangrientas disciplinas. Procuraba el maligno espíritu estorbarla, y amedrentarla apareciéndose debajo de figuras horrendas y atizando el fuego de gravísimas tentaciones: pero nunca pudo vencer la paciencia y constancia de la santa doncella. A las persecuciones del infernal enemigo se añadieron los dolores de agudísimas enfermedades, los insultos de sus domésticos, las calumnias de los maledicientes, y ninguno de estos trabajos fue parte para sacar de los labios  de la santa una palabra de queja antes con grande humildad se tenia por merecedora de mayores v más acerbos tormentos. Y como si todo esto no fuese bastante, por espacio de quince anos apenas pasó día alguno en que no estuviera varias horas sumergida en un mar de desconsuelo y aridez espiritual; lucha más amarga y penosa que la misma muerte, y que ella soportó con gran fortaleza de ánimo y constancia sobrehumana. A estas desolaciones sucedieron los consuelos y delicias celestiales, con que el Señor regalaba a su fidelísima esposa y le anticipaba los gustos del cielo. Finalmente derretida la santa en seráficos ardores y enferma de puro amor divino, a los treinta años de su edad voló a su celestial Esposo.

Reflexión: Verdaderamente admirable es el Señor en sus santos: él los previene con su gracia, él les inspira la práctica de las más heroicas virtudes y les hace inventar extrañas maneras de deshacerse a si mismo para no vivir más que a Dios.


Oración: Oh Dios omnipotente, dador de todo bien, que hiciste florecer en América por la gloria de la virginidad y paciencia a la bienaventurada Rosa, prevenida con el rocío de tu gracia; haz que nosotros, atraídos por el olor de su suavidad, merezcamos ser buen olor de Cris--, to. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén. 

lunes, 29 de agosto de 2016

RUSIA Y EL MUNDO

RUSIA Y EL MUNDO
(Fin del artículo)


Los nuevos desafíos y amenazas


Irán se encuentra actualmente bajo la luz de los proyectores. Es evidente que Rusia siente preocupación por la creciente amenaza de desencadenamiento de una operación militar contra ese país. Si eso ocurriese, las consecuencias serían desastrosas. Es imposible imaginar su verdadero alcance. Estoy convencido de que ese problema debe resolverse de forma pacífica. Nosotros proponemos que se reconozca el derecho de Irán a desarrollar su programa nuclear de carácter civil, incluyendo la producción de uranio enriquecido. Pero eso debe hacerse poniendo toda la actividad nuclear iraní bajo el control minucioso y confiable del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA). Si eso funciona, será posible levantar todas las sanciones adoptadas contra Irán, incluyendo las de carácter unilateral. Occidente se ha dejado llevar por su tendencia a querer castigar a ciertos países. A la menor contrariedad, [Occidente] impone sanciones e incluso emprende una operación militar. Yo quisiera recordar que ya no estamos en el siglo XIX y ni siquiera en el siglo XX. También es muy seria la situación alrededor del problema nuclear norcoreano. En contradicción con el régimen de no proliferación, Pyongyang exige abiertamente el derecho a disponer de un programa nuclear de carácter militar y ya ha realizado dos ensayos nucleares. El estatuto nuclear de Corea del Norte es inaceptable para todos. Seguimos siendo favorables a la desnuclearización de la península de Corea, por vías exclusivamente políticas y diplomáticas, y exhortamos al restablecimiento de las negociaciones a seis bandas.

Sin embargo, es evidente que no todos nuestros socios comparten ese enfoque. Tengo la convicción de que en este momento hay que ser especialmente prudentes. Son inadmisibles los intentos de poner a prueba la resistencia del nuevo dirigente norcoreano, lo cual puede provocar reacciones apresuradas. Recordemos que Rusia y Corea del Norte tienen una frontera común y, como sabemos, nadie escoge a sus vecinos. Continuaremos un diálogo activo con el gobierno de ese país y el desarrollo de relaciones de convivencia, mientras incitamos a Pyongyang a resolver el problema nuclear. Es evidente que ello sería más fácil si se fortaleciera la atmósfera de confianza mutua en la península y se reanudara el diálogo intercoreano. En el contexto de las pasiones que los programas nucleares de Irán y de Corea del Norte han desencadenado, se comienza a reflexionar inevitablemente sobre cómo aparecen los riesgos de proliferación del armamento nuclear y aquello que los refuerza. Tenemos la impresión de que los casos cada vez más frecuentes de injerencia extranjera, brutal e incluso armada, en los asuntos nacionales de un país pueden incitar a tal o más cual régimen autoritario (y no sólo a estos) a dotarse del arma nuclear, creyendo que la posesión de esa arma puede protegerlos. Y a quienes no la tengan sólo les queda esperar una “intervención humanitaria”. Nos guste o no, la injerencia extranjera da lugar a esa manera de pensar. Y es por ello que aumenta, en vez de disminuir, el número de países donde las tecnologías nucleares militares están “al alcance de la mano”. En esas condiciones, crece la importancia de las zonas libres de armas de destrucción masiva creadas en diferentes partes del planeta. Por iniciativa de Rusia, ha comenzado una discusión sobre los parámetros para la creación de ese tipo de zona en el Medio Oriente.

Hay que tratar por todos los medios de que nadie se sienta tentado a obtener el arma nuclear. Para lograrlo tiene que producirse un cambio entre los propios combatientes de la no proliferación, sobre todo entre aquellos que están acostumbrados a castigar a otros países recurriendo a la fuerza militar, despreciando así la diplomacia. Fue ese, por ejemplo, el caso de Irak, cuyos problemas no han hecho más que empeorar después de casi 10 años de ocupación. Si lográsemos eliminar por fin las razones que llevan a los Estados a tratar de poseer el arma nuclear pudiéramos dar por fin al régimen internacional de no proliferación un carácter verdaderamente universal y sólido gracias a los tratados en vigor. Gracias a ese régimen, todos los países podrían beneficiarse plenamente con la tecnología nuclear de carácter civil bajo el control del OIEA. Eso sería muy positivo para Rusia ya que trabajamos activamente en los mercados internacionales, construimos nuevas centrales nucleares con tecnologías modernas y seguras y participamos en la creación de centros internacionales de enriquecimiento de uranio y de bancos de combustible nuclear. El futuro de Afganistán es igualmente preocupante. Hemos respaldado la operación militar tendiente a aportar ayuda internacional a ese país. Pero el contingente militar internacional dirigido por la OTAN no ha cumplido con la misión asignada. Subsisten el peligro terrorista y la narcoamenaza provenientes de Afganistán. Mientras anuncia la retirada de sus tropas de ese país para el 2014, Estados Unidos está creando bases militares en ese mismo país y en los países vecinos sin disponer de ningún mandato para ello, sin objetivo claramente definido y sin anunciar plazos de duración de la actividad. Está claro que eso no nos conviene.

Rusia tiene intereses vitales en Afganistán. Y esos intereses son perfectamente legítimos. Afganistán es nuestro vecino inmediato y nos interesa que ese país se desarrolle de forma estable y pacífica. Y sobre todo que deje de ser la principal fuente de narcoamernaza. El tráfico de estupefacientes se ha convertido en una de las principales amenazas, está socavando el fondo genético de naciones enteras, crea un ambiente favorable a la corrupción y el crimen y conduce a la desestabilización de la situación en el propio Afganistán. Hay que señalar que la producción de estupefacientes afganos no sólo no se reduce sino que el año pasado incluso aumentó en cerca del 40%. Rusia está siendo blanco de una verdadera agresión de la heroína, que inflige une enorme perjuicio a la salud de nuestros conciudadanos. Dada la envergadura de la amenaza que representa la droga afgana sólo es posible luchar contra ella uniéndonos, con el apoyo de la ONU y de las organizaciones regionales –la OTSC (Organización del Tratado de Seguridad Colectiva), la OCS (Organización de Cooperación de Shangai) y la CEI (Comunidad de Estados Independientes). Estamos dispuestos a prever un significativo aumento de la participación de Rusia en la operación de ayuda al pueblo afgano. Pero con la condición de que el contingente internacional en Afganistán actúe de manera más enérgica también en interés nuestro, de que se dedique a la destrucción física de las plantaciones de droga y los laboratorios clandestinos.


La intensificación de las operaciones antidroga en Afganistán debe acompañarse con el desmantelamiento de las redes de transporte de los opiáceos hacia los mercados externos, la supresión de los flujos financieros que sostienen el tráfico de estupefacientes, así como el bloqueo del aprovisionamiento de los productos químicos utilizados en la fabricación de heroína. El objetivo es instaurar en la región un complejo sistema de seguridad antidroga. Rusia contribuirá realmente a la eficaz unificación de los esfuerzos de la comunidad internacional por lograr un cambio radical en la lucha contra la narcoamenaza mundial. Es difícil hacer pronósticos sobre la evolución de la situación en Afganistán. La historia nos enseña que la presencia militar extranjera no le ha aportado la paz. Sólo los afganos pueden resolver sus propios problemas. A mi entender, el papel de Rusia consiste en ayudar al pueblo afgano a crear una economía estable y a mejorar la capacidad de las fuerzas armadas nacionales en la lucha contra la amenaza del terrorismo y del tráfico de droga, con la participación activa de los países vecinos. No nos oponemos a que la oposición armada, incluyendo los talibanes, se una al proceso de reconciliación nacional, a condición de que renuncie a la violencia, de que reconozca la constitución del país y rompa sus vínculos con Al-Qaeda y con otras organizaciones terroristas. En principio, estimo que el establecimiento de un Estado afgano pacífico, estable, independiente y neutro es algo perfectamente realizable.

La inestabilidad anclada a lo largo de años y décadas es terreno fértil para el terrorismo internacional. Todo el mundo reconoce que constituye uno de los más peligrosos desafíos para la comunidad internacional. Yo quisiera subrayar que las zonas de crisis que engendran las amenazas terroristas se hallan mucho más cerca de las fronteras rusas que de las fronteras de nuestros socios europeos o americanos. Las Naciones Unidas han adoptado una Estrategia Antiterrorista Mundial, pero da la impresión de que la lucha contra ese mal no siempre se desarrolla siguiendo un plan universal común y de manera coherente sino en respuesta a las manifestaciones más agudas y bárbaras del terror, cuando llega a su apogeo la indignación pública ante acciones provocadoras de los terroristas. El mundo civilizado no debe esperar a que se produzca otra tragedia similar a la del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York o algo parecido a lo ocurrido en la escuela de Beslan para empezar a actuar de forma colectiva y decidida. Lejos estoy, sin embargo, de negar los resultados obtenidos en la lucha contra el terrorismo internacional. Están a la vista. En estos últimos años, se ha fortalecido la cooperación entre los servicios de inteligencia y las fuerzas del orden de diversos países. Pero son evidentes las reservas en la cooperación antiterrorista. ¿Qué otra cosa podemos decir ante el hecho que hasta ahora se mantiene una política de doble rasero y que los terroristas son vistos de forma diferenciada, según los países, considerándoselos como “buenos” o “no demasiado malos”. Algunos no vacilan en utilizar a estos últimos en sus rejuegos políticos, por ejemplo, para desestabilizar regímenes considerados indeseables.

Yo diría igualmente que todas las instituciones de la sociedad –los medios de prensa, las asociaciones religiosas, las ONGs, el sistema de educación, la ciencia y las empresas– deben utilizarse plenamente en la prevención del terrorismo. Es necesario un diálogo interconfesional y, en un sentido más amplio, intercivilizacional. Rusia es un país multiconfesional y nunca hemos tenido guerras de religión. Nosotros podríamos aportar nuestra contribución a la discusión internacional sobre ese tema.
Fin de la primera parte


LOS MARTIRES MEXICANOS

Otra tragedia en Colima
(Fin del artículo)


Así fueron conducidos todos hasta las espaldas de la Santa Iglesia Catedral; y contra el muro del templo se alineó a los prisioneros y prisioneras. En la mitad de la fila estaban Manuel y Francisco. Los soldados tenían orden de disparar sólo contra ellos y no contra las mujeres, a las que únicamente pretendían hacer sufrir. Manuel pidió permiso para hablar, pero se lo negaron. Francisco se persignó serena y devotamente, y con la grandeza de alma propia de los mártires, casi sonriendo, esperaron la muerte.  Una descarga nutrida derribó a los dos jóvenes. Francisco murió instantáneamente, pues una de las balas le partió el corazón. Manuel cayó moribundo y el capitán del pelotón, que se apellidaba Álvarez, tuvo que darle tres veces el tiro que llaman "de gracia". ¿Le temblaba el pulso? ¡Quizás!

Las señoritas de la Brigada esperaban serenas también la muerte; pero el capitán señaló a dos centinelas que se quedaran allí y a las señoritas que permanecieran de pie haciendo guardia (lo que ellas reputaron una honra) a los cadáveres de los tres muchachos, que habían de quedarse todo el día tirados en el suelo, ¡para que los habitantes de Colima pudieran palpar cuán grande era la justicia de los enemigos de Dios!... Y para mayor efecto, allí dejaban también ¡el botín de guerra!...  El pueblo desfiló todo el día ante aquel cuadro, con grandes muestras de dolor y reverencia... Algunos ¡ay! de los educados moralmente en las escuelas laicas, pocos por fortuna, pasaron también para reírse y mofarse de los cadáveres ensangrentados de sus compatriotas católicos, y de aquella guardia, nunca vista, de las señoritas católicas de las Brigadas femeninas. . .¡ Los canallas! Después de muchas horas de aquella macabra exhibición, los callistas mandaron recoger los cadáveres y llevar a la prisión a las jóvenes casi desfallecidas.

Y para María Ortega y Candelaria Borjas comenzó aquella misma noche otra etapa de su heroico martirio. Aisladas una de otra, en medio de la oscuridad de la noche, se las condujo a los patios interiores del Seminario-cuartel, y aquellos caballeros de nuevo cuño, formados en la escuela liberal del respeto al derecho ajeno, la libertad de conciencia y de pensamiento y demás zarandajas, se complacieron en abofetearlas de lo lindo, azotarlas y amenazarlas con algo peor que todo eso, que no llevaron a cabo porque los Ángeles de su guarda no lo hubieran consentido. . .Pero ¿qué es lo que querían esos infames? Que les dijeran lo que habían callado los tres mártires... Y como ellos y a su ejemplo, ellas también callaban, callaban. . . con el mismo heroísmo, con la misma caridad del prójimo, con la misma fe y el mismo amor a Dios que los mártires de la Iglesia primitiva.

—Verán ustedes. . . ¡chulas hipócritas!. . . si con el collar que les vamos a regalar con esta cuerda no cantan de plano, antes de los últimos pataleos. .  

—No tenemos miedo más que al Dios que nos ha de juzgar y... también a vosotros, un día no muy lejano. . .

—Ya, ya veremos si las salva de la horca su Cristo Rey. . .

Y diciendo y haciendo echaron una soga al cuello de Candelaria, y la suspendieron por unos momentos en el aire. Candelaria perdió el sentido. No querían matarla, sino atormentarla, y la bajaron, dejándola tirada en el suelo entre la inmundicia de la estancia, que era una caballeriza Acercaron entonces a María Ortega para que contemplara aquel despojo humano de su heroica compañera. Tampoco ella manifestó temor alguno. Los verdugos hicieron lo mismo, la colgaron hasta que, desfallecida, la volvieron a tirar por los suelos en un montón de estiércol.

Al despuntar el día los soldados volvieron al lugar de su hazaña nocturna, y a puntapiés y echándoles cubos de agua, lograron que las dos jóvenes volvieran en sí...Las levantaron y les dijeron que iban a fusilarlas si no hablaban. ¡Ay! Candelaria no volvería a hablar por muchos años, porque el suplicio de la horca había destruido su laringe. . . Pero aunque no estuviera así, dañada, jamás hablaría en una denuncia de sus compañeros y compañeras de la causa cristera. Formaron el cuadro, les ataron a las dos las manos a la espalda, las vendaron los ojos. . . y dispararon al aire sus máuseres. . . Todo era una farsa sádica e infame. Pero aquellas dos débiles jovencitas vivificadas y fortalecidas por su amor a Dios, habían vencido. . .Los soldados, enfurruñados, se retiraron dejándolas abandonadas en la caballeriza, cuyas puertas cerraron para convertirla en prisión, y allí estuvieron hasta el 16 de agosto, enfermas, dolientes, hambrientas, pues hubo día en que no les llevaron ni un panecillo, ni un poco de agua ... sin un petate donde dormir. . . casi ahogadas por el nauseabundo olor de la caballeriza. . .a oscuras, solas, pero confortándose la una a la otra y orando, orando mucho por nuestro pobre México. . . Por fin ese 16 de agosto, un día después de la Asunción de la Virgen a los Cielos, se abrieron las puertas de la caballeriza y uniéndolas así como estaban, sucias, desgreñadas, enfermas, medio ciegas, sin habla, a otro grupo formado por las siguientes víctimas también de aquella persecución espantosa: D. J. de Jesús Guzmán, D. Gabriel Castell, D. Juan Vázquez y un hermano suyo, D. Higinio Gómez, D. Leónides Borjas, Doña Manuela Curiel, con su hija la joven Rita López, y las señoritas María Guadalupe Gutiérrez y Piedad Gómez, fueron llevadas a un tren, y desterradas de su patria chica a la ciudad de Monterrey.

No sé si vivirán las dos mártires Borjas y Ortega. . . Si viven que me perdonen si no he sabido relatar toda la grandeza de su alma, todo el heroísmo de una vida que ya está sellada por el martirio. . .Y también que recuerden, como estoy seguro que lo harán si viven, que esa su invicta fortaleza en el martirio se la deben a Dios, el único que es capaz y es poderoso y bondadoso para dar tal heroísmo a sus débiles criaturas. Si aún no las ha recompensado. . . por su correspondencia a su gracia, lo hará, sí, con la misma corona de los mártires en el Cielo.

LOS MARTIRES MEXICANOS

Las dos últimas rosas de la corona
(fin del artículo)


Los discursos se suceden cada vez más virulentos, y por la población corre la noticia de que van a incendiar la Iglesia. La noticia viene a romper en la casa de los Camacho la paz de una mañana dominguera que convida al descanso y al paseo. María de la Luz no duda un instante. Hay que defender la Iglesia; demostrar que Jesucristo no carece de partidarios. Al enterarse de las criminales intenciones de los rojos se viste su mejor vestido de seda verde con cuello de raso blanco, e invita a su hermana Lupe a seguirla. A la pregunta de aquélla de por qué se pone tan guapa, contesta con prontitud: "Cuando se trata de defender a Cristo Rey conviene ponerse el más hermoso vestido". Al atravesar el parque para ir a la Iglesia, resuenan en sus oídos las voces de muerte de los roji-negros. Uno de los asaltantes detiene a las jóvenes con amenazas terribles. María de la Luz les responde: "No tenemos ningún miedo; estamos dispuestas a morir por Cristo Rey. Y nos alegraríamos de ello". Llegan a la Iglesia. Un sacerdote va a dar comienzo a la misa; escucha las voces enfurecidas de los rojos y el cuchicheo angustioso de los fieles, pero no cree que el peligro sea inminente. La misa empieza, mientras en la plaza los "Camisas Rojas" blasfeman y colocan una bandera roji-negra sobre una cruz de misión, frente a la Iglesia. María de la Luz permanece a las puertas de la parroquia frente al enemigo. Uno de ellos -su antiguo catequizado— se acerca a rogarle que se retire; pero ella no se mueve.

Suena dentro de la Iglesia la campanilla del "Sanctus". Los rojos renuevan su furor: ¡mueran los curas! ¡Abajo la Iglesia! Una veintena de personas sale al exterior, temerosa del ataque; a los niños se les conduce por una puerta lateral al claustro del vecino convento. El sacerdote consume rápidamente las sagradas especies...Los rojos blasfeman: "¡Maldito sea Cristo Rey! ¡Maldita sea la Virgen de Guadalupe!" María de la Luz, pálida pero firme, contesta cada vez con mayor firmeza: ¡Viva Cristo Rey! ¡Viva Santa María de Guadalupe! Uno de los circunstantes, anima a su mujer: "Grita tú también como esa muchacha". Los rojos están indecisos. Temen. Sus revólveres apuntan a los indefensos católicos. . .De pronto, la señal convenida: "¡Viva la revolución!". Un revólver apunta. Se escucha una descarga, y María de la Luz sin terminar su grito de triunfe Viva Cristo. . .! cae con el pecho herido. El sacrificio está consumado. Sobre el duro suelo yace bañada en su sangre, la primera mártir de la Acción Católica.

¡Una rosa que faltaba en la corona del homenaje a Cristo Rey que diera México! Era el 30 de diciembre de 1934. En el cementerio de Coyoacán llamado del Xoco bajo el follaje siempre verde de los árboles, hay un sepulcro blanco, como una promesa de la resurrección, cuyos macetones están siempre llenos de flores que los niños de la parroquia depositan constantemente en ellos. En una lápida en bajo relieve el busto de una joven.

El epitafio es sencillo y sublime:
''María de la Luz Camacho a la edad de 27 años el 30 de diciembre de 1934 murió por Cristo Rey".

El traslado de los restos de la mártir fue una apoteosis en que la multitud de treinta mil personas le aclamaban: "¡María de la Luz, virgen y mártir, ruega por nosotros!". Mons. Díaz, entonces Arzobispo de México, al reunirse al cortejo, exclamó con voz vibrante y entusiasta: "¡Viva la primera mártir de la Acción Católica!". Según lo hace notar el P. Dragón, S.J. el hecho es quizá único en la historia de lo tocante al consenso unánime de buenos y malos sobre el móvil anticristiano que empujó a los roji-negros a su crimen. La sentencia de admiración para la mártir es unánime: María de la Luz Camacho fue muerta única y exclusivamente por odio de la fe católica. Así lo atestiguan políticos, particulares católicos, y aun los comunistas mismos en sus mensajes a las autoridades civiles, protestando contra el hecho de Coyoacán.

Por eso añade el citado padre: "Cuando se lleve su causa de martirio al tribunal de Roma la prueba será fácil. 'El abogado del diablo, como llaman en Roma al que hace valer las objeciones contra la causa de un mártir, tendrá gran trabajo. Tendrá que defender su tesis aun contra los diablos de México, quienes —aun ellos— han dado ya testimonio en favor del martirio de María de la Luz".

La segunda y última rosa que faltaba en la corona, fue segada en plena exuberancia de vida y virtud heroica, hasta el año de 1937. Pese a los "arreglos" y a la palabra de honor del Presidente de la República, el Gobierno del Estado de Veracruz no había permitido la apertura de los templos clausurados, y así los católicos continuaban en las Catacumbas para celebrar los sagrados oficios en toda la extensión del gran estado. En Orizaba; donde el catolicismo era más fervoroso, los fieles se reunían en una modesta casa en donde vivía refugiado un anciano sacerdote y los domingos especialmente para cumplir con el precepto, afluía a ella una verdadera multitud a la celebración de la santa misa y comunión.

Entre aquellos fieles valientes, que desafiaban las bravatas de los masónicos gobernantes se distinguía una joven de veinte años, Leonor Sánchez López, hija de padres pobres de bienes materiales pero ricos de los espirituales, que supieron infundir en su hijita, desde sus primeros años una sólida piedad cristiana. Cuando ya mayorcita le sorprendió, como a tantas otras piadosas muchachas, la racha de la persecución, juntamente con otras de su edad y su celo cristiano, formaron una asociación piadosa bajo el patronato de Santa Teresita del Niño Jesús, cuyo objeto era impulsar precisamente la piedad y vida cristiana de las jóvenes que entraban en la adolescencia y la juventud, sin que en la soledad de los santuarios encontraran al Divino Huésped del Sagrario, que es tan necesario y buen amigo, conductor de esa florida edad de la humanidad. Aquellas jovencitas parecían representar, en medio del desierto creado por la maldad diabólica de los perseguidores, aquellas rosas que la insigne y simpática santita del Carmelo, prometió, en las cercanías de su envidiable muerte, regar profusamente sobre la tierra, y entre esas rosas descollaba por su encendida caridad y el perfume de sus virtudes, Leonor Sánchez.

El 7 de febrero de 1937, domingo de carnaval, los fieles como ya era su costumbre se dirigieron en gran cantidad a la humilde casita orizabeña, en que el viejo sacerdote celebraba la santa misa. Leonor no sólo era de las primeras asistentes, sino de las organizadoras de la ceremonia. Los individuos del gobierno habían preparado para esos días una de las mascaradas y fiestas, con que suelen en esos días de carnaval, amontonar las ocasiones de pecado, para los pueblos que debían conducir a la vida honrada y pura, para bien de la sociedad.

Así que la reunión de los católicos, para oír devotamente la santa misa, en vez de prosternarse ante los ídolos de carne de la mascarada, les cayó muy mal, y... ¡quisieron hacer un escarmiento! Ya cerca del fin de la misa, un gran número de policías y esbirros de la tiranía, dizque sin autorización ninguna, lo que es absolutamente increíble, llegaron a la casita-catacumba, penetraron en ella e impidieron la terminación de los santos misterios. La multitud despavorida salió a borbotones por las puertas y ventanas de la casa y entonces. . . ¡no lo podrán creer los que no vivían en aquella época verdaderamente dolorosa... !aquellos hombres, comenzaron a disparar sus armas sobre la multitud indefensa que huía...Muchos fueron heridos, un niño y un hombre cayeron muertos y Leonor que procuraba valientemente calmar el pánico, y que se dirigía a interpelar a los asesinos de mujeres y niños indefensos, cuál era la razón de su sanguinaria conducta, no pudo llegar a desempeñar su cometido, porque uno de los esbirros le apuntó con el arma a su corazón y disparó villanamente, no permitiendo otra cosa a la jovencita, que exhalar en su último suspiro el grito, poderoso, fecundo, que aun resuena en el corazón de todos los mexicanos, de Viva Cristo Rey.


La rosa purpurina empapada en su propia sangre había ido a unirse a la corona de homenaje, que México ofreció en aquellos días a la Majestad Real y fervorosamente amada de Cristo Rey.

Ite Missa Est


29 DE AGOSTO
LA DEGOLLACION DE SAN JUAN BAUTISTA



III Clase – ornamentos rojos
Epístola – Jer; I, 17-19
Evangelio – San Mateo; VI, 17-29

EL RELATO EVANGÉLICO. — "En aquel tiempo envió Herodes y prendió a Juan y le metió en la cárcel por causa de Herodías, mujer de su hermano Felipe, con la cual se había unido. Porque Juan le decía: No te es lícito tener la mujer de tu hermano. Y Herodías le acechaba y quería matarle, pero no podía. Pues Herodes sentía respeto por Juan, sabiendo que era un hombre justo y santo: y le protegía y hacía muchas cosas que le oía y le escuchaba con gusto. Y, llegado el día oportuno, Herodes, para celebrar su cumpleaños, dió una gran comida a los príncipes y a los tribunos y primates de Galilea. Y, entrando la hija de la misma Herodías, bailó y agradó tanto a Herodes y a los convidados, que dijo el rey a la muchacha: Pídeme lo que quieras y te lo daré. Y la juró: Todo lo que me pidas te lo daré, aunque sea la mitad de mi reino. Y, saliendo ella afuera, dijo a su madre: ¿Qué pido? Y ella le dijo: La cabeza de Juan Bautista. Y, habiendo entrado luego con presura al rey, le pidió diciendo: Quiero que me des al punto en un plato la cabeza del Bautista. Y se entristeció el rey; pero, por el juramento y por los demás convidados, no quiso contristarla; y, enviando a un guardián, le ordenó que trajese la cabeza en un plato. Y le degolló en la cárcel. Y trajo su cabeza en un plato. Y se la dió a la muchacha y la muchacha se la dió a su madre. Oído lo cual, fueron sus discípulos y recogieron su cuerpo, y lo pusieron en un sepulcro".

ENSEÑANZA DE LOS SANTOS PADRES. — Así, pues, terminó el mayor entre los nacidos de mujer, sin testigos, en la prisión de un tiranuelo, siendo víctima de la más vil de las pasiones y el precio de una bailarina. La Voz del Verbo prefirió morir a guardar silencio ante el crimen, aun en el caso de no tener esperanza de corregir al culpable; prefirió morir antes que renunciar a su libertad en hablar, aunque tuviese que vivir encadenado. Hermosa libertad la de la palabra, según la expresión de San Juan Crisóstomo, cuando es en realidad la misma libertad del Verbo de Dios, cuando por ella no se interrumpe el vibrar aquí abajo de los ecos de los collados eternos. Entonces sí que es un escollo para ya tiranía, a la vez que salvaguardia del mundo, de los derechos de Dios y del honor de los pueblos de los intereses del tiempo y de la eternidad. La muerte no puede triunfar sobre ella; al asesino impotente de Juan Bautista, a todos los que le quieran imitar, les repetirán mil bocas contra una, hasta el fin de los tiempos, en todas las lenguas y en todas partes: No te es lícito tener la mujer de tu hermano. "¡Grande y admirable misterio!, exclama por su parte San Agustín. Es necesario que él crezca y que yo disminuya decía San Juan, decía la Voz que personificaba a las voces que la precedieron anunciando como él a la Palabra del Padre encarnada en su Cristo. Toda palabra, en cuanto significa una cosa, permanece inmutable y una en la mente que la concibe, aunque puedan ser múltiples las palabras que la dan cuerpo externamente, las voces que la propagan, las lenguas a que se traduce. A quien conoce la palabra, las fórmulas y la voz resultan inútiles. Voz fueron los Profetas, voz los Apóstoles; voz en los Salmos, voz en el Evangelio. "Pero llega la Palabra, el Verbo que existía en el principio, el Verbo que estaba en Dios: cuando le veamos como él es s, ¿oiremos todavía recitar el Evangelio? ¿Escucharemos a los Profetas? Leeremos las Epístolas de los Apóstoles? La voz desfallece cuando crece el Verbo... No quiere eso decir que en sí mismo el Verbo disminuya o aumente. Pero se dice que crece en nosotros cuando en realidad somos nosotros los que crecemos en El. Por consiguiente, las palabras son menos útiles a los que se acercan a Jesucristo, a los que hacen progresos en la contemplación de la Sabiduría; y es necesario que poco a poco vayan las palabras desapareciendo. De este modo va decreciendo el ministerio de la voz, a medida que el alma va acercándose al Verbo; por eso es necesario que Cristo crezca y que Juan disminuya. Eso indican también la degollación de Juan y la exaltación de Cristo en la Cruz, como vemos sucedió en sus fechas de nacimiento; pues, a partir del nacimiento de Juan disminuyen los días, y van aumentando desde la fecha del nacimiento del Señor"

LA ELECCIÓN DE ESTA FIESTA. — Lección útil la que se da a los guías de almas por los senderos de la vida perfecta. Si, desde un principio, deben respetuosamente observar la acción de la gracia en cada una de ellas, para coadyuvar a la obra del Espíritu Santo y no imponerse a El; del mismo modo es necesario, que a medida que las almas progresan, eviten ellos el obstruir al Verbo con la abundancia de su propia palabra. Contentos entonces de haber conducido a la Esposa hasta el Esposo, saben decir con Juan: Es necesario que El crezca y yo disminuya. Y ¿por ventura no nos insinúa la Liturgia una lección parecida, al verla en los días siguientes como moderando sus propias enseñanzas con la disminución del número de fiestas y la ausencia prolongada de las grandes solemnidades, que no reaparecerán ya hasta noviembre? No tiene otras pretensiones la escuela de la Liturgia sino de la de disponer al alma de modo más seguro y perfecto, mejor que ninguna otra escuela, al magisterio interior del Esposo. La Iglesia querría, como Juan, si fuese posible, dejar siempre hablar a Dios solo; al menos, ya hacia el fin del camino, la gusta ir moderando su voz, porque desea dar ocasión a sus hijos a que demuestren que saben escuchar dentro de sí mismos a Aquel que para ella y para ellos es el único amor. A los intérpretes de su pensamiento toca comprenderlo bien. Este relato evangélico hace también notar lo extraordinaria que es la vocación de Juan. "Enseña al cristiano que debe confesar la verdad y saber morir por ella, aun en el caso de que su palabra no sea escuchada y a juicio de los hombres su muerte no sirva de nada. Dios puede malgastar de modo aparente sus bienes: todo es de El; con sus profetas y sus santos, puede hacer gala de su soberanía absoluta; la verdad sólo necesita de nuestro testimonio". La fiesta de la Degollación de San Juan Bautista puede considerarse como uno de los jalones del Año Litúrgico del modo que acabamos de exponer. Los griegos la tienen por fiesta de guardar. Se prueba su gran antigüedad en la Iglesia latina por la mención que de ella se hace en el Martirologio que llaman de San Jerónimo y el lugar que ocupa en los Sacramentarios gelasiano y gregoriano. La muerte santa del Precursor sucedió cerca de la fiesta de Pascua; para honrarle con más libertad se escogió este día, que recuerda también el descubrimiento de su gloriosa cabeza en Emesa.


LAS RELIQUIAS. — De Maqueronte al otro lado del Jordán, en donde su maestro consumó el martirio, los discípulos de Juan llevaron su cuerpo a Sebaste, la antigua Samaría, fuera de las fronteras de Antipas; pues era urgente librarle de las profanaciones que Herodías no escatimó a su augusta cabeza. La venganza de la desgraciada no se consideró, en efecto, satisfecha hasta que pudo clavar un alfiler de su cabellera, en la lengua que no había temido reprocharla su desvergüenza. En tiempo de Juliano el Apóstata, los paganos quisieron completar su obra, al invadir el sepulcro de Sebaste para quemar y dispersar los restos del Santo. Pero este sepulcro vacío continuaba siendo el terror de los demonios, como lo confirmaba Santa Paula religiosamente conmovida unos años más tarde. Salvada la mayor parte de todas estas preciosas reliquias, se extendieron por Oriente. Principal^ mente en la época de las Cruzadas vinieron a nuestras regiones, donde son la gloria de muchas iglesias.

domingo, 28 de agosto de 2016

Ite Missa Est



"Joven, yo te lo mando: levántate"

DECIMOQUINTO DOMINGO
DESPUES DE PENTECOSTES


MISA
El episodio conmovedor de la viuda de Naim da hoy nombre al decimoquinto Domingo después de Pentecostés. El Introito nos ofrece un modelo de las oraciones que debemos dirigir al Señor en todas nuestras necesidades. El Hombre-Dios prometió (Domingo anterior), socorrernos en todas ellas, a condición de que le sirvamos fielmente buscando antes que nada su reino. Al dirigirle nuestras súplicas, mostrémonos confiados en su palabra como es justo que lo seamos, y así oirá nuestros ruegos.

INTROITO
Inclina, Señor, tu oído hacia mí; y óyeme: salva, oh Dios mío, a tu siervo, que espera en ti: ten piedad de mí, Señor, pues clamo a ti todo el día. — Salmo: Alegra el alma de tu siervo: ya que a ti, Señor, elevo mi alma. J. Gloria al Padre.

La humildad de la Iglesia en las súplicas que dirige al Señor es un ejemplo para nosotros. Si la Esposa obra así con Dios, ¿qué disposiciones de humillación deben ser las nuestras al comparecer ante la soberana Majestad? Con razón podemos decir a esta tierna Madre, como los discípulos al Salvador: ¡Enséñanos a orar! En la Colecta, unámonos a ella.

COLECTA
Haz, Señor, que tu continua misericordia purifique y proteja a tu Iglesia: y, ya que sin ti no puede mantenerse salva, sea siempre gobernada por tu gracia. Por Nuestro Señor Jesucristo.


EPISTOLA

Lección de la Epístola del Ap. San Pablo a los Gálatas
(Gal., V, 25-26; VI, 1 10).

Hermanos: Si vivimos del espíritu, caminemos también en el espíritu. No  codiciemos la gloria vana, provocándonos mutuamente, envidiándonos unos a otros. Hermanos, si alguno cayere en alguna falta, vosotros, que sois espirituales, instruid a ese tal con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, para que no seas tentado tú también. Llevad los unos las cargas de los otros, y así cumpliréis la ley de Cristo. Porque, si alguien cree ser algo, no siendo nada, se engaña a sí mismo. Examine, pues, cada cual sus obras, y así sólo tendrá gloria en sí mismo y no en otro. Porque cada cual llevará su carga. Y, el que es catequizado de palabra, comunique todos sus bienes al que le catequiza. No os engañéis: de Dios nadie se burla. Porque, lo que sembrare el hombre, eso recogerá. Por tanto, el que sembrare en su carne, cosechará de la carne corrupción: mas, el que sembrare en el espíritu, cosechará del espíritu vida eterna. No nos cansemos, pues, de hacer el bien: porque, si no nos cansáremos, segaremos a su tiempo. Así que, mientras tenemos tiempo, obremos el bien con todos, pero principalmente con los hermanos en la fe.

PERSEVERANCIA EN LA LUCHA. — La Santa Madre Iglesia vuelve a tomar la lectura de San Pablo donde la dejó hace ocho días. Sigue siendo objeto de las instrucciones apostólicas la vida espiritual, la vida engendrada por el Espíritu Santo en nuestras almas para suceder a la de la carne. Aunque hayamos domado la carne, no debemos por eso creer que está terminado el edificio de nuestra perfección; y es que la lucha debe continuar después de la victoria si no queremos ver comprometidos los resultados; pero además se precisa vigilancia para que una u otra de las tres concupiscencias no aproveche el momento para retoñar ni causar heridas, tanto más peligrosas cuanto menos se pensaba en preservarse de ellas, mientras el alma dirige su esfuerzo a otra cosa. La vanagloria, principalmente, exige al hombre que quiere servir a Dios un continuo vivir alerta, porque siempre está presta a infectar con su veneno sutil hasta los actos de la humildad y de la penitencia.

HUIR DE LA VANAGLORIA. — ¿Qué insensatez sería la de un condenado a quien la flagelación le ha salvado de la pena capital que había merecido, si se gloriase de los azotes con que se castiga a los esclavos y que él lleva impresos en su carne? ¡No tengamos jamás semejante locura! Y, sin embargo de ello, se diría que podíamos tenerla, ya que el Apóstol, a continuación de sus avisos sobre la mortificación de las pasiones, nos hace la recomendación de evitar la vanagloria. En efecto, nunca estaremos totalmente seguros en esta parte mientras la humillación física que inflijamos al cuerpo no tenga en nosotros como principio la humillación consciente del alma ante su miseria. También los antiguos filósofos tenían sus máximas acerca del dominio de los sentidos; y la práctica de estas célebres máximas era escalón de que se valía su orgullo para alzarse hasta los cielos. Es que, en esto, estaban muy lejos de los sentimientos de nuestros padres en la fe, los cuales, en cilicio y postrados en tierra clamaban en lo íntimo de su corazón: "Ten compasión de mí, oh Dios, conforme a tu gran misericordia; porque fui concebido en la iniquidad y mi pecado está siempre ante mí".

LAS OBRAS DE LA CARNE. — Castigar por vanidad el cuerpo, ¿qué otra cosa es sino lo que San Pablo llama hoy "sembrar en la carne" para recoger en lo porvenir, es decir, en el día de la manifestación de los pensamientos de los corazones no la gloria y la vida, mas la confusión y la vergüenza eterna? Entre las obras de la carne enumeradas en la Epístola precedente se encuentra, en efecto, no sólo los actos impuros, sino también las disputas, las disensiones, las envidias, pero ordinariamente nacen de esta vanagloria, en la que quiere el Apóstol que reparemos en este momento. La reproducción de estos actos detestables sería una señal bastante segura de que la savia de la gracia había cedido el lugar a la fermentación del pecado en nuestras almas, y en este caso, otra vez esclavos, caeríamos debajo de la ley y sus terribles sanciones. De Dios no se mofa nadie; la confianza que da justamente la fidelidad' sobreabundante del amor a todo el que vive del Espíritu, no pasaría de ser, en estas condiciones, una falsificación hipócrita de la santa libertad de los hijos del Altísimo. Sólo son hijos suyos los que son guiados del Espíritu Santo en la caridad; los demás son hijos de la carne y no pueden agradar a Dios.

LA CARIDAD FRATERNA. — Por el contrario, si queremos una señal cierta de que estamos unidos a Dios, seamos indulgentes con nuestros hermanos considerando nuestra propia miseria, en vez de tomar ocasión de sus defectos y faltas para envanecernos; si caen, tendámosles una mano caritativa y discreta; llevemos mutuamente nuestras cargas en el camino de la vida, y entonces, habiendo cumplido la ley de Cristo, sabremos que estamos en él y él en nosotros. Estas inefables palabras, que usó Jesús para indicar su futura intimidad con todo el que comiese la carne del Hijo del Hombre y bebiese su sangre en el banquete divino 5, San Juan, que las refiere, las cita palabra por palabra en sus Epístolas para aplicarlas a los que observan en el Espíritu Santo el mandamiento del amor de los hermanos ¡Ojalá resuene siempre en nuestros oídos esta palabra del Apóstol: Mientras tenemos tiempo, hagamos el bien a todos! Porque llegará el día, y no está lejos, en que el ángel del libro misterioso dejará oír su voz en el espacio y, con la mano levantada al cielo, jurará por Aquel que vive en los siglos sin fin que el tiempo ha terminado \ Y entonces el hombre recogerá con alegría lo que había sembrado con lágrimas-como no se cansó de obrar el bien en las regiones oscuras del destierro, menos se cansará todavía de cosechar sin fin en la clara luz del día de la eternidad. Al cantar el Gradual, pensemos que, si la alabanza agrada al Señor, es a condición de que salga de un alma donde reine la armonía de las virtudes. La vida cristiana, ajustada a los diez mandamientos, es el salterio de diez cuerdas 3, de donde el Espíritu Santo, que es el dedo de Dios, hace subir hacia el Esposo acordes que arroban su corazón.



GRADUAL
Es bueno alabar al Señor: y salmodiar a tu nombre, oh Altísimo. J. Para aclamar por la mañana tu misericordia, y tu verdad por la noche. Aleluya, aleluya. J. Porque el Señor es un Dios grande, es el Rey de toda la tierra. Aleluya.

EVANGELIO
Continuación del santo Evangelio según San Lucas (Luc., VII, 11-16).


En aquel tiempo iba Jesús a una ciudad, que se llama Naím: e iban con El sus discípulos y mucho gentío. Y, al acercarse a la puerta de la ciudad, he aquí que sacaban a un difunto, hijo único de su madre: y ésta era viuda: y venía con ella mucha gente de la ciudad. Cuando la vió el Señor, movido de piedad hacia ella, la dijo: No llores. Y se acercó, y tocó el féretro. (Y se detuvieron los que lo llevaban.) Y dijo: Joven, yo te lo mando: levántate. Y se incorporó el que estaba muerto, y comenzó a hablar. Y se lo dió a su madre. Y se apoderó de todos el temor: y alabaron a Dios, diciendo: Un gran profeta ha surgido entre nosotros: y Dios ha visitado a su pueblo.

LA MUERTE ESPIRITUAL. — Comentando este Evangelio, nos dice San Agustín en la homilía que se lee esta misma noche en Maitines: "Si la resurrección de este joven colma de alegría a la viuda, su madre, nuestra Madre la Santa Iglesia se regocija también todos los días al ver resucitar espiritualmente a los hombres. El hijo de la viuda había muerto de muerte corporal; éstos habían muerto en el alma. Visiblemente, empero, se lloraba la muerte visible del primero, mientras que ni siquiera se advertía la muerte invisible de estos últimos. "Nuestro Señor Jesucristo quería que los milagros que obraba en los cuerpos se interpretasen en un sentido espiritual. No hacía milagros por sólo hacer milagros, sino que deseaba que, al excitar la admiración de los que los veían, a la vez estuviesen llenos de verdad para los que comprendían el sentido. Los que fueron testigos oculares de los milagros de Jesucristo, sin comprender su significado, sin penetrar  que ellos dicen a las almas ilustradas, estos tales sólo han admirado el hecho material del milagro; pero otros han admirado a la vez los hechos y han comprendido su significado. De éstos debemos ser nosotros en la escuela de Jesucristo... "Escuchémosle, pues, y el fruto sea éste: en los que viven, conservar solícitamente la vida, y en los que están muertos, recobrarla lo más pronto posible".

EL BUEN CELO. — Cristianos preservados de la defección por la misericordia del Señor, a nosotros nos toca tomar parte en las angustias de la Iglesia y ayudar en todo las diligencias de su celo para salvar a nuestros hermanos. No basta no ser de los hijos insensatos que son el dolor de su madre y deshonran el seno que los llevó. Aunque no supiésemos por el Espíritu Santo que honrar a su madre es atesorar el solo recuerdo de lo que la costó nuestro nacimiento, nos induciría a no perder ocasión de enjugar sus lágrimas. La Iglesia es la Esposa del Verbo, a cuyas bodas aspiran también nuestras almas; si es cierto que esa unión es la nuestra igualmente, lo debemos probar, como la Iglesia, manifestando en nuestras obras el único pensamiento, el único amor que comunica el Esposo en sus intimidades, porque no tiene otro en su corazón: el pensamiento de restaurar en el mundo la gloria de su Padre, el amor de salvar a los pecadores.

En el Ofertorio cantamos con la Iglesia sus esperanzas cumplidas; no quede nunca muda nuestra boca ante los beneficios del Señor.

OFERTORIO
Esperé con paciencia al Señor, y me miró: y oyó mi súplica: y puso en mi boca un cántico nuevo, un himno a nuestro Dios.

En la Secreta nos ponemos al amparo omnipotente de los divinos misterios.

SECRETA
Guárdennos, Señor, tus misterios; y nos defiendan siempre contra las incursiones diabólicas. Por Nuestro Señor Jesucristo.

En Jesús todo es vida y fuente de vida. Su palabra hizo volver de la muerte al hijo de la viuda de Naím; su carne es la vida del mundo en el pan consagrado, como canta la Antífona de la Comunión.

COMUNION
El pan que yo daré, es mi carne por la vida del mundo.

No será perfecta en nosotros la unión divina mientras el misterio de amor no domine de tal forma nuestras almas y nuestros cuerpos, que sean plena posesión suya y no encuentren ya su dirección más que en El y no en la naturaleza. Esto lo explica y lo pide la Poscomunión.


POSCOMUNION
Suplicamoste, Señor, hagas que la virtud de este don celestial posea nuestras almas y nuestros cuerpos: para que no domine en nosotros nuestro sentido, sino que siempre nos prevenga su efecto. Por Nuestro Señor Jesucristo.