III. LA SANTA MESA.
En adelante, siempre que se celebrase el rito de la Santa Eucaristía, debía usarse una mesa de madera. Con esta orden iba la explicación de Cranmer, la cual, como dice Philip Hughes en su obra definitiva "The Reformation in England" (12), "no deja duda de que una religión había sido sustituida por otra". Las "consideraciones" (13) advierten que: "La forma de una mesa es el uso correcto de la Cena del Señor. Porque el uso de un altar es hacer un sacrificio de esa Cena; mientras que el uso de la mesa es servir a los hombres para que coman en ella. Si nosotros venimos para alimentarnos sobre El, espiritualmente a comer su cuerpo y espiritualmente a beber su sangre, que es el verdadero uso de la Cena del Señor, nadie puede negar que la forma de una mesa es más apta para representar la mesa del Señor; que la forma de un altar" Cranmer trata después de explicarnos por qué conservó la palabra "altar" en su nuevo Prayer Book, y dice que por esa palabra entiende "la mesa en que se distribuye la Santa Comunión", ya que puede llamarse un altar, porque allí se ofrece "nuestro sacrificio de alabanza y de acción de gracias".
El
edicto fue puesto en vigor con suma rigidez.
Cuando
uno de los obispos (14) se resistió a remover los altares en su diócesis, fue
encarcelado y depuesto de su sede. En Londres, las alteraciones fueron
inmediatas y arrolladoras. El obispo, que había sido uno de los capellanes de
Cranmer, determinó hacer una nueva mesa lo más alejada, lo más inaccesible a
los no comunicantes. Una crónica contemporánea (15) nos dice que en la Catedral
de San Pablo, "él removió la mesa a la mitad del coro superior y puso sus
extremos mirando al oriente y al occidente y, después del Credo, extendió un velo
para que nadie pudiese ver a los que recibían la comunión; y cerró las rejas de
hierro del coro, en la parte norte y en la parte sur con ladrillos y argamasa,
para que nadie pudiese quedarse en el coro".
Ya no había Presencia Real,
ni Sacrificio, era lógico que el eliminara los que atendían a los ritos
eucarísticos y no comulgaban en ellos. Por eso
Cranmer, ordenó "que no hubiese celebración de la
Cena del Señor, a no ser que hubiera un buen número de comunicantes con el
sacerdote, a su discreción; y que si no había
más de veinte personas, en la parroquia, de discreción, no habría comunión, a
no ser que cuatro, o tres al menos, comulgasen con el sacerdote. Y, para quitar la superstición, que cualquier persona tenga o
pueda tener en el pan y en el vino, bastará que el pan sea el ordinario para
comer en la mesa con otra comida, aunque sería más conveniente buscar el mejor
y más puro pan de trigo. Y si quedase algo del pan o del vino, el cura se lo
llevará para su propio uso". 116l. (Con cuanto pesar comprobamos que estas reformas dictadas
por un hereje en 1500 se estén aplicando al pie de la letra en estos momentos
ya que, al cambiar el rito del sacrificio de la Misa según el Concilio de
Trento y aplicar el “nuevo rito” están invalidando la Santa Misa, se suprimieron
las misas privadas y, me pregunto, ¿dónde está el famoso ex opere operato propio de la Misa de Siempre? Ahora
NO HAY MISA SINO HAY FIELES QUE COMULGUEN CON EL SACERDOTE negar esta horrible
realidad es no querer aceptar los hechos que, cada día, golpean nuestro
entendimiento y, nos desconciertan. ¿El pan que se utiliza en la misa moderna,
acaso no ha sufrido también alteraciones? ¿Los sacerdotes modernistas en su
afán de emular a Cranmer también utilizan pan ordinario, alguien puede negarlo?
Los ejemplos de esta clase sobran. ¿No es acaso la destrucción del Sacrificio
de la Misa y la invalides de la misa nueva?)
"La última piedra que debía echarse encima del montón, bajo
el cual está escondida la antigua fe de la Santísima Eucaristía -la frase es de
Phillp Hughes fue la prohibición de arrodillarse para recibir la Sagrada
Comunión. (En la “Nueva Misa” gradualmente se suprimió recibir la
comunión de rodillas, luego se dio de pie y en la boca y, últimamente, la
comunión se da de pie y en la mano. Han ido más allá de las reformas de Cramer) ¿Qué era esto sino una idolatría? Una rúbrica fue luego
añadida en el nuevo Prayr'e Book, en la que se explicaba "que no se
pretendía con esto significar que una adoración se daba o se debía dar al pan y
vino sacramental, que materialmente se recibía, o a una real o esencial
presencia del Cuerpo natural o de la Sangre de Cristo, como si estuviesen allí
presentes". (17).
A medida
que el tiempo pasó, la mesa fue más mesa, pudiendo utilizarla para otros fines.
Se dieron explícitas instrucciones para que "la santa mesa”, en cada uno
de los templos, fuese colocada en el lugar que tenían los antiguos altares,
excepción de los casos en que el sacramento de la comunión debía distribuirse.
En estas ocasiones, la mesa debía ser colocada en lugar conveniente dentro del
cancel; para que el ministro pudiese ser oído con más facilidad por los
comunicantes en su oración y la administración. y los comunicantes pudiesen, en
mayor número, comulgar con el dicho ministro.
Y, después de la comunión, la misma “santa mesa” debía ser colocada nuevamente en su lugar". Fueron los puritanos los que, en el siglo siguiente, llevaron a su lógica conclusión el trabajo de Cranmer, no sólo para recibir sentados la comunión, sino para usar la “santa mesa” como un mueble adecuado en el que colocasen sus sombreros.
IV. EL CANON DE LA MISA.
Así pudo
la gente, por medio de esta acción comunitaria, aceptar la idea de que una
simple comida no era un sacrificio y que esas rúbricas no eran otra cosa que
comer un poco de pan ordinario y beber un poco de vino; y que lo que se les
decía era lo que ellos practicaban en memoria, como recuerdo, de algo que
sucedió hace mucho tiempo. (con
esta forma de pensar se elimina el Sacrificio incruento que celebra todos los
días el sacerdote tradicionalista y sobre el Sacrificio Cruento de Jesucristo
en la cruz solo queda un vago recuerdo o “memoria” algo ya pasado sin
trascendencia en la misa Nueva) Y porque estas prácticas y usos tuvieron
mayor impacto que los argumentos teológicos, en la gente inculta, en el corto
reinado de cinco años de la Reina María cuando Inglaterra, por última vez,
volvió a la verdadera, fe, ,el Cardenal Pole insistió en el restablecimiento no
sólo de los altares y de la Misa, sino de las más simples ceremonias que
Cranmer había abolido como el agua bendita, la ceniza, las palmas- "para
observar lo que es el comienzo de la verdadera educación de los hijos de
Dios" y la destrucción de lo que los herejes "hacen el primer punto
en su atentado para destruir la Iglesia" . ( 18).
Pero el
centro de la obra de Cranmer, claro está, fue la base teológica de las nuevas
creencias, traducida a la forma litúrgica. Su versión final de lo que la Misa
había sido y de lo que él quería que fuese en adelante, no era, como insiste
Gregory Dix, un ataque desordenado contra los ritos católicos, sino un eficaz
atentado, puesto en forma litúrgico, para sostener e inculcar la doctrina
herética de la justificación por la sola fe''. (19). Volver a retomar la
doctrina herética de Martin Lutero, sobre la justificación del alma por la sola
fe. “peca mucho, pero cree más” frase típica de este heresiarca.
Y, es considerada, la obra de Cranmer como una obra maestra. La lógica consecuencia de la doctrina básica de los protestantes "de la justificación por la sola fe" ha sido y es la abolición de los sacramentos. Las acciones externas obviamente no pueden ser admitidas como causas en la economía de la gracia. Lutero, claro está, vio esto, desde el principio, y suprimió los cinco (más pequeños sacramentos, al mismo tiempo que atacaba la comunión bajo una especie, la transubstanciación, la doctrina del Sacrificio eucarístico, quitando su valor y verdadero sentido al bautismo y a la comunión, que él no podía negar, ya que indudablemente están mandados estos sacramentos en el Nuevo Testamento. No siendo posible el librar a la cristiandad de estos actos externos, del bautismo y la comunión, era necesario vaciarlos de todo sentido inteligible. En este punto, todas las sectas protestantes estaban de acuerdo, así los zwinglios, como los calvinistas y los luteranos.
Cranmer
aceptó, como estaba obligado a hacerlo, con la lógica de Zwinglio, que "la
doctrina 'Sola fides iustificat' es el fundamento y el principio para negar la
Real Presencia del Cuerpo y Sangre de Cristo en el Sacramento" (2º) y,
como lo hemos visto, él decidió atacar la Misa, con la misma vehemencia que
Lutero, en su famosa profesión de fe: "Yo declaro que todos los
prostíbulos, (aunque Dios los ha reprobado con tanta severidad, todos los
homicidios, los crímenes de sangre, los robos y adulterios han hecho menos daño
que la abominación de la Misa popal". (21).
La
alternativa de Cranmer en relación a la Misa se ve claramente en sus dos Prayer
Book, el de 1549 y el de 1552. Como los posteriores ingenieros de los cambios,
él pensó más convenientemente no hacer de una vez todas las mudanzas, para no
provocar la oposición, pero no hay duda alguna que la versión de su liturgia de
1552 estaba en su mente desde el principio; y "ya que ese Prayer Book de
1552 todavía nos da la estructura total de la presente liturgia anglicana y un
noventa y cinco por ciento de, sus mismas palabras" (22), solamente
tomaremos en cuenta aquí esta liuturgia de 1552.
Queremos
recordar aquí, sin comentarios, unas palabras, que, en su Carta Pastoral del
12, de octubre de 1969, escribió el Cardenal Heenan: "¿Por qué la Misa ha
sufrido cambios últimamente? Aquí está la respuesta: “Hubiera sido poco menos que imposible introducir
de una vez todos los cambios. Obviamente era más prudente hacer cambios gradual
e imperceptiblemente. Si todos los cambios se hubieran hecho de una sola vez,
vosotros hubierais quedado conmocionados". Impactantes palabras de este Cardenal que dan
mucho a penar actualmente cuando estos cambios los vemos tan patentes en la
“Misa Nueva.”
Volvamos
a Cranmer. El Canon quedó dividido en tres partes, que son: a) La Oración de la
Iglesia Militante. b) La Oración de la Consagración. Y c) La Oración de la
Oblación. Hablando de un modo general, la primera oración corresponde a las
oraciones Te igitur; Memento, Domine y Comunicantes. la segunda a Hanc igitur,
Quam Oblationem y Qui pridie; y la tercera, Unde et memores, Supra quae, y
Suplices te rogamus. (No
hay paralelo en las Oraciones Memento etiam, Nobis quoque peccatoribus y per quem. Para apreciar exactamente lo que hizo Cranmer, debemos considerar detalladamente esas tres partes de su Canon.
REFERENCIAS:
12.-"Original
Letters" 11, John ab Ulmis a Bullinger.
13.-"Reasons
Why the Lard's Board should rather be after.
- the
form of a Table, than of an Altar". Parker Society- Cranmer 11.
.14.-George
Doy cf chichester.
15.Wriothesley.
,
16.-Rubrics
ot end of 1552 Proyer Book.
17.-Tha
"Block Rubric" - 1552 Proyer Boo.
1
B.-Sermón de Pole, en 1557, "The Reformation in England"
por
Philip Hughes, vol. 11, pp. 246-253.
19.-"The
Shape of the Liturgy" - Dix p. 672.
20.-Letters
of Stephen Gardiner, p. 277.
21.-:-Werke,
XV, p: 773.
22.-Opus
cit. p. 668 - Dix. .'
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