La
existencia en Ucrania de dos culturas –una supuestamente europea y
otra rusa– esa una singularidad que proporciona a Washington
un terreno de maniobra contra Moscú. Hace semanas que resuenan los
tambores de la guerra. Pero ninguno de los aliados de Washington quiere
morir por Kiev ni inmolarse contra Rusia.
Las fuerzas armadas de Estados Unidos
1- Les anglosajones ven a los rusos como un enemigo hereditario. Los consideran gente despreciable y destinada, desde los tiempos de Otón I –en el siglo X–, a ser esclavos, como lo indica el término utilizado para denominarlos (en inglés, la palabra slave designa tanto a los esclavos como a los pueblos que pertenecen a la etnia eslava). En el siglo XX, los anglosajones estaban contra la URSS, supuestamente porque esta era comunista; ahora están contra Rusia… sin saber por qué.
2-
Segundo adversario para los anglosajones: los enemigos que
ellos mismos crearon al desatar contra ellos una «guerra
sin fin», desde el 11 de septiembre de 2001. Se trata
de las poblaciones del Medio Oriente ampliado (o Gran Medio Oriente), región
donde los anglosajones vienen destruyendo desde entonces
los Estados de sus diferentes países, sin importar que sean aliados
o adversarios, para hacerlos «regresar a la edad de piedra» y poder
explotar así las riquezas de esa región, siguiendo la estrategia
Rumsfeld/Cebrowski [1].
3-
Tercer adversario: China, cuyo desarrollo económico puede relegarlos al
segundo lugar. Los anglosajones estiman no tener más opción que
la guerra. Al menos eso es lo que piensan sus politólogos, que
hablan incluso de la «trampa de Tucídides», en referencia
a la guerra que, por razones similares, se libró entre Esparta
y Atenas [2].
4- Los
diferendos con Irán y Corea del Norte vienen sólo mucho después
en relación con los 3 que acabamos de enumerar.
La Orientación
Provisional sobre Seguridad Nacional de Joe Biden [3] y la Evaluación Anual de Amenazas [4] elaborada por su Comunidad de Inteligencia así
lo remachan constantemente desde diferentes puntos de vista.
Librar
tres guerras a la vez resultaría extremadamente difícil, así que
el Pentágono busca actualmente cómo jerarquizar las prioridades y emitirá
su informe al respecto en junio. El más profundo secreto
rodea el trabajo de la comisión encargada de esa evaluación.
Ni siquiera se conoce quiénes la componen. A pesar
de ello, la administración ya está focalizándose contra Rusia.
Sin
importar que seamos independientes o sumisos a Estados Unidos tenemos que
dejar de mirar para otro lado. Los Estados Unidos de América
no tienen otro objetivo que destruir la cultura rusa, destruir las
estructuras de los Estados en los países árabes y,
a la larga, destruir la economía china. Absolutamente
nada de esto está relacionado con la defensa legítima del pueblo de
Estados Unidos.
No hay
ninguna otra manera de explicar por qué Estados Unidos dedica a
sus ejércitos sumas tan astronómicas que sobrepasan varias veces los
presupuestos militares de aquellos que Washington presenta como «amigos»
o «enemigos». Según el Institute for Strategic Studies de
Londres, el presupuesto militar de Estados Unidos es al menos
igual a la suma de los presupuestos de los 15 países
más armados del mundo [5].
Fuente:
Institute for Strategic Studies
Estados Unidos está inquieto ante la recuperación de Rusia. Después de haber registrado una brutal caída de la esperanza de vida –que disminuyó en al menos 5 años entre 1988 y 1994– Rusia recuperó y sobrepasó ampliamente –en más de 12 años– la esperanza de vida registrada en tiempos de la Unión Soviética, aunque la esperanza de vida saludable de los rusos todavía es una de las más bajas de Europa. La economía rusa está diversificándose, principalmente en el sector agrícola, pero Rusia sigue dependiendo de sus exportaciones energéticas. Las fuerzas armadas de la Federación Rusa se han renovado, su complejo militaro-industrial es más eficiente que el del Pentágono y Rusia ha adquirido una importante experiencia militar en Siria.
Washington
ve la construcción del gasoducto Nord Stream 2 como
una amenaza porque liberaría a Europa occidental de su actual dependencia
del petróleo estadounidense.
Al mismo tiempo,
el regreso de Crimea a la Federación Rusa y una posible reincorporación
del Donbass son en parte un golpe para la dependencia
de Ucrania del Imperio estadounidense –Crimea y el Donbass no son de
cultura occidental.
Último
factor, la presencia militar rusa en Siria frena el proyecto
estadounidense de destrucción política contra los pueblos de la región.
“Si quieres matar a tu perro,
di que tiene rabia”
No cabe duda de que fue el presidente Joe Biden quien abrió las hostilidades al calificar al presidente ruso de «asesino». Antes de Biden, las dos superpotencias nunca habían intercambiado injurias, ni siquiera en tiempos de las acusaciones sobre el Gulag. Su interlocutor le respondió cortésmente y le propuso un debate público, que Joe Biden rechazó.
Estados
Unidos ve el mundo sólo a corto plazo. Ese país
no se percibe a sí mismo como responsable de su legado.
Para Washington, los “pérfidos” rusos han
amontonado más de 100 000 hombres cerca de Ucrania y
se disponen a invadirla, como hicieron los soviéticos
en Polonia, Hungría y Checoslovaquia. Sólo que, en aquella época,
no se trataba de Rusia sino de la URSS, y en Moscú
no regía la doctrina de Putin sino la doctrina Breznev y
el propio Breznev no era ruso… era ucraniano.
Al
contrario de los estadounidenses, los rusos sí tiene una visión del mundo
a largo plazo. Para ellos, los bárbaros estadounidenses han venido
poniendo en peligro el equilibrio de las potencias desde los
atentados del 11 de septiembre de 2001. Inmediatamente después, el 13 de
diciembre de 2001, el presidente George Bush hijo anunció que
Estados Unidos se retiraba del Tratado sobre Misiles Antibalísticos
(el Tratado ABM). Después, Estados Unidos incorporó a la OTAN
–uno por uno– prácticamente todos los antiguos miembros del
desaparecido Pacto de Varsovia y de la extinta Unión Soviética,
violando así el compromiso que Washington había contraído antes de la
disolución de la URSS. Esta política fue confirmada en 2008, en
la Declaración de Bucarest [6].
Todo el
mundo conoce la particularidad de Ucrania, con una cultura occidental en
su parte oeste y una cultura rusa en el este. Ucrania
se mantuvo políticamente congelada durante 15 años, hasta que
Washington organizó allí una seudo revolución y puso a sus títeres en
el poder –títeres que son neonazis [7].
Moscú reaccionó con suficiente rapidez y la población de Crimea
proclamó su independencia y decidió [por vía de referéndum] reincorporar
ese territorio a la Federación Rusa. Pero Moscú vaciló en cuanto a
qué hacer sobre el Donbass y desde entonces se ha limitado
a entregar pasaportes rusos a los habitantes de esa región, que ven
en Rusia su única esperanza.
La administración Biden
Desde que era senador, el hoy presidente Joe Biden se dio a conocer presentando al Senado las disposiciones legislativas concebidas por el Pentágono. Ya como presidente, Biden se ha rodeado de neoconservadores. Nunca nos cansaremos de recordar esto: los neoconservadores son militantes trotskistas reclutados por el presidente republicano Ronald Reagan, y desde entonces siempre se han puesto del lado del poder, exceptuando el paréntesis del presidente jacksoniano Donald Trump. El hecho es que los neoconservadores han cambiado constantemente de bando, poniéndose lo mismo del lado del Partido Republicano que del lado del Partido Demócrata, pero siempre del lado del poder.
Durante
la «revolución de color» de la plaza Maidán –en 2013-2014–, Joe Biden, quien era entonces vicepresidente de la
administración Obama, defendió apasionadamente a los neonazis ucranianos,
agentes de las redes stay-behind de la OTAN [8].
Biden dirigió entonces las operaciones
en Kiev con una colaboradora del Departamento de Estado, Victoria Nuland (el esposo de Victoria Nuland, Robert Kagan, es uno de los fundadores del Project
for a New American Century, el órgano encargado de recoger fondos para el
republicano George Bush hijo).
Ahora,
en 2021, el presidente Biden ha decidido nombrar a Victoria Nuland
secretaria de Estado adjunta. En tiempos de la administración
Obama, Victoria Nuland contó con la colaboración del entonces embajador de
Estados Unidos en Ucrania, Geoffrey Pyatt,
hoy embajador en Grecia. En cuanto al hoy secretario
de Estado de Joe Biden, Antony Blinken, hay que
destacar que es juez y parte ya que es de origen ucraniano
por parte de madre. Aunque Blinken fue educado en París por el
segundo esposo de su madre –el abogado Samuel Pisar, quien fue
consejero del presidente Kennedy–, el hoy secretario de Estado es de
pensamiento neoconservador.
La preparación del enfrentamiento contra Rusia
A mediados de marzo de 2021, Estados Unidos organizó con sus socios de la OTAN las maniobras Defender-Europe 21, que continuarán hasta junio. Se trata de retomar el megaejercicio Defender-Europe 20, cuya envergadura y duración se vieron finalmente limitadas debido a la epidemia de Covid-19. Defender-Europe 21 es un gigantesco despliegue de tropas y material de guerra en la realización de un simulacro de enfrentamiento contra Rusia. Todo eso se desarrolla al mismo tiempo que un ejercicio con bombarderos estratégicos en Grecia, en presencia del ya mencionado embajador estadounidense Geoffrey Pyatt.
El 25 de
marzo, el presidente ucraniano Volodimir Zelenski publicó la nueva Estrategia
de Seguridad ucraniana [9], precisamente 3 semanas
después de que el presidente Biden publicara la de
Estados Unidos.
En
respuesta a la OTAN, Rusia emprendía entonces sus propios ejercicios
militares en su frontera occidental, incluyendo su frontera
con Ucrania, y enviaba además tropas adicionales a Crimea e incluso
a Transnistria.
El 1º de
abril, el secretario de Defensa de Estados Unidos telefoneó a
su homólogo ucraniano sobre un posible incremento de la tensión
con Rusia [10].
El presidente ucraniano Volodimir Zelenski hizo entonces una declaración
en la cual dijo estar vigilando los ejercicios rusos y afirmó que
estos podían ser provocaciones [11].
El 2 de
abril, el Reino Unido organizó una reunión de sus ministerios de Defensa y
de Exteriores con los de Ucrania, bajo la dirección del ministro
británico Ben Wallace [12],
quien estuvo particularmente activo en el conflicto del Alto Karabaj [13]).
El 2 de
abril, el presidente Biden llamó al presidente ucraniano para
garantizarle su apoyo contra Rusia. Según el Atlantic Council,
Biden anunció al presidente ucraniano su decisión de entregarle
un centenar de aviones de combate (F-15 y F-16)
y un avión de vigilancia radioelectrónica E-2C, actualmente
estacionados en la base aérea de Davis-Monthan [14].
El 4 de
abril, el presidente de la Comisión de la Cámara de Representantes
estadounidense para las fuerzas armadas –Adam Smith, del Partido Demócrata–
negociaba con parlamentarios ucranianos fuertes subvenciones para el ejército
de Ucrania a cambio del posicionamiento ucraniano contra el
gasoducto Nord Stream 2 [15].
El 5 de abril, el presidente ucraniano Volodimir Zelenski hizo una visita relámpago a Qatar. Oficialmente fue para desarrollar las relaciones comerciales con Qatar, el principal proveedor de armas de los yihadistas. Según nuestras informaciones, en ese viaje se habló de un eventual financiamiento de combatientes. Entre los acompañantes del presidente ucraniano estaba Yuriy Gusev, el director general de la industria militar Ukroboronprom. Fue este personaje quien envío misiles antiaéreos a los terroristas del Emirato Islámico (Daesh), por orden de Qatar [16].
El 6 de
abril, Lituania, que en el pasado protegía el oeste de Ucrania
dentro de su propio imperio, fue informada sobre la situación militar
durante un contacto entre su ministro de Defensa y su homólogo
ucraniano [17].
El 9 de
abril, en cumplimiento de la Convención de Montreux, el Pentágono
comunicó a Turquía su intención de hacer transitar buques de guerra
a través de los estrechos de los Dardanelos y del Bósforo.
El 10 de
abril, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan recibió en Estambul
al presidente ucraniano Zelenski, supuestamente en el marco de
consultas regulares entre Turquía y Ucrania [19].
Contando ya con la luz verde de Qatar, Turquía –país miembro de
la OTAN– inició de inmediato el reclutamiento de yihadistas de
diversas nacionalidades presentes en Siria para enviarlos a luchar en
el Donbass (este de Ucrania). Instructores militares turcos llegaron
rápidamente al puerto de la ciudad de Mariupol, donde ya tiene
su sede la Brigada Islamista Internacional [20],
creada por el presidente turco Erdogan y su homólogo ucraniano de
aquella época, Petro Porochenko, con tártaros que siguen órdenes de
Estados Unidos, para utilizarlos contra Rusia.
Actuando
con toda lógica, la Federación Rusa enviaba tropas a su frontera
con Ucrania. Los otros miembros de la Organización para la Seguridad
y la Cooperación en Europa (OSCE) solicitaron a Moscú explicaciones
sobre sus maniobras y recibieron respuestas evasivas. El Documento
de Viena, de 1999, estipula que los Estados miembros de la OSCE
deben proporcionarse entre sí las indicaciones necesarias sobre los
movimientos de sus tropas y material de guerra. Pero es sabido
que los rusos no funcionan como los occidentales –informan a
su opinión pública y sus socios o interlocutores sólo cuando han
terminado sus despliegues.
Dos días
después, el G7 publicaba una declaración sobre los movimientos rusos… pero
sin mencionar los despliegues de la OTAN y Turquía.
El G7 elogiaba además la contención de Ucrania y exigía a Rusia
«poner fin a sus provocaciones» [21].
El 13 de
abril, en ocasión de la reunión de los ministros de Exteriores de los
países miembros de la OTAN con la Comisión Ucrania/OTAN,
Estados Unidos recurrió a la “artillería pesada” invitando a todos los
miembros de la alianza atlántica –donde nadie quiere morir sólo
porque los ucranianos no logran divorciarse– a aportar su apoyo
a Kiev y a denunciar la «escalada» de Rusia [22].
El secretario de Estado de Biden, Antony Blinken, tuvo una
larga reunión con el ministro ucraniando de Exteriores, Dimitro
Kuleba [23].
Washington bogaba inexorablemente hacia la guerra.
Súbitamente,
el presidente Joe Biden distendió la atmósfera telefoneando
al presidente ruso Vladimir Putin. Le propuso un
encuentro cumbre –aunque antes había rechazado con desdén la propuesta
de Putin de proceder a un debate público, propuesta que Putin emitió
después del insulto público proferido por Biden [24].
Después de esa iniciativa, parecía posible evitar la guerra.
Sin
embargo, el 14 de abril, el secretario de Estado Blinken convocó a los
principales aliados de Estados Unidos –Alemania, Francia, Italia y Reino
Unido– para movilizarlos [25].
El 15 de
abril, el presidente Joe Biden expuso su visión del conflicto, expulsó
10 diplomáticos rusos y adoptó sanciones contra Rusia, acusándola
no sólo de haber ofrecido primas por matar soldados estadounidenses
en Afganistán sino también de haber atacado los sistemas informáticos del
gobierno de Estados Unidos utilizando un programa informático de
SolarWinds [26].
Como era
previsible, Rusia expulsó un número similar de diplomáticos estadounidenses.
Pero además tendió una trampa a un diplomático ucraniano, al que
arrestó en flagrante delito de espionaje, en posesión de documentos rusos
clasificados como secreto militar.
Siguiendo
siempre la misma línea, el presidente ucraniano Zelenski se reunió
con el presidente francés Emmanuel Macron y con la canciller alemana
Angela Merkel. Estos últimos deploraron la «escalada rusa»… pero
se mostraron evasivos en cuanto a qué pasará en
lo inmediato. En definitiva, si Estados Unidos
y Rusia van a conversar… es demasiado temprano para ir a morir
por Kiev.
[2] Destined for War: Can America and China Escape Thucydides’s Trap?, Graham Allison, Houghton Mifflin Harcourt, 2017.
[3] Interim National Security Guidance, White House, 3 de marzo de 2021. «La estrategia de seguridad nacional del presidente Joe Biden», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 6 de abril de 2021.
[4] Annual Threat Assessment of the US Intelligence Community, Director of National Intelligence, 9 de abril de 2021.
[5] The Military Balance 2021, Institute for Strategic Studies, Routledge, 2021.
[6] «Déclaration du Sommet de l’Otan à Bucarest», OTAN, 3 de abril de 2008.
[7] «¿Quiénes son los nazis en el gobierno ucraniano?», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 3 de marzo de 2014.
[8] Les Armées Secrètes de l’OTAN, Danièle Ganser, Ed. Demi-Lune (2003). Disponible en español, por episodios, en Red Voltaire a partir de “Los ejércitos secretos de la OTAN (I) Cuando el juez Felice Casson reveló la existencia de Gladio…”.
[9] Decreto Presidencial 121/2021.
[10] “Readout of Secretary of Defense Lloyd J. Austin III’s Call With Ukrainian Minister of Defence Andrii Taran”, US Department of Defense, 2 de abril de 2021.
[11] “Zelensky on Russian troops near border: Ukraine is ready for any provocations”, Ukrinform, 2 de abril de 2021.
[12] “UK defense secretary initiates talks with Taran due to escalation in eastern Ukraine”, Ukrinform, 2 de abril de 2021.
[13] «Victoria de Londres y Ankara en el Alto Karabaj, derrota para Soros y los armenios», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 24 de noviembre de 2020.
[14] “U.S. Should Provide Lend-Lease Type of Aid Package for Ukraine to Help it Upgrade its Air Force – Atlantic Council”, Defense Express, 7 de abril de 2021.
[15] “Arakhamiya, Congressman Smith discuss expanding military support for Ukraine”, Ukrinform, 5 de marzo de 2021.
[16] «Qatar y Ucrania acaban de entregar misiles antiaéreos Pechora-2D al Emirato Islámico», por Andrei Fomin, Oriental Review (Rusia), Red Voltaire, 23 de noviembre de 2015.
[17] “Ukrainian, Latvian defense ministers discuss security situation on Ukraine’s borders”, Ukrinform, 7 de abril de 2021.
[18] «Visite du président du Comité militaire de l’OTAN en Ukraine», OTAN, 6 de abril de 2021.
[19] «Turquía recluta yihadistas para enviarlos a Ucrania», Red Voltaire, 16 de abril de 2021.
[20] «Ucrania y Turquía han creado una brigada internacional islámica contra Rusia», por Thierry Meyssan, Televisión nacional siria, (Red Voltaire, 15 de agosto de 2015.
[21] «Déclaration du G7 sur l’Ukraine», Réseau Voltaire, 12 de abril de 2021.
[22] «La Commission OTAN-Ukraine se penche sur l’état de la sécurité en Ukraine», Réseau Voltaire, 13 de abril de 2021.
[23] «Rencontre d’Antony Blinken et Dmytro Kouleba», Estados Unidos (Department of State), Réseau Voltaire, 13 de abril fr 2021.
[24] «Conversación telefónica entre Joe Biden y Vladimir Putin», Estados Unidos (White House), Réseau Voltaire, 13 de abril de 2021.
[25] «Réunion des principaux alliés sur l’Ukraine», Estados Unidos (Department of State), Réseau Voltaire, 14 de abril de 2021.
[26] “Remarks on Russia”, por Joseph R. Biden Jr., Voltaire Network, 15 de abril de 2021.
No hay comentarios:
Publicar un comentario