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miércoles, 22 de julio de 2020

EL SERCRETO ADMIRABLE DEL SANTÍSIMO ROSARIO. San Luis María Grignion de montfor

LA SANTISIMA VIRGEN Y SANTO DOMINGO,ORIGEN DEL ROSARIO

Tercera Decena
Excelencia del Santo Rosario en la meditación de la vida y pasión de Nuestro Señor
Jesucristo

21a Rosa

Los quince misterios del Rosario.
60) Misterio es una cosa sagrada y difícil de comprender. Las obras de Jesucristo son todas sagradas y divinas, porque es Dios y hombre al mismo tiempo. Las de la Santísima Virgen son muy santas, porque es la más perfecta de las puras criaturas. Se llaman, con razón, las obras de Jesucristo y de su Santa Madre, misterios, porque están repletas de maravillas, de perfecciones e instrucciones profundas y sublimes, que el Espíritu Santo descubre a los humildes y a las almas sencillas que les honran.
También pueden llamarse las obras de Jesús y María flores admirables, cuyo olor y hermosura sólo conocen quienes se acercan a ellas, las olfatean y las abren por medio de una atenta y seria meditación.
61) Santo Domingo dividió la vida de Jesucristo y la de la Santísima Virgen en quince misterios que nos representan sus virtudes y principales acciones, como quince cuadros cuyos trazos deben servirnos de regla y ejemplo para la dirección de nuestra vida. Son quince antorchas para guiarnos en este mundo, quince espejos ardientes para conocer a Jesús y María, para conocernos a nosotros mismos y para encender el fuego de su amor en nuestros corazones, quince hogueras para consumirnos completamente con sus celestes llamas.
La Santísima Virgen enseñó a Santo Domingo este excelente método de orar y le ordenó predicarlo para despertar la piedad de los cristianos y hacer revivir el amor de Jesucristo en sus corazones. También lo enseñó al Beato Alano de la Roche. "Es una oración muy útil -le dijo-, es un obsequio que me agrada mucho, el rezo de ciento cincuenta salutaciones angélicas. Y lo
es aún más, y harán aún mucho mejor, quienes recen las salutaciones meditando la vida, pasión y gloria de Jesucristo, porque esta meditación es el alma de tales oraciones." En efecto, el Rosario, sin meditar los misterios de nuestra salvación, sería casi como un cuerpo sin alma, una excelente materia, sin su forma que es la meditación, que lo distingue de las demás devociones.
62) La primera parte del Rosario se compone de cinco misterios; el primero es el de la Anunciación del Arcángel Gabriel a la Santísima Virgen, el segundo el de la Visitación de la Santísima Virgen a Santa Isabel, el tercero es el de la Natividad de Jesucristo, el cuarto el de la Presentación del Niño Jesús en el templo y la purificación de la Santísima Virgen, el quinto el del Encuentro de Jesús en el templo entre los doctores. Se llaman misterios gozosos a causa del gozo que proporcionaron a todo el universo. La Santísima Virgen y los ángeles fueron llenos de júbilo en el dichoso momento de la Encarnación. Santa Isabel y San Juan Bautista se colmaron de alegría con la visita de Jesús y María. El cielo y la tierra celebraron el nacimiento del Salvador. Simeón fue consolado y regocijado cuando recibió a Jesús en sus brazos. Los doctores estaban arrebatados de admiración al oír las respuestas de Jesús; y ¿quién podrá expresar la alegría de María y de José al encontrar a Jesús después de tres días de ausencia? 63) La segunda parte del Rosario se compone también de cinco misterios, que se llaman misterios dolorosos, porque nos representan a Jesucristo abrumado de tristeza, cubierto de llagas, cargado de oprobios, de dolores y de tormentos. El primero de estos misterios es el de la oración de Jesús y su Agonía en el Huerto de los Olivos, el segundo su Flagelación, el
tercero su Coronación de espinas, el cuarto el de la Cruz a cuestas y el quinto el de la Crucifixión y muerte sobre el Calvario.
64) La tercera parte del Rosario contiene otros cinco misterios, llamados gloriosos, porque contemplamos en ellos a Jesús y María en el triunfo y en la gloria. El primero es el de la
Resurrección de Jesucristo, el segundo su Ascensión, el tercero el de la Venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles, el cuarto la gloriosa Asunción de la Virgen y el quinto su Coronación.
He ahí las quince olorosas flores del rosal místico, sobre las cuales las almas piadosas se detienen como diligentes abejas, para recoger el jugo admirable y producir la miel de una sólida devoción.
22a Rosa
La meditación de los misterios nos conforma a Jesús.

65) El principal cuidado del alma cristiana es caminar hacia la perfección. "Sed fieles imitadores de Dios, como hijos suyos queridísimos que sois", nos dice el gran Apóstol (1). Esta obligación está comprendida en el decreto eterno de nuestra predestinación como el único medio debidamente ordenado para conseguir la gloria eterna. San Gregorio de Nisa dice gráficamente que somos pintores. Nuestra alma es el lienzo sobre el cual debemos aplicar el pincel; las virtudes son los colores que deben prestarle belleza; y el original que debemos copiar es Jesucristo, imagen viva que representa perfectamente al Padre eterno. De modo que, así como un pintor, para hacer un retrato al natural, pone el original ante sus ojos y a cada pincelada vuelve a mirarlo, del mismo modo el cristiano debe tener siempre ante sus ojos la vida y las virtudes de Jesucristo, para no decir, hacer ni pensar nada sino conforme a Él.
66) Para ayudarnos en la obra importante de nuestra predestinación, la Santísima Virgen ordenó a Santo Domingo exponer a los fieles que recen el Rosario los misterios sagrados de la vida de Jesucristo, no solamente para que le adoren y glorifiquen, sino principalmente para que regulen su vida y sus acciones con sus virtudes. Ahora bien, de igual manera que los hijos llegan a imitar a sus padres viéndoles y conversando con ellos y aprenden su lengua oyéndoles hablar, como un aprendiz consigue dominar su arte viendo trabajar a su maestro, así también los fieles cofrades del Rosario, considerando seria y devotamente las virtudes de Jesucristo en los quince misterios de su vida, se hacen semejantes a su Maestro divino, con el auxilio de su gracia y por la intercesión de la Santísima Virgen.
67) Si Moisés ordenó al pueblo hebreo de parte de Dios mismo que jamás olvidase los beneficios de que había sido colmado, con mayor razón el Hijo de Dios puede mandarnos que grabemos en nuestro corazón y tengamos constantemente ante nuestros ojos los misterios de su vida, de su pasión y de su gloria, puesto que son beneficios con que Él nos ha favorecido y con los cuales mostró el exceso de su amor por nuestra salvación. "¡Oh vosotros que pasáis por el camino, mirad y ved si hay dolor comparable a mi dolor, que sufro por vosotros (2)!
Acordaos de mi pobreza y vida errante, del ajenjo y amargor que sufrí por vosotros en mi pasión (3)."
Estas palabras y muchas otras que pudiéramos recordar, nos convencen sobradamente de la obligación en que estamos de no contentarnos con rezar vocalmente el Rosario en honor de
Jesucristo y de la Santísima Virgen, sino ir meditando al mismo tiempo sus misterios sagrados.

23a Rosa
El Rosario, memorial de la vida y muerte de Jesús.

68) Jesucristo, el divino esposo de nuestras almas, nuestro dulcísimo amigo, desea que recordemos sus beneficios y los estimemos sobre todas las cosas. Tiene gloria accidental, como también la Santísima Virgen y todos los santos del cielo, cuando meditamos con afectuosa devoción los misterios sagrados del Rosario, que son los más visibles efectos de su amor a nosotros y los más ricos presentes que pudo hacernos, pues por ellos gozan de la gloria la Santísima Virgen y todos los santos.
La Beata Ángela de Foligno pidió un día a Nuestro Señor que le indicara con qué ejercicio podía honrarle más. Y apareciéndosele en la Cruz, le dijo: "Hija mía, contempla mis llagas."
Aprendió de este amable Salvador que nada le es más agradable que la meditación de sus sufrimientos. Después le descubrió las heridas de su cabeza y varias circunstancias de sus tormentos y le dijo: "He sufrido todo esto por tu salvación, ¿qué podrías hacer que iguale mi amor por ti?"
69) El Santo Sacrificio de la Misa honra infinitamente a la Santísima Trinidad, porque representa la pasión de Jesucristo y por medio de ella ofrecemos los méritos de su obediencia, de sus sufrimientos y de su sangre. Toda la corte celestial recibe con la Santa Misa gloria accidental, y varios doctores, con Santo Tomás, nos dicen, por la misma razón, que el cielo se alegra de la Comunión de los fieles, porque el Santísimo Sacramento es un memorial de la pasión y muerte de Jesucristo, y por él participan los hombres de estos frutos y adelantan en el negocio de su salvación.
Ahora bien, el Rosario -rezado con la meditación de los misterios sagrados- es un sacrificio de alabanzas a Dios por el beneficio de nuestra Redención y un devoto recuerdo de los sufrimientos, muerte y gloria de Jesucristo. Es, pues, cierto que el Rosario causa gloria, alegría accidental a Jesucristo, a la Santísima Virgen y a todos los bienaventurados, porque no desean más, para nuestra dicha eterna que vernos ocupados en un ejercicio tan glorioso para nuestro Salvador y tan saludable para nosotros.
70) Nos asegura el Evangelio que un pecador que se convierte y hace penitencia causa alegría a todos los ángeles. Si es suficiente para alegrar a los ángeles que un pecador deje sus pecados y haga penitencia, ¿qué alegría, qué júbilo será para toda la corte celestial, qué gloria para el mismo Jesucristo, vernos en la tierra meditar devotamente y con amor sus abatimientos, sus tormentos y su muerte cruel e ignominiosa? ¿Hay nada más eficaz para tocarnos y llevarnos a sincera penitencia?
El cristiano que no medita los misterios del Rosario demuestra gran ingratitud hacia Jesucristo y la poca estima que hace de cuanto el divino Salvador ha sufrido por la salvación del mundo.
Su conducta parece decir que desconoce la vida de Jesucristo, que pone poco cuidado en aprender lo que ha hecho, lo que ha sufrido para salvarnos. Este cristiano puede temer que, no habiendo conocido a Jesucristo, o habiéndole olvidado, lo rechace el día del juicio con este reproche: "En verdad te digo que no te conozco" (4).
Meditemos, pues, la vida y sufrimientos del Salvador durante el Santo Rosario, aprendamos a conocerle y reconocer sus beneficios para que Él nos reconozca como hijos y amigos suyos en el día del juicio.

2 comentarios:

  1. Santísimo
    Dios le pagué Padre Rafael

    después de la Santa Misa la oración perfecta el rezó del Santo Rosario en ella con la gracia de Dios ejecutaremos las cinco fórmulas de la oración
    Rezar,Orar,Meditar, contemplar,Adorar
    En el Santo Rosario esta el compendio de nuestra Fe

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  2. Que hermoso saber esto para asi con mas debocion aser el santo Tosari

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