Ahora
bien, esto es indiferentismo en estado puro. Francisco valoriza así el pretendido
aporte social de todas las «grandes tradiciones religiosas» tanto como la
falaz «neutralidad»
del Estado respecto a la revelación divina y a la enseñanza de la Iglesia. Para
refutar semejantes impiedades, baste con leer someramente cualquier documento
magisterial comprendido entre la Revolución de 1789 y el Concilio Vaticano II,
en especial Immortale Dei, de León XIII y Quas Primas, de Pío XI.
Cito un breve pasaje de la encíclica leonina de 1885:
«Constituido sobre estos principios, es evidente que el Estado tiene
el deber de cumplir por medio del culto público las numerosas e importantes
obligaciones que lo unen con Dios. La razón natural, que manda a cada hombre
dar culto a Dios piadosa y santamente, porque de El dependemos, y porque,
habiendo salido de El, a El hemos de volver, impone la misma obligación a la
sociedad civil. […]El Estado tiene la estricta obligación de admitir el culto
divino en la forma con que el mismo Dios ha querido que sele venere. Es, por
tanto, obligación grave de las autoridades honrar el santo nombre de Dios.
Entre sus principales obligaciones deben colocar la obligación de favorecer la
religión, defenderla con eficacia, ponerla bajo el amparo de las leyes, no
legislar nada que sea contrario a la incolumidad de aquélla16.» § 3
Y he
aquí otra cita, esta vez de la encíclica por la cual Pío XI instituyó la
solemnidad de Cristo Rey en 1925:
«La celebración de esta fiesta, que se renovará cada año, enseñará
también a las naciones que el deber de adorar públicamente y obedecer a Jesucristo
no sólo obliga a los particulares, sino también a los magistrados y
gobernantes. A éstos les traerá a la memoria el pensamiento del juicio final,
cuando Cristo, no tanto por haber sido arrojado de la gobernación del Estado
cuanto también aun por sólo haber sido ignorado o menospreciado, vengará
terriblemente todas estas injurias; pues su regia dignidad exige que la
sociedad entera se ajuste a los mandamientos divinos y a los principios
cristianos, ora al establecer las leyes, ora al administrar justicia, ora
finalmente al formar las almas de los jóvenes en la sana doctrina y en la
rectitud de costumbres17.» § 33
Para
cualquier lector intelectualmente honesto, estos dos breves fragmentos bastan
para comprobar no solamente la impostura bergogliana, contenida en sus
declaraciones sobre la laicidad, sino, sobre todo, la de la declaración
conciliar Dignitatis Humanae, que
contradice de manera flagrante la doctrina católica en la materia. Y cuando se
piensa que es con el fin de aplicar la doctrina novadora de Dignitatis Humanae que el Vaticano reclamó a los
Estados que eran aún católicos, como Italia y España, que se avinieran a firmar
nuevos concordatos, lo que equivale ni más ni menos que a una demanda formal de
apostasía de la religión católica, uno toma conciencia de la gravedad de la
crisis actual, de la cual Francisco no es sino el digno heredero y el último de
los artífices.
El
martes primero de marzo de 2016 Francisco recibió a los Poissons Roses,
socialistas franceses que se declaran «de inspiración cristiana». Veámoslo que
les refirió:
«Vuestra laicidad es
incompleta. Francia debe volverse un país más laico. Hace falta una sana
laicidad [...] Una laicidad sana comprende una apertura a todas las formas de
trascendencia, según las diferentes tradiciones religiosas y filosóficas.
Además, incluso un ateo puede tener una interioridad18.»
También
aquí Francisco reivindica toda forma de «espiritualidad», cualquiera sea, al punto incluso
de reivindicar la de los ateos, atribuyendo al Estado el rol de garante de esta
pretendida «libertad
religiosa» que sería una fuente de riquezas para la sociedad. Y
dobló la apuesta en mayo, al afirmar, durante una entrevista acordada al
tradicional cotidiano católico La Croix, que: «El Estado debe ser laico. Los Estados confesionales terminan mal. Es algo
que va contra la Historia19.»
Hay
que rendirse a la evidencia, este hombre miente tanto como respira: tres breves
frases, tres mentiras groseras. Con él se diría que, cuanto mayor sea la
mentira, mejor es. Ante todo, la sociedad políticamente organizada, es decir,
el Estado, debe profesar la verdadera religión y conformarse a sus leyes: son
la revelación divina y el magisterio eclesiástico quienes nos lo enseñan, como
hemos visto antes. Por otra parte, si los Estados católicos han «terminado mal»,
en el único sentido de que han desaparecido, esto no se debe en absoluto a su
catolicismo, sino a los incesantes ataques de sus enemigos, externos e
internos. Finalmente, diciendo que «van contra la Historia», Francisco hace profesión
de un determinismo histórico filosófica y teológicamente aberrante, ya que
niega la libertad del hombre y, sobre todo, la de la Providencia divina,
cayendo así en una gnosis panteísta-evolucionista del tipo de las de Georg
Hegel y de Pierre Teilhard de Chardin.
Una
última cita, tomada de su discuroso del 28 de enero de 2016 ante el Comité
italiano de bioética:
«Todos conocen la sensibilidad de la Iglesia en las cuestiones
éticas -dijo Francisco en el discurso que les dirigió- pero tal vez no sea
igualmente claro para todos que la Iglesia no reclama ningún espacio
privilegiado en este campo; al contrario se siente satisfecha cuando la
conciencia cívica, en varios niveles, puede reflexionar, discernir y operar
sobre la base de la racionalidad libre y abierta y de los valores fundamentales
de la persona y de la sociedad 20.»
En lo
tocante a la cuestión de la laicidad, las cuatro declaraciones citadas prueban
que la posición bergogliana, que no es otra que la pregonada por el C.V.II. y
sus predecesores conciliares, es radicalmente incompatible con el catolicismo.
3. Iglesia y Sinagoga,
una misma dignidad
El
judaísmo, después de la crucifixión de Nuestro Señor, se convirtió en el
enemigo del Evangelio, y el pueblo elegido se transformó en la sinagoga de
Satanás. No soy yo quien lo dice, sino dos judíos, dos apóstoles de Jesucristo,
San Pablo y San Juan, quienes lo afirman en la Epístola a los Romanos y en el
libro del Apocalipsis. Y esto será así hasta la conversión final de Israel, que
tendrá lugar un día, como también lo anuncia san Pablo en la misma epístola. A
la espera de que ese grandioso acontecimiento se realice, la oposición entre la
Iglesia y la Sinagoga es total, en la misma medida en que la primera está
enteramente consagrada a difundir a Jesucristo en las almas y a hacerlo reinar
en la sociedad, mientras que la segunda se opone a esto con todas sus fuerzas,
no persiguiendo sino un único objetivo: el del advenimiento del falso mesías
que el judaísmo talmúdico aguarda, y que no será otro que el mismísimo
Anticristo.
Y esto
a pesar de que Nuestro Señor había advertido al respecto: «Yo vine en el nombre de mi Padre
y vosotros no me habéis recibido; otro vendrá en su propio nombre y vosotros lo
recibiréis21» (Jn 5, 43). San Jerónimo comenta de este modo las
palabras de Jesús: «los judíos, después de haber
despreciado la verdad en persona, recibirán la mentira recibiendo al Anticristo». Y, según San Ambrosio: «esto
muestra que los judíos, que no quisieron creer en Cristo, creerán en el
Anticristo22».
El
mundialismo laico y derecho-humanista, la instauración del Nuevo Orden Mundial
tecnocrático y anónimo, sin alma y sin historia, es el resultado de sus
esfuerzos seculares de subversión metódica del orden político natural y
cristiano. La República Universal, abstracta y desencarnada, concebida por espíritus iluminados
en las logias cabalistas, «democrática, multiculturalista y pluralista»,
pero con exclusión de Cristo, es el contrapunto diabólico de la Cristiandad,
una falsificación monstruosa de la unidad católica y la condición indispensable
para la aparición del Hombre de Pecado.
Y es
preciso constatar, sobrecogidos de estupor, que desde Juan XXIII todos los
papas conciliares han apoyado este perversísimo proyecto, convirtiéndose ellos
también, nada menos que los supuestos Vicarios de Nuestro Señor Jesucristo en
la tierra, en los más fervientes partidarios de las Naciones
Unidas y de los Derechos Humanos,
en agentes obsequiosos del humanismo anticrístico y en serviles
lacayos de la Sinagoga.
Dos
fechas clave a tener en cuenta, ya que revelan a todo espíritu advertido la
presencia del enemigo en el Lugar Santo: la modificación de la plegaria por la
conversión de los judíos del Viernes Santo, que Juan XXIII se apresuró a
efectuar en marzo de 1959, apenas cuatro meses después de su elección,
suprimiendo las palabras perfidis y perfidiam aplicadas a los judíos, y la
promulgación de la declaración conciliar sobre las relaciones de la Iglesia con
las religiones no cristianas, Nostra Aetate, el 28 de octubre de 1965, declarando que el judaísmo
talmúdico no debía ser considerado como si hubiese sido «reprobado por Dios» y condenando
sin matices el «antisemitismo»,
vocablo empleado falazmente23, puesto que en él queda necesariamente incluido
el antijudaísmo talmúdico, de carácter teológico, perfectamente legítimo, ya
que basado en la enseñanza del Nuevo Testamento, proscribiendo de este modo la
verdadera doctrina católica en relación con la Sinagoga.
La
actitud de Francisco para con el judaísmo se inscribe en continuidad perfecta
con esta nueva teología conciliar. Nos limitaremos a citar un solo ejemplo,
ampliamente suficiente para ilustrar la situación. El 27 de setiembre de 2015,
durante su viaje a los USA, en la Universidad San José de Filadelfia, Francisco
bendijo una estatua llamada Sinagoga e Iglesia en
nuestro tiempo, que presenta a dos
mujeres sentadas la una a la par de la otra, como dos hermanas. Una sostiene un
libro, la otra un rollo, mientras observan con mucho respeto el texto de la
otra24. En el pedestal se encuentra inscripta una cita de Francisco tomada del
§ 249 de Evangelii Gaudium:
«Existe una rica complementariedad que nos permite leer juntos los
textos de la Biblia hebrea y ayudarnos mutuamente a desentrañar las riquezas de
la Palabra.25»
La
antevíspera, en el campus de la misma universidad, se sostuvo un coloquio
judeo-cristiano para conmemorar el 50º aniversario de Nostra Aetate,
intitulado 50 años de un viaje de amistad. He aquí un breve extracto de la intervención del
rabino argentino Abraham Skorka, gran amigo de Francisco, con quien escribió en
2010 el libro Sobre el cielo y la tierra:
« El fin último de Nostra Aetate fue el de crear una nueva realidad para los judíos
y los católicos, un nuevo mundo. Un mundo en el cual ellos no fueran opuestos
sino que pudieran activamente estudiar y aprender en común, y de este modo
enriquecerse mutuamente y ayudarse mutuamente a transitar su camino de alianza
con Dios. No somos más “extranjeros” los unos para los otros. Esta idea está
representada por aquella escultura tan significativa que estamos a punto de
consagrar, que recordará a todos cuantos en el futuro la vean y contemplen, las
conquistas del pasado y los desafíos del futuro.26 »
Por su
parte, el escultor de la estatua, Joshua Koffman afirmó que:
«La declaración de 1965 ha rechazado como obsoletos aquellos siglos
de acusaciones cristianas que pretendían que los judíos eran enemigos de Dios,
y convocó al diálogo y a la amistad entre católicos y judíos».
Y el
vocero del Vaticano, el Padre Federico Lombardi, poco antes de la llegada de
Francisco ante la estatua, explicó a los periodistas que la estatua: «es una perfecta manifestación de la idéntica dignidad de las
dos hermanas, la Iglesia y la Sinagoga27.»
He
aquí, a título de recordatorio, las palabras pronunciadas por el rabino Abraham
Skorka el 11 de noviembre de 2012, cuatro meses antes de la elección de
Francisco al pontificado, con ocasión de la recepción del doctorado honoris
causa que le otorgara la UCA (Universidad Católica Argentina) de manos de
Jorge Bergoglio, a la sazón arzobispo de Buenos Aires y cardenal primado de la
Argentina, quien escuchó con atención el discurso del rabino y lo aplaudió
calurosamente:
«Si en este momento elevo un pedido a Dios, es que se multipliquen
todos aquellos, que seamos muchos los que breguemos por la verdad, más allá de
las disquisiciones y los puntos de vista teológicos, más allá de las
diferencias teológicas. Tenemos que hacer una realidad humana, construir una
realidad humana distinta. Estamos esperando al Mesías, pero para que El llegue,
le tenemos que preparar el terreno, tenemos que dejarle un lugar. Yo creo que
no es una cuestión pasiva, creo que El va a venir cuando Dios lo disponga, Dios
se va a revelar a lo humano, cuando El lo va a disponer. Pero yo creo que Dios
también nos está esperando a nosotros. Muchas gracias.28»
Para
concluir esta sección, he aquí un corto pasaje de Evangelii
Gaudium en el que Francisco explica que la Iglesia debe enriquecerse
con los «valores»
del judaísmo talmúdico que rechaza a Nuesto Señor Jesucristo:
«Dios sigue obrando en el pueblo de la Antigua Alianza y provoca
tesoros de sabiduría que brotan de su encuentro con la Palabra divina. Por eso,
la Iglesia también se enriquece cuando recoge los valores del Judaísmo.29» § 249
Ante semejantes palabras se queda uno estupefacto.
¿Cuáles son esos «valores
del judaísmo» susceptibles de
enriquecer a la Iglesia? ¿Será su rechazo obstinado de su único Mesías y
Salvador, Jesucristo? ¿O bien su internacionalismo subversivo y anticristiano,
preludio del reinado mundial del Anticristo? Me pregunto: ¿qué más hace falta
para convencerse de que Francisco ha traicionado a la Iglesia, poniéndose
enteramente al servicio de la Sinagoga?
13 La
pregunta que me viene a la mente es la de saber si algún día Francisco se
atreverá a exigir a Dios mismo que pida disculpas por haber destruído Sodoma y
Gomorra… « En cuanto a los ángeles que no supieron conservar su preeminencia
y abandonaron su propia morada, el Señor los tiene encadenados eternamente en
las tinieblas para el Juicio del gran Día. También Sodoma y Gomorra y las
ciudades vecinas, que se prostituyeron de un modo semejante a ellos, dejándose
arrastrar por relaciones contrarias a la naturaleza, han quedado como ejemplo,
sometidas a la pena de un fuego eterno. » (Judas 6-7) 14 https://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2016/june/documents/papa
francesco_20160626_armenia-conferenza-tampa.html
15 http://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2013/july/documents/papa-francesco_20130727_gmg-classe-dirigente-rio.html
16 https://w2.vatican.va/content/leo-xiii/es/encyclicals/documents/hf_l-xiii_enc_01111885_immortale-dei.html
17 http://w2.vatican.va/content/pius-xi/es/encyclicals/documents/hf_p-xi_enc_11121925_quas-primas.html
18 http://www.lavie.fr/religion/catholicisme/conversation-politique-avec-le-pape-francois-02-03-2016-71086_16.php
19 http://www.la-croix.com/Religion/Pape/Le-pape-Francois-a-La-Croix-Un-Etat-doit-etre-laique-2016-05-16-1200760526
20 http://es.radiovaticana.va/news/2016/01/28/no_menoscaben_la_dignidad_humana__/1204445
23 «
Además, la Iglesia, que reprueba cualquier persecución contra los hombres,
consciente del patrimonio común con los judíos, e impulsada no por razones
políticas, sino por la religiosa caridad evangélica, deplora los odios,
persecuciones y manifestaciones de antisemitismo de cualquier tiempo y persona
contra los judíos. » En aras de la brevedad, omitiré comentar aquí la
falsedad notoria según la cual la Iglesia reprobaría « cualquier persecución
contra los hombres », aseveración gratuita y desprovista de todo fundamento
teológico, en perfecta conformidad con la ideología democrática, pluralista y
derecho-humanista adoptada por el CVII…
http://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_decl_19651028_nostra-aetate_sp.html
24 http://www.valoresreligiosos.com.ar/Noticias/el-papa-bendijo-una-escultura-que-representa-la-unidad-catolicojudia-5123
25 http://hola-akermariano.blogspot.fr/2015_09_01_archive.html
26 http://callmejorgebergoglio.blogspot.fr/2015/10/skorkas-speech-at-unveiling-of-synagoga.html
27 http://forward.com/news/321629/pope-francis-makes-surprise-stop-to-bless-sculpture-symbolizing-catholic-an/
http://www.huffingtonpost.com/entry/pope-francis-jewish-community-statue_us_56081281e4b0af3706dca278
28 https://www.youtube.com/watch?v=57qlSC83vRI
- Ver 14:20 a 15:20
29 https://w2.vatican.va/content/francesco/es/apost_exhortations/documents/papa-francesco_esortazione-ap_20131124_evangelii-gaudium.html
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