¿Cómo
explicar los recientes documentos “desclasificados” por el régimen
estadounidense, donde se insinúa una relación entre Irán y el terrorista
internacional Bin Laden?
La
razón es dual básicamente: en primer lugar, Donald Trump desea armarse de
motivos para no cumplir la palabra empreñada en el Acuerdo Nuclear suscrito en
el G5+1, por el cual se obligan todos los firmantes a respetar lo pactado; en
segundo lugar, debido a la imagen internacional de la nación persa, la que
paulatinamente se consolida como un garante de paz, convierte su posición en
respetada internacionalmente debilitando al régimen estadounidense.
Según
el documento “descubierto” entre cerca de medio millón de registros (seis años
y medio después de que el Ejército estadounidense supuestamente encontrara a
Osama Bin Laden en su escondite en Pakistán), la CIA publicó la última tanda de
los archivos recuperados durante dicha acción militar. Extrañamente, entre los
470.000 archivos se incluye un sospechoso escrito que mostraría un vínculo
entre Irán y Al Qaeda, etiquetado como “documento de 19 páginas nunca antes
visto”.
Este
lote inmenso que incluiría documentos de voz, imágenes, videos, 'software',
además de fotografías personales de la familia del difunto líder del grupo
terrorista, portaría una prueba de "tratos secretos" entre Teherán y
el grupo terrorista, “presuntamente escrito por un miembro de alto rango de Al
Qaeda”. Este, presuntamente, proporcionaría los planes entre Irán y la banda
takfirí para atacar los intereses estadounidenses en Arabia Saudita y el golfo
Pérsico.
El
desconocido autor del documento habría escrito que, a cambio de llevar a cabo
ataques contra objetivos estadounidenses y saudíes, el Irán chiita ofreció a
los militantes suníes dinero, armas y entrenamiento en campo. El director de la
CIA, Mike Pompeo, ha subrayado que esta publicación "ofrece la oportunidad
al pueblo estadounidense de obtener más información sobre los planes y el
funcionamiento de esta organización terrorista".
No
obstante, el archivo “olvida” datos según los cuales Osama Bin Laden fue
reclutado, entrenado y financiado por su creador, el régimen estadounidense,
para atentar contra el ejército soviético en Afganistán y luego continuó como
su ejecutor preferido.
En
esta dirección, lo cierto es que la CIA ha “revelado” numerosa información que
ha resultado un fiasco puesto que no ha aportado ninguna evidencia de lo
investigado exhaustivamente. Cabe recordar aquella referida a los OVNIS en la
cual, además de dar algunas normas para estudiar el fenómeno, entregó datos ya
conocidos y que establecen dudas sobre la confirmación de dichos platillos
voladores. Igualmente, la noticia sobre los secretos guardados respecto al
asesinato de John F. Kennedy fueron una repetición de lo ya conocido y no
produjeron lo esperado: reconocer quién ordenó el magnicidio y el complot
urdido en su contra.
Al
respecto, se producen varias consideraciones.
Una,
fabricar una historia para blanquear la imagen del patrocinador es típico del
cine en Hollywood, lo que permite no ensuciarse con este tipo de elementos que
ya no sirven. Es la estrategia del encubrimiento por crimen.
Dos,
parece ser una estrategia conjunta para debilitar el Pacto Nuclear acumulando
pruebas inexistentes. Así, ahora, Riad como el presidente de EE.UU. han
vinculado a Irán con un misil enviado contra Arabia Saudita. Desmintiéndolos,
los rebeldes hutíes de Yemen se atribuyeron el lanzamiento en respuesta a la
agresión militar saudita que desde marzo del 2015 lidera una coalición que
busca restablecer el gobierno del prófugo Abdo Rabu Mansur Hadi.
Tres,
lo que hace dudar aún más de estos documentos es que son entregados después de
un largo periodo de tiempo donde pudieron ser manipulados completamente y,
coincidentemente, son entregados en determinadas coyunturas como ariete para
intereses no expuestos con sinceridad. Es preciso señalar que la revelación del
documento se produjo semanas después que el presidente de EE.UU., Donald Trump,
descertificara el Plan Integral de Acción Conjunta, acuerdo para regular el
programa nuclear de la nación persa.
Cuatro,
la reciente publicación de la CIA que sugiere que Irán conspiró con Osama Bin
Laden, estaría en la vía de aumentar la presión sobre Teherán, pese a que
desató la protesta mundial y aisló a la Administración Trump aún más en el
escenario mundial. Federica Mogherini afirmó que Washington no tiene el derecho
a revocar unilateralmente un acuerdo que fue producto de duras negociaciones
entre múltiples Estados. "No es un acuerdo bilateral. No pertenece a
ningún país en particular. Y no depende de un solo país el terminarlo".
Edward Price
Cinco,
el ex analista de la CIA, Edward Price, ha expresado públicamente su
escepticismo sobre el documento recientemente revelado, sugiriendo una nueva
estratagema de la agencia de inteligencia similar a la que precedió al ataque
de 2003 contra Irak, aunque esta vez es Irán el que podría ser no únicamente
agredido sino subvertido para un cambio de gobierno.
Algunas
preguntas dejan más interrogantes: ¿se había convertido finalmente Bin Laden en
un bibliotecario que coleccionó más de 470.000 archivos de voz, imágenes,
videos, fotos, proyectos, películas porno, obtenidos en la intervención
realizada en mayo de 2011?,¿Cómo es que 23 de los 25 miembros del comando que
supuestamente acribilló a Osama están muertos?
Como
es habitual en la prensa vasalla, la información científica, histórica, social,
es deformada con el fin de hacer de una noticia presunta otra verdad
cuestionable, lo que corrobora la táctica de acusar sin pruebas, publicar sin
constatación y mentir sin remordimiento, sólo con el fin de lograr sus
intereses haciendo realidad el principio maquiavélico: el fin justifica los
medios deshonestos.
Compete
al mundo alternativo insistir en la senda de la denuncia certera de las falsas
banderas para centrarse en la realidad y continuar el camino de la soberanía
auténtica de todas las naciones del
mundo.
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