DE LA INMORTALIDAD DE LOS
ANGELES (a.V)
Otra de las propiedades, sin duda la más principal, que como natural
corolario se sigue de la absoluta inmaterialidad de los ángeles es la
incorruptibilidad, que en los seres dotados de vida como ellos se llama
inmortalidad. Uno y otro concepto indican
inamisibilidad del ser existente. Mas la inamisibilidad de la existencia puede
convenirle al ser por derecho propio y necesariamente, cuando su esencia es tal
que necesariamente exige el existir. Esto conviene solamente al que es el mismo
ser subsistente o ser por esencia, a Dios, en el cual la esencia y la
existencia se identifican y en quien la vida alcanza el grado máximo. (1.
p., q. 18, a. 3). De Él, y en este sentido, ha de entenderse lo que dice el
Apóstol: que Él es el único inmortal (1 Tim. 6, 16).
Fuera de Dios, todos los demás seres tienen el ser y existencia
participados, recibiéndolos del ser subsistente, del ser por esencia, de quien
todas las cosas dependen directamente, por tanto, en su conservación. "El ser de cada
criatura depende de Dios de tal forma, que no podría subsistir ninguna un solo
momento, sino que se reduciría a la nada, si la virtud de la operación divina
no la conservase en la existencia" (1: p., q. 104, a. 1). Por
eso todas las cosas con respecto a Dios pueden decirse corruptibles o más bien
destructibles, y en este sentido han de entenderse las expresiones de los
Santos Padres y autores eclesiásticos de la antigüedad que hacen la incorruptibilidad
e inmortalidad propias y exclusivas de Dios sin distinción alguna (ad 1). Mas,
supuesto que la existencia de todo ser creado es participada, hay, sin embargo,
seres de tal naturaleza que tienen en sí elementos de corrupción, y solamente
una especialísima intervención de Dios puede hacer que no se corrompan. Tal es
la naturaleza de todas las cosas compuestas de materia y forma y la de las
mismas formas que el agente saca de la potencialidad de la materia, como las
almas de los brutos y de las plantas. Otros seres, por el contrario, no tienen
en sí elementos que tiendan a la destrucción ni se sustentan en sujeto alguno
que pueda destruirse, de suerte que, una vez recibida la existencia, la tendrán
siempre, sin que agente alguno extrínseco, fuera de la primera Causa, pueda
privarlos de ella. Tal incorruptibilidad se llama natural, y del ser que la
posee se dice que es propiamente inmortal, Esto es lo que se afirma de los
ángeles en el presente artículo: que son inmortales por participación, pero
intrínseca y substancialmente tales.
A) Doctrina de la divina revelación
a) LA SAGRADA ESCRITURA.- Al afirmar las sagradas letras la eternidad del
premio y de las penas de los ángeles, afirma de modo equivalente la perpetuidad
de los mismos, aunque no nos diga si esa perpetuidad es natural e intrínseca o
solamente extrínseca y gratuita. Así el Salvador nos enseña que a los
condenados se les dirá el día del juicio final: Apartaos de mi maldito al fuego
eterno preparado para el diablo y sus ángeles (Mt. 25, 41). En cambio, de los
justos nos dice: Los juzgados, dignos... no pueden morir y son semejantes a los
ángeles (Lc. 20, 35-3B).
B) MAGISTERIO DE LA IGLESIA.
Nada han definido los concilios acerca de la inmortalidad de los
ángeles. Sin embargo, acerca del alma humana, el Concilio V de Letrán) en la
sesión 8, el día 19 de diciembre de 1513, ¡bajo León X) condenó "los
errores ... principalmente acerca de la naturaleza del alma racional, es decir,
que sea mortal. Condenamos y reprobamos a todos los que afirman que el alma
intelectiva es mortal., siendo así que ella no sólo es verdaderamente por sí
misma y esencialmente forma del cuerpo humano ..., sino también inmortal"
(Denz. 738). Si, pues, el alma humana por ser intelectiva, aun siendo forma
natural del cuerpo humano, es también naturalmente inmortal, no lo serán menos
los ángeles, inteligencias más perfectas.
B) Exposición teológica de Santo Tomás
Entendida la incorruptibilidad en el sentido que se ha expuesto, la
afirmación de que los ángeles son intrínsecamente incorruptibles fluye
naturalmente dé su perfecta inmaterialidad. "La inmaterialidad misma del
ángel es la razón por la cual es incorruptible según su naturaleza".
El principio intrínseco de corrupción en las cosas es la materia, ya
que toda cosa deja de existir por la separación de los últimos elementos que la
integran, que en las cosas corruptibles son la materia y la forma. No teniendo
los ángeles tal composición y careciendo de materia, serán intrínsecamente incorruptibles,
pues son pura forma, y la forma, es acto. La materia en tanto existe en cuanto
es actuada por la forma, que por su actuación le da el ser. Por consiguiente,
la forma es principio del ser, y el ser va unido a la forma.
Y si la forma es subsistente, no puede de suyo perder la existencia ni
tampoco, por la acción de causa alguna extrínseca que no sea la cusa primera,
de quien todas las cosas la reciben. Ya antes había dicho Santo Tomás: "Respecto a las substancias incorpóreas,
debido a que son formas subsistentes, y no obstante que tengan con su propio
ser la misma relación que la potencia con el acto, no son compatibles con la
privación del acto de ser, porque de tal modo va unido el ser a la forma, que
nada se destruye o cesa de ser si no es perdiendo su forma; y como en la forma
no hay potencia para el no ser, siguese que estas substancias son inmutables e
invariables en cuanto al ser" (1." p., q.,9, a. 2).
Además, el obran sigue al ser, según el conocido axioma, y la
naturaleza de la operación se conoce por la naturaleza del objeto, la operación
cuyo objeto trasciende el tiempo por su universalidad, arguye una naturaleza
que ha de trascender toda duración y que, por consiguiente, ha de ser intrínsecamente
perenne y naturalmente incorruptible.
Tal es la operación de toda substancia intelectual, Luego los ángeles
son naturalmente incorruptibles, e inmortales. No obstante, en cuanto que la
naturaleza, por la que son inmortales, la reciben de Dios, que en ellos
conserva el ser y puede aniquilarlos, puede decirse, aunque muy impropiamente,
que los ángeles son corruptibles, o mejor, destructibles. No tuvieron esto en
cuenta quienes, con Escoto, O. F. M. (II Sent., dist. 49, a. 2), Gabriel Biel
i(II Sent., dist, 2, q. 1, concl. 6), Vázquez, S. j. (In 1 Par, dísp. 182,cap.
2), y en general los escotistas, afirmaron que la inmortalidad de las
substancias espirituales no es natural, sino gratuita, Mas siendo la inmortalidad
de los ángeles natural, pero participada, no son perfectamente inmutables como
Dios, de quien distan en esto igualmente que en la simplicidad. (Véase 1: p.,
q. 9, a 2, y la respuesta ad 2 del mismo.)
Dice Dionisio que las substancias intelectuales
tienen una vida indefectible, puesto que están libres de toda corrupción, de la
muerte, de la materia y de la generación. Es, necesario decir que los ángeles son
por su naturaleza incorruptibles. Nada se corrompe si no es por cuanto su forma
se separa de la materia. Pero, según hemos dicho, el ángel es su misma forma
subsistente, y, por tanto, es imposible que su substancia sea corruptible. En
efecto, lo que conviene a un ser por razón de su misma naturaleza, es
inseparable de él, y, en cambio, lo que le conviene por otra cosa, se puede
separar, una vez desaparecido aquello por lo que le conviene. Así, por ejemplo,
la redondez es inseparable de la circunferencia, porque le conviene por sí
misma, y, esto no obstante, una circunferencia de metal puede perder su
redondez por el hecho de que el metal pierda la figura circular. Ahora bien, el
existir por sí conviene a la forma, ya que cada cosa es ser en acto por cuanto
tiene forma, y la misma materia es ser en acto por la forma. Luego el ser compuesto
de materia y forma deja de existir en acto cuando la forma se separa de la
materia. Pero cuando es la misma forma la que subsiste en su ser, como, según
hemos dicho, sucede en los ángeles, no puede perder el ser, y, por
consiguiente, la razón de que el ángel sea incorruptible por naturaleza es su
inmaterialidad. Una señal de esta incorruptibilidad se puede hallar en su
operación intelectual. Puesto que todo ser obra según de hecho es, la operación
de una cosa indica su modo de ser. Pero la razón y la especie de una operación
se toman de su objeto, y el objeto inteligible, debido a que está fuera del
tiempo, es, sempiterno. Luego toda substancia intelectual es por naturaleza
incorruptible.
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