MARTES SANTO
LA HIGUERA MALDITA. — Este día vuelve de nuevo Jesús a Jerusalén muy
de mañana. Quiere dirigirse al templo y confirmar allí sus últimas enseñanzas. Claramente
prevé que el desenlace de su misión va a comenzar. El mismo acaba de decir a
sus discípulos: "Dentro de dos días se celebrará la Pascua y el Hijo del
hombre será entregado para ser crucificado". Los discípulos que marchan en
compañía de su maestro por el camino de Betania a Jerusalén quedan estupefactos
al contemplar la higuera que Jesús había maldito el día anterior. Se había
secado como un leño cortado, desde las raíces hasta las hojas. Pedro se acerca
a Jesús y le dice: "Maestro, mira la higuera que maldijiste; se ha
secado." Jesús aprovecha la ocasión para enseñarnos que la materia está
sometida al espíritu cuando éste se mantiene unido a Dios por la fe y dice:
"Tened fe en Dios: en verdad os digo que cualquiera que dijere a este
monte: levántate y arrójate al mar y no dudare en su corazón, más creyere que
se hará todo cuanto dijere, todo le será hecho. Por tanto os digo que todas las
cosas que pidiereis en vuestra oración creed que las recibiréis; y se os
darán"
JESÚS EN EL TEMPLO. — Continuando el camino, pronto se entra en la
ciudad, y apenas ha llegado Jesús al templo, se le acercan los príncipes de los
sacerdotes, los escribas y los ancianos y le preguntan: "¿Con qué poder
haces estas cosas, quién te ha dado tal poder?"'. Se puede ver en el Santo
Evangelio la respuesta de Jesús, así como las diversas enseñanzas que dió con ocasión
de este encuentro. No hacemos más que indicar, de un modo general, el uso que
hizo de las últimas horas de su vida mortal nuestro divino Redentor; la
meditación del Evangelio suplirá lo que no decimos. Como los días precedentes,
sale de la ciudad por la tarde, y atravesando el monte de los Olivos, se retira
a Betania, con su Madre y sus amigos. La Iglesia lee hoy, en la Misa, el relato
de la Pasión según San Marcos. En orden cronológico el Evangelio de San Marcos
fué escrito después del de San Mateo: Por esta razón se da el segundo lugar a
la Pasión según San Marcos. Es más corta que la de San Mateo y parece un
resumen de la misma; pero se encuentran en ella ciertos detalles que son propios
de este Evangelista y nos muestran las notas de un testigo ocular. Todos sabemos,
en efecto, que San Marcos fué discípulo de San Pedro y que escribió su Evangelio
bajo la dirección del Príncipe de los Apóstoles. En Roma se celebra la Estación
en la Iglesia de Santa Prisca.
M I SA
Dentro de tres días se alzará
la cruz sobre el monte, sosteniendo en sus brazos al autor de nuestra salvación.
En el introito de hoy, la Iglesia nos manda saludar por anticipado al trofeo de
nuestra victoria y gloriarnos en él.
INTROITO
Mas a nosotros nos conviene
gloriarnos de la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo: en quien están nuestra salud,
nuestra vida y nuestra resurrección: por el cual hemos sido salvados y
libertados. — Salmo: Compadézcase Dios de nosotros, y bendíganos: brille
sobre nosotros su rostro, y tenga piedad de nosotros. — Mas a nosotros...
En la colecta, la Iglesia pide que el santo aniversario de la Pasión del
Salvador sea para nosotros fuente de misericordia, y que no se termine sin que
nosotros seamos plenamente reconciliados con la divina justicia.
COLECTA
Omnipotente y sempiterno Dios:
haz que celebremos los Misterios de ,1a Pasión del Señor de tal modo, que
merezcamos alcanzar nuestro perdón. Por el mismo Jesucristo, nuestro Señor.
EPISTOLA
Lección del Profeta Jeremías (XI, 18-20).
En aquellos días dijo Jeremías:
Señor, tú me lo demostrasteis y yo lo conocí: entonces me hiciste ver sus
obras. Y yo fui como un cordero manso, que llevan a degollar: y no conocí que
maquinaban contra mí designios, diciendo: Destruyamos el árbol con su fruto, y
arranquémosle de la tierra de los vivientes, y su nombre no se recuerde ya más.
Pero tú, Señor de los Ejércitos, que juzgas justamente, y escrutas los riñones
y los corazones, harás que yo vea tu venganza en ellos: porque a ti, Señor,
Dios mío, he revelado mi causa.
LA INMOLACIÓN DEL MESÍAS. — Una vez más deja oír su voz
el profeta Jeremías. Hoy nos presenta las propias palabras de sus enemigos que han
conspirado para darle muerte. Todo es misterioso; se siente que el profeta es
aquí figura de uno mayor que él. "Pongamos, dicen, astillas en su
pan", es decir: Arrojemos un lefio venenoso en su alimento para causarle
la muerte. Tal es el sentido literal cuando no se refiere más que al profeta;
pero, ¡cuánto mejor se cumplen estas palabras en nuestro Redentor! La carne divina,
nos dice, es el pan verdadero bajado del cielo; este Pan, este cuerpo del
Hombre-Dios está destrozado, ensangrentado; los judíos le clavan sobre un
madero de modo que está traspasado de dolor al mismo tiempo que este madero
está completamente bañado en su sangre. Sobre este madero se inmola el Cordero
de Dios; y por este sacrificio participamos del Pan celestial, que es al mismo
tiempo la carne del Cordero y nuestra verdadera Pascua.
El gradual, tomado del salmo XXXIV, nos muestra el contraste de la vida
humilde del Salvador con los aires amenazadores y arrogantes de sus enemigos.
GRADUAL
Pero yo, cuando ellos me
molestaban, me vestía de cilicio, y humillaba mi alma con el ayuno: y mi
oración se revolvía en mi seno. J. Juzga, Señor, a los que me
dañan, vence a los que me combaten, empuña las armas, y el escudo, y levántate
en mi ayuda.
La Pasión según San Marcos se canta después del Gradual con los mismos
ritos que se observaron en la de San Mateo. En el Ofertorio, el Mesías pide a
su Padre socorro contra las asechanzas de sus enemigos que se disponen a
hacerle morir.
EVANGELIO
La Pasión según San Marcos
(Cap. 14 y 15)
OFERTORIO
Guárdame, Señor, de la mano del
pecador: y líbrame de los hombres inicuos. En la Secreta, la Iglesia presenta a
la divina Majestad el tributo de nuestros ayunos con la hostia santa de la cual
toman su mérito y eficacia.
SECRETA
Suplicámoste, Señor, hagas que
estos sacrificios, santificados con saludables ayunos, nos restauren
eficazmente. Por el Señor.
Las palabras del salmista, que la Iglesia toma para la Antífona de la
Comunión nos muestran la audacia siempre creciente de los enemigos del Salvador
y las disposiciones de su alma en los días que precedieron a su sacrificio.
COMUNION
Hablan contra mí los que se sientan
en la puerta: y cantan coplas contra mí los que beben vino: pero yo, Señor,
dirijo a ti mi oración en el tiempo de tu voluntad, fiado, oh Dios, en la
muchedumbre de tus misericordias.
En la Poscomunión la Iglesia pide, por los méritos del Sacrificio que
acaba de renovar, el perdón completo de todos nuestros males, cuyo remedio es
la sangre del Cordero divino.
POSCOMUNION
Haz, oh Dios omnipotente, que
con tus santos Misterios se curen nuestros vicios, y alcancemos los remedios sempiternos.
Por el Señor.
Humillad vuestras cabezas delante de Dios.
ORACION
Haz, Señor, que tu misericordia
nos purifique de todo rastro de vejez, y nos haga capaces de la santa novedad.
Por el Señor.
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