La
Estación está señalada en S. Trifón mártir; mas esta Iglesia del siglo IX fué destruida en 1736, y motivó la traslación
a la Iglesia de S. Agustín, construida en el siglo XV, y situada muy cerca del
lugar que ocupaba antiguamente S. Trifón.
COLECTA
Escucha, Señor, nuestras
súplicas, y haz que celebremos con sincero afecto este solemne ayuno,
instituido saludablemente para curar las almas y los cuerpos. Por el Señor.
EPISTOLA
Lección del Profeta Isaías.
Esto dice
el Señor: Si quitares de en medio de ti la cadena, y dejares de extender el
dedo, y de hablar lo que no aprovecha; si derramares tu alma al hambriento, y
saciares el alma afligida, nacerá en las tinieblas tu luz, y tus tinieblas
serán como el mediodía. Y el Señor te dará descanso para siempre, y llenará tu
alma de resplandores, y librará tus huesos, y serás como huerto regado, y como
fuente a la que nunca faltarán las aguas. Y edificarán los tuyos los desiertos antiguos:
levantarás los cimientos de generaciones y generaciones: y serás llamado
edificador de vallados, reparador de sendas de paz. Si apartares del sábado tu
pie, si hicieres tu voluntad en mi santo día, y llamares al sábado día delicioso,
santo y glorioso del Señor, y lo respetares, no haciendo tus caminos, no
buscando tu voluntad, ni hablando tus palabras: entonces te deleitarás en el
Señor, y yo te elevaré sobre las alturas de la tierra, y te alimentaré con la
heredad de tu padre Jacob. Lo ha dicho la boca del Señor.
BUENAS OBRAS. — Es el sábado un día lleno de misterios; es
el día del descanso del Señor; es símbolo de la paz eterna que saborearemos en el cielo después de los trabajos de la vida
presente. Al leernos este paso de Isaías quiere enseñarnos la Iglesia bajo qué
condiciones nos cabrá la suerte de tomar parte en el Sábado de la eternidad.
Apenas empezamos la penitencia, ya se llega a nosotros la Iglesia, tierna
Madre, con palabras llenas de consuelo. Si tachonamos de buenas obras esta
santa Cuaresma durante la cual se suspenden las preocupaciones mundanas, la luz de la gracia relumbrará en medio de las tinieblas de nuestra alma. Esta alma sobrado tiempo
oscurecida por el pecado, por el amor del mundo y de nosotros mismos, llegará, a resplandecer con resplandores meridianos, la gloria de Cristo
resucitado será nuestra propia gloria; y si somos constantes, la Pascua del tiempo
nos llevará de la mano a la Pascua de la eternidad. Edifiquemos, pues, lo que en nosotros estaba por los suelos, levantemos los fundamentos, reparemos los portillos; tengamos a raya nuestros pasos, para no quebrantar las
santas observancias; no sigamos más
nuestros torcidos senderos, no
vayamos más de boca en pos de
nuestras veleidades opuestas a los preceptos del Señor, y nos otorgará descanso eterno y llenará nuestra alma de sus propios
resplandores.
EVANGELIO
Continuación
del santo Evangelio según S. Marcos.
En aquel
tiempo, como fuese tarde, estaba la nave en medio del mar, y Jesús estaba solo
en tierra. Y, viendo que sus discípulos remaban con gran trabajo (porque les
era el viento contrario), fué a ellos, hacia la cuarta vigilia de la noche,
caminando sobre el mar: y quería sobrepasarles. Pero ellos, cuando le vieron
caminar sobre el mar, creyeron que era un fantasma, y gritaron. Porque todos le
vieron, y se asustaron. Y al punto habló con ellos, y les dijo: Confiad: soy
yo; no temáis. Y subió a ellos en la nave, y cesó el viento. Y ellos se
admiraban aún más en su interior: porque no habían entendido lo de los panes,
pues estaba obcecado su corazón. Y, habiendo cruzado el lago, fueron a la tierra
de Genesareth, y desembarcaron. Y, tan pronto como salieron de la nave, le
conocieron: y, al recorrer toda aquella región, comenzaron a llevarle en sus
camillas a los enfermos, donde oían que El se hallaba. Y, por donde quiera que
pasaba—villas, aldeas o ciudades—, ponían en las plazas los enfermos, y le
rogaban permitiera le tocasen al menos la orla de su vestido: y, todos cuantos
le tocaban, sanaban.
LA CUARESMA CON JESÚS. — La barca de la Santa Madre Iglesia es botada
a alta mar; la travesía durará cuarenta días. Los discípulos de Cristo reman
contra el viento y se apodera ya de ellos la inquietud; temen no poder llegar
al puerto. Pero Jesús se llega a ellos sobre las olas; sube con ellos a la
barca; su travesía será feliz en adelante. Los intérpretes antiguos de la
Liturgia nos explanan como sigue la intención de la Iglesia al escoger este
paso del Evangelio. Cuarenta días de penitencia son poquísima cosa, coreada con
una vida que demasiado frecuentemente se desentiende de Dios; y todavía serían
muy pesados a nuestra debilidad si el mismo Salvador no acudiera a recorrerlos
con nosotros. Tranquilicémonos: es Jesús. Durante este período salutífero,
ruega El con nosotros, ayuna con nosotros y con nosotros ejerce las obras de
misericordia. ¿No inauguró, por ventura, El la Cuaresma de las expiaciones?
Fijemos nuestra mente en ello y cobremos ánimo. Y si todavía nos sentimos
desfallecer, acerquémonos a El como esos enfermos de que nos acaba de hablar el
Evangelio. El contacto de sus vestidos bastaba a dar la salud a los que la
habían pedido; vayamos a El en el Sacramento de su amor; y la vida divina cuyo
germen está asentada en nosotros, se desarrollará más y más, y la energía que
comenzaba ya a languidecer en nuestros corazones; surgirá siempre en aumento. Humillad
vuestras cabezas ante Dios.
ORACION
Haz, oh
Dios, que tus fieles se fortalezcan con tus dones: para que, recibiéndolos, los
busquen y, buscándolos, los reciban sin fin. Por el Señor.
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