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sábado, 12 de diciembre de 2015

"LA SOLEMNIDAD DE NTRA. SEÑORA DE GUADALUPE"



Esta festividad de Ntra. Señora de Guadalupe debe llenar nuestros corazones de un profundo agradecimiento a la trinidad augusta por gran Sabiduría al disponer las cosas con un orden admirable, sorprendente, pero no nuevo porque la antigua ley fue dada a Moisés en un monte, el Cordero inmaculado se inmolo en otro monte y la fe se difunde rápidamente por el continente americano a raíz de otro monte o cerro donde la Madre del Salvador se digno pisar suelo americano.

De todas las palabras que la Sma. Virgen nos dirigió en sus prodigiosas apariciones las dichas a Juan Diego en el tepeyac por nuestra Señora de Guadalupe son, sin duda, las más consoladoras. Porque brotan del corazón de una Madre ternísima y van encaminadas a producir en nuestras almas, descanso y confianza. Fueron dichas en la cuarta y ultima aparición a Juan Diego cuando él, preocupado por la enfermedad de su tío Bernardino tomo otro camino al acostumbrado. He aquí sus palabras:“A DONDE VAS, HIJO MÍO, Y QUE CAMINO LLEVAS? OYE HIJO MÍO, LO QUE VOY A DECIRTE: NO TE MOLESTE NI TE AFLIJA COSA ALGUNA. NO TEMAS NI ENFERMEDAD NI DOLOR. ¿NO ESTOY YO AQUÍ QUE SOY TU MADRE? ¿NO ESTAS DEBAJO DE MI SOMBRA Y AMPARO? ¿NO SOY YO VIDA Y SALUD? NO ESTAS EN MI REGAZO Y CORRES POR MI CUENTE? ¿TIENES NECESIDAD DE OTRA COSA? NO TE AFLIJAS POR LA ENFERMEDAD DE TU TIO, QUE NO MORIRA DE ESTE ACHAQUE, Y TEN POR CIERTO QUE YA ESTA SANO. Sin duda alguna este sublime dialogo quedo fijo en el corazón de su fiel servidor, y nosotros las debemos grabar en lo mas profundo de nuestro corazón y saborearlas en lo más intimo de nuestra alma. Porque nuestra buena Madre de Guadalupe conoce todas nuestras amarguras, todos nuestros temores y desde lo más intimo de su corazón se compadece de nuestras miserias. Por eso desde esa intimidad, asentada en el mismo seno de la Trinidad Santísima, brotaron estas primeras palabras: “NO ESTOY YO AQUÍ QUE SOY TU MADRE? Cuando se es niño se confía mucho en la madre; a ella acudíamos siempre y de tal manera se grabó en nuestro corazón la confianza en nuestra madre, que todavía en plena madurez, ¡cuántas veces en medio de los dolores, en medio de las alegrías, repetimos este nombre santo: “Madre! Pues bien la Sma. Virgen María es nuestra Madre más perfectamente que la madre de la tierra porque nos da una vida que es la del cielo. Es muy importante recalcar que somos sus hijos no por adopción como se entiende a la manera humana sino, ¡VERDADERAMENTE ES NUESTRA MADRE! Porque nos ha dado la vida, porque nos ama más, mucho más, que la madre de la tierra.

Y como si no bastara el habernos dicho: “NO ESTOY YO AQUÍ QUE SOY TU MADRE? Agrega: “NO ESTAS BAJO DE MI SOMBRA Y AMPARO? Nuestras madres están lejos y solo de lejos nos aman o aunque estén cerca muchas veces se ven imposibilitadas para ayudarnos no solo en el cuerpo sino también en el alma y se ven también impotentes para protegernos en el momento presente. No así con nuestra Madre del cielo porque estemos donde estemos ella nos protegerá siempre porque así se lo prometió a Juan Diego representante nuestro en ese tiempo y es fiel a su promesa. Además no olvidemos que es la omnipotencia suplicante, pero sobre todo su corazón maternal es el motor o la garantía de su fidelidad en lo prometido. Además estamos bajo su sombra y cuidado ; por lo tanto Nuestra Madre de Guadalupe podemos decir que esta mas cerca de nosotros que nuestras propias madres y, sin duda alguna nuestra alma esta mas unida a Ella: Madre cariñosa y siempre presente. Pues nos dice: “NO ESTOY LEJOS, NO ESTOY EN REGIONES MISTERIOSAS. YO ESTOY CERCA DE TI, TE AMPARO, TE PROTEJO, TE CUBRO CON MI MANTO Y MI SOMBRA.” Y continua más adelante como para que no quede duda en nosotros de su protección maternal: “ NO SOY VIDA Y SALUD? Nuestra madre de la tierra por mucho que nos ame no puede decir lo mismo porque la experiencia nos demuestra que hay trances en los cuales ella es impotente. No así con nuestra Madre del cielo porque Ella es la vida que triunfa de la muerte; es la salud que triunfa de la enfermedad y del dolor. esto sería suficiente para disipar toda duda, todo temor, y para llenar nuestro corazón de santa y divina confianza.

Pero no contenta con eso va más allá: “¿NO ESTAS BAJO MI REGAZO Y CORRES POR MI CUENTA?” Por favor saboreémoslas en lo íntimo de nuestro corazón: ¡estamos en el regazo de la Virgen María y, me pregunto ¿quiénes están en el regazo de las madres? Sino los más pequeños, entonces “SOMOS HIJOS PEQUEÑITOS Y DELICADOS” Y aun más, “CORREMOS POR SU CUENTA” al hijo mayor no se le dice esto sino al pequeñito, al enfermo, al delicado corre totalmente por su cuenta; esta buena Madre del cielo nos da todo su amor, nos viste, nos acaricia etc. Es curioso si vivimos en el regazo de nuestra buena Madre del cielo, ¿por qué tantas amarguras, tantas vicisitudes en nuestra vida, tantas asechanzas de nuestros enemigos? No es bueno contestar con otra pregunta, pero: ¿Jesucristo no fue singularmente amado, infinitamente amado por el Padre Celestial? Y a pesar de ello, ¿no recordamos que tuvo vicisitudes, amarguras y dolores sin cuento? ¿cómo dice El Padre: “ESTE ES MI HIJO MUY AMADO EN QUIEN YO TENGO PUESTAS TODAS MIS COMPLACENCIAS” SI LO HA AZOTADO, SI LO HAN CORONADO DE ESPINAS, SI LO HAN ENCLAVADO EN LA CRUZ” ¡Es que los azotes, las espinas y la cruz eran verdaderas riquezas para Jesucristo Nuestro Señor! ¡Su gloria, su dicha, está cifrada en la Cruz! ¡Sin ella Jesucristo no hubiera sido glorioso! ¡No hubiera conquistado todos los corazones, todas las almas!.

Y Nuestra Buena Madre de Guadalupe ama a la manera divina; Ella también a los que ama les manda sacrificios y persecuciones. Esto en lugar de ser una objeción contra el amparo de la Virgen, es un nuevo argumento que nos hace comprender que nos ama, que nos protege, que nos da la cruz para hacernos semejantes a Jesucristo, que nos da el dolor para engrandecernos. Pero allí, en su regazo, todos lo dolores y todas las persecuciones se estrellan.


Por eso debemos confiar plenamente, amorosamente, en la Santísima Virgen de Guadalupe. ¡Ah! ¡que ninguna pena nos aflija, que ningún dolor nos inquiete, que ninguna persecución nos haga temblar! Aquí esta nuestra buena Madre de Guadalupe; Ella es vida y salud, vivimos bajo su amparo y corremos por su cuenta.


VIVA NUESTRA SEÑORA DE GUADALUPE!!!

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