CAPÍTULO
4
Encíclica
Humanum genus
del
Papa León XIII
sobre
la secta de los Masones
(20
de abril de 1884)
León
XIII señala toda la perversidad de la Masonería
(CONTINUACIÓN)
La doctrina social de la Iglesia: la encíclica Rerum novarum
Los Papas han
expresado su doctrina sobre este tema en varias encíclicas muy extensas, por
ejemplo en la encíclica Rerum Novarum de León XIII. Hay también varias
encíclicas sobre cuestiones sociales y los beneficios de las corporaciones. No
hay que dejar de consultarlas para hacer una comparación con la situación
actual y comprenderla.
Hay que reconocer que, desde ese
punto de vista, los suizos han conservado más el espíritu de las corporaciones,
y que en 1927 ó 1928 hubo un acuerdo entre patronos y obreros que declaraba
ilegal la huelga, razón por la cual, en Suiza no las hay. Al mismo tiempo se
crearon organizaciones y cuando surge alguna dificultad patronos, obreros y
representantes de los servicios económicos del país se reúnen para estudiar y
solucionar el desacuerdo, ver si se puede aumentar el sueldo y, al cabo de un
convenio, llegar a un arreglo. Pero el trabajo continúa, porque detenerlo es
poner en peli-gro a la empresa, y si la huelga se prolonga por tiempo
indeterminado, todos los competidores aprovechan para quitarle los clientes a
la empresa paralizada por la huelga. Es completamente absurdo, porque obrando
así los obreros matan al instrumento que los hace vivir. Desde este punto de
vista, Suiza es un modelo. Es el único país de Europa en que la huelga es
ilegal. Cuando contamos eso en nuestros países, nos dicen: “¡No puede ser!
¿Cómo? ¿Un país en que está prohibida la huelga? ¡No puede ser, eso ya no
existe!”. Sin embargo es uno de los países que tiene el nivel de vida más
alto... es normal.
El orden social
cristiano
En el último número de Itineraires
hubo
un artículo acerca de un libro publicado sobre Chile, que mostraba el progreso
que ha hecho ese país desde la expulsión del comunismo. Es el país que, desde
hace cinco años, ha hecho el mayor progreso económico del mundo entero. Lo
mismo en Portugal en tiempos de Salazar y en España cuando Franco estaba en el
poder. El nivel de vida progresó porque había orden, todo el mundo trabajaba, y
había un espíritu de justicia y leyes cristianas. Cuando en una sociedad vuelve
el espíritu cristiano y con él el espíritu de justicia, de ayuda mutua, de
entendimiento y de paz, todo vuelve a su cauce. La moneda vuelve a ser más
segura, y la gente vive en la paz y comprensión. Es algo tan claro que los que
son enemigos de la justicia social como la entiende la Iglesia, se enfurecen y
quieren destruir los países que dan un ejemplo tan contrario a sus propios
proyectos.
Otro ejemplo es que en Cuba, la
gente está también muy descontenta, pero no por las mismas razones, sino porque
les falta todo y no tienen suficiente para comer. Es un desorden, y a pesar de
todo, en nuestros países se presenta siempre al comunismo como si fuera el
partido de los trabajado-res y el partido del progreso que defiende a la gente
pobre. ¡Es increíble! Eso es fruto de una desinformación y de una ceguera
insensata. A ellos no les importa; lo que quieren ante todo es rechazar y
suprimir al Estado cristiano. La enseñanza de los Papas sobre este tema es
particularmente esclarecedora.
Finalmente, León XIII propone otro
remedio: la Sociedad fundada bajo el patrocinio de San Vicente de Paúl:
«En este punto no dejaremos de
mencionar la Sociedad llamada de San Vicente de Paúl, tan benemérita de las
clases pobres y tan insigne públicamente por su ejemplaridad. Bien conocidas
son su actuación y sus aspiraciones».
Esto es lo que
dice el Papa León XIII:
«Se emplea en
adelantarse espontáneamente al auxilio de los menesterosos y de los que sufren,
y esto con admirable sagacidad y modestia; pues, cuanto menos quiere mostrarse,
mejor es aún para ejercer la caridad cristiana, y más oportuna para consuelo de
las miserias».
Es cierto que
ahora hay todo un sistema de seguros y ayuda que, en cierta medida, ha reducido
las desgracias. Pero, ¡hay aún tantos desdichados!, sobre todo en las grandes
ciudades, donde hay real-mente muchos y desconocidos. Bajo ese aspecto, el
instituto de los Hermanos de San Vicente de Paúl ha hecho mucho bien. No
solamente proporciona ayuda material, sino también espiritual, gracias a sus
múltiples instituciones que aún existen al servicio de los pobres y para
agrupar a los desdichados. Nuestro Señor ha dicho: «Siempre tendréis a los
pobres con vosotros».
Alejar a la
juventud del espíritu envenenado de las sectas
El Papa evoca luego los peligros que
atacan a la juventud en la enseñanza que se le imparte.
«Para obtener
más fácilmente lo que intentamos, con el mayor encarecimiento encomendamos a
vuestro celo y a vuestros desvelos la juventud, esperanza de la sociedad. Poned
en su educación vuestro principal cuidado, y nunca, por más que hiciereis,
creáis haber hecho bastante en preservar a la adolescencia de aquellas escuelas
y maestros en los que pueda temerse el aliento pestilente de las sectas».
Como adivinamos, el Papa se refiere
a las escuelas laicas. Es una advertencia saludable que en la actualidad debe
seguir en todo su rigor, porque ahora los padres suelen decir: “Prefiero poner
a mi hijo o a mi hija en una escuela laica que en una escuela católica”. ¿Cómo
puede ser? Quizás no es una regla general, pero algunas veces es verdad. Es
cierto que en algunos casos las escuelas laicas no son anticatólicas ni tan
violentas contra la religión. Sin embargo, no hay que olvidar que el laicismo
general que hay en esas escuelas hace que los niños respiren, aun cuando son
buenos cristianos, una atmósfera en la que no se conoce la religión, y eso es
muy grave, porque la fuerza de estar en ese ambiente envenenado de ateísmo, los
niños corren un peligro grave. Hay un riesgo de que, a la larga, se vuelvan
casi indiferentes a la religión. Pueden tener la impresión de que la religión
no es necesaria. “¿De qué sirve? Se hacen estudios, se consiguen diplomas, se
consigue un oficio o una profesión… pero la religión no sirve para nada”. El ambiente de la escuela laica
acaba por penetrar en los espíritus y corazones. Por eso tenemos que volver a
fundar escuelas íntegramente católicas.
Plegaria por
los que luchan contra las sectas
Finalmente el Papa, tal como tiene
que hacerlo, se vuelve hacia la oración y con ella termina:
«Bien conocemos que todos nuestros comunes trabajos no
bastarán a arrancar estas perniciosas semillas del campo del Señor si desde el
cielo el dueño de la viña no favorece benigno nuestros es-fuerzos. Necesario
es, por lo tanto, implorar con vehemente anhelo e instancia su poderoso auxilio
(…) Tan fiero asalto pide igual defensa, es a saber, que todos los buenos se
unan en amplísima coalición de obras y oraciones».
El Papa nos anima a volvernos a la
oración, porque en ella está nuestro auténtico socorro.
«Les pedimos,
pues, por un lado que, estrechando las filas, firmes y a una, resistan contra
los ímpetus cada día más violentos de los sectarios; por otro, que levanten a
Dios las manos y le supliquen con grandes gemidos, para alcanzar que florezca
con nuevo vigor la religión cristiana; que goce la Iglesia de la necesaria
libertad; que vuelvan a la buena senda los descarriados; y que, al fin, abran
paso a la verdad los errores, y los vicios a la virtud. Como intercesora y
abogada tengamos a la Virgen María Madre de Dios (…) Acudamos también al
príncipe de los Angeles buenos, San Miguel, el vencedor de los enemigos
infernales; y a San Jo-sé, esposo de la Virgen santísima, así como a San Pedro
y San Pablo, Apóstoles grandes, sembradores e invictos defensores de la fe
cristiana, en cuyo patrocinio confiamos, así como en la perseverante oración
de todos, para que el Señor acuda oportuno y benigno en auxilio del género
humano que se encuentra lanzado a tantos peligros».
Por último, al
terminar esta encíclica tan importante y que de algún modo resume todo lo que
sus predecesores ya habían dicho sobre las sectas masónicas, el Papa da su bendición apostólica.
Fin del capitulo
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