utfidelesinveniatur

martes, 21 de junio de 2016

TRATADO DE LOS ANGELES - SANTO TOMAS DE AQUINO


DEL NUMERO DE LOS ÁNGELES (a.iii)


Determinada la existencia y la naturaleza de los ángeles o sea, conocido qué son, viene el preguntar cuántos son y averiguar además algunas propiedades de esos seres. Los tres artículos que siguen y completan esta cuestión 50 tienen como base lo expuesto en el artículo 2, con el cual se relacionan íntimamente, pues, supuesta la perfecta Inmaterialidad de los ángeles, siguense como lógicos corolarios su distinción específica (a. 4) y su incorruptibilidad intrínseca (a. 5). La misma cuestión del número de los ángeles (a. 3) surge espontáneamente como dificultad a lo expuesto de la inmaterialidad angélica, pues, no teniendo materia ni cantidad, parece que no ha de haber número en ellos. ¿Cuántos son los ángeles? No dando la Sagrada Escritura una respuesta precisa a esta Pregunta ni habiendo nada determinado en el magisterio de la Iglesia, aunque la tradición abunda en conjeturas no siempre sólidamente fundadas, queda la razón natural abandonada a sus solos medios, incapaz, por lo tanto, de determinar el número de los ángeles, y solamente puede llegar a persuadir la conveniencia de que sea grande ese número. Una cosa es indiscutible, y es que, según la fe, existe una 'gran multitud de esas substancias espirituales que forman el mundo angélico.

A) Enseñanza de la divina revelación

a) LA SAGRADA ESCRITURA.-Sin precisar dentro de qué límites se contenga el número de los ángeles existentes, la Sagrada Escritura habla frecuentemente de una gran multitud de tales seres. No son pocos los pasajes en que en general se llama a Dios Señor de los ejércitos celestiales y a los ángeles sus milicias (Jos. 5, 14; 3 Reg. 22, 19; 4 Reg ... 6, 17; lob 25, 3; Ps. 27, 18 y 148,2, etc.). Pero aun en particular abundan los textos en que, refiriéndose a los ángeles expresamente, se habla de ellos en plural y con términos que suponen una gran multitud. Así, Jacob vio una gran escala por la que subían y bajaban sin cesar los ángeles (Gen. 18, 12), y el mismo libro del Génesis nos refiere que Jacob prosiguió su camino y le salieron al encuentro ángeles de Dios. Al verlos dijo Jacob: "Este es el campamento de Dios" (Gen. 32, 2 Y 3). El Señor resplandeció en las montañas de Farán, vino con las miríadas de sus santos (ángeles) (Deut. 33,2). Daniel vio el trono del Señor, y dice que le servían millares de de millares y le asistían millones de millones (Dan. 7,10). San Lucas (2, 13 Y 15), refiriéndose al ángel que apareció a los pastores anunciándoles el nacimiento del Salvador, dice: Al instante se juntó con el ángel una multitud de ejército celestial, que alababa a Dios ... Así que los ángeles se fueron al cielo .... y sabemos también por San Mateo que Jesús dijo al discípulo que hirió con la espada al siervo del pontífice: ¿Crees que no puedo ruega a mi Padre, que me envíe luego doce legiones de Ángeles, (26, '53).

B) Exposición teológica de Santo Tomás

Parte el Santo de un supuesto que hay que tener presente, y es que tanto la unidad como el número y la multitud, quede la repetición de la unidad resultan pueden considerarse en cuanto que son predicamentales, y en ese caso suponen siempre cantidad y, por consiguiente, extensión y elemento material, que no se da en los ángeles; y en cuanto que son trascendentales. Solamente en este último sentido puede hablarse de número y multitud en los ángeles, pues la multitud trascendental no hace más que afirmar pluralidad de unidades que en sí tienen razón de entidad positiva y negar al mismo tiempo la división de cada una de ellas. Es la repetición del uno trascendental, es decir, que se identifica con el ser (cf, De potentia, q, 9, a. 7; 1: p., q. 11, a, 1 y 2). De confundir estas nociones nació el error que afirmaba que los ángeles no están contenidos dentro de número alguno, por trascender todo número, dada su inmaterialidad (II Sent disto 2, q. 1, a. 3).

En este articulo 3, que tiene dos partes, se exponen primero las sentencias de Platón, Aristóteles y Maimónides, que "se rechazan, porque ni los ángeles son las especies de las cosas materiales, ni existen por y para las cosas sensibles" ni la posición de Maimónides está conforme con lo que las sagradas letras nos enseñan. La única razón, y nótese en esto la prudencia con que Santo Tomás procede, que puede asignarse para poner pluralidad de substancias angélicas, es la sabiduría divina, que establece los diversos órdenes de substancias inmateriales (ad 3) Y la que busca el orden y perfección del universo, en el que es razonable que las criaturas más perfectas, que superan a las otras en dignidad y finalidad, como son los ángeles, excedan en número de un modo casi incomparable a las substancias materiales, ya que de una forma más directa y principal contribuyen a ese orden universal.


Querer fuera de esto precisar un número más o menos grande, pero determinado de ángeles, excede las fuerzas de la humana razón, que habrá de debatirse en vanas conjeturas. Terminamos este comentario con las palabras de Santo Tomas: En cuanto a determinar el número de las substancias separadas, los distintos autores han seguido diversos caminos [l1J. Platón admitió que las substancias separadas son las especies de las cosas sensibles, que es como admitir que la naturaleza humana existe en estado de separación, y en esta hipótesis era forzoso suponer que el número de las substancias separadas corresponde al de las especies sensibles. - Pero Aristóteles reprueba este parecer, fundado en que la materia es de esencia de los seres sensibles; de donde dedujo que las substancias separadas no pueden ser las especies ejemplares de los seres sensibles de este mundo, sino que han de poseer naturalezas superiores a las de las cosas sensibles.  Sin embargo, el propio Aristóteles admitió que aquellas naturalezas perfectas tienen con nuestras cosas sensibles la relación de motores y de fines, y por esto calculó el número de las substancias inmateriales en conformidad con el de los primeros movimientos.  Pero como esto parecía estar en desacuerdo con los documentos de la Sagrada Escritura, Rabí Moisés, que era judío, deseoso, de hallar un acuerdo, dijo que los ángeles, en cuanto llamadas, substancias espirituales, se multiplican según el número de los movimientos de los cuerpos celestes, que es lo que había dicho Aristóteles; pero añadiendo que en la Sagrada Escritura se llama asimismo ángeles a los hombres mensajeros de las cosas divinas y también a las virtudes de las cosas naturales que manifiestan la omnipotencia de Dios.  Sin embargo, es ajeno al lenguaje de la Sagrada Escritura el llamar ángeles a las virtudes de los seres irracionales, Por consiguiente, se debe decir que los ángeles, en cuanto substancias inmateriales, forman una multitud inmensa, superior a la muchedumbre de los seres materiales, que es lo que dice Dionisio: Muchos son los ejércitos bienaventurados de mentes celestes, y tantos que exceden a la medida pobre y mezquina de nuestros números materiales. La razón de esto es porque, como lo que principalmente intenta Dios al crear las cosas es la perfección del universo, cuanto más, perfectas sean las cosas, con mayor prodigalidad son creadas por Dios. Pero así como, tratándose de los cuerpos, la grandeza se aprecia por la magnitud, cuando se trata de los seres incorpóreos puede apreciarse por la multitud. En efecto, vemos que los, cuerpos incorruptibles, que son los más perfectos, tienen una magnitud que excede sin comparación a la de los corruptibles, puesto que toda la esfera de los elementos activos y pasivos es muy poca cosa en comparación con los cuerpos celestes [12J, Por tanto, es razonable pensar que las substancias inmateriales excedan por su número a las materiales casi sin comparación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario